Bienvenidos al (precario y milagroso) Servicio Nacional de Salud
¡®Esto te va a doler¡¯ lleva a la ficci¨®n televisiva las memorias de Adam Kay, un crudo relato de c¨®mo los recortes est¨¢n hundiendo la sanidad p¨²blica. Una peque?a obra maestra, necesaria como pocas
El protagonista de esta historia es m¨¦dico. Se dedica a traer beb¨¦s al mundo. Y a veces no tiene qu¨¦ ponerse porque no hay ropa en la m¨¢quina que dispensa ropa limpia en el hospital. As¨ª que echa un vistazo al cubo de la ropa sucia y trata de encontrar algo y lo que encuentra le queda peque?o pero no importa, se lo pone de todas formas, porque tiene que trabajar. No sabe cu¨¢nto tiempo lleva trabajando sin descanso. La ¨²ltima vez que trat¨® de llegar a casa, se qued¨® dormido en el coche, y cuando despert¨® ya ten¨ªa que volver al trabajo. Su chico cree que tiene una aventura. ?l le dice que no tiene tiempo ni ganas de aventuras. Adam, que as¨ª se llama el protagonista de esta historia (magistralmente interpretado por Ben Whishaw), es a la vez un h¨¦roe y un superviviente. Y Esto te va a doler (Movistar Plus+), la serie que protagoniza, ambientada en un hospital brit¨¢nico en 2006, un angustioso y demoledor retrato de lo carn¨ªvoro de una profesi¨®n a la que la precariedad est¨¢ devorando por momentos.
¡°Echo much¨ªsimo de menos ser m¨¦dico. Echo de menos ayudar a la gente. Aunque llegase tarde a casa cada d¨ªa, a¨²n manchado de sangre, y con la ventanilla del coche bajada para que el aire impidiese que me quedase dormido. No hay nada como salvarle la vida a alguien¡±. El que habla es el propio Adam Kay, porque todo lo que se cuenta en Esto te va a doler es real. Ocurri¨®, de una forma u otra. Kay pas¨® seis a?os en el ala de ginecolog¨ªa y obstetricia de un hospital p¨²blico londinense y tom¨® nota de todo. Llevaba un diario, a ratos francamente absurdo, a ratos, tr¨¢gicamente insoportable, que public¨® en 2017, y se convirti¨® en un best seller. La serie adapta unas memorias tan peculiares y reinventa, al hacerlo, el g¨¦nero de hospitales, evidenciando de qu¨¦ forma aleja del mundo una profesi¨®n que nada tiene que ver con el resto. Que trata, en realidad, con lo ¨²nico que importa.
El a?o 2007, Lisa Nowak, una astronauta que un a?o antes hab¨ªa pasado un rato a solas en el espacio, contemplando la Tierra, plane¨® un asesinato y a punto estuvo de cometerlo. Antes hab¨ªa destruido su vida ¡ªsu familia, su trabajo¡ª porque, despu¨¦s de aquella visi¨®n, hab¨ªa perdido la cabeza. Nada le hab¨ªa parecido suficiente. Existe una pel¨ªcula, que dirigi¨® el portentoso Noah Hawley (Fargo) y protagoniz¨® Natalie Portman, titulada Lucy in the Sky, en la que se cuenta su historia. Y hay algo de ese estar lejos del mundo estando en el centro del mismo que Nowak y Adam Kay comparten. El mundo a su alrededor parece el de siempre, y tal vez lo sea para el resto, pero no para ellos. Kay recibe whatsapps de su novio, de su mejor amigo ¡ªque le quiere en su despedida de soltero¡ª, y de su madre, pero ¨¦l est¨¢ destruido y lejos.
Como en un asomarse a la vida real de un superh¨¦roe al que nadie considera como tal ¡ªni las pacientes, ni las compa?eras, ni, por supuesto, el jefe, que organiza turnos infernales, en semanas de 97 horas¡ª, se toma conciencia de c¨®mo la precariedad, esto es, la falta de inversi¨®n que lleva a?os minando la sanidad p¨²blica, mata, asfixia, minuto a minuto, a los profesionales, que hacen milagros ¡ªla escena con la que se abre la serie, un brazo de beb¨¦ asomando, la madre de parto saltando de un montacargas en marcha¡ª sin que cuenten como milagros. He aqu¨ª el principal acierto de tan brillante y descomunal dramedia de factura pretendidamente sucia y, se dir¨ªa, somnolienta, pues algo del tenue fluorescente de los boxes de urgencias empapa el visionado, que dispara, desde el pasado ¡ªel a?o es 2006¡ª contra el presente, y exige respeto.
Sabiamente, la serie noruega 22 de julio (Filmin), diseccion¨® el atentado de Utoya sin una sola concesi¨®n al culpable de la masacre. Los protagonistas eran los h¨¦roes de la historia: los profesionales sanitarios que, en mitad de una protesta precisamente por la falta de recursos, hicieron frente a la avalancha de adolescentes heridos limit¨¢ndose a hacer aquello que los pol¨ªticos consideraban, hasta ese momento, prescindible. Lo que ocurre con Esto te va a doler ¡ªque a la vez dispara contra todo, desde el racismo hasta el patriarcado naftal¨ªnico¡ª es algo parecido, y esencial: el maltrato al que se somete a aquel que puede salvarte la vida, y quiere hacerlo, porque para eso est¨¢ ah¨ª y le ha costado lo suyo llegar, no es admisible. Lo doloroso en Esto te va a doler es precisamente ese maltrato, y la vida sumergida en todas esas otras vidas que acompa?an a aquellos que tienen semanas de 97 horas y ni una muda limpia que ponerse en quir¨®fano. Una peque?a obra maestra, necesaria como pocas.
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