¡®Those About to Die¡¯: Los que van a ver este desprop¨®sito te saludan
La serie, que re¨²ne todos los t¨®picos del cine malo de romanos, no se salva ni por la presencia de Anthony Hopkins
Those About to Die (Los que van a morir) re¨²ne todos los t¨®picos del cine de romanos: un emperador bueno, Vespasiano, con dos hijos, uno psic¨®pata asesino, Domiciano, y otro respetuoso de la ley y el orden, aunque un soldado implacable, Tito; gladiadores y fieras en la arena; carreras de cuadrigas; patricios malvados dedicados al sexo y a la corrupci¨®n; esclavos buenos, que sobreviven como pueden en la Roma salvaje, peligrosa y fascinante del siglo I de nuestra era, una ciudad que alcanz¨® el mill¨®n de habitantes y en la que viv¨ªan personas de todo el mundo. Tiene un presupuesto considerable, una reconstrucci¨®n para la que no se han escatimado medios, ni digitales, ni reales. Cuenta hasta con Anthony Hopkins con un breve, pero importante papel en los primeros cap¨ªtulos: interpreta al propio Vespasiano, el fundador de la dinast¨ªa Flavia.
Pero, desgraciadamente, nada de esto funciona. La serie que Amazon Prime Video estrena el 9 de agosto es un desprop¨®sito. El problema no es la ambientaci¨®n, ni su fidelidad a la historia. El problema es que el guion es muy malo, los personajes son m¨¢s de cart¨®n piedra que cualquier pel¨ªcula de Maciste. Incluso, aunque se le d¨¦ una oportunidad y se piense que no puede ser tan mala, resulta inevitable se?alar con el pulgar hacia abajo al cabo de los primeros cap¨ªtulos. Y la cosa empeora.
Este verano se ha estrenado el tr¨¢iler de Gladiator 2 y la experta espa?ola en el circo romano Mar¨ªa Engracia Mu?oz Santos escribi¨® un art¨ªculo en este diario en el que defend¨ªa que los errores hist¨®ricos no invalidan una buena pel¨ªcula, que lo ¨²nico importante en un filme es que sea capaz de transmitir emociones. ¡°En esta cruzada que se arrogan unos cuantos en la defensa de la verdad hist¨®rica y el rigor, olvidan que el cine no tiene que ense?ar Historia. Seamos realistas: para aprender Historia se leen libros, no se va al cine¡±, escribi¨® Mu?oz Santos, autora de Animales in Harena. Los animales ex¨®ticos en los espect¨¢culos romanos (Confluencias). ¡°Estoy segura de que la segunda parte de aquel Gladiator que tanto nos hizo disfrutar en el a?o 2000 no nos dejar¨¢ indiferentes 24 a?os despu¨¦s¡±, prosigue esta investigadora. ¡°Espero con ansia que Gladiator 2 nos haga otra vez vibrar frente a la pantalla con la calidad de sus escenarios, de su guion, efectos especiales, vestuario, banda sonora y tant¨ªsimos otros elementos de los que se nutre una pel¨ªcula que promete ser una obra de arte¡±.
La serie Roma o incluso Domina, que no est¨¢ nada mal; cl¨¢sicos como Quo Vadis, Espartaco, Gladiator, Ben Hur; productos m¨¢s modestos como Centuri¨®n o La ¨²ltima legi¨®n ¡ªambas ambientadas en el fin del mundo, esto es, el Muro de Adriano, donde acababa el Imperio¡ª; parodias como Golfus de Roma o esa obra maestra llamada La vida de Brian; cl¨¢sicos inspirados por Shakespeare como Cleopatra o Julio C¨¦sar¡ Seguramente tengan decenas de errores hist¨®ricos, pero no importa, son cre¨ªbles de principio a fin porque la verosimilitud est¨¢ en la capacidad para transmitir emociones y porque sus personajes son veros¨ªmiles. Justo antes de Cristo, la estupenda serie de romanos de Juan Maidag¨¢n y Pep¨®n Montero, es mucho m¨¢s cre¨ªble ¡ªy entretenida¡ª que cualquier cap¨ªtulo de Those About to Die.
Aqu¨ª, ni siquiera los personajes reales ¡ªVespasiano interpretado adem¨¢s por Anthony Hopkins, Tito y Domiciano¡ª se sostienen. Y es una pena porque el momento en el que el director de superproducciones Roland Emmerich y el guionista Robert Rodat ¡ªresponsable del libreto de Salvar al soldado Ryan¡ª ambientan su historia es crucial en la historia de Roma. La primera dinast¨ªa imperial, los Julio-Claudios, ha sido borrada del mapa y, tras un a?o de Guerra Civil, la nueva dinast¨ªa, los Flavios, comienza su reinado, que durar¨ªa entre el 69 y el 96.
No es una casualidad que el ¨²ltimo emperador Julio-Claudio, Ner¨®n, y el ¨²ltimo emperador Flavio, Domiciano, hayan pasado a la historia como tiranos crueles, sedientos de sangre y sexo. Cuando una nueva dinast¨ªa llegaba al poder, el camino m¨¢s c¨®modo para justificar su advenimiento era describir a los reyes derrocados como degenerados. En cualquier caso, el personaje de Domiciano parece m¨¢s inspirado por el Joffrey de Juegos de tronos que por Cal¨ªgula o Ner¨®n.
Los efectos especiales, eso s¨ª, no decepcionan ¡ªaunque las fieras de dibujos animados parecen sacadas m¨¢s de ?Qui¨¦n enga?¨® a Roger Rabbit? que de Parque Jur¨¢sico¡ª y la reconstrucci¨®n de la Roma imperial, con sus monumentos y sus mansiones, pero tambi¨¦n con sus callejones, sus tabernas mugrientas y sus letrinas, est¨¢ muy bien hecha. Contemplamos como espectadores la construcci¨®n del Coliseo, el principal legado urban¨ªstico de los Flavios. De hecho, su nombre hist¨®rico es Anfiteatro Flavio, el Coliseo, derivaci¨®n de coloso, proviene de una estatua enorme de Ner¨®n junto a la que se construy¨®, pero que desapareci¨® despu¨¦s de la ca¨ªda de Roma. Como explica Mary Beard en Emperador de Roma (Cr¨ªtica), ¡°Vespasiano y su hijo Tito causaron un revuelo a¨²n mayor cuando invirtieron el bot¨ªn de la guerra contra los jud¨ªos en la construcci¨®n del Coliseo y lo ubicaron estrat¨¦gicamente, como lugar de diversi¨®n para el pueblo, en los antiguos parques semiprivados de la Casa Dorada de Ner¨®n¡±.
Durante el reinado de Tito se produjo tambi¨¦n el que seguramente es el acontecimiento m¨¢s recordado de la antigua Roma: la erupci¨®n del Vesubio que destruy¨® las ciudades de Pompeya y Herculano y que, en la versi¨®n de Those About to Die, llega hasta Roma. La ambientaci¨®n de la serie le debe mucho a los restos que han ido surgiendo en la ciudad engullida. El a?o pasado, un hilo en Tik Tok sobre Roma desat¨® una conversaci¨®n mundial. Una mujer se preguntaba en la red social: ¡°Chicas, no sois conscientes de la frecuencia con que los hombres piensan en el Imperio Romano. Preguntad a vuestro marido/novio/padre/hermano, ?os sorprender¨¦is!¡±. La serie de Emmerich y Rodat puede ser un buen ant¨ªdoto contra esta obsesi¨®n.
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