Leticia Dolera en el rodaje de ¡®Pubertat¡¯: ¡°?Qu¨¦ hace una feminista que exige creer a las v¨ªctimas cuando su hijo es acusado de agresi¨®n sexual?¡±
La cineasta, guionista y actriz finaliza la grabaci¨®n de una serie coral para Max y 3Cat que se estrenar¨¢ en 2025 y explora el impacto de una denuncia de abusos grupales entre menores
Algo se qued¨® dando vueltas en la cabeza de Leticia Dolera tras una conversaci¨®n con otra feminista. ¡°Not¨¦ que se pon¨ªa muy a la defensiva cuando me dijo que en el colegio de su hijo, cada a?o, seg¨²n se acercaba el 8M, los ni?os se sent¨ªan marginados. Sent¨ªa que el feminismo no estaba funcionando desde la perspectiva infantil de un ni?o¡±. Esa charla se sum¨® a un runr¨²n que arrastraba desde que grababa la primera temporada de Vida perfecta. Las noticias sobre abusos sexuales entre menores empezaron a protagonizar los titulares y, con ellos, aument¨® su preocupaci¨®n e inter¨¦s por este tema. ¡°Pensaba mucho en la responsabilidad que estos menores podr¨ªan tener y si ser¨ªa responsabilidad o no de los adultos a su cargo. Me pregunt¨¦ qu¨¦ est¨¢bamos haciendo tan mal como sociedad para que estuviera pasando cada vez en edades m¨¢s tempranas y c¨®mo eso pod¨ªa afectar a las familias implicadas¡±, cuenta un martes soleado de inicios de octubre sentada en la cocina de una sofisticada casa con ascensor, piscina, jard¨ªn kilom¨¦trico y hasta pista de p¨¢del junto a la casita de invitados en la zona monta?osa de Sant Andreu de Llavaneres, en pleno Maresme barcelon¨¦s.
Estamos en un descanso del rodaje de Pubertat, la serie para Max en coproducci¨®n con 3Cat que se estrenar¨¢ a mediados de 2025. Seis cap¨ªtulos que Dolera ha ideado, escrito, dirigido y en la que participa como actriz junto a Xavi S¨¢ez, Betsy T¨²rnez, Biel Dur¨¢n, Llu¨ªs Marco o Vicky Pe?a y un reparto con adolescentes de entre 13 y 14 a?os entre los que se incluye Carla Qu¨ªlez (La maternal). Hoy se rueda una secuencia del inicio de la serie, ambientada en un verano en la casa familiar del pueblo costero al que regresa desde Barcelona su personaje, una soci¨®loga y activista feminista, madre de un chaval que transita ese umbral p¨²ber en el que ni se es adolescente ni se es ni?o. El chico acabar¨¢ siendo acusado, junto a dos de sus amigos, de una agresi¨®n sexual en grupo a una compa?era de la colla castellera del pueblo de la que todos forman parte y de la que el abuelo materno es presidente. Esa denuncia lo explotar¨¢ todo: ?De qui¨¦n es la culpa: de los ni?os o de sus padres? ?C¨®mo acaba un cr¨ªo de 13 a?os convertido en agresor sexual?
Salir de la trinchera
Respondiendo a su ¡°necesidad de explorar el terreno de los grises y no colocarse en una trinchera¡±, la creadora catalana ha escrito la serie con Almudena Monz¨² como coguionista decidida a ponerse delante espejos poco complacientes, alejados del tono c¨®mico que la hab¨ªa acompa?ado hasta ahora en sus creaciones.
Tras explorar las trampas de la heteronormatividad bajo los c¨®digos de la comedia rom¨¢ntica en Requisitos para ser una persona normal (2015) y acercarse a la maternidad en la crisis de la treintena con la serie Vida perfecta, la autora del libro Morder la manzana abandona ahora el universo psicol¨®gico exclusivamente femenino para ampliar el foco social. En Pubertat, ella es un personaje m¨¢s en una serie coral. Aqu¨ª se aborda qu¨¦ pasa con el tab¨² sexual en la familia, qu¨¦ implica el consentimiento, d¨®nde empieza la exploraci¨®n sexual en la adolescencia y d¨®nde el abuso o qu¨¦ ocurre cuando un menor puede ser imputado penalmente por tener 14 a?os mientras su amigo, de 13 a?os, no lo ser¨¢.
¡°?Qu¨¦ hace una madre feminista que exige creer a las v¨ªctimas cuando su hijo es acusado de agresi¨®n sexual? Esto no es como cuando decimos que las mujeres ya se han deconstruido y ahora les toca hacer ese trabajo a los hombres. Con los menores todo es distinto. Tenemos una responsabilidad social toda la comunidad adulta sobre qu¨¦ estamos haciendo, tolerando y qu¨¦ sociedad estamos construyendo¡±, reflexiona. Los datos, como aquellos titulares que tanto le impactaron, no son esperanzadores. Seg¨²n Silenciadas, un informe de Save the children presentado a mediados de 2024, las agresiones sexuales grupales se han disparado m¨¢s de un 64% en Espa?a. Los agresores son en su mayor¨ªa adolescentes o j¨®venes adultos. La v¨ªctima ronda, de media, los 15 a?os.
La met¨¢fora del castell
Con un casting de hasta 70 actores, cada episodio de Pubertat, de una hora de duraci¨®n, estar¨¢ narrado desde el punto de vista de un personaje o un grupo de personajes. Desde los padres, a la pandilla de amigos acusados de la agresi¨®n, pasando por la agredida sexual. La creadora sab¨ªa que para unirlos a todos necesitaba vehicular sus tramas en un elemento de la cultura popular, all¨ª donde colisiona la herencia y el peso de la tradici¨®n frente a la modernidad. Aunque jam¨¢s fue castellera y valor¨® otras pr¨¢cticas populares en Espa?a (¡°rodar la serie en catal¨¢n, como lengua minoritaria, implicaba recibir menos ayudas¡±, aclara), Dolera entendi¨® que necesitaba narrarlo a trav¨¦s de los castells, ¡°una comunidad que, pese a ser tradicional, tiene un compromiso ¨¦tico con el progreso y es muy autocr¨ªtica, desde hace a?os ha integrado comisiones feministas en su organigrama¡±, defiende.
La met¨¢fora del castell es clave en la trama: ¡°Esa torre humana es como una peque?a comunidad. Tienes que confiar en quien tienes arriba y en quien tienes abajo; si no lo haces, el castell se desmorona. La confianza tambi¨¦n es clave en el terreno de las agresiones sexuales, juega un papel important¨ªsimo, porque la mayor parte de los abusos se dan en entornos de personas conocidas¡±, apunta.
La colla de Pubertat no existe en la vida real, pero adopta el tono malva de los Minyons de Terrassa, entidad que alquil¨® sus espacios y particip¨® en el rodaje, donde se han grabado hasta tres diadas castelleras. ¡°Esta no es una serie sobre collas¡±, aclara la creadora, ¡°esto va sobre el legado psicol¨®gico, social, cultural y pol¨ªtico que estamos dejando y qu¨¦ van a hacer las nuevas generaciones con todo esto¡±.
Evitar el morbo
Dolera no ha querido grabar ni mostrar la agresi¨®n grupal que se denuncia a trav¨¦s de redes sociales en la serie. ¡°Se han rodado flashes o determinados planos, pero nada expl¨ªcito¡±. Lo interesante, cuenta, est¨¢ en la mirada de los implicados. ¡°Quer¨ªa ponerme hasta en la contradicci¨®n de acabar queriendo a los agresores. Pero, ?c¨®mo puedes querer a un agresor? Luego, en contraposici¨®n, quer¨ªa a?adir el punto de vista de la ni?a y c¨®mo ha vivido todo esto. Es lo bueno de la ficci¨®n, te pone en la piel del otro no para justificarlo, sino para comprenderlo¡±.
Los adolescentes que han participado en el rodaje, que acab¨® a mediados de octubre, no hab¨ªan actuado antes a excepci¨®n de Carla Qu¨ªlez. Todos recibieron varias charlas sobre consentimiento y han sido asesorados en todo momento por una coach infantil, adem¨¢s de contar con dos coordinadoras de intimidad, las actrices Mariona Ribas y F¨¢tima Baeza. Tal y como aclara la productora de la serie, Fiona Vidal-Quadras, el acompa?amiento psicol¨®gico de los actores m¨¢s j¨®venes continuar¨¢ tras el estreno de la serie. ¡°Vamos a hacer un seguimiento con ellos, para no dejarlos solos. Antes de rodar ya explicamos bien a las familias de qu¨¦ va la serie y qu¨¦ tratar¨ªa, que entendieran la complejidad de la tem¨¢tica a explorar. Las familias han tenido el poder de decisi¨®n en todo momento. Solo una decidi¨® que su hijo no participase pese a haber sido escogido, porque ten¨ªa 12 a?os y creyeron que era demasiado peque?o para interpretar ese papel¡±, explica.
Tras reunirse con abogadas, juezas, expertos en mediaci¨®n, Mossos d¡¯Esquadra o el departamento de agresiones sexuales del Hospital Infantil Sant Joan de D¨¦u para documentarse para esta serie, Dolera no tiene una soluci¨®n a esta problem¨¢tica, pero s¨ª sabe qu¨¦ dir¨ªa ahora a esa madre que tan marcada la dej¨®. ¡°Entiendo sus miedos, pero le dir¨ªa que deber¨ªamos trabajar sobre esa inseguridad respecto a lo que es ser un hombre, en c¨®mo hacer que ese sentimiento no lleve a su hijo al otro lado, al de consumir el odio de g¨¦nero tan simplista y da?ino de redes. Le dir¨ªa que, entre todos, debemos frenar esa misoginia construida desde el miedo¡±.
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