El lenguaje no verbal de Kamala Harris y Donald Trump
Tenemos ah¨ª la visi¨®n alegre, la de las carcajadas de la candidata dem¨®crata, y la sombr¨ªa del ce?o fruncido y el pu?o cerrado del republicano
Hoy se pronuncian en el mundo trillones de palabras a trav¨¦s de las redes, pero nos olvidamos del llamado ¡°lenguaje no verbal¡±, el de los gestos con su gram¨¢tica particular. Es el caso de los candidatos a la Presidencia en Estados Unidos, el pa¨ªs m¨¢s poderoso del planeta, Kamala Harris y Donald Trump. En ambos candidatos destacan m¨¢s sus gestos que sus palabras. Tenemos ah¨ª la visi¨®n alegre, la de las carcajadas de Kamala, y la sombr¨ªa del ce?o fruncido y el pu?o cerrado de Trump.
Es la pol¨ªtica de la felicidad contra la del miedo, la de la esperanza contra el desaliento, entre la mirada hacia el futuro o la del pasado. Vivimos en un momento de desesperanza democr¨¢tica, donde abundan los lobos de la tiran¨ªa y la corrupci¨®n. La democracia, como ha escrito Gustavo Krause, se nutre de su propia debilidad, del choque pac¨ªfico de las ideas, de la divergencia y el pluralismo. El despotismo, al rev¨¦s, es est¨¢tico, r¨ªgido, no admite presi¨®n, quiebra la cohesi¨®n social y produce v¨ªctimas. Miren a Venezuela y las sombras que hoy la est¨¢n asfixiando
En el juego de las palabras y del lenguaje se esconde a veces, casi m¨¢gicamente, el presente y el futuro del mundo. Existe el lenguaje de los diccionarios y el simb¨®lico, el no verbal. En el caso del duelo pol¨ªtico que los Estados Unidos est¨¢n para enfrentar, y de cuyo resultado podr¨ªa hasta depender la paz o una nueva guerra mundial, no es una broma el del candidato del pu?o cerrado de Trump, el de las amenazas de las guerras, y el de la risa alegre, y hasta a veces sonora, de la candidata Kamala, que ser¨ªa la primera mujer y negra del gran imperio. Son el enfrentamiento entre la paz y la guerra.
El lenguaje, el escrito y el no verbal, es lo que caracteriza al homo Sapiens, es la esencia visible del pensamiento. Como lo son los colores y los gestos. Ello me recuerda mi infancia, cuando yo empezaba a aprender las letras y a interpretar los colores de mano de mi padre que era maestro de un pueblo rural en los tiempos en que Espa?a pasaba hambre y estaba ensangrentada por la guerra civil.
A falta de libros, mi padre nos ense?aba fuera de la clase. Nos llevaba a una huerta para explicarnos la riqueza de los colores: el verde de las lechugas, el amarillo de los melocotones y los higos maduros, el rojo violeta de las uvas. E iba m¨¢s all¨¢: nos dec¨ªa que las cinco vocales del abecedario pod¨ªan ser alegres o tristes. Era un juego, pero as¨ª aprend¨ªamos a interpretar el lenguaje que trascend¨ªa las palabras. Nos dec¨ªa que de las cinco vocales la a era la primera y la m¨¢s alegre y la u la ¨²ltima y la m¨¢s triste y sombr¨ªa. Y jug¨¢bamos a analizar nuestros nombres.
Aquel juego de mi padre, de qui¨¦n aprend¨ª el amor por las palabras, las de prosa y de poes¨ªa, me lo ha hecho recordar el duelo pol¨ªtico de hoy entre Kamala y Trump, en la diferencia entre una carcajada que evoca alegr¨ªa y paz y el refunfu?o de un pu?o cerrado. Kamala con su risa y su apuesta por la paz es una palabra que evoca libertad y alegr¨ªa ; Trump con sus gestos puntiagudos y violentos est¨¢ convocando la pelea y la guerra.
Para seguir el juego, las a de Kamala evocan la luz, el alba, el amor, la amistad, la armon¨ªa, la alegr¨ªa, el amanecer y las u de Trump es de acento agudo como humillar, hurac¨¢n, humo. Es la ¨²ltima y m¨¢s oscura de las vocales.
Vivimos un mundo nuevo hasta del lenguaje que nos fascina y asusta al mismo tiempo. Y es el lenguaje el que nos define. Puede salvar o matar. El lenguaje y los gestos. De ah¨ª el que el duelo pol¨ªtico que se vislumbra en las presidenciales de Estados Unidos que afectar¨¢, sin duda a todo el planeta, se nos presenta cargado de simbolismos e inc¨®gnitas.
De lo que ya caben pocas dudas es que si las elecciones americanas las ganase el ce?o fruncido de Trump el mundo se ensombrecer¨¢. Mejor la luminosa carcajada femenina de Kamala, la de las a, la de las puertas abiertas a la libertad y a la democracia, que el plomo del pu?o cerrado de Trump, en el que hasta su nombre evoca m¨¢s bien la noche que el d¨ªa. Evoca esa u que mi padre dec¨ªa que era dura y triste, la ¨²ltima de las vocales. Evoca el fuego, el furor, el fusil y el humo de los hornos de exterminio.
Ah, paz se escribe con a. S¨ª, con a abierta a la esperanza.
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