El largo costo de la masiva deportaci¨®n de Trump: podr¨ªa reducir entre un 2,6% y un 6% el PIB de Estados Unidos
El ejemplo de Arizona, donde la salida del 40% de los inmigrantes supuso una reducci¨®n anual del 2% del PIB, arroja pistas de lo que puede pasar a nivel nacional
La deportaci¨®n masiva de inmigrantes indocumentados ¡ª¡°la mayor de la historia de Estados Unidos¡±¡ª se ha convertido en la punta de lanza de la campa?a de Donald Trump para ganar las elecciones del 5 de noviembre. Con un discurso que los demoniza, el republicano promete que expulsar¨¢ a todas las personas que carecen de un permiso legal de residencia si regresa a la Casa Blanca. La deportaci¨®n de al menos 11 millones de personas que trabajan, estudian, consumen, pagan impuestos y forman parte de su comunidad no dejar¨ªa el pa¨ªs indemne.
A la alarma social que implicar¨ªa la persecuci¨®n de millones de personas, se suman las consecuencias que supondr¨ªa eliminar de la econom¨ªa a todos esos consumidores y trabajadores. Los economistas estiman que la deportaci¨®n causar¨ªa una ca¨ªda del Producto Interno Bruto (PIB) de entre un 2,6% y un 6%. A los niveles de 2023, eso supondr¨ªa una p¨¦rdida de entre 711.000 millones y 1,6 billones de d¨®lares al a?o.
¡°Los estudios econ¨®micos han documentado que la deportaci¨®n masiva de inmigrantes no autorizados provocar¨ªa una contracci¨®n de la econom¨ªa. Los trabajadores estadounidenses perder¨ªan sus empleos y sus salarios bajar¨ªan. La idea de que la deportaci¨®n masiva ayudar¨ªa a los ciudadanos estadounidenses es una ilusi¨®n. Las investigaciones han documentado que no ha funcionado en el pasado y no funcionar¨¢ en el futuro¡±, afirma Robert Lynch, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Washington y autor de El Impacto Econ¨®mico de la Deportaci¨®n Masiva en Ciudadanos e Inmigrantes Autorizados.
Lynch se remite a los efectos que otras deportaciones masivas han causado en el pa¨ªs, ocurridas en 1930 y en 1960. Y m¨¢s reciente, se refiere al caso de Arizona, que no experiment¨® una deportaci¨®n como tal, pero donde la implementaci¨®n de leyes muy estrictas antiinmigraci¨®n caus¨® una salida masiva de inmigrantes indocumentados a partir de 2007. Seg¨²n datos de Pew Research, entre 2007 y 2016 un 40% de los inmigrantes sin papeles dejaron ese Estado para regresar a M¨¦xico o mudarse a otro Estado con leyes menos restrictivas.
Un estudio de Moody¡¯s Analytics para The Wall Street Journal, revel¨® que la salida de los inmigrantes redujo el PIB de Arizona un promedio del 2% anual entre 2008 y 2015. Adem¨¢s, el empleo total en el Estado entre 2008 y 2015 fue un 2,5% menor de lo que habr¨ªa sido de no producirse la expulsi¨®n. Uno de los argumentos favoritos de quienes apoyan la deportaci¨®n es que quitan puestos de trabajo a los ciudadanos. Sin embargo, el estudio de Moody¡¯s muestra que los nativos estadounidenses y los inmigrantes hispanos legales ocuparon menos del 10% de los empleos que antes realizaban indocumentados.
¡°Los pol¨ªticos y defensores de las deportaciones afirmaron que la pol¨ªtica crear¨ªa empleos para los trabajadores estadounidenses, aumentar¨ªa sus salarios y har¨ªa crecer la econom¨ªa, pero eso no sucedi¨®¡±, afirma Lynch.
En 2007 resid¨ªan en el Estado casi medio mill¨®n de inmigrantes indocumentados, que se redujeron a unos 275.000 en menos de una d¨¦cada. Entre 1990 y 2005 la poblaci¨®n de inmigrantes irregulares de Arizona casi se hab¨ªa multiplicado por cinco, pero a partir de 2004, el Estado aprob¨® una serie de medidas para frenar la inmigraci¨®n ilegal, tales como prohibir que recibieran beneficios gubernamentales, incluida la atenci¨®n hospitalaria que no sea de emergencia, que obtuvieran licencias de conducir y que pudieran acceder a las tasas de matr¨ªcula estatales.
En 2010 Arizona adopt¨® la pol¨¦mica ley SB1070 ¡°Muestra tus papeles¡±, por la que autorizaba a la polic¨ªa local a exigir la documentaci¨®n a quienes consideraba que pod¨ªan ser inmigrantes irregulares, lo que en la pr¨¢ctica se convirti¨® en un acoso a quienes luc¨ªan la piel m¨¢s oscura. La ley obtuvo varios varapalos en tribunales y acab¨® por difuminarse.
Empleos no deseados
El caso de Arizona ofrece una idea de lo que podr¨ªa pasar en el resto del pa¨ªs, donde hay alrededor de ocho millones de trabajadores que no est¨¢n regularizados, lo que representa un 5% de la fuerza laboral estadounidense. En algunos sectores su presencia es fundamental, como en la agricultura, donde ocupan el 22% de los empleos, la construcci¨®n, con un 15%, y las manufacturas, con un 8%, aunque las cifras var¨ªan ligeramente seg¨²n la fuente por la dificultuad que supone recopilar datos fiables de una poblaci¨®n que prefiere ser invisible.
¡°Si deport¨¢ramos al 22% de los trabajadores agr¨ªcolas de Estados Unidos que son inmigrantes no autorizados. ?Realmente creen que los trabajadores estadounidenses se ir¨ªan a los campos de algod¨®n de Texas, los campos de az¨²car de Florida y las granjas de man¨ª de Georgia para aceptar trabajos mal pagados en el calor abrasador?¡±, pregunta ret¨®ricamente Lynch.
Este economista sostiene que adem¨¢s de los puestos que se quedar¨ªan sin cubrir, la p¨¦rdida de mano de obra de los inmigrantes indocumentados implicar¨ªa una ca¨ªda en el empleo del resto de la poblaci¨®n debido a la contracci¨®n de la demanda.
¡°Es muy simple, si se eliminan 11 millones de personas de la econom¨ªa estadounidense, ocho millones de las cuales trabajan y ganan cientos de miles de millones de d¨®lares al a?o y gastan cientos de miles de millones de d¨®lares cada a?o en alimentos, ropa, vivienda, atenci¨®n m¨¦dica, entretenimiento y miles de otros bienes y servicios, lo que suceder¨¢ es que las ventas de las empresas estadounidenses caer¨¢n en miles de millones de d¨®lares. Las empresas recortar¨¢n lo que producen, despedir¨¢n trabajadores, reducir¨¢n los salarios y la econom¨ªa de Estados Unidos se contraer¨¢¡±, predice Lynch.
Otros expertos concuerdan con la idea de que las vacantes que dejen los inmigrantes en el mercado laboral conllevar¨¢n un aumento del desempleo general. Seg¨²n un estudio de Chloe East, economista de Brookings, cuando medio mill¨®n de inmigrantes son retirados del mercado laboral, se pierden unos 44.000 puestos de trabajo de ciudadanos nacidos en Estados Unidos.
¡°Est¨¢ claro que los inmigrantes no autorizados aceptan trabajos mal pagados, peligrosos y, por lo dem¨¢s, menos atractivos con m¨¢s frecuencia que los trabajadores nacidos en Estados Unidos y los trabajadores inmigrantes autorizados. Por ejemplo, casi el 6% de los inmigrantes no autorizados trabajan como empleadas dom¨¦sticas, obreros de la construcci¨®n o cocineros, en comparaci¨®n con aproximadamente el 2% de los trabajadores inmigrantes autorizados y el 1% de los trabajadores nacidos en Estados Unidos¡±, afirma East.
El envejecimiento de la poblaci¨®n y una ca¨ªda de la tasa de natalidad prev¨¦n un escenario en el que los inmigrantes ser¨¢n m¨¢s necesarios a¨²n para sostener las finanzas de la Seguridad Social y de programas como el Medicare. Los inmigrantes indocumentados aportan a las arcas p¨²blicas unos 100.000 millones de d¨®lares al a?o en impuestos, mientras que no se benefician de esos programas p¨²blicos. Quienes se oponen a su permanencia en el pa¨ªs alegan que son una carga insostenible para las finanzas p¨²blicas, al usar los recursos de educaci¨®n y de sanidad, aunque las estad¨ªsticas muestran que aportan m¨¢s de lo que reciben.
El aumento de la inmigraci¨®n tambi¨¦n se ha reflejado en mayores expulsiones. En todo el pa¨ªs, las deportaciones pasaron de aproximadamente 200.000 por a?o a principios de la d¨¦cada de 2000 a 400.000 a finales de la misma, y se han mantenido estables en 300.000 anuales hasta la pandemia de Covid-19. Desde entonces, las deportaciones de residentes de larga duraci¨®n han disminuido, pero otros tipos de expulsiones han aumentado, especialmente en la frontera.
Las medidas impuestas por el presidente Joe Biden para controlar la llegada de inmigrantes indocumentados endurecieron en junio las leyes de asilo, lo que ha tenido el efecto que se deseaba de reducir las entradas ilegales. El mes pasado, la Patrulla Fronteriza detuvo a 58.038 personas en la frontera, una cantidad ligeramente superior a julio (56,399), pero que sigue siendo la segunda menor cantidad de detenciones desde septiembre de 2020. Las detenciones de la Patrulla Fronteriza van camino de ser un 21% menos que las del a?o pasado.
Con vistas a las elecciones generales de noviembre, la pol¨ªtica de inmigraci¨®n ser¨¢ uno de los factores que m¨¢s influyan en el voto para elegir al presidente, junto con la econom¨ªa y los derechos productivos.
En el caso de Arizona, adem¨¢s, los electores decidir¨¢n si se aumentan las restricciones migratorias. La propuesta que votar¨¢n permitir¨ªa a los agentes locales detener a quienes crucen la frontera por lugares que no sean las garitas migratorias, con posibilidad de c¨¢rcel y de ser deportados. Con la nueva norma, adem¨¢s, los jueces estatales podr¨ªan ordenar la deportaci¨®n, algo que hasta ahora est¨¢ reservado a los magistrados federales, y que podr¨ªa ser recurrido en el caso de ser aprobada la ley.
Caos y miedo
En t¨¦rminos nacionales, las expulsiones que promete Trump no ser¨ªan f¨¢ciles de realizar. ¡°Trump est¨¢ hablando de deportaciones masivas, son esfuerzos para los que no hay recursos y el resultado ser¨ªa el caos y un clima de miedo¡±, apunta Doris Meissner, socia del Migration Policy Institute (MPI).
Las estimaciones que hay apuntan a que la deportaci¨®n costar¨ªa entre 13.000 y 18.000 d¨®lares por persona expulsada. De d¨®nde saldr¨ªan los recursos abre otra pol¨¦mica. Seg¨²n William Galston, director del Programa de Estudios de Gobierno de Brookings, se podr¨ªa invocar la Ley de Insurrecci¨®n ¡°y eso podr¨ªa darle una oportunidad para utilizar partes del presupuesto del Departamento de Defensa con el fin de sostener una situaci¨®n que de otro modo ser¨ªa operaci¨®n insostenible, lo que crear¨ªa una situaci¨®n interna realmente explosiva¡±, sostiene. Aunque parece una posibilidad remota, ¡°en el pasado, Trump ha estado dispuesto a crear situaciones explosivas para conseguir sus objetivos. No hay raz¨®n para creer que no estar¨ªa dispuesto a volver a hacerlo. As¨ª que no se trata solo de una propuesta de fantas¨ªa. Esa es una posibilidad real¡±, alerta.
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