El sheriff fronterizo pro armas y provida que perdi¨® la lealtad de sus vecinos por ser tachado de ¡°blando¡± con la inmigraci¨®n
La inmigraci¨®n no forma parte del trabajo de Joe Frank Mart¨ªnez. Pero en Del R¨ªo, Texas, al igual que en otras comunidades mayoritariamente latinas del pa¨ªs, es un tema de m¨¢xima importancia para los votantes y est¨¢ trastocando viejas lealtades pol¨ªticas
En 2008, Joe Frank Mart¨ªnez venci¨® al republicano que ocupaba el cargo y se convirti¨® en el primer sheriff latino electo en este tramo fronterizo de 177 km (110 millas). Casi 16 a?os despu¨¦s, a mediados de septiembre, Mart¨ªnez se encontraba frente a varias docenas de votantes en el Club de Leones de San Felipe, obligado a hacer una campa?a m¨¢s dura que nunca, y sobre un tema que en ocasiones anteriores no hab¨ªa influido para que le eligieran: la inmigraci¨®n.
Este dem¨®crata de 68 a?os de edad ha formado parte de las fuerzas de orden durante casi cinco d¨¦cadas, y seg¨²n cont¨® Mart¨ªnez a los presentes, exceptuando el a?o largo en que estuvo destinado en otro sitio como polic¨ªa estatal, hab¨ªa pasado todo ese tiempo garantizando la seguridad de los residentes del condado de Val Verde. Hab¨ªa dominado la pol¨ªtica en este lugar a casi tres horas al oeste de San Antonio, donde los residentes se enorgullec¨ªan de votar por la persona que m¨¢s les gustaba en lugar de por un partido. Hab¨ªa ganado holgadamente cada una de sus elecciones y se present¨® sin oposici¨®n hace cuatro a?os, cuando el condado se inclin¨® por Donald Trump.
Desde entonces, ha sido una ¨¦poca tumultuosa, reconoc¨ªa Mart¨ªnez a los reunidos en un espacio similar a una cafeter¨ªa. Hab¨ªan superado una pandemia. Se hab¨ªan enfrentado a una tormenta invernal que hab¨ªa dejado centenares de tejanos muertos. Y luego, afirm¨®, ¡°nos enfrentamos a los haitianos¡±.
No explic¨® lo que quer¨ªa decir, pero tampoco ten¨ªa que hacerlo. El recuerdo de casi 20.000 inmigrantes, principalmente haitianos ¡ªel equivalente a m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de Del R¨ªo¡ª llegando a la frontera pr¨¢cticamente a la vez y retenidos bajo el puente internacional durante dos semanas en septiembre de 2021 ha quedado grabado a fuego en las mentes de los residentes. Muchos temen que pueda volver a ocurrir y dudan que Mart¨ªnez sea lo suficientemente duro en el tema de la inmigraci¨®n.
La inmigraci¨®n no es competencia de Mart¨ªnez. Pero en Del R¨ªo, como en otras comunidades fronterizas de mayor¨ªa latina en todo el pa¨ªs, es una cuesti¨®n de m¨¢xima importancia para los votantes y est¨¢ trastocando viejas lealtades pol¨ªticas. Este agente de la ley, de torso voluminoso y voz atronadora, ha vivido de primera mano estos des¨®rdenes. En una comunidad en la que cerca del 80% de los residentes son latinos, algunos han empezado a tachar al sheriff dem¨®crata de blando con la inmigraci¨®n y le han acusado falsamente de ayudar a personas a cruzar la frontera sin autorizaci¨®n.
En ocasiones los ataques se produjeron abiertamente. Cuando sac¨® del agua a inmigrantes que hab¨ªan llegado hasta la orilla del r¨ªo para evitar que se ahogaran, los republicanos le acusaron de ayudar a la gente a entrar ilegalmente en el pa¨ªs. Algunos residentes, incluidos sus simpatizantes, criticaron a Mart¨ªnez en las redes sociales cuando se enteraron de que iba a recibir el respaldo del sheriff del condado de Bexar, que abarca San Antonio, quien, durante un discurso en la Convenci¨®n Nacional Dem¨®crata, calific¨® a Trump de egoc¨¦ntrico y acus¨® al expresidente de dificultar el trabajo de los sheriffs fronterizos cuando se carg¨® un acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza a principios de este a?o.
Otras veces, algunos de los que se volvieron contra Mart¨ªnez lo hicieron sin mediar palabra. Un cartel de campa?a que el sheriff hab¨ªa colocado en casa de una vieja amiga fue sustituido por otro con el lema de su adversario instando a ¡°poner orden en la frontera¡±.
De pie frente a la multitud reunida en el Club de Leones, Mart¨ªnez comparti¨® una abrumadora serie de gr¨¢ficos que hab¨ªa tra¨ªdo para responder a sus detractores. Las cosas estaban en orden en la frontera. El n¨²mero de inmigrantes que cruzaban la frontera en Val Verde era de los m¨¢s bajos de los ¨²ltimos a?os, incluso menor que en los condados vecinos, donde los sheriffs hab¨ªan llegado incluso a permitir que intervinieran las milicias.
En cuanto a si el episodio de los inmigrantes haitianos podr¨ªa repetirse ¡ªla pregunta que sab¨ªa que rondaba la mente de la gente¡ª, les record¨® que eran las autoridades federales, y no su oficina, quienes controlaban los cruces fronterizos.
Estaba tan disgustado como ellos con la respuesta del presidente Joe Biden, y hab¨ªa sido muy expl¨ªcito a la hora de manifestarlo p¨²blicamente. Esperaba que, cuando llegara el momento de elegir al sheriff, le juzgaran por c¨®mo hab¨ªa gestionado las responsabilidades que se le hab¨ªan asignado; por c¨®mo hab¨ªa servido a Val Verde, al igual que su padre antes que ¨¦l, como agente de la ley, vecino, marido y padre; que el qui¨¦n era pesara m¨¢s que la afiliaci¨®n a un partido.
Sin embargo, esta vez, no estaba seguro de que el discurso funcionara.
¡°Quiero mantener mi campa?a en el plano local¡±, afirmaba Mart¨ªnez en una entrevista.
¡°A lo mejor estoy cerrando los ojos ante el hecho de que no se puede hacer¡±.
Cambios pol¨ªticos
Hace tiempo que se sabe que el voto latino no es monol¨ªtico ni dem¨®crata. Lugares como Del R¨ªo, una ciudad fronteriza profundamente cat¨®lica cuya econom¨ªa depende en gran medida de los empleos en las agencias policiales, siempre han mantenido posturas conservadoras. Republicanos como el expresidente George W. Bush ganaron en este lugar apelando a esos puntos de vista y defendiendo al mismo tiempo un enfoque compasivo de la inmigraci¨®n.
Hasta hace poco, el giro ultraderechista del partido en materia de inmigraci¨®n no hab¨ªa conseguido abrirse paso de forma significativa en las comunidades fronterizas. Las aseveraciones conservadoras sobre el tema, en particular las que describ¨ªan la inmigraci¨®n como una ¡°invasi¨®n¡±, no hab¨ªan calado entre los habitantes de la frontera precisamente porque, como viv¨ªan all¨ª, sab¨ªan que no era as¨ª. Para ellos la frontera era un elemento fundamental de su vida cotidiana y un motor de sus econom¨ªas, no algo a lo que temer.
Hasta hace una d¨¦cada, la inmensa mayor¨ªa de los inmigrantes que cruzaban la frontera proced¨ªan de M¨¦xico. Y la mayor¨ªa de los latinos que viv¨ªan en el lado estadounidense de la frontera tambi¨¦n ten¨ªan ra¨ªces en el pa¨ªs vecino.
Eso ha cambiado, al igual que otros patrones migratorios en la frontera. Y tambi¨¦n han cambiado las actitudes de los que viven ah¨ª. La pol¨ªtica dem¨®crata ha tardado en adaptarse ¡ªal menos en lo que respecta a la ret¨®rica¡ª a estos cambios. Pero los republicanos los han aprovechado para atraer a m¨¢s votantes a su partido. El Partido Republicano del Estado ya no intenta encontrar un equilibrio en materia de inmigraci¨®n. De hecho, durante este ciclo presidencial, ha ido a¨²n m¨¢s lejos al utilizar el tema como prueba definitiva para saber si puede conseguir que las comunidades fronterizas se ti?an de rojo, no solo en los comicios para elegir candidatos estatales y federales, sino tambi¨¦n en las elecciones locales.
A partir de 2014, el n¨²mero de familias centroamericanas y de menores no acompa?ados que llegaban a la frontera empez¨® a aumentar. El ver a esos menores retenidos en campamentos improvisados en bases militares de la zona aviv¨® las tensiones pol¨ªticas en las comunidades fronterizas y m¨¢s all¨¢. M¨¢s tarde, la frontera se convirti¨® en la zona cero de los esfuerzos antiinmigraci¨®n de Trump, que implicaron separar a los ni?os de sus padres y obligar a los solicitantes de asilo centroamericanos a permanecer en M¨¦xico hasta que se les diera una fecha para comparecer ante el tribunal de inmigraci¨®n de Estados Unidos. Ninguna de esas medidas tuvo un impacto duradero en el n¨²mero de personas que llegaban a la frontera, pero obligaron a m¨¢s inmigrantes a quedarse atrapados en el lado mexicano durante periodos m¨¢s largos, y los des¨®rdenes en el lado mexicano de la frontera casi siempre se propagan al lado estadounidense.
En un esfuerzo sin precedentes por ayudar a Estados Unidos a evitar que los inmigrantes llegaran a la frontera, M¨¦xico empez¨® a detenerlos y a transportarlos m¨¢s al sur. Tambi¨¦n permiti¨® a Estados Unidos devolver a los ciudadanos mexicanos y a algunos centroamericanos, pero no a otros inmigrantes. Cuando se corri¨® la voz entre los inmigrantes en potencia de Sudam¨¦rica, ?frica Occidental, China y Hait¨ª, empezaron a llegar en n¨²meros tan elevados que desbordaron la frontera, as¨ª como varios de los pueblos y ciudades estadounidenses donde acabaron asent¨¢ndose.
La llegada a Del R¨ªo de millares de haitianos hace tres a?os conmocion¨® a la ciudad porque no se parec¨ªa a nada que sus habitantes hubieran experimentado en la historia reciente. Y al igual que Mart¨ªnez, muchos de los residentes tienen historias que se remontan a muchos a?os atr¨¢s.
Sus abuelos emigraron de Italia y M¨¦xico hace m¨¢s de 100 a?os, atra¨ªdos por las tierras f¨¦rtiles y los ranchos de la zona. Una de sus abuelas huy¨® de la inestabilidad y la violencia que se produjo poco antes de la Revoluci¨®n Mexicana. Mart¨ªnez recuerda que, cuando era peque?o, los inmigrantes llamaban a la puerta de su casa para pedir comida y trabajo temporal. A veces eso significaba que en la mesa hab¨ªa un poco menos de comida o que el cobertizo del patio recib¨ªa otra mano de pintura que en realidad no necesitaba.
Mart¨ªnez y sus nueve hermanos aprendieron a moverse con soltura en dos culturas.
¡°Mi padre siempre nos lo recalcaba: estamos en este pa¨ªs, somos estadounidenses en primer lugar¡±, se?ala su hermano Leonel Mart¨ªnez Jr., de 67 a?os, que dirige una empresa binacional que fabrica sillas de montar de cuero en Ciudad Acu?a, M¨¦xico, y las vende en Estados Unidos. ¡°Tambi¨¦n hac¨ªa hincapi¨¦ en que nunca deb¨ªamos olvidar nuestras ra¨ªces¡±.
El patriarca de la familia, cat¨®lico y dem¨®crata de coraz¨®n, tiene una gran influencia en las decisiones que toman los hermanos. Particip¨® activamente en la lucha por la igualdad de derechos en una ¨¦poca en la que los estadounidenses de origen mexicano estaban excluidos de muchas actividades y no ten¨ªan voz en el Gobierno. Fue cofundador de un grupo c¨ªvico que ayud¨® a llevar alcantarillado, carreteras asfaltadas y buzones a su barrio, habitado predominantemente por mexicanoestadounidenses; ayud¨® a elegir al primer alcalde de origen mexicano de la ciudad; y so?aba con convertirse en el primer sheriff hispano electo de Del R¨ªo, un sue?o que mantuvo hasta su muerte a los 51 a?os.
Gracias a ¨¦l, los hermanos tambi¨¦n son dem¨®cratas, pero de distintas maneras.
Leonel, que lleva perilla y se hace llamar Leo, vot¨® por Barack Obama y luego vot¨® dos veces por Trump, aseverando que coincide m¨¢s con este ¨²ltimo en materia de econom¨ªa e inmigraci¨®n. Cree que la pol¨ªtica de Estados Unidos ha cambiado hasta tal punto que ahora a la gente de pa¨ªses lejanos le resulta m¨¢s f¨¢cil llegar al pa¨ªs y quedarse que a los mexicanos.
¡°?Qu¨¦ sentido tiene?¡±, preguntaba. ¡°Me refiero a que, si mi vecino tiene un problema, es el primero al que quiero ayudar. Si veo a alguien al otro lado del mundo que necesita ayuda, no s¨¦¡±.
Otro hermano, David, fue elegido hace cuatro a?os fiscal del condado de Val Verde. Este hombre de 60 a?os y pelo canoso es uno de los m¨¢s progresistas entre los hermanos. Se ha opuesto a los intentos de enjuiciar a algunas personas que buscan asilo y opina que, en lo que a ¨¦l respecta, lo que ha estado sucediendo en la frontera no constituye una crisis migratoria. Es ¡°una crisis humana¡±. Y en respuesta a esta crisis, a?ad¨ªa, tratando de contener las l¨¢grimas: ¡°No podemos ser inhumanos. No podemos dejar de lado nuestra compasi¨®n¡±.
Joe Frank, cuyo nombre de pila es Jos¨¦ Francisco, est¨¢ a caballo entre los puntos de vista de sus hermanos. Se muestra partidario de las armas, se opone al aborto y tiene un hijo que trabaja como agente de la Patrulla Fronteriza. Cree que debe existir una v¨ªa para que la gente pueda exponer sus razones para empezar una nueva vida en Estados Unidos, pero que el sistema actual es demasiado ca¨®tico y no avanza lo bastante r¨¢pido como para expulsar a quienes no re¨²nen los requisitos.
Esa posici¨®n siempre le hab¨ªa funcionado con los votantes porque parec¨ªa que ellos tambi¨¦n pensaban lo mismo... hasta que llegaron los inmigrantes haitianos.
Se desata la crisis
En una fr¨ªa ma?ana de enero de 2021, Mart¨ªnez esperaba en la orilla del r¨ªo a que una lancha de salvamento trajera el cad¨¢ver de una mujer haitiana de 33 a?os. Llevaba zapatillas de tenis rojas y pantalones cortos de baloncesto azules y blancos. La camiseta dejaba ver el abultado vientre. La mujer, que se ahog¨® mientras intentaba llegar a Del R¨ªo, hab¨ªa gestado dos gemelos casi a t¨¦rmino.
La p¨¦rdida de tres vidas de golpe afect¨® mucho a Mart¨ªnez. Ten¨ªa la sensaci¨®n de que la gente no sab¨ªa o no le importaba lo que estaba ocurriendo en la frontera.
Tom¨® su tel¨¦fono y empez¨® a sacar fotos de la crisis que ve¨ªa desarrollarse ante ¨¦l: padres con sus beb¨¦s luchando por vadear el R¨ªo Bravo y otros inmigrantes que no tuvieron la suerte de sobrevivir a las corrientes del r¨ªo. Tambi¨¦n estaban las im¨¢genes de una traficante de personas que fue detenida tres veces porque la dejaban en libertad, ni?as que viajaban solas y una persecuci¨®n a alta velocidad que dej¨® ocho inmigrantes muertos.
En los meses siguientes, el n¨²mero de detenciones de la Patrulla Fronteriza en el sector de Del R¨ªo, que se extiende a lo largo de casi 400 km (245 millas) del R¨ªo Bravo a trav¨¦s de Val Verde y otros dos condados fronterizos, se duplicaron de 11.000 en aquel enero a casi 22.000 en abril de 2021. Frustrado, Mart¨ªnez escribi¨® su primera tribuna de opini¨®n para USA Today. En ella instaba a los pol¨ªticos de Washington a visitar su condado en lugar de limitarse a pasar por all¨ª para hacerse la foto, y les rogaba que dejaran sus egos a un lado y aprobaran una reforma migratoria integral.
¡°Si pudieran quedarse unos d¨ªas y ver la locura y el caos que se est¨¢ produciendo ahora mismo, dejar¨ªan de perder el tiempo intentando decidir si la situaci¨®n en la frontera es una ¡®crisis¡¯ o no¡±, escrib¨ªa. ¡°Si hubieran podido presenciar c¨®mo mis ayudantes sacaban del R¨ªo Bravo el cad¨¢ver de una mujer embarazada a punto de dar a luz, a lo mejor podr¨ªan dejar de lado sus diferencias¡±.
No se trataba solo de una cuesti¨®n humanitaria, explicaba Mart¨ªnez en una entrevista en Fox News ese mismo mes. Era una cuesti¨®n de recursos. ¡°Si tengo cuatro ayudantes trabajando, y tres de ellos est¨¢n ocupados la mayor parte del d¨ªa, no podemos servir a nuestros ciudadanos y a nuestra comunidad de la forma en que tenemos que servirles¡±, explicaba a la cadena de noticias por cable.
Ning¨²n responsable de Washington visit¨® el condado. Sin embargo, el gobernador de Texas, Greg Abbott, aprovech¨® la oportunidad. Fiel partidario de Trump y uno de los detractores m¨¢s virulentos de Biden, Abbott viaj¨® a Del R¨ªo aquel mes de junio para celebrar una cumbre sobre seguridad fronteriza. Elogi¨® a Mart¨ªnez, diciendo que se sent¨ªa agradecido por ¡°todo lo que hac¨ªan ¨¦l y cada hombre y mujer involucrados en la aplicaci¨®n de la ley, sobre todo por dar un paso al frente y ayudar a asegurar nuestra frontera¡±.
El gobernador describi¨® lo que estaba ocurriendo como una invasi¨®n. Acto seguido, anunci¨® que el Estado construir¨ªa su propio muro y detendr¨ªa a los inmigrantes por entrar ilegalmente como parte de la Operaci¨®n Estrella Solitaria, una iniciativa estatal multimillonaria que hab¨ªa puesto en marcha a principios de ese a?o. ¡°Vamos a hacer todo lo que podamos para asegurar la frontera¡±, afirmaba Abbott ante una multitud bulliciosa, ¡°y eso comienza inmediatamente hoy aqu¨ª mismo, en el condado de Val Verde¡±.
Pero tres meses despu¨¦s, poco hab¨ªa cambiado.
Los inmigrantes empezaron a llegar a Del R¨ªo a centenares, luego a millares. En lugar de realizar los tr¨¢mites y abandonar la ciudad casi tan pronto como llegaban, como sol¨ªan hacer, esperaban con unos boletos como los de las rifas codificadas por colores y emitidas por la Patrulla Fronteriza la oportunidad de entregarse a las autoridades federales para poder solicitar protecci¨®n legal, incluido el asilo.
Descansaban sobre trozos de cart¨®n bajo unas tiendas improvisadas que constru¨ªan con ca?as que cortaban en las orillas del R¨ªo Bravo. Padres e hijos vomitaban y se desmayaban a causa de la deshidrataci¨®n con temperaturas que rondaban los 40? C (100? F). No hab¨ªa regaderas y solo dispon¨ªan de un ba?o port¨¢til por cada 140 personas.
Algunos residentes de Del R¨ªo preguntaban c¨®mo pod¨ªan ayudar, mientras que otros ped¨ªan la deportaci¨®n inmediata de todos los inmigrantes. Una mujer dispar¨® su rev¨®lver en direcci¨®n a un grupo de haitianos, alegando que hab¨ªa entrado en p¨¢nico.
La r¨¢pida y repentina llegada de tantos inmigrantes tambi¨¦n puso a prueba a la familia Mart¨ªnez.
Cuando el Gobierno federal anunci¨® el cierre temporal del puente internacional, Leo Mart¨ªnez llam¨® al sheriff, con la esperanza de que su hermano tuviera informaci¨®n sobre cu¨¢nto durar¨ªa el cierre. Joe Frank Mart¨ªnez no lo sab¨ªa.
Mientras esperaba a saber m¨¢s, Leo Mart¨ªnez se vio obligado a desviar las entregas en Estados Unidos de las sillas de montar a otro puente internacional situado a m¨¢s de 80 km (50 millas), donde los conductores ten¨ªan que esperar m¨¢s de 12 horas para cruzar. El cierre del puente cost¨® a la empresa varios miles de d¨®lares en combustible y tiempo adicional de personal.
¡°Somos peones en este juego que est¨¢ jugando el Gobierno federal¡±, se lamentaba Leo Mart¨ªnez, un dem¨®crata que se autodenomina ultraconservador, a?adiendo despu¨¦s que, al igual que en una partida de ajedrez, los residentes fronterizos son ¡°a los que sacrifican primero¡±.
El domingo siguiente al cierre del puente, David Mart¨ªnez, fiscal del condado, estaba haciendo las maletas para acudir a una conferencia cuando recibi¨® una llamada de un funcionario municipal. Abbott quer¨ªa que la polic¨ªa detuviera a miles de inmigrantes bajo el puente por invasi¨®n de propiedad privada y el funcionario municipal le pregunt¨® si los enjuiciar¨ªa.
El fiscal del condado no dijo directamente que no, pero su respuesta no dejaba lugar a dudas.
El Gobierno federal hab¨ªa creado las circunstancias que hab¨ªan provocado que los inmigrantes permanecieran all¨ª, le dijo al funcionario municipal. Hab¨ªa llevado aseos port¨¢tiles y proporcionado agua y comida. Para que la polic¨ªa pudiera detenerlos, las autoridades ten¨ªan que hacerles saber que ya no pod¨ªan permanecer en terrenos municipales. Adem¨¢s, a?adi¨® el fiscal del condado, la abrumadora carga de trabajo para su equipo jur¨ªdico, formado por tres personas, provocar¨ªa inevitablemente una acumulaci¨®n de trabajo que obligar¨ªa a los inmigrantes a permanecer detenidos m¨¢s tiempo del legal. Si no se les avisaba previamente, ¡°violar¨ªa los derechos constitucionales de miles de personas, y no estoy dispuesto a hacerlo¡±.
Dos d¨ªas despu¨¦s, Abbott volvi¨® a Del R¨ªo, y all¨ª acus¨® a Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris de ¡°promover y permitir pol¨ªticas de fronteras abiertas¡±. Presumi¨® de las detenciones de inmigrantes realizadas en el marco de su iniciativa estatal, que para medir su ¨¦xito inclu¨ªa trabajo que no ten¨ªa nada que ver con la frontera.
El sheriff le respald¨®.
Perder terreno
El pasado oto?o, cuando se dirig¨ªa a una cita m¨¦dica, Joe Frank Mart¨ªnez recibi¨® una llamada de un n¨²mero desconocido. Era un agente republicano que le invitaba a postularse para el otro equipo.
Los l¨ªderes republicanos del Estado, incluidos sus dos senadores, le adoraban, recuerda Mart¨ªnez que le dijo el agente. Hab¨ªa adoptado posturas tan conservadoras como las suyas en los temas que m¨¢s les preocupaban. Si aceptaba cambiar de partido, el comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica cubrir¨ªa sus gastos de inscripci¨®n y le ayudar¨ªa a financiar su campa?a.
Desde luego, en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa tenido serias diferencias con los dem¨®cratas. El partido hab¨ªa cambiado en aspectos que no le gustaban. Pero marcharse le parec¨ªa demasiado deshonroso, no solo por la memoria de su padre, sino por sus ideales.
Dijo que no.
Poco despu¨¦s, el comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica, conocido como Project Red TX (Proyecto Rojo Texas), dio su apoyo a un agente de polic¨ªa de 56 a?os llamado Rogelio Roger Hern¨¢ndez. El candidato republicano hab¨ªa nacido en Del R¨ªo, pero hab¨ªa desarrollado su carrera policial en San Antonio. Hern¨¢ndez explicaba que estaba planeando jubilarse y regresar a la ciudad fronteriza para estar cerca de su madre. No pod¨ªa recordar si fue Project Red TX el que le abord¨® a ¨¦l o si fue ¨¦l el que abord¨® al grupo.
Project Red TX comenz¨® a dirigirse m¨¢s agresivamente a las comunidades fronterizas despu¨¦s de que Trump lograra victorias en bastiones tradicionalmente dem¨®cratas durante las elecciones presidenciales de 2020. El grupo, que ayuda a elegir republicanos en contiendas locales en comunidades latinas, ha recaudado m¨¢s de 2,5 millones de d¨®lares. La mayor parte de ese dinero proviene de un comit¨¦ de acci¨®n pol¨ªtica, entre cuyos principales donantes se encuentran los empresarios inmobiliarios de Texas Harlan Crow y Richard Weekley.
Solo este a?o, el grupo ha gastado cerca de 370.000 d¨®lares en publicidad para unos 50 candidatos locales, principalmente en condados fronterizos, seg¨²n los informes financieros de campa?a. Tres de los candidatos, entre ellos Hern¨¢ndez, est¨¢n en el condado de Val Verde.
Parece que el mensaje est¨¢ teniendo repercusi¨®n. Este a?o, por primera vez en d¨¦cadas, ha votado m¨¢s gente en las primarias republicanas del condado de Val Verde que en las dem¨®cratas; de hecho, votaron el doble de personas.
Aumento de la participaci¨®n en las primarias republicanas en el condado de Val Verde
Cada a?o que Donald Trump apareci¨® en la papeleta electoral, m¨¢s de 2.000 personas votaron en las primarias republicanas en el condado de Val Verde.
Como parte de su campa?a para poner ¡°orden en la frontera¡±, Hern¨¢ndez ha prometido obtener recursos adicionales para la oficina del sheriff.
¡°Conseguir¨¦ que tengan mejor formaci¨®n, mejores equipos, mejores veh¨ªculos, mejor todo¡±, aseguraba Hern¨¢ndez, sin ofrecer detalles sobre c¨®mo cumplir¨ªa esa promesa, afirmando ¨²nicamente que ¡°hay fondos que se pueden conseguir¡±.
Mart¨ªnez se?ala que su oficina ha trabajado arduamente para procurarse las subvenciones disponibles, entre ellas las asignadas a la seguridad fronteriza. En total, el condado de Val Verde y la ciudad de Del R¨ªo han recibido m¨¢s de 13 millones de d¨®lares en ayudas estatales y federales desde 2021, aproximadamente la mitad de las cuales se pueden atribuir a la Operaci¨®n Estrella Solitaria. Eso supera lo que obtuvieron en total los 13 a?os anteriores.
¡°Ese tipo no ha vivido aqu¨ª en m¨¢s de 30 a?os, y de repente se presenta en el ¨²ltimo momento. Por favor, un poco de seriedad¡±, rezongaba Mart¨ªnez.
A medida que la carrera se caldeaba este verano, Wayne Hamilton, un veterano agente republicano de Texas que dirige el Project Red TX, public¨® una foto de s¨ª mismo con Hern¨¢ndez en las redes sociales. Detr¨¢s de ellos se ve¨ªa una pila de carteles de campa?a del candidato. Hamilton escribi¨® que Hern¨¢ndez estaba comprometido con la seguridad fronteriza y a?ad¨ªa: ¡°El actual sheriff aparece en un documental ayudando a los inmigrantes a entrar ilegalmente en el pa¨ªs. Es hora de un cambio¡±.
Hamilton declin¨® ser entrevistado y no respondi¨® a preguntas sobre la contienda o a cu¨¢l documental se refer¨ªa. Durante el pico migratorio se transmitieron im¨¢genes en las noticias en las que se ve a Mart¨ªnez en el R¨ªo Bravo tendiendo la mano para ayudar a las personas que ya hab¨ªan llegado a Estados Unidos a ponerse a salvo en tierra. M¨¢s tarde entreg¨® a esos inmigrantes a la Patrulla Fronteriza.
¡°Una vez que alguien est¨¢ en Estados Unidos, en medio de ese r¨ªo, tengo que protegerle¡±, sosten¨ªa Mart¨ªnez, pregunt¨¢ndose qu¨¦ habr¨ªa dicho la gente si no lo hubiera hecho y uno de los inmigrantes se hubiera ahogado. ¡°Al fin y al cabo, es un ser humano¡±.
Los ataques resultan especialmente dolorosos para Mart¨ªnez, que se enorgullece de tener amigos de derechas y de izquierdas. Entre los partidarios de Mart¨ªnez se encuentra el sheriff republicano al que derrot¨® en 2008. ¡°Es cuesti¨®n de relaciones, algo que llevo construyendo desde 1977¡å, explicaba.
Algunas de esas relaciones resultaron ser m¨¢s fr¨¢giles de lo que Mart¨ªnez imaginaba.
En una tarde reciente a mediados de septiembre, Mary Fritz, una ranchera de cuarta generaci¨®n y partidaria de Trump, cogi¨® un cartel de su adversario durante un encuentro en una hamburgueser¨ªa local.
Fritz, una mujer menuda de 62 a?os y piel curtida, y Mart¨ªnez son amigos desde hace cerca de cuatro d¨¦cadas. Ella le ha votado siempre, incluso contra los republicanos.
Es un buen sheriff, afirma Fritz. Aprecia su disponibilidad y su presencia en la comunidad, donde los electores pueden hablar con ¨¦l y expresarle sus preocupaciones. ¡°Ojal¨¢ hubiera insistido m¨¢s en el tema de la frontera¡±, prosigui¨® Fritz mientras recorr¨ªa un tramo de las 809 hect¨¢reas de matorral des¨¦rtico que lindan con el R¨ªo Bravo y en las que su familia cr¨ªa ovejas y cabras.
Mart¨ªnez no oculta su frustraci¨®n. Si los votantes estaban dispuestos a ignorar sus d¨¦cadas de servicio y juzgarle por algo sobre lo que ¨¦l no ten¨ªa ning¨²n control, ¡°que Dios les bendiga¡±.
Un sistema roto
Cuando los pol¨ªticos, los bur¨®cratas del Gobierno o los periodistas vienen a Del R¨ªo y le piden al sheriff que les muestre si los miles de millones de d¨®lares gastados por los sucesivos presidentes han hecho que la frontera sea m¨¢s segura, los sube a su camioneta Chevrolet Silverado blanca y los lleva hasta el supuesto muro para que puedan comprobarlo por s¨ª mismos.
¡°Todo esto de aqu¨ª¡±, explica Mart¨ªnez, se?alando una extensi¨®n de tierra donde antes hab¨ªa ranchos, aproximadamente un kil¨®metro y medio al norte del R¨ªo Bravo, ¡°sol¨ªan ser peque?os ranchitos que llegaban hasta el r¨ªo. Creo que el Gobierno de Estados Unidos hizo millonarias a algo as¨ª como 13 personas cuando compr¨® todas estas propiedades¡±.
Su lugar lo ocupa ahora un amasijo de vallas.
Los paneles negros de hierro forjado de algo m¨¢s de cuatro metros de altura se erigieron durante el Gobierno del expresidente George W. Bush, que intentaba empujar a los inmigrantes hacia zonas donde la Patrulla Fronteriza pudiera atraparlos m¨¢s f¨¢cilmente. Mart¨ªnez cree que funcionaron.
El Gobierno de Trump derrib¨® algunos de ellos para construir secciones el doble de altas del ¡°muro grande y hermoso¡± que prometi¨® a los votantes. Pero Trump dej¨® el cargo antes de completar el proyecto. Entonces lleg¨® Biden y detuvo inmediatamente la construcci¨®n, comprometi¨¦ndose a no construir ¡°ni un cent¨ªmetro m¨¢s¡± de muro. En Del R¨ªo, eso signific¨® que los trabajadores dejaron montones de materiales de construcci¨®n y huecos entre los paneles de la valla lo suficientemente anchos como para que los tractores con remolque pudieran pasar a trav¨¦s de ellos. El Gobierno de Biden intent¨® tapar esos huecos colocando una endeble malla met¨¢lica que ya se est¨¢ descolgando en algunas zonas a causa de la gente que trepa por ella.
Para Mart¨ªnez, todo esto es reflejo de un sistema pol¨ªtico empe?ado en disputarse la seguridad fronteriza en vez de en conseguirla.
¡°?Tenemos realmente un sistema que est¨¢ roto, o tenemos una maquinaria pol¨ªtica que est¨¢ rota?¡±, preguntaba. ¡°La extrema derecha presiona y la extrema izquierda intenta contraatacar, pero ?d¨®nde ha quedado lo de trabajar juntos?¡±.
Respondiendo a su propia pregunta, a?ad¨ªa despu¨¦s: ¡°Seguramente seguiremos con este l¨ªo mucho despu¨¦s de que yo est¨¦ muerto y enterrado¡±.
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