Cuba, la amnist¨ªa de los presos del 11-J y el papa destructor del comunismo que no pudo con Fidel Castro
El cardenal Beniamino Stella, enviado especial del papa Francisco, lleva dos semanas visitando di¨®cesis de la isla y fue recibido por Miguel D¨ªaz-Canel
Suena el tel¨¦fono muy temprano y respondo sobresaltado. ¡°Papi, los sueltan. Te lo digo yo¡¡±. Es la voz de L¨¢zaro al otro lado, y me pide que no cuelgue, que no lo mande pa¡¯l carajo. Son las siete de la ma?ana, recontra, pero lo veo tan excitado que quedamos a desayunar.
El cardenal Beniamino Stella, enviado especial del papa Francisco, lleva dos semanas visitando di¨®cesis por toda la isla para conmemorar los 25 a?os de la hist¨®rica visita a Cuba de Juan Pablo II, en enero de 1998. Stella era entonces el nuncio apost¨®lico en La Habana, y le toco negociar cada pelo de aquel dif¨ªcil y apasionante viaje que puso al pa¨ªs patas arriba, pues Karol Wojtyla lleg¨® con la aureola de ser el ariete principal del derribo del comunismo en Europa del Este y, se dec¨ªa, aterrizaba en La Habana con la oscura intenci¨®n de darle un ¨²ltimo empujoncito a Fidel Castro, enrocado entonces en su consigna de socialismo o muerte.
Un cuarto de siglo despu¨¦s, este 8 de febrero, Stella conclu¨ªa su intenso recorrido por la isla con dos guindas muy simb¨®licas. Por la ma?ana, fue recibido con todos los honores en el Palacio de la Revoluci¨®n por el presidente cubano, Miguel D¨ªaz-Canel, y poco despu¨¦s ofreci¨® una conferencia en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, a la que asisti¨® el mandatario y el canciller Bruno Rodr¨ªguez. All¨ª Stella habl¨® del presb¨ªtero F¨¦lix Varela, de Jos¨¦ Mart¨ª, del amor, de la libertad, de la necesidad de que exista un entendimiento entre cubanos y, en fin, de lo divino y lo humano. Al terminar el acto, fue interrogado por un grupo de periodistas extranjeros sobre si, con intermediaci¨®n de la Iglesia, podr¨ªa producirse la esperada amnist¨ªa de cientos de j¨®venes encarcelados tras las multitudinarias protestas del 11 de julio de 2021, las mayores en la historia de la revoluci¨®n. Por su liberaci¨®n se hab¨ªan interesado antes desde los m¨¢s altos cargos de la Uni¨®n Europea hasta el Gobierno de Estados Unidos
Stella, que como cardenal y experimentado diplom¨¢tico no suelta prenda ni habla gratuitamente, menos en materia tan delicada, respondi¨® abiertamente a los informadores: ¡°Es importante que los j¨®venes que en un momento manifestaron su pensamiento de la forma en que conocemos puedan volver a sus casas¡±, y coment¨® que eso es lo que pensaba el papa y as¨ª se lo hab¨ªa hecho saber a las autoridades. ¡°La Iglesia desea, busca, ha manifestado este prop¨®sito¡¡±, se?al¨® Stella, ¡°el Papa desea mucho que haya una respuesta positiva, como se llame, amnist¨ªa, clemencia, las palabras pueden ser tambi¨¦n secundarias¡±.
L¨¢zaro, que se desvela, ley¨® la noticia de madrugada y por eso me llam¨® de inmediato: ¡°No hay casualidad, la cosa est¨¢ querida, se va a dar¡±.
Seg¨²n ¨¦l, las relaciones entre el papa Francisco y el exmandatario cubano Ra¨²l Castro son excelentes, y muestra de ello es que en 2014 Francisco propici¨® lo que parec¨ªa a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, un intercambio de esp¨ªas, el deshielo con Estados Unidos y el restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas con Barack Obama. ¡°Tigre, tu ver¨¢s que van a salir a la calle¡±, dice mi amigo, completamente convencido y ansioso porque los presos sean liberados. Ojal¨¢.
La mayor¨ªa de los encarcelados tras las protestas del 11-J son chicos muy j¨®venes, no se sabe bien cu¨¢ntos en total, aunque diversas ONG hablan de m¨¢s 700 condenados, mucho a sanciones de m¨¢s 20 a?os de c¨¢rcel por sedici¨®n. Los juicios causaron en su momento una gran repulsa internacional por ser considerados ¡°pol¨ªticos y ejemplarizantes¡±, realizados con el fin de desincentivar cualquier expresi¨®n futura de protesta. El Gobierno cubano tild¨® a todos los condenados de delincuentes violentos y de ser marionetas al servicio de EE UU, acus¨¢ndolos de prestarse a ¡°subvertir el orden con el objetivo de derrocar a la revoluci¨®n¡±, algo que siempre han negado sus familiares. Uno de los detenidos aquel 11 de julio es el artista Lu¨ªs Manuel Otero Alc¨¢ntara, l¨ªder del movimiento opositor San Isidro, considerado casi el enemigo p¨²blico n¨²mero uno por la oficialidad, por todo esto, le digo, no veo tan f¨¢cil como ¨¦l una excarcelaci¨®n masiva.
L¨¢zaro da un sorbo a su caf¨¦ y saca el ¡°ojo de halc¨®n¡±, que as¨ª le llama ¨¦l a buscar o aclarar cualquier duda en Google en su tel¨¦fono m¨®vil. Pantalla en mano, me lee la noticia ¡°Cuba indultar¨¢ a m¨¢s de 3.500 presos por la visita del Papa¡±, publicada en 2015 por la BBC. Dice la nota que en 1998 Juan Pablo II pidi¨® durante su visita una medida de gracia, y Castro liber¨® semanas despu¨¦s a 200 presos. A finales de 2011, en v¨ªsperas de un viaje de Benedicto XVI, el gobierno cubano excarcel¨® a 2.900 prisioneros como gesto de buena voluntad, y lo mismo sucedi¨® cuando vino el papa Francisco, en 2015, pero en esa ocasi¨®n fueron m¨¢s de 3.500.
Antes de que abra la boca, mi amigo me para. ¡°Ya s¨¦ que vas a decir que Beniamino no es el Papa, pero sabes muy bien que no es un cardenal cualquiera¡±. Como casi siempre, tiene raz¨®n. Stella no es un prelado m¨¢s. En 1997, en v¨ªsperas de la visita de Juan Pablo II, Beniamino organizaba unas comidas en la nunciatura a la que asist¨ªamos un reducido y heterodoxo grupo de personas. Hab¨ªa periodistas extranjeros, estaba monse?or Carlos Manuel de C¨¦spedes y hasta el comandante de la revoluci¨®n Manuel Pi?eiro, m¨¢s conocido como Barbarroja, que fuera jefe del Departamento Am¨¦rica del Comit¨¦ Central y principal apoyo de los movimientos insurgentes en America Latina en los a?os sesenta y setenta. En esos momentos ya no ten¨ªa cargo, pero si acceso directo a las alturas.
En aquellas comidas se hablaba de todo, pero principalmente de los m¨²ltiples obst¨¢culos que hab¨ªa que superar para que aquella visita, que levantaba ronchas en los sectores m¨¢s ortodoxos del Partido Comunista, finalmente se diera. Un d¨ªa el problema era que las autoridades no quer¨ªan retransmitir en directo las misas del papa Wojtyla por temor a lo que pudiera decir, otro que el gobierno, responsable de facilitar las guaguas para trasladar a los feligreses a las liturgias en las plaza, argumentaba que no hab¨ªa gasolina, y as¨ª todos los d¨ªas. Una ma?ana amanecimos con la noticia de que hab¨ªa aparecido un micr¨®fono en uno de los lugares donde iba a estar el papa. Aquello era una bomba, pero Beniamino mantuvo la calma y salv¨® la situaci¨®n del mejor modo posible. En una de las sobremesas, as¨ª eran aquellas reuniones, un contertulio brome¨® con Pi?eiro: hombre, esta vez os hab¨¦is pasado. Barbarroja, que ten¨ªa gran sentido del humor, le contest¨®: ¡°no chico, no, si era un micr¨®fono viejo del tama?o de una caja de zapatos. Es que un compa?ero copi¨® mal la orden y se le olvido quitarlo¡±.
Entre tensiones sordas ¨Cy tambi¨¦n risas-, las negociaciones con Stella fueron clave. El viaje finalmente se dio y fue un ¨¦xito, tanto para el Vaticano como para Fidel Castro, que no fue derribado por el papa anticomunista ni nada que se le parezca. Un d¨ªa antes de marcharse, Juan Pablo II recibi¨® en la nunciatura a algunas de las personas que hab¨ªan contribuido a que la visita llegara a feliz t¨¦rmino, y all¨ª fue invitado Barbarroja. A la salida lo est¨¢bamos esperando varios amigos, le confieso a L¨¢zaro. ¡°Nos cont¨® que al darle la mano a su Santidad le dijo que ¨¦l ya lo conoc¨ªa de antes, y era verdad¡±. Esta era la versi¨®n de Pi?eiro: ¡°Cuando muchos a?os antes fui viceministro del interior hice un viaje a Polonia y all¨ª me atendi¨® mi hom¨®logo polaco. Le pregunt¨¦ c¨®mo estaba la cosa, y el muy comemierda me respondi¨®: ¡®Todo bien, solo hay un curita en Cracovia que de vez en cuando nos da un problema, pero lo tenemos controlado¡±.
L¨¢zaro suelta una carcajada. Y vuelve al tema de los presos: ¡°Beniamino es un peso pesado, y si ha dicho lo que ha dicho, no creo que aqu¨ª quieran quedar mal con ¨¦l ni con el papa Francisco¡±. Comenta que tampoco es gratuito que cuando los periodistas en el Aula Magna le preguntaron a Stella por una posible nueva intervenci¨®n del Santo Padre para impulsar un di¨¢logo entre Cuba y EE UU, este contest¨®: ¡°Hablando se pueden encontrar soluciones, as¨ª que la Iglesia lo vive con gran anhelo interior¡Que los que tienen poder se puedan hablar, se puedan escuchar mutuamente y sin duda de eso salen cosas que benefician al pueblo cubano. Ojal¨¢ que se d¨¦ pronto y constituya un paso importante para muchos avances que el pueblo cubano necesita mucho¡±.
Le pido a mi amigo que no me vuelva a llamar tan temprano, y despu¨¦s de que se marcha recuerdo con nostalgia aquellas comidas heterodoxas con Beniamino, con Barbarroja, con monse?or C¨¦spedes, y me digo, a lo mejor L¨¢zaro tiene raz¨®n y la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos se da. As¨ª sea.
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