El Gobierno someter¨¢ a una parte de las disidencias de las FARC y con otra negociar¨¢
Los decretos de cese al fuego de la paz total dan un trato distinto al Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia, las grandes corrientes de exguerrilleros que no se acogieron a la paz de Juan Manuel Santos
El encaje de las disidencias de las FARC ha sido desde el primer momento uno de los mayores desaf¨ªos de la paz total que persigue el Gobierno de Gustavo Petro. Disidencias, en plural, pues m¨¢s de una facci¨®n se apart¨® ¨Cen distintos momentos¨C de los di¨¢logos de La Habana que desembocaron en el acuerdo de paz sellado a finales de 2016. Ahora, la tregua con varios grupos armados ha evidenciado que los caminos se bifurcan entre el sometimiento y la negociaci¨®n para las disidencias dispuestas a sumarse a la ambiciosa pol¨ªtica bandera del presidente de Colombia.
Despu¨¦s de anunciar al filo del A?o Nuevo que hab¨ªa alcanzado un cese al fuego bilateral por seis meses con cinco organizaciones distintas, Petro firm¨® el mismo n¨²mero de decretos para fijar las condiciones de cada una de esas treguas. En medio de la pol¨¦mica, el Gobierno suspendi¨® el del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional despu¨¦s de que la ¨²ltima guerrilla activa en Colombia desminti¨® haber llegado a ese acuerdo. Los otros cuatro siguen en firme, e incluyen a las dos principales disidencias de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: el Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia. La lista la completan el Clan del Golfo, la mayor banda del narcotr¨¢fico, heredera de los paramilitares, que se hace llamar Autodefensas Gaitanistas de Colombia, y las Autodefensas de la Sierra Nevada.
Aunque los respectivos decretos tienen similitudes, lo que m¨¢s ha llamado la atenci¨®n son sus diferencias. Mientras que el fraseo para el ELN y el Estado Mayor Central habla de ¡°proceso de paz¡±, para la Segunda Marquetalia, el Clan del Golfo y las Autodefensas de la Sierra Nevada se refiere a ¡°facilitar la instalaci¨®n de una mesa de di¨¢logo y lograr el sometimiento a la justicia y su desmantelamiento¡±. Es decir que a las ¨²ltimas tres organizaciones, en principio, no se les concede ning¨²n car¨¢cter pol¨ªtico.
La puerta no est¨¢ cerrada y ese lenguaje no es definitivo, ha dicho el ministro del Interior, Alfonso Prada. Junto a los cinco decretos, el Gobierno expidi¨® uno adicional para conformar una Instancia de Alto Nivel encargada de clasificar y caracterizar a los grupos armados. Sus miembros son el ministro de Defensa, Iv¨¢n Vel¨¢squez; el alto comisionado de Paz, Danilo Rueda; y el director nacional de Inteligencia, Manuel Alberto Casanova. ¡°Una vez tengamos la decisi¨®n final de la instancia, tomaremos la decisi¨®n tambi¨¦n por parte del Gobierno de cu¨¢l es la ruta en la que avanzaremos, si se reconoce el estatus pol¨ªtico o nos quedamos en el nivel de la conversaci¨®n con miras al sometimiento y al desmantelamiento de organizaciones del crimen de alto impacto, como lo define la ley¡±, ha explicado Prada tras reconocer la complejidad de estos procesos.
El episodio y el lenguaje escogido, en cualquier caso, reabren un espinoso debate sobre el lugar que ocupar¨¢n las disidencias en la paz total, un asunto problem¨¢tico por varias razones. El grueso de los excombatientes de las FARC ha transitado hacia la legalidad. M¨¢s del 90% de los firmantes del acuerdo, unos 13.000 exguerrilleros, han cumplido con sus compromisos. Pero las disidencias han desestabilizado las condiciones de seguridad en muchas regiones, saboteado los esfuerzos de construcci¨®n de paz y amenazado las garant¨ªas de seguridad para los exguerrilleros y sus familiares contempladas en los acuerdos. Es un archipi¨¦lago de m¨¢s de 20 grupos dif¨ªciles de clasificar. En Colombia persisten seis conflictos armados internos, y la mitad de ellos involucran facciones disidentes, de acuerdo con el balance del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Las disidencias comenzaron cuando en la recta final de las negociaciones con las FARC una de sus estructuras m¨¢s representativas, el Frente 1, que operaba en el sureste del pa¨ªs, public¨® a mediados de 2016 un comunicado en el que se apartaba del proceso, al que tild¨® como una ¡°traici¨®n¡±. Ese anunci¨® provoc¨® que la c¨²pula de las FARC expulsara a cinco mandos, entre ellos Gentil Duarte.
Desde entonces surgieron otras facciones en distintas regiones, pero el fen¨®meno adquiri¨® una nueva dimensi¨®n en agosto de 2019, cuando Iv¨¢n M¨¢rquez, quien fuera jefe negociador en los di¨¢logos con el Gobierno, anunci¨® que retomaba las armas junto a otros jefes que hab¨ªan firmado la paz. Aunque no hubo la desbandada de firmantes que muchos tem¨ªan, nuevas din¨¢micas de reclutamiento forzado han alimentado el fuego de las disidencias.
Las corrientes de Gentil Duarte ¨CEstado Mayor Central¨C e Iv¨¢n M¨¢rquez ¨CSegunda Marquetalia, por el lugar donde nacieron las FARC¨C, se consolidaron como las m¨¢s notorias. Ambas fueron designadas por el Gobierno de Estados Unidos como organizaciones terroristas cuando retir¨® de esa lista negra a las FARC, ya desarmadas y convertidas en un partido pol¨ªtico. Duarte y M¨¢rquez tambi¨¦n entablaron una guerra a muerte en la que fueron cayendo en confusos enfrentamientos ¨Ca menudo del otro lado de la frontera con Venezuela¨C los principales l¨ªderes de ambas facciones, incluido el propio Duarte, relevado por Iv¨¢n Mordisco ¨Cquien a su vez reapareci¨® para anunciar su disposici¨®n de sumarse a la paz total despu¨¦s de haber sido dado por muerto¨C. M¨¢rquez tambi¨¦n sufri¨® un atentado pero sigue vivo, de acuerdo con el comisionado de Paz.
Tiene cierta l¨®gica que a la Segunda Marquetalia no le den tratamiento pol¨ªtico y al Estado Mayor s¨ª, valora Luis Fernando Trejos, analista del centro de pensamiento UNCaribe. ¡°Ese Estado Mayor son disidentes, es decir, ninguno de ellos entr¨® al proceso, todos fueron mandos y estructuras que se separaron de la negociaci¨®n y mantuvieron su actividad criminal, mientras que la Segunda Marquetalia son rearmados¡±, argumenta. ¡°Es una diferencia que servir¨ªa para entender por qu¨¦ a unos les van a dar tratamiento pol¨ªtico y a otros no¡±. Al final, apunta, ¡°eso que llaman disidencias es muy din¨¢mico¡±.
Jorge Mantilla, de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz, considera que todo queda en una ¡°zona gris¡±. Aunque los decretos difieren en las palabras de paz y sometimiento, en t¨¦rminos pr¨¢cticos el cese de operaciones ofensivas de la fuerza p¨²blica y los mecanismos de verificaci¨®n son los mismos, advierte. Lo definitivo ser¨¢ la manera en que la nueva Instancia de Alto Nivel califique a estos grupos. ¡°Volvemos al problema pr¨¢ctico de la paz total, que es c¨®mo mantener conversaciones diferenciadas, pero de manera simult¨¢nea, con diferentes actores que est¨¢n en guerra entre ellos¡±, concluye.
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