Qu¨¦ cambiar
Breve inventario de los comportamientos cotidianos colombianos, reflejo de la cultura del todo vale, que solo se solucionan con un profundo cambio de mentalidad, no con polic¨ªas, jueces y leyes
Si nuestra conducta cotidiana es desordenada, ensuciadora y agresiva, no habr¨¢ alcalde capaz de ordenar, ni barrenderos suficientes para limpiar, ni polic¨ªas y jueces suficientes para garantizar la paz y el orden.
Puestos a hacer inventario sobre los comportamientos que hay que cambiar, recog¨ª opiniones de varias personas sobre nuestro comportamiento en los colegios, las universidades, el sitio de trabajo, la calle, las ventanillas p¨²blicas, la familia y otras esferas cotidianas. Cito solo el nombre de pila de quien aport¨® la opini¨®n.
Alejandro, rector de colegio, dice que las conductas de los pap¨¢s con sus hijos y con los colegios se reflejan en el matoneo (bullying) de los chicos hacia los profesores y entre ellos. Si la actitud de los pap¨¢s se mantiene, es imposible resolver el problema de fondo.
Cita a una abogada de colegios, para quien los manuales de convivencia evitan ser ¡®punitivos¡¯ y plantean solo conciliaci¨®n y reparaci¨®n, pero no asumir las consecuencias. Cuenta que un rector conversaba con un menor sobre un plagio que hab¨ªa cometido. El estudiante, arrepentido, promet¨ªa no volverlo a hacer, cuando el pap¨¢ dice: ¡°?Usted c¨¢llese y no admita ninguna falta!¡±.
Un caso extremo son las tutelas contra los colegios. Cuentan que un pap¨¢ pidi¨® al juez impedir que le cancelaran la matr¨ªcula a su hijo a pesar de saber que soborn¨® al celador, ingres¨® por la noche al colegio y se rob¨® unos ex¨¢menes.
Creo que dejar que los adolescentes beban licor desde los 13 a?os har¨¢ que no sepan para qu¨¦ son las normas, ni qui¨¦nes las debe cumplir. Ellos no, aparentemente. Mar¨ªa Fernanda agreg¨® que los pap¨¢s saben que sus hijos tienen identificaci¨®n falsa para comprar trago.
A Alejandra le sorprendi¨® ver que en la universidad se copiaba en los ex¨¢menes m¨¢s que en el colegio, a pesar de ser mayores de edad. Patricia record¨® a un profesor de universidad que invit¨® a salir a su alumna la noche antes de su sustentaci¨®n de tesis. Un jefe le reclam¨® a una subalterna por no mostrar suficiente esfuerzo y entrega en el trabajo, cuando buscaba otro tipo de entrega. Claudia dijo: en Colombia da status estar *por encima* de la norma, no *dentro* de la norma.
Para Diego cosas en apariencia poco importantes, importan mucho. El carro que hace doble fila para voltear y tranca a los que van a seguir derecho. El due?o del perro que le permite correr sin correa en una ciclorruta y no le recoge las heces.
Justo comparti¨® una escena en la que un reciclador dej¨® atravesada su bicicleta en la mitad de la v¨ªa, con lo que le imped¨ªa pasar a un carro; en el momento en que el carro le ¡®sacaba el quite¡¯ a la bicicleta, apareci¨® una moto en contrav¨ªa.
Marta dijo que la normativa le exige al oficial de la ventanilla p¨²blica, o al cajero del banco, pedir toda una suerte de papeles que no sirven para nada.
Para Gloria se olvid¨® valorar el esfuerzo, el avance personal, la familia y la Patria, por darle prelaci¨®n al valor de las cosas. De un momento a otro, se privilegi¨® s¨®lo tener aspiraci¨®n de riqueza material lo m¨¢s r¨¢pido posible. Por eso caemos en la cultura del atajo, de la trampa, del todo vale.
Luis Fernando dijo: ¡°No pidan una sociedad igualitaria si cada vez que ven una cola se la saltan¡±. Varias personas mencionaron el s¨ªndrome del vivo, pues deja fuera el juego limpio, y se inculca desde peque?o. Camilo descree de los cambios culturales, a lo Mockus, si antes no hay imperio de la ley.
Jorge pregunta: ¡°?Por qu¨¦ la violencia se volvi¨® el recurso m¨¢s f¨¢cil?¡±. Hay un uso cultural de la violencia para resolver conflictos, disputas, desacuerdos, desde el crimen organizado, claro est¨¢, hasta conflictos viales, pasando por el ejercicio de la pol¨ªtica.
Cristina dijo: ¡°A m¨ª el rasgo cultural que m¨¢s me molesta es el de tapar las cosas¡±. No hablar de frente de los problemas familiares, con todas las letras, del primo calaveras o el t¨ªo borracho, por nombrar dos estereotipos. No se habla de Bruno, como en la pel¨ªcula Encanto.
Andr¨¦s Felipe se quej¨® del cortoplacismo cr¨®nico y la tendencia a hundir al que se destaca. Para Juan Manuel las ¨¦lites de todo tipo s¨®lo se reconocen a s¨ª mismas. Eso termina en pereza y flojera. David record¨® a Garc¨ªa M¨¢rquez: ¡°La gente se muere m¨¢s de envidia que de muerte natural¡±.
Edison acus¨® a las nuevas generaciones por creer que hay una deuda con ellos. Consideran que tienen muchos derechos pero los quieren sin esfuerzo. Todo gratis.
Jorge us¨® la alegor¨ªa del colegio y escribi¨® que todos compartimos pupitre, y somos a la vez esencialmente ¡°ego¨ªstas¡± y esencialmente ¡°generosos¡±. Todos diferentes. Pero ve que a las autoridades no les alcanza el tiempo para crear reglas y leyes que nos pongan de acuerdo.
Juanita cuenta que, en d¨ªas pasados, alguien se quejaba del ruido de unas obras cerca a su casa, de las 8 p.m. a las 6 a.m. Se hab¨ªa quejado con el Instituto de Desarrollo Urbano y la Alcald¨ªa. Ella cont¨® que, durante la reconstrucci¨®n de Berl¨ªn y Madrid, despu¨¦s de la guerra, algunos ciudadanos protestaron por el caos y el ruido de las obras. Pero un grupo de mujeres tom¨® un camino distinto para respaldar, apoyar y agradecer a los trabajadores. Organizaron equipos para darles meriendas, caf¨¦ y agua.
Cierro con una paradoja planteada por Juan Manuel, que copi¨® la siguiente frase del autor ingl¨¦s G. K. Chesterton: ¡°He llamado este libro Lo Que Est¨¢ Mal En El Mundo, y el resultado del t¨ªtulo puede entenderse f¨¢cil y claramente. Lo que est¨¢ mal es que no nos preguntemos qu¨¦ est¨¢ bien¡±. Tal vez sea un rega?o por esta peque?a encuesta.
En suma, la vida cotidiana debiera ser un proceso de mejoramiento continuo. Pero tambi¨¦n experimenta severos retrocesos. Lamentablemente el progreso social y el mejor comportamiento individual no est¨¢ garantizado. Nos movemos como un p¨¦ndulo, a veces para adelante, a veces para atr¨¢s. Necesitamos estar constantemente alerta frente a nosotros mismos, para que la suma de nuestros aciertos supere la de nuestros errores. Que nuestros mejores ¨¢ngeles superen a nuestros demonios, y logremos una mejor vida en comunidad. Felipe record¨® la sabia famosa de Hip¨®crates: si para el cuerpo ¡°la comida sana debe ser nuestra medicina¡±, para la comunidad el comportamiento sano debe ser la medicina social.
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