En busca de la gobernabilidad perdida
Es dif¨ªcil entender por qu¨¦ el presidente prefiri¨® destruir su coalici¨®n y su gabinete, y enconcharse en la caverna progresista y en el fundamentalismo de no negociar con nadie
Sim¨®n Bol¨ªvar fue un militar descomunal, pero como presidente tuvo notables deficiencias. Le aburr¨ªa el trabajo de oficina en Santa Fe de Bogot¨¢. S¨®lo se quedaba el tiempo m¨ªnimo para que otra campa?a militar lo llevara de nuevo a cabalgar, libertar territorios, resolver crisis de gobernabilidad y apaciguar a las ¨¦lites locales a muchos d¨ªas a caballo. Su gobernabilidad se basaba en esa disposici¨®n a presentarse y cambiar el ¨¢nimo de la gente; a que su cara hac¨ªa el milagro.
Santander, el otro h¨¦roe tutelar de la Independencia, no pod¨ªa tener un modelo de gobernabilidad m¨¢s diferente. Si bien fue efectivo en organizar los ej¨¦rcitos neogranadinos en Casanare y jug¨¢rsela por el ascenso de la cordillera hacia Boyac¨¢, su genio se revelar¨ªa en el trabajo de escritorio, como vicepresidente o presidente en funciones cuando Bol¨ªvar se ausentaba durante meses de Santa Fe de Bogot¨¢. Era un funcionario eficaz y eficiente, apasionado por el curso de los asuntos cotidianos del Estado, acucioso y detallista.
Fuimos fundados como rep¨²blica con la tensi¨®n entre la gobernabilidad a caballo y la del escritorio, para ponerlo en t¨¦rminos de asentaderas. ?A qu¨¦ viene todo esto en la Colombia actual?
El actual presidente, Gustavo Petro, tiene un modelo mental y de gobernabilidad m¨¢s bolivariano que santanderista (sin comparar m¨¢s all¨¢ de lo que amerita). Le da pereza madrugar, le aburren las reuniones, no habla con sus ministros, no asiste a citas protocolarias con las altas cortes, los militares, alcaldes, gobernadores o mandatarios extranjeros, y, cuando lo hace, su incumplimiento refleja desd¨¦n, desinter¨¦s y soberbia.
En cambio, si lo ponen a hablar de Hamas, a visitar a Maduro, las Naciones Unidas o Italia, a cambiar pegatinas del ¨¢lbum progresista con Boric, a reunirse con Lula en el Amazonas, a matonear empresarios o desmantelar la Comisi¨®n de Regulaci¨®n de Energ¨ªa y Gas (CREG), ah¨ª el hombre est¨¢ en su salsa. Necesita salir a la esquina a ver qu¨¦ pelea casa, o qu¨¦ entuerto empeora.
?Por qu¨¦ esto es importante? Porque el principal problema del presidente actual, en mi opini¨®n, es la falta de gobernabilidad. Pr¨¢cticamente en todas las modalidades de gobernabilidad Petro tiene graves problemas.
La gobernabilidad pol¨ªtica fue una fortaleza en los primeros cuatro meses de Gobierno, cuando arm¨® una coalici¨®n intimidante, aprob¨® una reforma tributaria (muy regular) y conform¨® un gabinete con un grupo importante de ministros pragm¨¢ticos y experimentados, acompa?ados de otros cercanos, m¨¢s ideol¨®gicos que buenos funcionarios o conocedores de sus carteras.
Es dif¨ªcil entender por qu¨¦ el presidente prefiri¨® destruir su coalici¨®n y su gabinete, y enconcharse en la caverna progresista y en el fundamentalismo de no negociar con nadie (salvo el ELN, claro est¨¢).
Como consecuencia, se cayeron las reformas pol¨ªtica y laboral, y el Congreso se dio ma?as para arrastrar los pies por un a?o sin aprobar las de salud y pensiones. Lo m¨¢s probable es que ambas pasen a marzo y aparezcan en los R¨¦cord Guinness como las m¨¢s lentas en avanzar desde el C¨®digo Hammurabi. Veremos si alguna se aprueba y a qu¨¦ precio.
La gobernabilidad jur¨ªdica se fractur¨® el d¨ªa que Petro no asisti¨® a una cena con las altas cortes en pleno, convocada por ¨¦l en el Palacio de Nari?o. La relaci¨®n con las cortes no ha sido restablecida desde entonces. Se le cay¨® su intromisi¨®n en la CREG; le sacaron una advertencia hist¨®rica sobre la invalidez de leyes contrarias a la arquitectura constitucional; le declararon inexequible la emergencia econ¨®mica de La Guajira y la no deducibilidad de las regal¨ªas. Como reacci¨®n, lo ¨²ltimo que se le ocurri¨® al presidente fue amenazar con recortar el presupuesto a la justicia.
La gobernabilidad f¨ªsica en el territorio no podr¨ªa ser m¨¢s fr¨¢gil, retratada en el ¨²ltimo rev¨¦s en La Guajira: el secuestro a los padres de la estrella del f¨²tbol Lucho D¨ªaz y la declaraci¨®n del Ej¨¦rcito de que ten¨ªan al padre en una zona muy peligrosa, de imposible acceso. En Argelia (Cauca) mandan las guerrillas y los paracos, como verdadera capital del Litoral Pac¨ªfico, plenamente ocupado por las fuerzas del mal.
La frontera con Venezuela es tierra de nadie, al igual que el sur del pa¨ªs, el nordeste antioque?o y grades zonas del Caribe. ?Los militares le copian a Petro? En fin, echamos para atr¨¢s dos d¨¦cadas en seguridad y los secuestros est¨¢n en ascenso vertiginoso. La paz total est¨¢ encadenada a la guerra total y a la muerte, como caricaturiz¨® con agudeza Matador.
La gobernabilidad econ¨®mica est¨¢ por el piso. La misma consiste en la disposici¨®n de los padres de familia y los due?os y administradores de las empresas a usar su poder econ¨®mico para gastar y arriesgar. Las compras de casa y carro se desplomaron, y la inversi¨®n colaps¨®, as¨ª como las importaciones. La gente no quiere tomar riesgos. Si las empresas no venden, no hay utilidades y se merma la base impositiva del a?o siguiente.
El ambiente de pugnacidad y matoneo del presidente a los empresarios cruz¨® la raya. Y, para poner la cereza sobre el pastel, en medio de un mar de anuncios de regalos de plata a diestra y siniestra, sale Petro con que hay que quitar la regla fiscal, ¨²nica garant¨ªa de buen comportamiento financiero del Gobierno.
Ojal¨¢ la reuni¨®n con (algunos de) los cacaos (con la inexplicable e injustificable ausencia de los paisas) y el encuentro con el expresidente Uribe indiquen que el presidente tuvo una epifan¨ªa y vio la luz de recuperar la gobernabilidad perdida.
Para eso debe negociar a fondo los aspectos contenciosos de la reforma pensional (s¨®lo pasar a prima media un salario m¨ªnimo) y de salud (dejar a las EPS privadas, mixtas y p¨²blicas hacer lo que s¨®lo ellas saben hacer). Con base en eso, recuperar la capacidad de aprobar reformas en el Congreso. Tambi¨¦n restablecer el di¨¢logo y el tacto con las altas cortes.
La crisis de seguridad f¨ªsica en el territorio requerir¨¢ recuperar una gobernabilidad bolivariana: es decir, comandar los ej¨¦rcitos para ir a derrotar a los malos donde est¨¢n y libertar a la Colombia rural de sus garras; a la Colombia urbana, devolverle la sensaci¨®n de seguridad que tuvo hace ya un tiempo largo.
Laura Sarabia, de triste recordaci¨®n y reciente regreso, tiene la tarea de devolverle algo de orden y disciplina a este mandatario err¨¢tico. El Gobierno ten¨ªa algo de funcionalidad mientras ella estaba y la perdi¨® del todo cuando sali¨® en medio de conocidos esc¨¢ndalos (?ya super¨® esos temas?). Es una dosis de disciplinado y eficaz santanderismo por la que clama este Gobierno. Ella y el ministro Ricardo Bonilla son los pilares de esta nueva fase ¨Csiempre y cuando Hacienda deje de girar tres veces los sueldos de cada mes¨C.
Un d¨ªa, en su despacho, el presidente Andr¨¦s Pastrana me dijo, se?alando el escritorio presidencial: ¡°?Usted sabe qu¨¦ hace uno ah¨ª todo el d¨ªa? Tres cosas: gobernabilidad, gobernabilidad y gobernabilidad¡±. Petro debe dedicar el a?o 2024 a recuperar las tres.
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