De la calle a la central: la cooperativa de 230 vendedores ambulantes que construy¨® el centro de acopio m¨¢s importante del oriente colombiano
Ubicada en Tibasosa, Boyac¨¢, Coomproriente est¨¢ cambiado la forma de hacer negocios en la regi¨®n y las vidas de sus asociados
Entrar a Coomproriente, la principal central de abastos del oriente colombiano, es un asalto a los sentidos. El olor a aj¨ª impregna el aire. Los trabajadores llevan carritos de frutas y verduras por todos lados, el sonido de las ruedas sobre el cemento genera caos. Guan¨¢banas verdes, pl¨¢tanos amarillos, fresas de un rojo vibrante pintan la escena. Caja tras caja, muchachos vestidos de poncho descargan camionetas. De un altavoz suena salsa a todo volumen, mientras los empleados se hablan a los gritos. ¡°No me estrese tan temprano¡±, le dice uno a otro en broma. Son las 5 de la ma?ana.
A simple vista, esto parece el movimiento normal de cualquier mercado de abastos latinoamericano. Pero tiene algo especial: es de una cooperativa. Hace casi 25 a?os, 230 vendedores ambulantes que ven¨ªan de ser expulsados repetidamente de las calles de Sogamoso, una ciudad peque?a de Boyac¨¢, fundaron la Cooperativa Multiactiva de Comerciantes y Productores Agr¨ªcolas del Oriente Colombiano, Coomprioriente. Con un aporte de 110.000 pesos cada uno (alrededor de 65 d¨®lares al cambio de la ¨¦poca), se asociaron con la visi¨®n colectiva de tener algo m¨¢s grande, de todos, que quedara fuera de las v¨ªas p¨²blicas. El municipio les regal¨® el predio del antiguo matadero. Eran instalaciones r¨²sticas; construcciones de madera que no proteg¨ªan bien de la lluvia. Sent¨ªan que todav¨ªa estaban en la calle.
Hoy, despu¨¦s de a?os de organizaci¨®n e inversiones acertadas, Coomproriente es due?o del centro de acopio m¨¢s importante de la regi¨®n, explica Carlos Acero, presidente de Confecoop, el gremio de las cooperativas. La cooperativa construy¨® la Central Regional de Abastos del Oriente Colombiano Coomprioriente en 2015, en el peque?o municipio de Tibasosa, a pocos minutos de Sogamoso. Es una central moderna, muy superior a las instalaciones en el antiguo matadero. ¡°Cuando uno lo ve dice ?mi¨¦rcoles!¡±, exclama por tel¨¦fono Acero.
Tiene una bodega de 14.000 metros cuadrados ¨Dalgo as¨ª como dos campos de f¨²tbol¨D. Adem¨¢s, hay un sector separado para la venta de papa, un mercadillo de ropa, y hasta un billar. Todo esto, los asociados y la administraci¨®n lo construyeron trabajando juntos, sin un solo peso del Estado. ¡°No me gusta hablar de ¨¦xito, me gusta hablar de casos de referencia. Ah¨ª est¨¢ un caso de referencia¡±, dice Acero.
A muchos asociados, como a Luis Alejandro V¨¢squez, la cooperativa les ha cambiado la vida. ¡°Es una maravilla¡±, declara el comerciante de 42 a?os, vestido de una camisa polo blanca. Explica que durante a?os trabaj¨® en las plazas de mercado de Boyac¨¢, vendiendo frutas como uva, mel¨®n o banano de Urab¨¢. En la calle, cuenta, aguantaba lluvia, calor e inseguridad. Entonces, hace 16 a?os, decidi¨® asociarse a Coomproriente para tener acceso a un puesto en la central. 8 a?os m¨¢s tarde, abrieron la edificaci¨®n en Tibasosa. Marc¨® un antes y un despu¨¦s.
¡°Uy, el cambio es bastante¡±, dice y se echa hacia atr¨¢s, para enfatizar. ¡°La organizaci¨®n, la seguridad, la tranquilidad. Bendito sea Dios, nos va muy bien ac¨¢¡±. Con sus dos hermanos y esposa, V¨¢squez dirige cuatro puestos. Adem¨¢s del dinero que invirti¨® para entrar, paga 50.000 pesos semanales (unos 13 d¨®lares) para gastos administrativos. No es due?o de los puestos, tiene derecho a usarlos hasta que se decida salirse de la cooperativa. Pero con la estabilidad y seguridad que le ofrecen, se le nota feliz. ¡°Bendito sea Dios, vivimos con unas buenas personas como lo es el se?or gerente, que nos ayuda a conseguir esta maravillosa empresa¡±, sostiene.
El gerente se llama Alfredo D¨ªaz, y es un hombre muy poderoso en este mercado. Alto y carism¨¢tico, en la central su ropa le distingue de los dem¨¢s trabajadores: es el ¨²nico que lleva traje. Muchos se le acercan, le dan la mano, lo saludan. El mensaje es claro: o lo quieren o quieren que ¨¦l los quiera.
Para ¨¦l, el hecho de que la central sea de la cooperativa es una ventaja frente a las otras centrales de abastos del pa¨ªs, usualmente p¨²blicas. ¡°Son otras formas de manejo. Ya cuando llega el pol¨ªtico, ay dios¡¡±, dice. Cuenta que cuando entr¨® a Coomproriente en 2005, ten¨ªa activos por 413 millones de pesos (unos 180.000 d¨®lares al cambio de la ¨¦poca). 17 a?os m¨¢s tarde, ya suman 17.000 millones de pesos (unos 4,3 millones de d¨®lares), 22 veces m¨¢s.
No fue f¨¢cil, dice. Encontr¨® que faltaba mucha organizaci¨®n y que hab¨ªa que cambiar la cultura de trabajo de los asociados. ¡°Vienen de padres y abuelos que vend¨ªan en plazas de mercados, con unas costumbres totalmente distintas. La tarea es hacerles entender que no son simples comerciantes de plazas de mercado, sino que son empresarios¡±, afirma.
Con su equipo de trabajo, el consejo administrativo de la cooperativa y el personal de vigilancia ¨Destos dos ¨²ltimos elegidos democr¨¢ticamente¨D, lo ha logrado. Los asociados viven en armon¨ªa y, cuando alguien no respeta las reglas, una multa siempre ayuda. ¡°Sumerc¨¦ sabe que a nadie le gusta que le toque el bolsillo¡±, dice con una sonrisa.
D¨ªaz y su equipo siempre est¨¢n pensando en c¨®mo mejorar la central, que dise?aron con su funci¨®n en mente. ¡°Se construy¨® para lo que es¡±, afirma el gerente. Las papas se venden en un sector separado, para que no contaminen las frutas y verduras. Los 272 paneles solares reducen el costo de la energ¨ªa en un 23%, seg¨²n la administraci¨®n. Las bah¨ªas en las que se carga y descarga producto quedan a ras con el piso de la bodega para facilitar esa tarea, algo que numerosos asociados dicen apreciar.
Coomproriente tiene hasta un banco de alimentos. El a?o pasado don¨® unas 470 toneladas de comida a personas necesitadas. Es una labor humanitaria que tambi¨¦n les ahorra los miles de pesos que pagaban al mes para llevar esa comida al relleno sanitario. Boyacense, al igual que la mayor¨ªa de los que trabajan en la central, D¨ªaz dice estar orgulloso del crecimiento que ha vivido la cooperativa.
Dora Infante, cofundadora de la cooperativa, destaca como ha mejorado su calidad de vida en los ¨²ltimos a?os. Sentada detr¨¢s de una mesa plegable, se muestra cari?osa y brusca a la vez. Tiene 40 a?os, vende moras y fresas, y viste una camisa azul con el logo de una fresita en el pecho. ¡°En las otras centrales del departamento todo es un desastre. Ac¨¢ tenemos condiciones dignas. As¨ª usted venga en minifalda, permanece todo el d¨ªa impecable¡±, dice, y corta la entrevista para atender a un cliente. Muchos asociados quieren que sus hijos sigan con Coomproriente cuando se jubilen, pero Infante tiene otra cosa en mente. Su hijo de 23 a?os est¨¢ a punto de terminar sus estudios de medicina.
Los estudios universitarios, justamente, son unos de los beneficios que reciben muchos de los hijos de los asociados, que sus pap¨¢s nunca tuvieron. Es el caso de Orlando Pe?a. Qued¨® hu¨¦rfano muy joven, cuenta, y solo lleg¨® hasta octavo del bachillerato. ¡°Me toc¨® que salir a resbusc¨¢rmela¡±, lamenta.
Tras a?os vendiendo frutas en la calle, le empez¨® a ir bien. Luego, cansado de las molestias, la inestabilidad y la inseguridad de trabajar en la v¨ªa p¨²blica, se uni¨® a Coomproriente. Le fue a¨²n mejor. Ahora, sus cuatro hijos tienen oportunidades que ¨¦l nunca se hubiera imaginado. Tres est¨¢n en la universidad, y el ¨²ltimo est¨¢ por terminar el colegio. ¡°Todo lo que tenemos es gracias a la cooperativa¡±, afirma.
¡ª ?Cree que sus hijos estar¨ªan en la universidad si no fuera por Coomproriente?
¡ª No, no creo ¡ª responde contundentemente.
Pe?a s¨ª quiere dejarles el negocio alg¨²n d¨ªa. Por ahora, sin embargo, est¨¢ m¨¢s que contento trabajando todos los d¨ªas al lado de sus hermanos. Juntos suman seis puestos, todos llamados alguna variante de ¡°WON frutas¡±. ¡°Wilfredo, Orlando, y N¨¦stor. Los Pe?a¡±, explica. Enseguida, agrega que el nombre tambi¨¦n tiene otro significado: ¡°Won es una palabra en ingl¨¦s. Quiere decir ganador¡±.
¡ª ?Y usted se siente ganador en la vida?
¡ª S¨ª, claro.
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