El Banco de la Rep¨²blica define la tasa de inter¨¦s con la tensi¨®n al tope
Los responsables de la Junta deciden este viernes un nuevo ajuste al precio del dinero cuando est¨¢ en su punto m¨¢s alto en una d¨¦cada y en medio de un largo proceso de lucha contra la inflaci¨®n
La Junta del Banco de la Rep¨²blica se re¨²ne este viernes para discutir una nueva reducci¨®n al precio del dinero en Colombia. Nadie duda, ni siquiera la mayor¨ªa de los responsables del ¨®rgano rector, sobre la necesidad de continuar con el descenso de la tasa, que ha bajado de 13,2% a 12,75% desde octubre pasado. El dilema existencial, en realidad, se centra en la velocidad del aterrizaje. La econom¨ªa, tras largos meses de alta inflaci¨®n, ha entrado en una senda de desaceleraci¨®n y distintos sectores claman por un improbable recorte de hasta 100 puntos b¨¢sicos como terapia de choque para reactivar el crecimiento.
Un gran quebradero de cabeza para el car¨¢cter prudente de buena parte de los 7 responsables del banco. El mensaje del presidente, Gustavo Petro, ha sido claro: la pol¨ªtica monetaria debe priorizar la generaci¨®n de empleo y la productividad. Lo dijo como cr¨ªtica indisimulada, en medio de su pol¨¦mica propuesta de reforma constituyente, al manejo del Banco de la Rep¨²blica. El exministro de Hacienda, Jos¨¦ Antonio Ocampo, zanj¨® la discusi¨®n en X al recordar que una sentencia de la Corte Constitucional ya determin¨® en 1999 que el banco central y su junta independiente deben contemplar los efectos de sus decisiones sobre los renglones mencionados.
Las casas de analistas y observadores de entidades crediticias vaticinan una rebaja de los tipos de entre 50 y 75 puntos b¨¢sicos. Al mismo tiempo precisan que se trata, quiz¨¢s, de un ajuste insuficiente. Pero el gerente del Banco de la Rep¨²blica, Leonardo Villar, ha repetido en varias ocasiones que la credibilidad de un banco central moderno depende de su capacidad para alcanzar la meta de inflaci¨®n estipulada. Y todo parece indicar que Colombia sumar¨ªa este 2024 el tercer a?o consecutivo sin llegar al anhelado 3%. Las aprehensiones sobre el camino a tomar, por lo tanto, no son pocas.
No sobra recordar c¨®mo se lleg¨® a este punto. Tras la pandemia, la econom¨ªa entr¨® en una fase de recalentamiento debido al gasto desmedido de los colombianos, que salieron a desembolsar los ahorros guardados. La teor¨ªa econ¨®mica sugiere que ning¨²n pa¨ªs deber¨ªa crecer por encima de su potencial y que el exceso de demanda deber¨ªa ser siempre controlado. Se trata de una distorsi¨®n que puede empujar a los productores a gastar en exceso y desembocar en quiebras y cierres. Pero la situaci¨®n era in¨¦dita entonces y la inflaci¨®n se dispar¨® hasta alcanzar el techo en marzo del a?o pasado (13,3%), en una secuencia que se replic¨® a nivel mundial. En muchos pa¨ªses desarrollados super¨® incluso el 10%.
Los bancos centrales del mundo echaron mano de una receta cl¨¢sica de pol¨ªtica monetaria para enfriar el consumo y bajarle el pulso a los precios desbocados. Se trata, en efecto, del alza de los denominados tipos de inter¨¦s, que el Banco de la Rep¨²blica ajust¨® hasta llegar al 13,25% en junio del a?o pasado, desde un promedio de 1,75% dos a?os antes. Los bancos comerciales recibieron a su vez la se?al y subieron el coste del dinero que se prestan entre ellos. Los cr¨¦ditos en la calle, como en un efecto de bola de nieve, se encarecieron.
Miles de colombianos tuvieron que abandonar el cumplimiento de sus obligaciones hipotecarias para pagar sus casas, muchos otros renunciaron a pr¨¦stamos que seguramente les habr¨ªan sido denegados por la falta de garant¨ªas en la devoluci¨®n, y la capacidad de consumo qued¨® diezmada.
El efecto sobre la reducci¨®n de la inflaci¨®n (7,74% a cierre de febrero) surti¨® resultados, pero a un ritmo m¨¢s lento de lo esperado. En paralelo, las constantes vitales de la econom¨ªa colombiana, como el crecimiento y la inversi¨®n, se vieron alteradas. As¨ª llegamos a la coyuntura actual, donde los problemas, lejos de remitir, a¨²n env¨ªan se?ales ambiguas de alerta, con afectaciones duraderas en el sector inmobiliario y otros fantasmas plausibles como el de una recesi¨®n. Sergio Clavijo, acad¨¦mico y veterano economista, titul¨® hace unos d¨ªas una columna Banco de la Rep¨²blica: ?Tardanza al subir y lentitud al bajar?
Es una de las tesis que sondean los economistas para explicar el rezago colombiano frente a otros pa¨ªses de la regi¨®n que tienen tasas de inflaci¨®n m¨¢s bajas desde hace meses. Nadie duda de que la tarea ha sido ardua y la presi¨®n sobre el director Leonardo Villar va en aumento. No obstante, el acad¨¦mico de la Universidad de Stanford Javier Mej¨ªa llama a la prudencia y advierte que la inflaci¨®n en Estados Unidos sorprendi¨® al alza en su ¨²ltima medici¨®n, debido, en parte, a la crisis Palestino-israel¨ª y su influjo en el encarecimiento de los contenedores que navegan por el Mar Rojo.
Pese a todo David Robayo, analista senior de investigaciones en Ita¨² Colombia, vaticina ¡°una leve aceleraci¨®n en el ciclo de recortes a 50 puntos b¨¢sicos¡±. Su an¨¢lisis tiene en cuenta que hasta ahora ha habido dos recortes m¨¢s leves, de 25 puntos b¨¢sicos cada uno. Y Sergio Olarte, economista jefe de ScotiaBank Colpatria, explica que si bien los datos del ?ndice de Seguimiento a la Econom¨ªa reflejaron en enero una buena marcha en sectores como la agricultura, la actividad econ¨®mica general a¨²n es bastante d¨¦bil y los c¨¢lculos de producci¨®n a largo plazo son negativos: ¡°Nosotros vemos campo para que bajen la tasa de intervenci¨®n 75 puntos y la dejen en 12%¡±.
Tambi¨¦n sostiene que el desfase entre la inflaci¨®n y la tasa de inter¨¦s produce un costo del dinero real cercano al 5%, una brecha perjudicial a largo plazo para la econom¨ªa (el rango ideal estar¨ªa en 2,4%). Se trata, tecnicismos aparte, de otro indicador m¨¢s para evaluar la correlaci¨®n entre las pol¨ªticas monetarias y el costo de la vida: ¡°La tasa de inter¨¦s real est¨¢ muy alta. Podr¨ªa estimular una desaceleraci¨®n econ¨®mica mayor y m¨¢s duradera. Por eso, el banco tiene mucho susto y ha optado por un camino gradual al ver que, por ejemplo, los arriendos siguen pesando en la canasta familiar (26%) y no han ayudado a desacelerar m¨¢s la inflaci¨®n¡±.
El consenso de los expertos, sin embargo, es amplio: los ajustes deben ser m¨¢s contundentes para revertir el comportamiento negativo de dos meses consecutivos de contracci¨®n econ¨®mica evidenciados este a?o por los an¨¢lisis del equipo de Bancolombia (-1,6% y -0,6%, respectivamente). El alza en los costos financieros, repiten, perjudica a los hogares m¨¢s vulnerables, que desde hace m¨¢s de un a?o deben dedicar parte importante de sus sueldos a pagar deudas. En resumen, el dilema para los responsables del banco central, independientes del Ejecutivo, estriba en hallar un punto ¨®ptimo entre la intensidad de las medidas para contener los precios y los riesgos de deteriorar m¨¢s la econom¨ªa.
Los cr¨¦ditos de vivienda y consumo, a?aden, deben bajar con mayor celeridad para que los colombianos retomen la confianza y se embarquen en proyectos rentables. ¡°Anticipamos una reducci¨®n de 50 puntos b¨¢sicos¡±, desgrana Laura Clavijo, directora de investigaciones econ¨®micas de Bancolombia, ¡°entendiendo que todav¨ªa la inflaci¨®n se encuentra distante de la meta del 3% y que vemos algunas posibles presiones alcistas en las sendas de los precios este a?o con el potencial aumento del di¨¦sel, sobre lo cual no hay mucha claridad, o los precios de la energ¨ªa que todav¨ªa est¨¢n algo elevados¡±.
En ese sentido, presagia Clavijo, la mayor¨ªa de la junta del Banco de la Rep¨²blica se mantendr¨¢ por lo pronto dentro de su l¨ªnea de acci¨®n moderada: ¡°Hacia adelante creemos que, a medida que la Reserva Federal estadounidense comience a recortar tasas en la segunda mitad del a?o, en Colombia podr¨¢ acelerarse la reducci¨®n de los tipos a niveles m¨¢s grandes de 75 puntos b¨¢sicos o m¨¢s¡±.
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