La crisis que viene para Bogot¨¢
¡°Bogot¨¢ se va a quedar sin agua¡± es una innegable e inevitable realidad que se avizora para dentro de unos 15 o 20 a?os, pero que nadie parece capaz de encarar
No es pesimismo, es la realidad. Otra cosa es que muchos prefieren mirar hacia otro lado o simplemente esperan que pasen los a?os con la ilusi¨®n de que por arte de magia todos los problemas se resuelvan. Por eso las propuestas de los candidatos a cargos de elecci¨®n popular se llenan de frases potentes pero vac¨ªas. Por eso los planes de desarrollo que esos mismos pol¨ªticos crean una vez electos siguen llenos de conceptos important¨ªsimos, pero fundamentalmente vacuos en t¨¦rminos pr¨¢cticos.
Comenzar¨¦ con la mala noticia: Bogot¨¢ se va a quedar sin agua.
Esta sencilla frase que deber¨ªa ser la prioridad para el alcalde de hoy y los que vengan no debe ser vista como simple eco de aquello que vivi¨® la ciudad hasta hace unas semanas con la grav¨ªsima disminuci¨®n de los niveles de los embalses y las medidas de racionamiento que tom¨® la actual administraci¨®n. ¡°Bogot¨¢ se va a quedar sin agua¡± es una innegable e inevitable realidad que se avizora para dentro de unos 15 o 20 a?os, pero que nadie parece capaz de encarar.
La ecuaci¨®n es sencilla: el cambio clim¨¢tico o calentamiento global va a tener un impacto bastante grave sobre nuestra fuente primordial del l¨ªquido. Los p¨¢ramos, seg¨²n estudios y proyecciones hechos por investigadores de la Universidad Nacional, habr¨¢n desaparecido casi por completo en el a?o 2040 y con ellos se habr¨¢n secado esos manantiales que hoy creemos interminables y que son los que alimentan las tuber¨ªas que surten a m¨¢s de ocho millones de personas que habitan la capital de Colombia. Es m¨¢s: si sumamos la poblaci¨®n que representan todos los municipios que reciben agua gracias al sistema creado y construido desde hace d¨¦cadas para alimentar a la ciudad de Bogot¨¢ estamos hablando de casi 10 millones de personas. Algo realmente angustiante.
Sin embargo, ante este panorama y luego de hacer una revisi¨®n del reci¨¦n publicado plan de desarrollo del alcalde Carlos Fernando Gal¨¢n podemos volver al inicio de este escrito: es preferible mirar hacia otro lado y mejor pensar que este asunto no importa.
Dice el documento: ¡°Para la protecci¨®n del suministro de agua, se implementar¨¢n medidas de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico, priorizando la restauraci¨®n de ecosistemas clave para la conservaci¨®n del recurso h¨ªdrico¡±. Unas p¨¢ginas m¨¢s adelante habla de la posibilidad de hacer un trabajo a escala regional en el marco de la zona metropolitana y ya. Nada m¨¢s. No se habla de b¨²squeda de fuentes alternativas. No se plantea la situaci¨®n de emergencia. No se dice nada de lo que en poco tiempo amenaza con ser una crisis insalvable.
Tal vez sea que la nueva Administraci¨®n no quiere resultar alarmista. Tal vez el alcalde que tiene hijos peque?os piensa que ellos no van a vivir en Bogot¨¢ dentro de 20 a?os, y entonces deja ese problema a sus sucesores. Mas no pensar en ello, como ocurri¨® en administraciones anteriores, va a ser un lastre gigantesco para el futuro pr¨®ximo.
Es como si no aprendi¨¦ramos lo que es ser colombiano: si nos demoramos lo que nos demoramos en construir un metro elevado para medio arreglar los problemas de movilidad de la ciudad, ?cu¨¢nto puede demorarse en construir una alternativa real para traer millones de litros de agua a Bogot¨¢ con sus 2.600 metros sobre el nivel del mar? No es pesimismo. Es realidad.
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