Los 500 a?os de Santa Marta: conmemorar para celebrar
El ministro de Cultura de Colombia cuestiona c¨®mo debe recordarse la fundaci¨®n de la ciudad m¨¢s antigua del continente americano, entre su pasado hispano y el sometimiento de la poblaci¨®n ind¨ªgena y afrocolombiana
El s¨¢bado 31 de agosto un grupo de unos sesenta gestores culturales de Santa Marta nos reunimos en la sede del Instituto Colombiano de Antropolog¨ªa e Historia por cuatro horas. Algunos de ellos ten¨ªan preguntas y la sensaci¨®n de no ser tenidos en cuenta por la alcald¨ªa de la ciudad. El Ministerio de Culturas se ofreci¨® a atender sus reflexiones. Muchas de ellas fueron materia de conversaci¨®n: la actualizaci¨®n del Plan Especial de Manejo y Protecci¨®n del Centro Hist¨®rico, la conexi¨®n del Teatro Santa Marta con el Centro Nacional de las Artes, el fortalecimiento de la megabiblioteca a trav¨¦s de la Biblioteca Nacional de Colombia, la creaci¨®n de verdaderas rutas de turismo cultural en Pesca¨ªto, Mamatoco o Taganga, y, por supuesto, la ley 2058, de 2020, que cre¨® la comisi¨®n para la Celebraci¨®n del Quinto Centenario de la Fundaci¨®n de Santa Marta. Esta ley reconoce, en 12 art¨ªculos, a la ciudad como la m¨¢s antigua (sobreviviente) fundada por Espa?a en Am¨¦rica. El Ministerio de las Culturas fue autorizado por la ley para asumir el liderazgo t¨¦cnico. Durante los primeros dos a?os (2020-2022) esa comisi¨®n se reuni¨® en dos oportunidades y el Plan Maestro fue aprobado en sesi¨®n del 7 de abril de 2022 con la tarea al Distrito de Santa Marta de actualizarlo, que no ha sucedido. Entre otras cosas esa comisi¨®n no ha vuelto a sesionar porque uno de sus art¨ªculos fue demandado ante la Corte Constitucional (Sentencia C- 189 de 2022) por las comunidades negras, afrodescendientes, raizales y palenqueros por considerar que se hab¨ªa vulnerado sus derechos de participaci¨®n. La Corte tutel¨® sus derechos y determin¨® que ellos tambi¨¦n integrar¨ªan la comisi¨®n, la cual se hizo extensiva a los pueblos ind¨ªgenas, reconociendo de esta manera el lugar fundamental en esta historia.
Durante este ¨²ltimo a?o, de agosto de 2023 al mismo mes de 2024, hemos realizado seis reuniones, hemos se?alado que estamos coordinando el sentido conmemorativo de este acontecimiento y hemos acompa?ado a las comunidades para que puedan establecer el procedimiento para escoger sus representantes de acuerdo con su autonom¨ªa, derecho propio y formas organizativas. Adem¨¢s, cumpliremos a cabalidad los compromisos de nuestra cartera consignados en la ley: el inicio de la segunda fase de rehabilitaci¨®n del Centro Hist¨®rico; la puesta en marcha de un centro de atenci¨®n al visitante (Ecoturismo y turismo rural en la Sierra Nevada) y la consolidaci¨®n de la dimensi¨®n cultural del Distrito, que corresponde a los planes que ya estamos adelantando. Pero hemos declarado, y eso ha causado el malestar de alguna parte de la sociedad, que debemos pensar los 500 a?os de la fundaci¨®n hisp¨¢nica de Santa Marta sin simplificar las complejas memorias sobre la conquista y la colonizaci¨®n que all¨ª tuvieron lugar. Pensar en una conmemoraci¨®n, 500 a?os despu¨¦s, es entonces un gesto de reconocimiento hacia pueblos ind¨ªgenas y afrodescendientes que no s¨®lo resistieron largos siglos de colonizaci¨®n, sino que tambi¨¦n durante gran parte de la Republica han hecho esfuerzos para no ser condenados a habitar en los terrenos de la otredad. Y tambi¨¦n es cumplir el art¨ªculo 13 de la Constituci¨®n de 1991. El Estado tiene la potestad de crear medidas que reconozcan la violencia del periodo colonial y contribuyan al resarcimiento de los impactos de este hecho en la actualidad. La incorporaci¨®n de estas normas son parte de la construcci¨®n de democracia y la reparaci¨®n a los pueblos ¨¦tnicos por la colonizaci¨®n, genocidio y violencia de larga duraci¨®n que se prologa a trav¨¦s de la actual desigualdad social, econ¨®mica, pol¨ªtica y territorial.
Es, tambi¨¦n, ratificar el Convenio 169 de la OIT, de 1998, seg¨²n el cual la comunidad internacional reconoce que los pueblos ind¨ªgenas sufrieron injusticias hist¨®ricas como resultado de la colonizaci¨®n y enajenaci¨®n de sus tierras, territorios y recursos.
Quinientos a?os despu¨¦s hay quienes sostienen que por Santa Marta llegaron la civilizaci¨®n, la lengua, la religi¨®n y se produjo nuestro descubrimiento y debemos dejar el pasado atr¨¢s y celebrar la comunidad hispana que somos. Y hay quienes creemos que es necesario reconocer la violencia colonial como parte de un largo periodo hist¨®rico de imposici¨®n de una lengua y una religi¨®n de una cultura sobre muchas otras, para que prevalezca una matriz intercultural, sobre una euroc¨¦ntrica. Los palenques, las barriadas, las comunidades negras y afros, esclavizadas durante dos siglos, y la Sierra Nevada nos pueden ayudar a entender la relaci¨®n de dicha fundaci¨®n con este territorio biocultural. Gonawindua, los cuatro pueblos de la Sierra, se han opuesto a la colonizaci¨®n salvaguardando ¡°la l¨ªnea negra¡±, un sistema de espacios sagrados como ¡°¨¢mbito tradicional, de especial protecci¨®n, valor espiritual, cultural y ambiental¡±, esto es, un sistema de conocimiento que resguarda el coraz¨®n del mundo. All¨ª hay algo que aprender pues es en la diversidad cultural donde podemos hallar seguros contra la incertidumbre.
El pr¨®ximo 29 de julio de 2025 tenemos una oportunidad hist¨®rica para vencer una idea: es posible que nunca lleguemos a un consenso ideal, pero podemos convertirnos en adversarios y dejar de ser enemigos. Podemos congregarnos alrededor de un hecho que no puede hacernos perder del sentido de lo ocurrido hablando de c¨®mo unos y otros nos sentimos con respecto a lo sucedido quinientos a?os atr¨¢s, y c¨®mo esas fundaciones hisp¨¢nicas de nuestras ciudades est¨¢n relacionadas con quienes somos hoy como una sociedad profundamente desigual que no ha alcanzado, de manera efectiva, los mismos derechos. Y tambi¨¦n con una indudable y estupenda herencia hisp¨¢nica que ciment¨® una sociedad republicana de incontestable valor intelectual art¨ªstico, cient¨ªfico, y social. Una vez reconozcamos esas pasiones sin resolver, podremos decir que la celebraci¨®n/conmemoraci¨®n de los 500 a?os de Santa Marta sembr¨®, cinco siglos despu¨¦s, la esperanza para una ciudad y un pa¨ªs que comprendi¨® que puede celebrar la belleza de su bah¨ªa, de su sierra, y de sus ci¨¦nagas; de sus culturas y oficios; de sus saberes y de lenguas. Seguiremos abriendo espacios de dialogo y reflexi¨®n, el pr¨®ximo se llevar¨¢ a cabo el 13 de septiembre en la ciudad de Santa Marta.
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