Los rastros del cambio
Estos dos a?os de Gobierno desaf¨ªan el relato de que el presidente Petro llevar¨ªa a Colombia al castrochavismo, y revelan la ausencia de un debate de ideas desde la oposici¨®n
Una buena parte del discurso que se ha construido sobre el Gobierno de Gustavo Petro consiste en insistir en el cumplimiento de la profec¨ªa del desastre que la derecha hab¨ªa anunciado en la campa?a electoral de 2021-2022. Colombia no hab¨ªa sido gobernada por la izquierda, as¨ª que era previsible una feroz oposici¨®n por parte de quienes han dirigido a sus anchas el pa¨ªs en los ¨²ltimos dos siglos. Y era probable que se echara mano de los elementos disponibles que tiene el mundo hoy para hacer pol¨ªtica.
Hace 10 a?os, Steve Bannon entendi¨® algo que hab¨ªa comenzado en la Italia de mediados de la primera d¨¦cada del siglo de la mano del c¨®mico Beppe Grillo. La historia pol¨ªtica italiana, y la de Bannon, tienen mucho en com¨²n y una idea central: ¡°La pol¨ªtica deriva de la cultura y de la comunicaci¨®n¡±. En la Colombia de hace ocho a?os, el partido del expresidente ?lvaro Uribe lo entendi¨®, y con una red de hackers y mentiras basadas en ideas disparatadas, como que el acuerdo con las FARC pretend¨ªa homosexualizar a la poblaci¨®n con un potente rayo, logr¨® persuadir a vastas porciones de la sociedad, atemorizada por d¨¦cadas de violencia, de votar NO a la paz, en un plebiscito innecesario con el cual se pretend¨ªa legitimar un acuerdo entre dos altas partes contratantes, avalado por la ONU y la comunidad internacional.
Gianroberto Casaleggio, asesor de Beppe Grillo, as¨ª como numerosos ingenieros del caos, expertos en manipulaci¨®n de datos, entendieron las inmensas posibilidades que ofrec¨ªa la masificaci¨®n de internet para crear historias veros¨ªmiles as¨ª fueran falsas: mejor dicho, aprendieron algo que la literatura y el cine sab¨ªan desde siempre. Por eso su idea fue clara desde el principio: hab¨ªa que arrancarle a la intelligentsia liberal el espectro de la hegemon¨ªa cultural. As¨ª, Bannon se lanz¨® a crear ¡°documentales kitsch llenos de citas filos¨®ficas y melod¨ªas wagnerianas sobre el esp¨ªritu norteamericano [¡] transform¨® medios como Breitbart News en centros de la derecha alternativa norteamericana, una banda de nacionalistas, conspiracionistas, milenaristas y gentes con rabia, todos decididos a imponer un punto de vista diferente sobre asuntos sensibles como la inmigraci¨®n, el libre cambio, el rol de las minor¨ªas y los derechos c¨ªvicos¡±, como escribe el soci¨®logo franc¨¦s Giuliano da Empoli.
Para Empoli, la guerra comunicacional es el verdadero escenario de la pol¨ªtica hoy. Eso, que no es una novedad, cada d¨ªa se profundiza m¨¢s. Y por ello, a dos a?os del Gobierno de Gustavo Petro, se puede decir que el debate de ideas ha brillado por su ausencia en quienes se oponen a un cambio basado en la justicia social que produzca reformas en la educaci¨®n, la salud y el trabajo; y lo que se ha producido, reconociendo la corrupci¨®n de algunos funcionarios y errores de ejecuci¨®n y planeaci¨®n, es el relato del fracaso, del hundimiento y, en las ¨²ltimas semanas, de la criminalizaci¨®n del Gobierno.
Lo cierto es que, a dos a?os del primer Gobierno de izquierda en Colombia, han ocurrido hechos incontestables por insoportables que sean para muchos de esos relatos que insist¨ªan que el presidente Petro convertir¨ªa a Colombia al castrochavismo, que el d¨®lar subir¨ªa a precios exorbitantes y que entrar¨ªamos en una fase de empobrecimiento. Al contrario, 1.600.000 personas han salido de la pobreza, el Gobierno produjo una verdadera reforma pensional para proteger a los m¨¢s viejos y est¨¢ en tr¨¢nsito de producir una aut¨¦ntica transformaci¨®n en un sistema que privatiz¨® la salud y la educaci¨®n dejando a millones por fuera.
Adem¨¢s de ello, se han gestado cambios culturales que ya son irreversibles: las clases medias aprendimos que podemos llegar al poder: afros, ind¨ªgenas, campesinos y profesionales de universidades p¨²blicas hoy son altas y altos funcionarios del Gobierno. Desde el Ministerio de las Culturas se han propuesto debates nacionales sobre nuestros s¨ªmbolos y hemos insistido en que se trata de avanzar en ese gran Acuerdo Nacional que propone el presidente Petro, usando la cultura de paz como el gran motor de desarrollo en los territorios, reconociendo la fuerza de las culturas ancestrales y la idea de construir un nuevo relato de naci¨®n que incluya a quienes han sido excluidos hist¨®ricamente de la conciencia nacional: solo un cambio de mentalidad, que destierre para siempre la venganza y la desconfianza en lo p¨²blico, y alimente con esperanza una guerra encarnada, podr¨¢ salvarnos del mismo relato apocal¨ªptico del miedo. Hoy m¨¢s que nunca hay que seguir insistiendo en que solo una sociedad preparada por el conflicto es una sociedad preparada para la paz, como escribi¨® el fil¨®sofo Estanislao Zuleta.
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