El Banco de la Rep¨²blica se mantiene inamovible y recorta por quinta vez los tipos en 50 puntos
La junta de la autoridad monetaria se decanta por una intervenci¨®n moderada en contra del voto del Gobierno y de las previsiones de los analistas del mercado
Contra todas las previsiones de las entidades financieras, e incluso de la presi¨®n oficial, la junta directiva del Banco de la Rep¨²blica ha decidido en la tarde del lunes un recorte moderado de 50 puntos b¨¢sicos a las tasas de inter¨¦s de referencia en Colombia. De esta manera, el precio del dinero contin¨²a una desescalada prudente y pasa de 10,75% a 10,25%. Es la quinta ocasi¨®n en l¨ªnea en que cinco de los siete miembros responsables han optado por una intervenci¨®n id¨¦ntica. Y la noticia ha sorprendido a m¨¢s de un convencido de que hab¨ªa llegado el momento de acelerar el proceso. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, con silla y voto en el emisor, ha sido el primer gran contrariado, y en la rueda de prensa ha expuesto los datos inflacionarios para recalcar que era el ¡°momento oportuno para cambiar de 50 a 75 puntos¡±.
El jefe de la cartera empez¨® por anunciar, en tono l¨²gubre, que la Junta del emisor ratific¨® al gerente del banco, Leonardo Villar, por un nuevo per¨ªodo de cuatro a?os que comienza el 25 de enero del pr¨®ximo a?o. A juicio del Gobierno, la estrategia moderada, que cumple 7 meses en el proceso de aterrizaje, ha penalizado el crecimiento del pa¨ªs. De poco ha servido la decisi¨®n de la Reserva Federal estadounidense, que tras cuatro a?os y medio anunci¨® a mediados de septiembre la primera intervenci¨®n a sus tipos. El banco central americano tambi¨¦n rebaj¨® 50 puntos para despejar los peores reparos de una posible recesi¨®n controlada.
La coordinaci¨®n entre los dos bancos centrales resulta fundamental para Colombia, un pa¨ªs altamente dependiente de la cotizaci¨®n del d¨®lar. Cualquier movimiento en la pol¨ªtica monetaria estadounidense impacta de inmediato el programa de una econom¨ªa emergente como la colombiana. Y en ese proceso de graduar los factores internacionales con el desempe?o dom¨¦stico, todo apuntaba a un cambio de ciclo: ¡°No lo hemos logrado¡±, sentenci¨® un Bonilla visiblemente desencajado. El gerente Villar, por el contrario, se mantuvo flem¨¢tico y conciso: ¡°La inflaci¨®n anual en agosto se situ¨® en 6,1%, por debajo de lo esperado por el mercado. Las sorpresas a la baja se dieron en las canastas de alimentos, por el buen comportamiento de la oferta, y en la de regulados por menores ajustes en algunos servicios p¨²blicos¡±.
?Qu¨¦ pas¨® entonces? La econom¨ªa, apunt¨® Villar, prosigue su camino de recuperaci¨®n. La inversi¨®n, uno de los grandes dolores de cabeza en los ¨²ltimos a?os, ha mejorado en las ¨²ltimas mediciones, pero a¨²n se halla en niveles inferiores a los de prepandemia. La gran traba para los miembros de la Junta se centr¨® en la prima de riesgo de Colombia, ese term¨®metro utilizado por los mercados internacionales para medir los peligros de invertir en un pa¨ªs seg¨²n las probabilidades de impago. Un diferencial que determina, adem¨¢s, la rentabilidad de cada naci¨®n. ¡°En Colombia lo hicieron en mayor proporci¨®n¡±, sentenci¨® Bonilla.
La sensibilidad de los inversionistas a los problemas de confianza del pa¨ªs han pesado, entonces, en la discusi¨®n de este lunes. ¡°Ello est¨¢ vinculado, entre otros factores, a la reducci¨®n en los precios del petr¨®leo y a la retadora situaci¨®n fiscal¡±. Dos realidades ineludibles que cayeron como un manotazo sobre la mesa para el Gobierno de Gustavo Petro. La imagen de los dos funcionarios es un retrato de las presiones y preocupaciones que se debaten en las altas esferas del pa¨ªs. Basta recordar que en paralelo, el Departamento Administrativo Nacional de Estad¨ªstica (DANE) informaba que la tasa de desempleo subi¨® en agosto a 9,7%, un aumento de cuatro d¨¦cimas frente al mismo mes de 2023 (9,3%).
Todo ello responde a un cuadro general lleno de contradicciones, como bien lo reflej¨® el gerente Villar durante su intervenci¨®n. La econom¨ªa se sacude lentamente de un per¨ªodo de ralentizaci¨®n, pero las dudas de cara al futuro no son menores. Si, por un lado, las expectativas de inflaci¨®n a un a?o se han reducido, y el pa¨ªs creci¨® 1,8% anual en el segundo trimestre del a?o, los problemas fiscales y la falta de claridad en la hoja de ruta del Ejecutivo solo enredan m¨¢s los pron¨®sticos. Todo dificulta tambi¨¦n la labor de los analistas reposados empleados a fondo en la tarea de arrojar un examen sosegado.
Hoy, en funci¨®n de la coalici¨®n ideol¨®gica, se puede dibujar un horizonte econ¨®mico a la medida: ¡°La duda de la mayor¨ªa de los miembros de la Junta¡±, concluy¨® el ministro Bonilla, ¡°est¨¢ en t¨¦rminos de los resultados de la inflaci¨®n del mes de septiembre. Hoy todav¨ªa es una expectativa. ?Qu¨¦ quiere decir eso? Que en el mes de septiembre deber¨ªa continuar la senda bajista de la inflaci¨®n, como se espera, pero algunos tienen el temor del impacto de los d¨ªas del paro camionero, y del ajuste del precio del di¨¦sel. Tenemos que decir abierta y francamente: tenemos que cerrar la brecha de los precios de los combustibles porque es uno de los gastos de funcionamiento que los congresistas quieren que empecemos a baja¡±.
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