Justicia Especial para la Paz: extraordinario papel
Desde hace m¨¢s de cinco a?os, la JEP se encuentra activa en Colombia y ha sido un componente crucial de la paz
Pasar de la guerra a la paz a trav¨¦s de negociaciones tiene complejidades. No es algo f¨¢cil. Para que la paz a la que eventualmente se llegue como acuerdo sea s¨®lida, los da?os rec¨ªprocamente sufridos o producidos tienen que ser considerados. Ello dentro de una perspectiva de reconocimiento, reparaci¨®n o justicia.
Nada de esto es f¨¢cil ni cae por su peso. As¨ª que si encima de conquistar la paz por negociaciones, se aplique la justicia, para algunos ya podr¨ªa sonar, a primera vista, como un imposible. Una suerte de cuadratura del c¨ªrculo. Pero no es as¨ª. Hay una experiencia reciente que nos indica que s¨ª se puede: en el tr¨¢nsito negociado de la guerra a la paz en el conflicto armado interno de Colombia se est¨¢ ante un proceso extraordinario y fundamental en el que es posible la justicia restaurativa, sin privaci¨®n de la libertad como sanci¨®n.
Todo esto nos indica algo contrario a la ¡°verdad¡± inercial: s¨ª es posible una convergencia entre paz y justicia. En la medida, por cierto, que se dise?e -y ejecute- un dise?o de justicia adecuado, que incorpore como componente esencial el llamado Sistema Restaurativo de la Justicia Especial para la Paz (JEP): modelo de sanciones que no implican la c¨¢rcel, sino proyectos restaurativos que permitan reparar a las v¨ªctimas por los da?os sufridos.
Y en eso se est¨¢. Y funciona.
He tenido el privilegio de seguir este proceso de justicia para la paz en diferentes momentos. Y, m¨¢s recientemente, de participar -la semana pasada, en Bogot¨¢- en la conferencia internacional organizada precisamente por la Justicia Especial para la Paz (JEP). En ello tuvo papel destacado el magistrado Danilo Rojas Betancourth, integrante de la secci¨®n de apelaci¨®n del Tribunal de la JEP, del cual hacen tambi¨¦n parte Patricia Linares, Eduardo Cifuentes y Sandra Gamboa.
La JEP ha sido y es una crucial herramienta institucional generada el 2016 en las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y la insurgencia de las FARC-EP. Negociaciones que incluyeron la creaci¨®n de esa jurisdicci¨®n especial, a partir de la cual se dieron en el Estado las correspondientes modificaciones normativas (constitucionales y legales) al a?o siguiente.
Justicia: camino para verdad y reparaci¨®n
La Justicia Especial para la Paz es un crucial componente de la paz. Parte esencial del Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Surgi¨® con el ambicioso -y medular- prop¨®sito de investigar, juzgar y sancionar los cr¨ªmenes m¨¢s graves cometidos durante el conflicto armado. Permitiendo a las v¨ªctimas, con ello, obtener verdad, justicia y reparaci¨®n. Es uno de los componentes centrales del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparaci¨®n y No Repetici¨®n, dise?ado en el pa¨ªs para asegurar una transici¨®n hacia una paz duradera.
La JEP fue concebida en el marco de las negociaciones de paz en La Habana, Cuba, que se llevaron a cabo entre 2012 y 2016. El concepto medular que orient¨® su creaci¨®n: una justicia transicional que pudiera responder a las demandas de justicia de las v¨ªctimas, transitando de la guerra a la paz, ¡°sin comprometer el objetivo de la paz¡±. La JEP se estableci¨®, as¨ª, con un enfoque esencialmente restaurativo. Es decir, apuntando a que los excombatientes y otros actores del conflicto, incluyendo agentes del Estado, asumieran responsabilidad por sus actos. Y contribuyeran, con ello, a la verdad hist¨®rica, como un camino hacia la reintegraci¨®n y la reconciliaci¨®n.
JEP: en marcha
As¨ª, se cre¨® legislativamente la JEP el 2017 instal¨¢ndose el 2018, luego de un amplio, participativo y transparente proceso de selecci¨®n. En esa g¨¦nesis, me toc¨® el privilegio -y la responsabilidad- de integrar el llamado Comit¨¦ de Escogencia designado, en mi caso, por el Secretario General de Naciones Unidas. En proceso p¨²blico, participativo y dotado de total transparencia, dicho comit¨¦ design¨® a todos los integrantes de la JEP que opera a plenitud y en todo el pa¨ªs desde marzo del 2018.
Desde hace m¨¢s de cinco a?os la JEP se encuentra activa y din¨¢micamente funcionando. Y, en ese devenir, avanza de manera decidida. Superando el ¡°lugar com¨²n¡± al que podr¨ªa llegarse bajo ciertos enfoques y pr¨¢cticas simplistas. En esencia: ¡°paz, s¨ª¡±, pero no a cambio de impunidad. No echando la suciedad bajo la alfombra, pasando ¡°a otra cosa¡±. Para algunos probablemente ser¨ªa v¨¢lido tranzar una suerte de ¡°impunidad total¡± como el precio a pagar a cambio de paz.
Pues bien, la experiencia de Colombia viene siendo extraordinaria. Y abordando en sus salas, frontalmente, asuntos muy duros y delicados. La JEP cuenta con varias salas. Entre ellas: Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinaci¨®n de los Hechos y Conductas, encargada de recibir y verificar las confesiones de los implicados y evaluar si cumplen con los compromisos de verdad; Sala de Definici¨®n de Situaciones Jur¨ªdicas, encargada de decidir sobre los casos que no cumplen con los requisitos de verdad o reparaci¨®n, y; Sala de Amnist¨ªa o Indulto: revisa casos donde se puedan aplicar estas medidas, en funci¨®n de los compromisos de verdad y no repetici¨®n.
Como lo acabo de se?alar, la JEP aborda esos temas de fondo y mir¨¢ndole la cara a los presuntos responsables. De hechos, por lo general, muy duros. Y, en esa din¨¢mica, permite a los responsables recibir sanciones alternativas o restaurativas (como trabajos comunitarios) si aceptan su responsabilidad y cumplen con los compromisos de verdad y reparaci¨®n.
Los falsos positivos
Oficiales militares reconociendo en la JEP su participaci¨®n en operaciones de muerte a lo que se conoce como falsos positivos. Es decir, ciudadanos inocentes a los que se daba muerte para presentarlos como integrantes de la FARC; parte de la ¡°cuota¡± de supuestos guerrilleros que se les habr¨ªa empezado a exigir a partir de determinado momento.
Para avanzar en la investigaci¨®n sobre las presuntas responsabilidades de altos mandos del Ej¨¦rcito Nacional, agentes del Estado no pertenecientes a la fuerza p¨²blica y civiles, en relaci¨®n con los asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate en la regi¨®n del Cauca, la Sala de Reconocimiento de Verdad de la JEP llam¨® a versi¨®n a siete altos mandos militares en retiro que formaron parte de las unidades militares que operaron en esta regi¨®n del pa¨ªs.
Logros y desaf¨ªos
A pesar de los grandes retos y dificultades, la JEP ha avanzado en varios frentes. En el ¨¢mbito de la justicia y verdad destacan el hecho que la JEP ha actuado en varios macro casos. En temas como los falsos positivos -ejecuciones extrajudiciales de inocentes, presentados como FARC-, secuestros y cr¨ªmenes sexuales. Se abrieron investigaciones de gran alcance.
En ese devenir, la JEP ha continuado impulsando la participaci¨®n de las v¨ªctimas en el proceso. Pueden intervenir y ser escuchadas, lo que fortalece la justicia y el proceso de reparaci¨®n. Por otro lado, los testimonios de excombatientes han revelado patrones y pr¨¢cticas sistem¨¢ticas de violencia que han contribuido a reconstruir la historia del conflicto y ampliar los m¨¢rgenes de acceso a la verdad.
Aunque ha tenido un impacto importante en la construcci¨®n de paz y en el reconocimiento de los derechos de las v¨ªctimas, enfrenta enormes desaf¨ªos en t¨¦rminos de sostenibilidad, seguridad y credibilidad. En general, no se puede ocultar un balance ¡°mixto¡±. Pues es innegable que se ha avanzado en la b¨²squeda de verdad y justicia. Y se ha avanzado mucho en la paz social. Pero la consolidaci¨®n de una paz duradera y la satisfacci¨®n plena de las v¨ªctimas sigue siendo un trabajo en proceso. Pero hay una rica din¨¢mica institucional en marcha en manos de la JEP que debe ser fuente de esperanza y optimismo.
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