Elena Stashenko, en la c¨²spide de la ciencia
Naci¨® en Mosc¨², pero tiene c¨¦dula colombiana. Es doctora en Qu¨ªmica Org¨¢nica e Instrumental, docente de la UIS y una de las 60 cient¨ªficas m¨¢s valiosas del mundo. Curiosa, entregada lectora, amante de la filosof¨ªa, esta investigadora sigue creyendo que la educaci¨®n es el camino a la libertad
Al preguntarle por cu¨¢l de sus t¨ªtulos, premios y logros acad¨¦micos es mejor presentarla ante los lectores, Elena Stashenko revela una sencillez osada en un pa¨ªs donde hasta los pol¨ªticos que plagian sus tesis esperan que los llamen ¡®doctores¡¯. ¡°No se complique, escriba lo siguiente: Elena Stashenko, profesora de qu¨ªmica de la Universidad Industrial de Santander (UIS), con eso basta¡±. A ella, que s¨ª es doctora en Qu¨ªmica Org¨¢nica e Instrumental de la Universidad Druzbi Narodov de Mosc¨² ¨Cdonde tambi¨¦n hizo su pregrado¨C, ese calificativo no la deslumbra. ¡°En Colombia existe una rara obsesi¨®n, la ¡®doctoritis¡¯. Muchos son ¡®doctores¡¯ desde que nacen. No lo entiendo¡±.
Naci¨® en Rusia el 3 de mayo de 1958, cuando a¨²n exist¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Es hija ¨²nica. Moscovita. Vivi¨® cerca del parque Izmaylovo ¨Cel que sol¨ªa recorrer Pedro el Grande¨C con sus padres Julia, que era qu¨ªmica; y Eugenio, f¨ªsico y experto en bal¨ªstica. Aunque le gustaban m¨¢s las matem¨¢ticas y la biolog¨ªa, al final sigui¨® la carrera de su mam¨¢. En el metro, en esos largos recorridos a la universidad, donde descubri¨® la obra de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Alejo Carpentier y Mario Vargas Llosa. ¡°En los 70, si mirabas a tu alrededor, en los vagones todos ¨ªbamos leyendo las obras del boom latinoamericano¡±.
La ¡°latinada¡± ¨Ccomo la denomina cari?osamente¨C no solo lleg¨® en los libros. Decenas de migrantes del continente americano viajaron a estudiar a la vieja URSS. ¡°Conocerlos nos provoc¨® un gran impacto. Nosotros ¨¦ramos muy cuadriculados, ten¨ªamos estudio y medicina gratis, y el trabajo garantizado; los latinos eran pura entrop¨ªa, un volc¨¢n, un hurac¨¢n. ?Qu¨¦ pod¨ªamos hacer ante eso nosotros, j¨®venes hormonales? Pues te enamoras y te casas¡±.
Enamorada de un colombiano, lleg¨® a Bucaramanga, Santander, en 1982. No tard¨® mucho en descubrir que Macondo no exist¨ªa. Y que tampoco hab¨ªa c¨®mo ejercer la qu¨ªmica instrumental, al menos como ella la conoc¨ªa, en la ciudad que la acogi¨®. Pero no se qued¨® de brazos cruzados. Tan solo un a?o despu¨¦s ya dictaba clases en la UIS. Su relaci¨®n amorosa termin¨®, pero el encanto que Elena sinti¨® por todas esas plantas y nuevas especies vegetales que empezaba a descubrir, a¨²n no acaba. En esa instituci¨®n p¨²blica se convirti¨® en un nuevo ¨ªcono femenino, local e internacional, de la ciencia y la investigaci¨®n.
Que crezca el ¨¢rbol
Elena est¨¢ a cargo del Laboratorio de Cromatograf¨ªa y Espectrometr¨ªa de Masas (CROM-MASS) de la universidad, dirige el Centro Nacional de Excelencia de Investigaciones para la Agroindustrializaci¨®n de Especies Vegetales Arom¨¢ticas y Medicinales Tropicales (Cenivam), forma parte del grupo de expertos del Consejo Cient¨ªfico Nacional (CCN) y en tres ocasiones ha sido reconocida por la revista The Analytical Scientist como una de las 60 cient¨ªficas m¨¢s valiosas del mundo, y una de las 10 m¨¢s destacadas de Sudam¨¦rica.
Su trabajo es muy apreciado, no solo por haber conseguido patentes que parec¨ªan imposibles, despu¨¦s de investigar y conocer durante d¨¦cadas muchas de las plantas arom¨¢ticas y medicinales de la zona, sino por incentivar en sus estudiantes el amor por la ciencia. ¡°Cuando llegu¨¦ a Bucaramanga me dec¨ªan que eso era impensable, pero ah¨ª est¨¢n los resultados¡±.
Ella lidera, conmueve y motiva desde ese espacio m¨¢gico que ha construido en la Universidad Industrial de Santander, que semeja un peque?o parque. ¡°Es un jard¨ªn, y en medio de ¨¦l est¨¢ el aula. Es un jard¨ªn interactivo, cultural. Mejor: ?Es el mundo en un jard¨ªn! No tenemos aire acondicionado, no lo necesitamos porque aprendemos y debatimos rodeados de plantas¡±. Y es un lugar con su propia banda sonora. ¡°Los p¨¢jaros cantan en la ma?ana, hay ruidos de insectos y escuchamos a los sapitos y a las ranitas por las noches¡±, explica Stashenko en un castellano fluido, adornado por su acento ruso.
Es desde esta aula, acompa?ada de plantas colgantes decorativas, unas ramas de romero, un piano y algunos osos de peluche, los que us¨® en la pandemia como ¡°alumnos¡± presenciales mientras les dictaba las clases online a sus pupilos de carne y hueso, que la profesora atiende la entrevista con este medio, al final de una tarde de noviembre. ¡°Para m¨ª el liderazgo no es otra cosa que intentar contagiar a los dem¨¢s con los sue?os que tienes; sue?os constructivos, claro, que buscan ayudar a una sociedad, a su dignidad y su progreso. Sue?os que se toman su tiempo en realizarse, que requieren de persistencia y paciencia, y que aqu¨ª a veces no se valoran tanto porque la gente quiere que todo suceda ya¡±.
Sin ¡®papito¡¯
Liderar, como dice ella, tiene sus procesos: ¡°Primero siembras, revisas que las ra¨ªces se afiancen y luego hay que esperar a que crezca el ¨¢rbol. Y crecer¨¢ a su ritmo¡±. Liderar tambi¨¦n es ¡°asumir la responsabilidad que has adquirido con los dem¨¢s, para despu¨¦s no defraudarlos¡±, afirma la profesora.
Y liderar ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil si se tiene acceso a la educaci¨®n. ¡°Estudiar, educarte, te brindar¨¢ libertad, empoderamiento, independencia, la posibilidad de escoger. Te da autoestima. A veces entro a alg¨²n almac¨¦n de ropa y veo a ciertas mujeres que no pueden ni hablar, los vestidos se los compran sus ¡®papitos¡¯ ¨Cse refiere a sus parejas, a los Ken de gruesa billetera que les pagan todo y eligen por ellas¨C. Yo soy qu¨ªmica, no tengo un carro ¨²ltimo modelo, tampoco espero tenerlo, ni siquiera s¨¦ manejar, pero puedo comprar la ropa que quiero sin que ning¨²n ¡®papito¡ä me la escoja. Soy independiente gracias a mi profesi¨®n, a mi formaci¨®n¡±.
Eso es lo que ella pide para todos en la regi¨®n: acceso a la educaci¨®n. Pero en esta tarde Elena, madre de dos hijas, Juliana (periodista, especialista en arte; vive en Viena) y Laura (polit¨®loga radicada en M¨¦xico), lectora compulsiva, conocedora de la filosof¨ªa y una intelectual que todos los d¨ªas estudia algo nuevo, se siente un poco sola. ¡°Te confieso que hoy no tengo mucha prisa por volver a casa porque sentir¨¦ el vac¨ªo que dej¨® mi amigo Marcel¡±. Habla de su bulldog franc¨¦s que muri¨® hace diez d¨ªas, a los 12 a?os, despu¨¦s de que le hallaran unos tumores en la garganta. Al recordarlo, sus ojos claros, grises, con tonalidades verdes, se iluminan de manera intensa. ¡°Marcel ¨Csuspira la profesora¨C. Eso me hace recordar que tambi¨¦n me habr¨ªa gustado estudiar veterinaria. ?Ves? Siempre hay algo nuevo que aprender¡±.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar y Fundaci¨®n Corona.
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