Miriam Liz Andela: la magistrada ind¨ªgena que se sobrepuso a todos los obst¨¢culos
El tes¨®n de esta abogada nasa la llev¨® a convertirse en magistrada auxiliar de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz, luego de un largo camino atravesado por la precariedad y el conflicto armado. ¡°A m¨ª me han salvado la disciplina y el amor con que hago todo¡±, afirma
La vida de Miriam Liz Andela (P¨¢ez, Cauca, 42 a?os) ha estado guiada por el valor de la palabra. Su padre, ind¨ªgena nasa, le inculc¨® desde ni?a la importancia de cumplir con sus compromisos. Nunca lo olvid¨® y hasta hoy ha sido cabal con ese principio, sin importar el esfuerzo que le implique. Desde hace seis a?os es magistrada auxiliar de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP), luego de un largo camino atravesado por la precariedad y el conflicto armado. Ahora, desde el tribunal creado en el Acuerdo de Paz de 2016, ha podido materializar sus deseos de trabajar por la justicia de los m¨¢s desvalidos.
En el resguardo nasa de Togoima, donde creci¨®, viv¨ªan alrededor de 8.000 personas, esencialmente agricultoras, en poco menos de 7.000 hect¨¢reas. Es decir, en menos de una hect¨¢rea por persona. La pobreza imperaba, pero los padres de Andela ¨Cquienes apenas lograron terminar la primaria¨C les insist¨ªan a ella y a sus nueve hermanos en que deb¨ªan estudiar duro y ser los mejores. Juntos, los diez hermanos andaban por caminos de barro, con le?a al hombro, sus cuadernos y su almuerzo.
Nada pod¨ªa detener el amor de ella por aprender, pero a los 11 a?os, se vio obligada a viajar a Bogot¨¢ para trabajar en labores dom¨¦sticas, como tuvieron que hacerlo tantas otras ni?as y j¨®venes ind¨ªgenas de la ¨¦poca por el asedio de la escasez. Dos meses fueron suficientes para regresar y tomar la decisi¨®n de seguir estudiando, a pesar de todas las dificultades.
Con el tiempo, Andela se convirti¨® en lideresa juvenil. Descubri¨® el Derecho en la Normal Superior de Tierradentro, donde estudi¨® el bachillerato, lo que le permiti¨® ser profesora en varios resguardos del suroccidente colombiano y sensibilizarse con sus realidades. Trabajando en las organizaciones ind¨ªgenas ¨Capoyaba labores relacionadas con la Jurisdicci¨®n Especial Ind¨ªgena¨C, con cr¨¦ditos educativos y sus ahorros de a?os viaj¨® a Bogot¨¢ para hacer su pregrado. La precariedad durante su formaci¨®n fue una constante contra la que batall¨®, incluso, ten¨ªa que compartir una cama con cuatro personas.
¡°A m¨ª me han salvado la disciplina y el amor con que hago todo¡±, reflexiona Andela, que se hab¨ªa trazado una meta: terminar la universidad para tener una mejor remuneraci¨®n y poder ayudar a su familia en P¨¢ez.
Los frutos fueron llegando. Su excelencia acad¨¦mica la llev¨® a ganar una beca de desarrollo profesional en la Relator¨ªa sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington D.C., donde vivi¨® un a?o y se form¨® de la mano de los mejores juristas de la regi¨®n, lo que permiti¨® regresar a Colombia y poner su conocimiento a los servicios de los pueblos ind¨ªgenas.
Fue personera en el municipio de Jambal¨®, Cauca. All¨ª apoy¨® la implementaci¨®n de la naciente Ley de V¨ªctimas y sus decretos ¨¦tnicos, con la toma de declaraciones individuales y colectivas, apoy¨® las labores de coordinaci¨®n interjurisdiccional relacionadas con el reclutamiento forzado de ni?os, ni?as y adolescentes ind¨ªgenas, y gestion¨® con cooperaci¨®n internacional proyectos de fortalecimiento de la participaci¨®n y el liderazgo de las mujeres ind¨ªgenas v¨ªctimas del conflicto armado. Luego fue una de las abogadas encargadas de defender el derecho de los pueblos ¨¦tnicos a tener un sistema de salud propio. Uno de los logros que m¨¢s la enorgullece de esa etapa ocurri¨® en 2011, cuando tramit¨® una de las medidas cautelares m¨¢s emblem¨¢ticas ¨Cpor el car¨¢cter colectivo y por la magnitud de personas y territorios que abarc¨®¨C, otorgada por la CIDH a favor de los resguardos ind¨ªgenas de Jambal¨®, Tacuey¨®, San Francisco y Torib¨ªo, en el norte del Cauca, para protegerlos de la confrontaci¨®n armada.
Gracias a su conocimiento del territorio, de los pueblos originarios y de las problem¨¢ticas que aquejan a la poblaci¨®n ind¨ªgena y rural del pa¨ªs, su trabajo ha permitido que las v¨ªctimas del conflicto armado se sientan no solo escuchadas y entendidas, sino tambi¨¦n representadas por ella, una mujer ejemplo de disciplina y fortaleza. ¡°Lo entrego todo siempre en lo que hago, a medias no puedo¡±, se?ala.
A la JEP lleg¨®, en 2018, tras ganar un concurso. Desde su posici¨®n ha logrado implementar la justicia restaurativa, acogiendo los principios y saberes de los sistemas de justicia de los pueblos ind¨ªgenas e incorporar los an¨¢lisis interseccionales (en los que se miran las particularidades culturales) de v¨ªctimas ind¨ªgenas, mujeres y ni?as. Hoy es magistrada auxiliar en el caso que busca esclarecer los asesinatos y las desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del Estado, tambi¨¦n llamados ¡®falsos positivos¡¯.
De esa larga entrega ha sido testigo su comunidad, que siente un inmenso orgullo por la magistrada Andela. Las autoridades del resguardo Ind¨ªgena de Togoima en pleno la nominaron para ser una de los 100 Nuevos L¨ªderes de Colombia. ¡°Como autoridades del territorio ancestral de U¡¯sxa Gullumuz nos permitimos presentar a la comunera Miriam Liz Andela¡±, rezaba el encabezado de su carta, remitida a esta casa editorial.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundaci¨®n Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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