Una delegaci¨®n chilena visita Florida en busca de un plan agr¨ªcola que respete a los productores
El Programa de Comida Justa, una iniciativa que naci¨® de trabajadores en EE UU, tiene como objetivo que se respeten sus derechos laborales. En el pa¨ªs sudamericano ya hay una prueba piloto
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Generalmente no sabemos mucho del origen de la comida que llevamos a nuestra boca. Pero detr¨¢s de, por ejemplo, un tomate pueden existir dos historias muy distintas. La de agricultores que trabajan explotados, sin que ni siquiera les cumplan con los est¨¢ndares m¨ªnimos de los derechos laborales. O, en el mejor de los casos, que exista alg¨²n tipo de garant¨ªa de que ese tomate lo cultiv¨® una persona que est¨¢ protegida y que se le paga un salario m¨ªnimo por ley. Este ¨²ltimo escenario es, precisamente, el que busca impulsar el Fair Food Program (FFP) o Programa de Comida Justa, una iniciativa que naci¨® en 2011 en el oeste de Florida, Estados Unidos, de las manos de la organizaci¨®n de trabajadores Coalition of Immokalee Workers, para que toda la cadena del comercio de comida sea m¨¢s equilibrada.
Lucas Ben¨ªtez, agricultor y cofundador de la coalici¨®n conformada mayoritariamente por trabajadores migrantes, da una lista con las razones por las que crearon este programa. ¡°Los trabajadores agr¨ªcolas siempre han sido los m¨¢s vulnerables en la cadena de producci¨®n de comida. Y Estados Unidos no es una excepci¨®n¡±, comenta. ¡°Ve¨ªamos que hay abuso verbal y f¨ªsico, robo de salarios y acoso sexual a las pocas mujeres que trabajan en esta industria. Eso fue lo que nos llev¨® a cambiar el balance¡±.
De hecho, el programa no solo busca que a los agricultores y cultivadores se les garanticen los derechos laborales que existen bajo la ley de Estados Unidos, sino que va m¨¢s all¨¢: exige que su oficio no afecte a la salud f¨ªsica y mental. ¡°Hay algunas protecciones adicionales que buscamos, como que exista sombra cerca para descansar¡±, agrega Ben¨ªtez. ¡°Con el cambio clim¨¢tico, el calor es m¨¢s fuerte, por lo que el trabajo del agricultor se est¨¢ haciendo m¨¢s dif¨ªcil¡±.
Para aprender de la experiencia de esta iniciativa, una delegaci¨®n chilena de cinco personas, entre la que se encuentran representantes del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Agricultura, visit¨® Florida entre el 24 y el 29 de abril para conocer de cerca c¨®mo funciona el Programa de Comida Justa. En Chile, cuenta M¨®nica Alcalde, asesora del FFP para la expansi¨®n en este pa¨ªs, ya existe un primer proyecto que fue certificado bajo el programa. Se trata de la productora agr¨ªcola de tulipanes, Araucania Flowers, en la que se monitore¨® que a los trabajadores se les respetan los derechos laborales. Pero vendr¨¢ m¨¢s.
¡°Como ya tenemos una primera certificaci¨®n en Chile, hemos decidido concentrarnos en la regi¨®n de Los R¨ªos para expandir el programa¡±, agrega la asesora. Incluso, ya hay una empresa que empezar¨¢ a ser vigilada para que, eventualmente, reciba el visto bueno del Programa de Comida Justa, conocida como Lake Blue. ¡°El FFP recibi¨® una beca del Departamento de Trabajo de Estados Unidos para poder expandirse, as¨ª que lo har¨¢ en Chile, M¨¦xico y Sud¨¢frica¡±, comenta. Como en Chile ya hay unos primeros pasos, se espera que sea donde este comercio justo fluya m¨¢s r¨¢pido.
El FFP que naci¨® en Florida tiene dos piezas que se ha vuelto fundamentales para mejorar toda la cadena de producci¨®n. Una, seg¨²n explica Laura Safer Espinoza, directora ejecutiva del Consejo del Programa de Comida Justa, una organizaci¨®n paralela que monitorea el proceso, es que si las empresas se unen al programa pagan un monto de dinero adicional para aumentar el sueldo que se les da a los agricultores. Lo otro es que se comprometen a solo comprar productos de granjas o cultivos que cumplan con el C¨®digo de Conducta del programa, un documento que los mismos trabajadores han redactado y construido. Entre los comercios que ya se han unido a esta especie de tratado est¨¢n marcas tan reconocidas como McDonald¡¯s, Burger King, Walmart, Taco Bell y Subway, sumando en total 15 corporaciones.
Pero no fue una tarea f¨¢cil. ¡°Han sido campa?as de a?os¡±, recuerda Ben¨ªtez. En estas, muchas veces son los mismos consumidores los que les exigen a las empresas que se unan al programa. ¡°Por medio de la presi¨®n del p¨²blico, de los que van a comprar los productos, es que muchas se han sumado¡±.
Actualmente, seg¨²n reportes del propio programa, se han beneficiado 72.300 trabajadores, se han recolectado 38.716.000 d¨®lares para elevar los salarios de los agricultores y m¨¢s de 1.000 personas han recibido clases sobre c¨®mo exigir y hacer respetar sus derechos laborales.
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