EE UU y China deben luchar contra la crisis clim¨¢tica, no entre ellos
En lugar planear una guerra entre s¨ª, deber¨ªan llegar a un acuerdo para recortar sus presupuestos militares y utilizar los ahorros para actuar agresivamente para mejorar la eficiencia energ¨¦tica, avanzar hacia la energ¨ªa sostenible, y acabar con la dependencia de los combustibles f¨®siles
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El cambio clim¨¢tico es una crisis global y ning¨²n pa¨ªs solo puede resolverlo. Si Estados Unidos, China, y otros pa¨ªses industrializados no se unen para reducir dr¨¢sticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo que dejaremos a nuestros hijos, hijas, y a las generaciones futuras ser¨¢ cada vez m¨¢s insalubre e inhabitable. Tr¨¢gicamente, la cooperaci¨®n que se necesita para abordar esta amenaza existencial est¨¢ siendo socavada por indolentes tanto de Estados Unidos como de China, lo cual nos est¨¢n llevando hacia una desastrosa guerra fr¨ªa.
Ahora es el momento de repensar radicalmente la geopol¨ªtica para reflejar la realidad de que la cooperaci¨®n internacional no s¨®lo est¨¢ en el inter¨¦s de todos los pa¨ªses, sino que es absolutamente necesaria para la supervivencia del planeta.
Esta es la realidad. Los ¨²ltimos ocho a?os han sido los m¨¢s calurosos jam¨¢s registrados. En Estados Unidos, julio bati¨® m¨¢s de 3.200 r¨¦cords de temperatura diaria y docenas de ciudades estadounidenses rompieron o empataron sus registros anteriores de temperaturas diarias tres o m¨¢s veces. Phoenix experiment¨® 31 d¨ªas seguidos a 110 grados Fahrenheit (43,3 cent¨ªgrados) o m¨¢s, 13 d¨ªas m¨¢s que el r¨¦cord anterior. El Paso, Miami, Austin y muchos otros lugares tambi¨¦n sufrieron per¨ªodos de temperaturas extremas que rompieron r¨¦cords de calor.
El humo de los incendios forestales sin precedentes en Canad¨¢ llego a ciudades estadounidenses y se extendi¨® por medio mundo, provocando una calidad de aire nocivo para la salud. Vermont, el Estado que represento, experiment¨® inundaciones que da?aron 4.000 hogares y 800 negocios, el peor desastre natural del Estado desde 1927. En Maui, Haw¨¢i, los incendios destruyeron 2.700 estructuras en la hist¨®rica Lahaina y se cobraron m¨¢s de 100 vidas, lo que se convirti¨® en el incendio forestal m¨¢s mort¨ªfero en Estados Unidos en m¨¢s de un siglo.
Pero no es s¨®lo Estados Unidos el que est¨¢ lidiando con olas de calor hist¨®ricas y una enorme devastaci¨®n causada por el cambio clim¨¢tico. El mes pasado, China atraves¨® por temperaturas r¨¦cord incluido el registro hist¨®rico de temperatura del pa¨ªs de 52,2 grados cent¨ªgrados (126 Fahrenheit), y las recientes inundaciones que han matado a unas 100 personas, y que han destruido casi 200.000 hogares, desplazando alrededor de 1,5 millones de personas, y causando m¨¢s de 13 billones de d¨®lares en da?os.
Desde Tokio a Roma, a T¨²nez, y a Tirana, ciudades de Asia, Europa, y el norte de ?frica tuvieron los d¨ªas m¨¢s calurosos jam¨¢s registrados. En Ir¨¢n, el ¨ªndice de calor alcanz¨® los 70 grados cent¨ªgrados (158 grados Fahrenheit), poniendo a prueba los l¨ªmites de la sobrevivencia humana. En nuestro propio hemisferio, Cuba, Rep¨²blica Dominicana, y El Salvador vieron r¨¦cords de temperatura. Ahora mismo es invierno en Sudam¨¦rica, pero eso no ha impedido que las temperaturas excedan los 100 grados Fahrenheit (37,7 cent¨ªgrados) en algunos lugares, una consecuencia de calentamiento que un historiador del clima calific¨® como ¡°uno de los eventos m¨¢s extremos que el mundo jam¨¢s haya visto¡±.
Y no es s¨®lo que las temperaturas se hayan disparado en la tierra. Nuestros oc¨¦anos nunca han estado tan calientes. En este momento, el 44% de los oc¨¦anos del mundo est¨¢n pasando por una ola de calor marina. El mar Mediterr¨¢neo est¨¢ con las temperaturas m¨¢s altas jam¨¢s registradas, m¨¢s de 9 grados Fahrenheit m¨¢s que el promedio en algunos lugares. Frente a la costa de Terranova, las aguas est¨¢n hasta 18 grados Fahrenheit por encima de lo normal. Al sur de Miami, las aguas alcanzaron los 101 grados Fahrenheit (38,3 cent¨ªgrados). Se supone que estas temperaturas se encuentran en un jacuzzi, no en el oc¨¦ano. Este calentamiento podr¨ªa devastar m¨¢s a¨²n los arrecifes de coral, las pesquer¨ªas, y los ecosistemas marinos de todo el mundo.
En medio de esta crisis global, hay buenas y malas noticias. La buena noticia es que en los ¨²ltimos a?os se han dado pasos largamente esperados para hacer la transici¨®n de la econom¨ªa global de los combustibles f¨®siles a fuentes de energ¨ªa m¨¢s eficientes y renovables. En Estados Unidos, el Acta de Reducci¨®n de Inflaci¨®n (Inflation Reduction Act) incluy¨® una cantidad hist¨®rica de 300.000 millones de d¨®lares en inversiones en energ¨ªa limpia y eficiencia energ¨¦tica, lo que podr¨ªa ayudar a aumentar la energ¨ªa solar estadounidense por 500% y m¨¢s del doble de la energ¨ªa e¨®lica para el a?o 2035, reduciendo las emisiones de carbono por aproximadamente 40%.
Otros pa¨ªses tambi¨¦n han realizado importantes inversiones. China gast¨® 546 billones de d¨®lares en energ¨ªa limpia el a?o pasado y contin¨²a fabricando e implementando m¨¢s energ¨ªa renovable que el resto del mundo combinado. Para 2030, China podr¨ªa desplegar suficiente energ¨ªa renovable para pr¨¢cticamente triplicar toda la red el¨¦ctrica de Estados Unidos. La Uni¨®n Europea ha presentado un plan para invertir m¨¢s de 1 mill¨®n de millones de d¨®lares durante la pr¨®xima d¨¦cada en energ¨ªas renovables y eficiencia energ¨¦tica, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por 55% en comparaci¨®n con 1990.
Esencialmente, grandes sectores del mundo empresarial se han alejado de las inversiones en combustibles f¨®siles y ahora est¨¢n gastando cientos de miles de millones en energ¨ªa sostenible. En total, la Agencia Internacional de Energ¨ªa (International Energy Agency) espera que la comunidad global invierta 1,6 mill¨®n de millones de d¨®lares en energ¨ªa e¨®lica, solar, veh¨ªculos el¨¦ctricos, bater¨ªas, y redes el¨¦ctricas este a?o, en comparaci¨®n con s¨®lo 1 mill¨®n de millones de d¨®lares en combustibles f¨®siles. Este progreso ha llevado a la Agencia Internacional de Energ¨ªa a pronosticar que las energ¨ªas renovables superar¨¢n al carb¨®n y se convertir¨¢n en la mayor fuente de generaci¨®n de electricidad mundial a principios del 2025, mucho m¨¢s r¨¢pido de lo previsto anteriormente.
La mala noticia es que todav¨ªa estamos muy por debajo del tipo de inversiones necesarias para enfrentar esta crisis. Todav¨ªa no estamos actuando lo suficientemente r¨¢pido para salvar nuestro planeta. El ¨²ltimo informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico (IPCC por sus siglas en ingles) de las Naciones Unidas proyecta que, sin acciones de mayor urgencia, el mundo superar¨¢ el umbral clave de 1,5 grados cent¨ªgrados (2,7 Fahrenheit) a principios de la d¨¦cada de 2030, poniendo en riesgo un futuro fatal para nuestros ni?os y ni?as y el futuro. La ciencia es clara: si Estados Unidos, China, y el resto del planeta no act¨²an con mayor urgencia para reducir dr¨¢sticamente las emisiones de carbono, nuestro planeta enfrentar¨¢ da?os enormes e irreversibles.
Seamos claros: desde el comienzo de la Revoluci¨®n Industrial, Estados Unidos ha emitido m¨¢s carbono a la atm¨®sfera que cualquier otro pa¨ªs. Mientras las nuevas tecnolog¨ªas sustentadas en combustibles f¨®siles mejoraron nuestro nivel de vida, nosotros sembramos las bases para la calamidad clim¨¢tica que ahora vive el planeta.
En los ¨²ltimos a?os, la econom¨ªa china, que est¨¢ creciendo r¨¢pidamente , ha eclipsado a Estados Unidos como principal emisor de carbono del mundo. En este momento, China est¨¢ construyendo seis veces m¨¢s centrales el¨¦ctricas alimentadas con carb¨®n que el resto del mundo combinado: el equivalente a dos nuevas plantas de carb¨®n cada semana. El a?o pasado, cuadriplicaron el n¨²mero de nuevas plantas de carb¨®n aprobadas en comparaci¨®n con 2021. Los planes actuales prev¨¦n que China agregue a su red tanto carb¨®n nuevo como el que se utiliza en toda la India, el segundo mayor usuario de carb¨®n, y cinco veces m¨¢s la capacidad de carb¨®n que utiliza Estados Unidos.
No es ning¨²n secreto que el Gobierno chino est¨¢ adoptando muchas pol¨ªticas a las que nosotros y la comunidad internacional deber¨ªamos oponernos. Est¨¢n reprimiendo e internando cruelmente a los uigures, amenazando a Taiw¨¢n y sofocando la libertad de expresi¨®n en T¨ªbet y Hong Kong. China ha intimidado a sus vecinos, ha abusado del sistema de comercio global, ha robado tecnolog¨ªa, y est¨¢ construyendo un Estado de vigilancia dist¨®pico.
Estados Unidos est¨¢ organizando apropiadamente a sus aliados para presionar a Pek¨ªn sobre estas y otras cuestiones. Pero es poco probable que organizar la mayor parte de nuestro esfuerzo nacional en torno a una confrontaci¨®n global de suma cero con China cambie el comportamiento chino y vaya a alienar a aliados y socios.
Lo m¨¢s importante es que podr¨ªa condenar a nuestro planeta al hacer imposible la cooperaci¨®n clim¨¢tica entre los dos mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo. Necesitamos avanzar en una nueva direcci¨®n. La historia reciente proporciona algunos ejemplos instructivos.
En 1962, cuando Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica estaban al borde de una guerra nuclear, el presidente John F. Kennedy y el l¨ªder sovi¨¦tico Nikita Khrushchev se unieron para evitar la destrucci¨®n mutua. Apenas unos meses despu¨¦s, con la crisis nuclear en un segundo plano, el presidente Kennedy propuso a la Uni¨®n Sovi¨¦tica un plan de reducci¨®n de armamentos que cambiar¨ªa la din¨¢mica de confrontaci¨®n que hab¨ªa llevado al mundo al borde del abismo. Incluso anticomunistas como Nixon y Reagan adoptaron t¨¢cticas audaces para reducir las tensiones, temerosos de la aniquilaci¨®n global. Hoy nos enfrentamos a una din¨¢mica similar: nos enfrentamos a una cat¨¢strofe colectiva si no cambiamos de rumbo.
Aqu¨ª est¨¢ la din¨¢mica desquiciada que debe cambiarse. En los ¨²ltimos a?os, tanto Estados Unidos como China han aumentado considerablemente sus presupuestos militares. Estados Unidos gasta ahora unos 900.000 millones de d¨®lares en el Pent¨¢gono, m¨¢s que los pr¨®ximos diez pa¨ªses juntos gastan en armas. China, con el segundo mayor presupuesto militar del mundo, gasta casi 300.000 millones de d¨®lares. A pesar de gastar estas enormes cantidades en ¡°defensa¡±, ambos pa¨ªses est¨¢n perdiendo la guerra contra la crisis clim¨¢tica. Estados Unidos ha experimentado inundaciones masivas, incendios, sequ¨ªas, y eventos clim¨¢ticos extremos, que nos han costado cientos de mil millones de d¨®lares. S¨®lo las recientes inundaciones en China le costar¨¢n a ese Gobierno decenas de mil millones. En el futuro, los cient¨ªficos nos dicen que grandes ciudades como Shanghai y Nueva York quedar¨¢n bajo el agua si no actuamos eficazmente contra la crisis clim¨¢tica.
As¨ª que he aqu¨ª una idea ¡°radical¡±. En lugar de gastar enormes cantidades de dinero planeando una guerra entre s¨ª, Estados Unidos y China deber¨ªan llegar a un acuerdo para recortar mutuamente sus presupuestos militares y utilizar los ahorros para actuar agresivamente para mejorar la eficiencia energ¨¦tica, avanzar hacia la energ¨ªa sostenible, y poner fin a nuestra dependencia sobre los combustibles f¨®siles. Tambi¨¦n deber¨ªan proporcionar un mayor apoyo a los pa¨ªses en desarrollo que est¨¢n sufriendo la crisis clim¨¢tica sin que sea culpa suya.
Ahora, s¨¦ que los pol¨ªticos del establishment de ambos pa¨ªses me dir¨¢n lo ingenuo y poco sofisticado que soy al ofrecer tal sugerencia y me dar¨¢n un mill¨®n de razones de por qu¨¦ no se puede hacer. Mi respuesta es la siguiente: vayan a hablar con las personas de Vermont que han perdido sus hogares debido a inundaciones y con las familias de Haw¨¢i que perdieron a sus seres queridos en los recientes incendios. Vayan a hablar con las m¨¢s de un mill¨®n de personas en China que han sido desplazadas por inundaciones catastr¨®ficas. Vayan a hablar con la gente del sur de ?frica que muere de hambre debido a la terrible sequ¨ªa y las inundaciones que est¨¢n teniendo o con los agricultores de todo el mundo que ya no pueden cultivar debido a la escasez de agua.
Quiz¨¢s lo m¨¢s importante: vayan a hablar con los cientos de millones de j¨®venes de todos los pa¨ªses del mundo que est¨¢n perdiendo la esperanza y pregunt¨¢ndose si deber¨ªan siquiera tener hijos o hijas, dado los enormes desaf¨ªos que plantea la crisis clim¨¢tica para una vida normal.
Nelson Mandela famosamente dijo: ¡°Siempre parece imposible hasta que se logra.¡± Si queremos salvar el planeta, ahora es el momento de actuar audazmente. Hag¨¢moslo.