Sara Omi: ¡°Si los ind¨ªgenas no tuvi¨¦semos territorio colectivo, ya hubi¨¦ramos desaparecido¡±
Movida por el despojo y las continuas incursiones de empresas y particulares en su territorio, esta lideresa ind¨ªgena logr¨® convertirse en la primera abogada ember¨¢
Luego de dar a luz a una ni?a, Omayra Casam¨¢ recogi¨® la placenta que hab¨ªa protegido a su hija y la enterr¨® a la entrada de su hogar en la comunidad Ipeti Ember¨¢, en el oriente de Panam¨¢. La naturaleza velar¨ªa as¨ª por el bienestar de la peque?a, a quien llamaron Sara hace ahora 37 a?os. Sara Omi Casam¨¢, lideresa ember¨¢, reconoce en aquel ritual el origen de su v¨ªnculo inquebrantable con la tierra que la vio crecer y que aprendi¨® a cuidar con el empe?o que hered¨® de su madre y de su abuela. Tambi¨¦n de su abuelo, un avezado bot¨¢nico que le ense?¨® a amar al bosque y a entender los dones curativos que guardan sus plantas.
Por los relatos familiares, Omi supo tempranamente del desarraigo que debi¨® sobrellevar su pueblo. Ocurri¨® entre 1972 y 1976, cuando la construcci¨®n de la represa hidroel¨¦ctrica Villalaz, en el r¨ªo Bayano, inund¨® la tierra que habitaban y los forz¨® a rehacer sus vidas en otra parte. Eso abri¨® una herida comunitaria y motiv¨® un reclamo internacional, reconocido en 2014 por un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Movida por aquel despojo y las continuas incursiones de empresas y particulares en su territorio, Omi decidi¨® estudiar derecho en Ciudad de Panam¨¢. Logr¨® convertirse en la primera mujer ember¨¢ abogada. Regres¨® a su pueblo, estuvo al frente del Congreso Ember¨¢ de Alto Bayano y actualmente preside la Coordinadora de Mujeres L¨ªderes Territoriales de Mesoam¨¦rica. Para la revista Forbes Centroam¨¦rica, Omi est¨¢ entre las 100 mujeres m¨¢s poderosas de este 2023.
¡°Si los ind¨ªgenas tuvi¨¦semos territorio individual y no colectivo, ya hubi¨¦ramos desaparecido¡±, le dice a Am¨¦rica Futura en una entrevista en Montevideo, adonde lleg¨® invitada por la embajada de Panam¨¢ a comienzos de noviembre. En la capital uruguaya, convers¨® con representantes de los pueblos originarios de ese pa¨ªs y present¨® una muestra de las artesan¨ªas que producen las mujeres de la comunidad ember¨¢ de Panam¨¢. En ese pa¨ªs, el 12% de los 4,3 millones de habitantes pertenece a pueblos nativos. Omi aboga por su desarrollo sin perder identidad y en equilibrio con la naturaleza, como en los ¨²ltimos meses han pedido miles de paname?os en in¨¦ditas manifestaciones contra la explotaci¨®n de la mayor mina de cobre a cielo abierto de Centroam¨¦rica, un proyecto que finalmente la Corte Suprema declar¨® inconstitucional. ¡°Para nosotros representa nuestra vida, nuestra propia existencia¡±, afirma.
Pregunta. ?Qu¨¦ impresi¨®n le han producido las in¨¦ditas protestas contra la explotaci¨®n minera en Panam¨¢?
Respuesta. Es un tema que nosotros, los pueblos ind¨ªgenas, y sobre todo las mujeres hemos venido manifestando desde siempre: c¨®mo buscar el respeto y el equilibrio con nuestra madre tierra, c¨®mo salvaguardar y cuidar los recursos que tenemos dentro de nuestras comunidades. Nuestra madre tierra est¨¢ enferma y las consecuencias son las que vemos ahora. Acabamos de pasar una pandemia y van a venir m¨¢s pandemias como consecuencia de este proceso.
P. ?Qu¨¦ ayudar¨ªa a sanar esta tierra enferma?
R. En el caso de los pueblos ind¨ªgenas, las mujeres estamos recuperando soberan¨ªa alimentaria como una soluci¨®n de buenas pr¨¢cticas. En los ¨²ltimos tiempos, nuestras comunidades se han estado enfermando. Por ejemplo, nuestras mujeres no padec¨ªan de c¨¢ncer, nuestros hombres no padec¨ªan de enfermedades de pr¨®stata. ?A qu¨¦ se debe esto? A que la mala alimentaci¨®n tambi¨¦n ha llegado a nuestros territorios. A trav¨¦s de la Asociaci¨®n de Mujeres Artesanas Ember¨¢, buscamos reivindicar los conocimientos tradicionales de nuestros abuelos, en materia de siembra, con semillas propias y cero qu¨ªmicos. Tambi¨¦n estamos rescatando los conocimientos de la medicina tradicional, creando nuestras farmacias vivientes, restaurando el bosque. Cuando se hizo el embalse de la hidroel¨¦ctrica, las empresas cortaron todos los ¨¢rboles nativos del territorio. Estamos restaurando los bosques, pero no con monocultivos, sino con las plantas y los ¨¢rboles nativos.
P. La relaci¨®n entre la medicina tradicional ind¨ªgena y la occidental ha sido compleja. ?C¨®mo encuentran su espacio en territorio Ember¨¢?
R. El conocimiento de la medicina tradicional es lo que nos ha permitido estar vivos, ser milenariamente resistentes en este proceso. Tal vez falta reconocimiento de ese conocimiento que se potencia como una soluci¨®n de buena pr¨¢ctica dentro de nuestras sociedades. Pero tambi¨¦n hay un gran recelo por nuestra parte porque ha habido casos en los que se han robado los conocimientos y no hubo reconocimiento hacia el pueblo que los protege y cuida.
P. Los promotores de la minera en cuesti¨®n mencionaban en su defensa que generar¨¢ puestos de trabajo y favorecer¨¢ el crecimiento econ¨®mico. ?Cu¨¢l es su idea de desarrollo?
R. Hablamos de desarrollo con identidad y en equilibrio con nuestra madre tierra. De una econom¨ªa sostenible, del buen vivir, de disfrutar de lo que tenemos dentro de la comunidad. Nuestros abuelos nos ense?aron por qu¨¦ es importante mantener intactos los bosques, la protecci¨®n de los r¨ªos, que son las venas y parte del coraz¨®n de nuestra madre tierra. Son parte de esos brazos que necesitamos para seguir existiendo como pueblos ind¨ªgenas. Para nosotros representa nuestra propia vida, nuestra propia existencia.
P. ?Cu¨¢nto incide culturalmente el hecho de vivir en territorio de propiedad colectiva y no de tenencia individual como ocurre mayoritariamente en Occidente?
R. La visi¨®n colectiva ha sido una estrategia muy importante para la protecci¨®n de los territorios. Porque si los ind¨ªgenas tuvi¨¦semos territorio individual y no colectivo, ya hubi¨¦ramos desaparecido. Desde lo individual, lo occidental, esto no se ve muy bien, porque no lo pueden romper. Si entras a invadir un pedazo de tierra, te est¨¢s metiendo con todo un territorio, no solamente con una persona.
P. Menciona el desarrollo con identidad y equilibrio. ?Qu¨¦ rol desempe?an las mujeres de su comunidad en ese ¨¢mbito?
R. Las mujeres mantienen el equilibrio que necesita la familia, protegen a la familia y a la colectividad. Son las mujeres las que est¨¢n activas, mejor organizadas, preocupadas todos los d¨ªas en mantener la identidad. En mi caso, en incidir para encontrar pol¨ªticas p¨²blicas que integren la visi¨®n de las mujeres ind¨ªgenas y que exista un resultado concreto en el territorio.
P. Usted insiste en que no son mujeres pobres, frente a la idea tan extendida en sentido contrario.
R. Siempre nos han visto como mujeres pobres, vulnerables, marginadas, pero no lo somos. En el caso de mi pueblo, todos los d¨ªas podemos tener alimentos. Si no tengo para comprar una pastilla para el dolor de cabeza, el bosque me ayuda a protegerme. Cuando me toc¨® ser presidenta del Congreso Ember¨¢, [las autoridades gubernamentales] dijeron: ¡°Vamos a cambiar a los ind¨ªgenas al programa Techos de esperanza porque son pobres¡±. Pensaron que con una casita de cuatro paredes iban a desarrollar a la comunidad, pero trajeron m¨¢s necesidades. La gente pens¨®: ¡°hay que comprar un colch¨®n, un sof¨¢, una televisi¨®n¡±. Eso no es vivir bien. Nuestras casas tradicionales son especiales y estamos trabajando para ir recuper¨¢ndolas. Ante eso decimos que no somos mujeres pobres, somos mujeres valientes.
P. En 2021, denunci¨® que los hombres de su comunidad se opusieron a que usted se convirtiera en cacique y ama?aron el resultado de la elecci¨®n. ?Cu¨¢nto pesa el machismo dentro de su comunidad?
R. Es una pr¨¢ctica mala, asimilada en este caso, dentro del territorio. Nuestra cultura es rica, es colectiva, es solidaria. Es dualidad entre el hombre y la mujer: estamos en el mismo nivel. Pero esa dualidad en la pr¨¢ctica no existe. Cuando vamos a ejercer nuestro derecho como mujeres, los hombres, no todos, te ven como una enemiga. Tambi¨¦n sigue habiendo barreras entre las propias mujeres. Mi abuela cuestiona mi trabajo, lo hace medio en broma, pero es real. Por ejemplo, es raro que una mujer de mi edad no tenga hijos. No est¨¢ bien visto en mi comunidad. Yo no los tengo porque me met¨ª en este proceso de liderazgo y mi prioridad no era tenerlos. Me siento c¨®moda as¨ª.
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