Venezuela y Estados Unidos: dos campa?as entrelazadas
El chavismo tiene motivos para estar nervioso ante la ventaja de la oposici¨®n en las encuestas. Si es dif¨ªcil caminar hacia un sistema democr¨¢tico en el pa¨ªs sin una negociaci¨®n, debe incorporarse la variable internacional del poder estadounidense sobre los principales caudillos del movimiento chavista
Las encuestas de opini¨®n p¨²blica le est¨¢n asignando a Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, el candidato de la oposici¨®n en Venezuela, una amplia ventaja en la intenci¨®n de voto para las elecciones presidenciales del pr¨®ximo 28 de julio. Algunas, como la de ORC consultores otorgan a Gonz¨¢lez Urrutia un nivel de 54,99% y a Nicol¨¢s Maduro, que pretende su reelecci¨®n, un 14,42%. El Centro de Estudios Pol¨ªticos y de Gobierno de la Universidad Cat¨®lica Andr¨¦s Bello vaticina que Gonz¨¢lez Urrutia conseguir¨¢ unos siete millones de votos, y Maduro unos 4,2 millones. El dictador est¨¢ acentuando su campa?a, por lo que no debe sorprender que se recupere. Pero existe un consenso muy extendido de que no lograr¨¢ m¨¢s del 30% de los votos.
La mejor encuesta, sin embargo, es otra: la ansiedad con la que el r¨¦gimen est¨¢ obstaculizando el proselitismo de quienes lo desaf¨ªan. The New York Times lo ilustr¨® este domingo en su portada, relatando la clausura sistem¨¢tica de cualquier local, por ¨ªnfimo que sea, que provea de alimentos a los candidatos que buscan el voto para reemplazar al chavismo. Dirigentes opositores como C¨¦sar P¨¦rez Vivas, que fue precandidato en las primarias de la Plataforma Unitaria Democr¨¢tica, denunciaron que el gobierno prepara una catarata de impugnaciones para anular en las mesas electorales las boletas de algunos de los partidos que postulan a Gonz¨¢lez Urrutia.
El chavismo tiene motivos para estar nervioso. La oposici¨®n se encuentra, como nunca, unificada. La que se perfilaba como su candidata m¨¢s competitiva, Mar¨ªa Corina Machado, fue bloqueada por las autoridades electorales, que son obedientes a Maduro. Ella deleg¨® su representaci¨®n en la intelectual liberal Corina Yoris, a quien impugnaron la inscripci¨®n. Aun as¨ª, Machado no llam¨® a la abstenci¨®n, sino que se sum¨® de manera hiperactiva a la campa?a de Gonz¨¢lez Urrutia, un exdiplom¨¢tico en el que convergieron todas las fuerzas que proponen un cambio en el pa¨ªs.
Hay otra novedad que mortifica a Maduro. Dos de sus aliados hist¨®ricos, el brasile?o Luiz In¨¢cio Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro, le exigieron que las elecciones sean transparentes. M¨¢s all¨¢ de razones de principios, es muy probable que Lula y Petro est¨¦n intranquilos con una de las derivaciones de un triunfo ama?ado de Maduro: hay sondeos que consignan que el 40% de los consultados prev¨¦n abandonar el pa¨ªs frente a ese desenlace. La migraci¨®n venezolana se ha convertido para Brasil y para Colombia en un problema de primera magnitud. En realidad, Maduro es el problema.
En esta instancia del proceso, la eterna crisis de Venezuela vuelve a plantear la misma inc¨®gnita: si es posible que un r¨¦gimen autoritario incline la cabeza ante la mera aritm¨¦tica de las urnas para ceder el poder a sus rivales. El chavismo ha ido degrad¨¢ndose hasta convertirse en una oligarqu¨ªa delictiva para la cual la p¨¦rdida del poder podr¨ªa significar la p¨¦rdida de la libertad. Y de ese patrimonio acumulado en las sombras. Quiere decir que, desde una perspectiva realista, es dif¨ªcil imaginar una alternancia sin una negociaci¨®n que abra el camino de la transici¨®n hacia la democracia.
Este escenario abre una nueva discusi¨®n acerca del lugar que ocupar¨ªa el Socialismo del Siglo XXI en un juego pol¨ªtico que ya no lo tenga como titular del Estado nacional. Es una cuesti¨®n muy relevante porque, derrotada el 28 de julio, la fuerza que conduce Maduro igual retendr¨ªa la mayor¨ªa del Congreso, numeros¨ªsimos estrados judiciales comenzando por el Tribunal Supremo de Justicia, adem¨¢s de gobernaciones y alcald¨ªas. M¨¢s un detalle no desde?able: hasta enero, que es cuando se produce la transferencia del cargo, Maduro seguir¨ªa siendo el titular del Poder Ejecutivo.
Si es muy dif¨ªcil caminar hacia un sistema democr¨¢tico en Venezuela sin una negociaci¨®n, debe incorporarse una variable internacional important¨ªsima: el poder de los Estados Unidos sobre los principales caudillos del chavismo. Para empezar, el propio Maduro tiene una causa abierta por narcotr¨¢fico en ese pa¨ªs, que ofrece 15 millones de d¨®lares por su captura.
Las autoridades de la Casa Blanca y del Departamento de Estado mantuvieron tratativas con el r¨¦gimen. Fueron ostensibles. Se iniciaron con aquella malhadada visita de Juan Gonz¨¢lez, funcionario del ¨¢rea latinoamericana del Consejo Nacional de Seguridad, a Caracas, para entrevistarse con Maduro, cuyo gobierno no era reconocido como leg¨ªtimo por Washington. Fue en febrero de 2022. El ataque de Rusia a Ucrania, que activaba alarmas sobre la disponibilidad de hidrocarburos, hizo perder las formalidades. Gonz¨¢lez avis¨® por tel¨¦fono a Juan Guaid¨®, el presidente leg¨ªtimo para Washington, que en alg¨²n momento le dar¨ªa explicaciones. Y dio las primeras puntadas de un acuerdo por el cual los Estados Unidos romper¨ªan el bloqueo que impidi¨® durante varios a?os a sus grandes compa?¨ªas operar en Venezuela. La principal beneficiaria fue Chevron, que volver¨ªa a extraer petr¨®leo de los yacimientos caribe?os. Estas transacciones materiales fueron acompa?adas por rondas de conversaciones que se iniciaron en M¨¦xico y continuaron en Barbados para arrancar a Maduro algunas garant¨ªas de pluralismo pol¨ªtico.
El triunfo de Mar¨ªa Corina Machado en las primarias de la oposici¨®n dinamit¨® esta arquitectura. En enero, el Tribunal Supremo inhabilit¨® a Machado. De inmediato se interrumpieron las conversaciones internacionales. En febrero, la Casa Blanca anunci¨® que Gonz¨¢lez dejar¨ªa la funci¨®n p¨²blica y ser¨ªa reemplazado por Dan Erikson, otro miembro hist¨®rico del staff de latinoamericanistas de Joe Biden.
La victoria de la oposici¨®n presenta hoy una verosimilitud que nunca antes hab¨ªa tenido. Pero encuentra a Washington incomunicado con Caracas. Y ese aislamiento impide una negociaci¨®n para la entrega del poder. ?Cu¨¢l ser¨ªa el factor capaz de descongelar el entredicho? La amenaza migratoria. Es decir: la misma raz¨®n que alej¨® un poco a Petro y a Lula de Maduro, podr¨ªa acercar hacia ¨¦l a Biden y su administraci¨®n. ?Por qu¨¦? Porque el sue?o de llegar a los Estados Unidos es el principal motor de los venezolanos que se proponen dejar su pa¨ªs si se consolida la dictadura de Maduro.
Para entender este fen¨®meno son ilustrativos los datos de un solo d¨ªa, el mi¨¦rcoles de la semana pasada, de migrantes que pasaron de Venezuela a Colombia y all¨ª atravesaron la selva del Darien para ingresar a Panam¨¢. Es el itinerario de la mayor¨ªa de los venezolanos que se dirigen luego hacia los Estados Unidos. Este 12 de junio se registraron en el control de Bajo Chiquito 861 migrantes de origen americano. De ellos, 709 fueron venezolanos; 69 colombianos; 1 brasile?o, 5 chilenos, 2 cubanos, 29 haitianos, 41 ecuatorianos y 5 peruanos.
La presi¨®n de los venezolanos sobre la frontera de los Estados Unidos se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os. Y no se ejerce s¨®lo desde Venezuela. Muchos ciudadanos de ese pa¨ªs que buscaron otros destinos en Am¨¦rica Latina, ahora prefieren cambiar el lugar de su exilio e ir hacia Am¨¦rica del Norte, donde la econom¨ªa se muestra mucho m¨¢s pujante.
Como se afirma desde antiguo, toda la pol¨ªtica es pol¨ªtica local. Esta din¨¢mica migratoria impacta hoy en la agenda dom¨¦stica estadounidense. Lo hace en uno de los asuntos m¨¢s sensibles para la suerte de los dem¨®cratas: la oleada de extranjeros que quiere radicarse en el pa¨ªs. Es muy probable que esta inquietud fuerce a los funcionarios de Biden a mirar de nuevo la tragedia venezolana como una cuesti¨®n estrat¨¦gica para su propia peripecia. La campa?a electoral de Venezuela y la campa?a electoral de los Estados Unidos estar¨ªan, de este modo, entrelazadas.
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