Salida de emergencia: los cuidados en el arte contempor¨¢neo
Una pol¨ªtica de la atenci¨®n mutua y la apuesta por una mirada social resultan cruciales para que el sistema del arte evite el peligro del colapso
Hay un p¨¢jaro en la mitolog¨ªa de los akanes (grupo ¨¦tnico en Ghana, Costa de Marfil y Togo) llamado Sankofa que siempre vuela mirando hacia atr¨¢s, para saber de d¨®nde viene, pero con las patas hacia delante, para saber ad¨®nde va. Es un ave acr¨®bata y n¨®mada, acostumbrada a vivir en la di¨¢spora, a la que le gusta encontrar tantos comienzos como desv¨ªos. Un p¨¢jaro que se parece mucho al sistema del arte: otro cuerpo vol¨¢til, de dif¨ªcil equilibrio postural y que tambi¨¦n corteja la anarqu¨ªa. Digo esto como un elogio, consciente de que el arte es un lugar de l¨ªmites prosaicos que amenaza con convertirse en una plegaria apote¨®sica y vulgar al mismo tiempo. Un lugar inseguro por naturaleza que tiene el poder de crear nuevas ideas fruto del esfuerzo colectivo, pero tambi¨¦n un lugar hostil y estrecho, inc¨®modo para dar vuelo a todas las especies que acoge.
La pandemia no ha hecho m¨¢s que confirmar que el sistema est¨¢ colapsado, algo que ya se ve¨ªa venir observando cu¨¢les suelen ser los medidores de ¨¦xito asociados a lo art¨ªstico. La lista de mejoras es larga: un museo que no s¨®lo ponga el foco en lo internacional, que apueste por lo local sin pecar de provinciano y que se resista a incrementar la lista de artistas reclamo y de ponentes estrella, pero, sobre todo, de sus trabajadores a bajo coste. Un mercado menos especulativo y m¨¢s realista. Un sistema profesional m¨¢s amable y menos rival, que libere al artista de la idea de moverse continuamente para no quedarse con las manos vac¨ªas.
Sabemos lo que falla, aunque dando vueltas alrededor de todo esto, contempl¨¢ndolo desde arriba y desde abajo, parece como si en el ?mundo del arte nos sigui¨¦ramos perdiendo algo, algo que no puede decirse ni ense?arse, sino s¨®lo ¡°practicarse¡±. He ah¨ª la idea de cuidado, que el vocabulario de la pandemia ha puesto de nuevo en circulaci¨®n, pero que no es nueva. Llevamos a?os pensando c¨®mo vivir juntos, teorizando sobre lo afectivo y la idea de comunidad, obedeciendo al dictado de los sentimientos tal cual vienen y van, deambulando por el mundo del arte como si uno buscara guijarros en la playa, a sabiendas de que, con toda probabilidad, acabaremos en caminos trillados. Cuidar est¨¢ muy cerca del mimo, la curiosidad, el ojo avizor. Tiene que ver con la educaci¨®n, la atenci¨®n y la prudencia. Tambi¨¦n con esmerarse, ocuparse y velar por el otro. Y, especialmente, por las otras.
Los cuidados son una de las cuestiones clave de los feminismos, tambi¨¦n en el arte contempor¨¢neo, y empujan a pensar en la idea de g¨¦nero, raza y clase social, en los diversos modelos de familia y de maternidad, y en la gesti¨®n del tiempo y de las responsabilidades en las tareas de la vida cotidiana. Urge pensar c¨®mo dar respuesta concreta desde las pr¨¢cticas art¨ªsticas a los l¨ªmites entre el trabajo y la vida. Ver de qu¨¦ manera los procesos de globalizaci¨®n del mundo son una excusa perfecta para esa trampa llamada productividad y eficiencia. Esa idea de estar, de figurar, de dejarse ver, el postureo que la pandemia tambi¨¦n ha puesto en jaque.
Aunque, por encima de todo, los cuidados tienen que ver con la pol¨ªtica, con una mirada social que priorice el bienestar general frente al inter¨¦s particular, con desmontar la trampa de las becas, con mejorar las condiciones laborales de quienes ejercen trabajos de proximidad, con desmontar imaginarios consumistas y reconstruir una comunidad cooperativa real. Una pol¨ªtica de los cuidados que conf¨ªe en la transitividad de las ideas, en la efectividad de la acci¨®n, en la validez de la experiencia y en la val¨ªa de la intuici¨®n. Que apueste por lo sencillo.
¡°El museo deber¨¢ cuidar como un hospital sin dejar de ser cr¨ªtico¡±, dice Manuel Borja-Villel, que impulsa una reflexi¨®n sobre los cuidados en el Reina Sof¨ªa
Todo esto puede sonar abstracto. El propio viaje de los p¨¢jaros en bandada lo es, aunque sabemos que estando juntos les resulta m¨¢s f¨¢cil detectar cualquier tipo de peligro. El futuro inmediato, dice el escritor y fil¨®sofo Franco Berardi, Bifo, pasa por reinventar el placer, por pasar de una pol¨ªtica del miedo a una pol¨ªtica del cuidado. La te¨®rica cultural Nelly Richard habla, incluso, de deseo y de la necesidad de hacerlo reaparecer en medio de la necesidad. Silvia Federici va m¨¢s lejos y apunta a una revoluci¨®n. Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, dice que ¡°el museo tendr¨¢ que cuidar como un hospital sin dejar de ser cr¨ªtico¡±. En sus salas acoge, de hecho, un grupo de estudio que reflexiona sobre lo que han titulado Por un estatuto de los cuidados. Una propuesta de escritura colectiva de una ficci¨®n jur¨ªdica con efectos reales, coordinada por Luisa Fuentes Guaza y Marta Malo, y pone el ¨¦nfasis en preguntas sin una respuesta f¨¢cil: ?Qui¨¦nes cuidan y qui¨¦nes reciben cuidados? ?Por qu¨¦ estos cuerpos y no otros??Qu¨¦ estrategias de presi¨®n se est¨¢n ensayando y cu¨¢les cabr¨ªa imaginar?
Intercambios reales
Bajo esas ideas trabaja, tambi¨¦n, Pablo Mart¨ªnez, jefe de programas del Macba, junto a la Rijksakademie (?msterdam) y el colectivo croata de comisarios WHW. Firman el programa Education from below, que explora el arte como espacio de di¨¢logo, aprendizaje colectivo e imaginaci¨®n, poniendo el foco en m¨¦todos y modelos de pr¨¢cticas art¨ªsticas basadas en intercambios reales y que funcionan. En una l¨ªnea de investigaci¨®n similar est¨¢n centros como el CA2M (M¨®stoles), que entraron de lleno en el tema de los cuidados con la Escuelita, o proyectos como Bulegoa z/b (Bilbao), atentas a epistemolog¨ªas feministas y activismos en salud.
A la representaci¨®n no can¨®nica de los cuerpos y al envejecimiento en el contexto de las personas LGTBIQ+ se acerca el ¨²ltimo proyecto de Javier Codesal, Evangelio mayor (2021), que expone ahora en el DA2 (Salamanca). La vejez o la enfermedad (sin esquivar la memoria del sida) le permiten experimentar la fragilidad del cuerpo vivo y pensar los l¨ªmites sociales y culturales ligados a esa idea del cuidado cuando se hace vital, la asignatura pendiente m¨¢s escandalosa de la sociedad que nos deja la pandemia. Proyectos m¨¢s globales, como las bienales, tambi¨¦n apuntan hacia c¨®mo establecer relaciones m¨¢s sostenibles para generar espacios de di¨¢logo internacional sin perder la escala humana. Eso mismo se propuso la 11? Bienal de Berl¨ªn, celebrada en 2020, un ejemplo de c¨®mo las nociones de solidaridad, vulnerabilidad y resistencia resultaron claves en todo el proceso. Y por ah¨ª se encamina la pr¨®xima Documenta 15 de Kassel, que se celebrar¨¢ en 2022, enfocada en dilucidar qu¨¦ es el ecum¨¦nico ¡°nosotros¡±.
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