Todas las guerras perdidas de Afganist¨¢n
Una gu¨ªa de lecturas para entender la situaci¨®n actual en el conflictivo pa¨ªs centroasi¨¢tico, que fascina desde hace siglos a escritores, viajeros y periodistas
En medio de la guerra civil que arras¨® Afganist¨¢n tras la retirada de las tropas sovi¨¦ticas, a mediados de los a?os noventa, surgi¨® una milicia que poco a poco fue conquistando terreno, con una ideolog¨ªa que mezclaba la versi¨®n m¨¢s radical del islam, el wahabismo, difundida y financiada por Arabia Saud¨ª, con las propias tradiciones de la etnia afgana mayoritaria: los pastunes. Entonces se llamaban en Espa?a los talib¨¢n, plural de talib, estudiante de una escuela religiosa, aunque el gran sabio de la lengua que fue Fernando L¨¢zaro Carreter zanj¨® el debate en uno de sus Dardos en la palabra publicados en este diario: ¡°No es cuesti¨®n trivial, aunque lo parezca: con la adopci¨®n de talib¨¢n como plural (y, para m¨¢s inri, con un acento espa?ol), se acepta que nuestra lengua sea gobernada por leyes de otras, concediendo a esa palabra una excepci¨®n, que no se concedi¨® a ninguna otra en iguales o similares circunstancias¡±. L¨¢zaro Carreter razon¨® por qu¨¦ hab¨ªa que escribir talibanes, pero fue otro autor el que ayud¨® a comprender a millones de lectores en Occidente lo que significaba aquella milicia, que acaba de tomar de nuevo el poder en Afganist¨¢n.
El gran best seller afgano
Editado en Espa?a en 2001, poco antes de los atentados del 11 de septiembre, Los talib¨¢n (Pen¨ªnsula) se convirti¨® r¨¢pidamente en un ¨¦xito de ventas y su autor, el paquistan¨ª Ahmed Rashid, en el referente para asuntos afganos en la prensa internacional. No es para menos. Su libro se mantiene como un ensayo muy vigente ¡ªaunque desgraciadamente agotado¡ª que explica c¨®mo del caos de los a?os noventa surgi¨® esa milicia que prohibi¨® la m¨²sica, las cometas, aplic¨® castigos p¨²blicos y trat¨® de mandar a Afganist¨¢n al siglo VII. Tambi¨¦n se?alaba que el trato desalmado que recib¨ªan las mujeres proced¨ªa m¨¢s de tradiciones tribales pastunes que del islam o la alianza entre los talibanes y los combatientes ¨¢rabes que fueron a hacer la yihad contra los sovi¨¦ticos, entre los que se encontraba un joven saud¨ª entonces desconocido llamado Osama Bin Laden. Rashid desentra?aba el tremendo l¨ªo ¨¦tnico afgano y, sobre todo, el odio que los talibanes ¡ªsun¨ªes radicales¡ª profesaban a los hazara ¡ªchi¨ªes¡ª, lo que explicaba la destrucci¨®n de los budas de Bamiy¨¢n.
Cr¨®nica de una ficci¨®n
A partir de la intervenci¨®n internacional tras el 11S, la bibliograf¨ªa sobre Afganist¨¢n se multiplic¨®. Aunque se public¨® hace casi diez a?os, Afganist¨¢n. Cr¨®nica de una ficci¨®n (Debate), de M¨®nica Bernab¨¦, la periodista espa?ola que m¨¢s tiempo pas¨® en el pa¨ªs, primero como cooperante y luego como corresponsal de El Mundo, traza un retrato certero del Afganist¨¢n bajo los talibanes y de todas las mentiras que Occidente se cont¨® a s¨ª mismo sobre el futuro de este pa¨ªs. As¨ª explica, por ejemplo, en su primera visita a Kabul en 2000, el triunfo de la milicia radical: ¡°La destrucci¨®n, la violencia y el caos fueron tan generalizados que, cuando aparecieron los talibanes, se les consider¨®, por contraposici¨®n, pacificadores. La paz a cambio de un r¨¦gimen represor, sobre todo para las mujeres¡±.
La estadounidense Carlotta Gall fue durante m¨¢s de una d¨¦cada la corresponsal de The New York Times en Kabul ¨Cy en estos d¨ªas est¨¢ firmando desde all¨ª de nuevo¨C. Fruto de aquella experiencia public¨® un libro muy interesante, no traducido al castellano: The wrong enemy. Am¨¦rica in Afghanistan 2001-2014 (Mariner Books), cuyo t¨ªtulo se basa en una frase del gran diplom¨¢tico estadounidense Richard C. Holbrooke: ¡°Tal vez estamos combatiendo al enemigo equivocado en el pa¨ªs equivocado¡±. A semejanza del de Bernab¨¦, es un ensayo que intuye el desastre que ha sacudido Afganist¨¢n este mes de agosto. El cap¨ªtulo que George Packer dedica en la reciente biograf¨ªa de Holbrooke, Nuestro hombre (Debate), a su etapa como enviado en Afganist¨¢n tambi¨¦n muestra la impotencia ante la interminable debacle afgana. ¡°Esta historia se ha contado mil y una veces, pero me entristece y me enfada cada una de ellas. Es una historia sobre nuestra insensatez y nuestro despilfarro¡±, escribe Packer en un cap¨ªtulo titulado ¡®Todo ha cambiado y todo sigue igual¡¯.
Muchos otros reporteros han publicado libros notables sobre Afganist¨¢n, que van m¨¢s all¨¢ de la urgencia period¨ªstica del momento: Ram¨®n Lobo, Cuadernos de Kabul (RBA), que ofrece un retrato de la vida cotidiana en la capital afgana; Antonio Pampliega, Las trincheras de la esperanza (Pen¨ªnsula), sobre el m¨¦dico de la Cruz Roja Alberto Cairo; Pilar Requena, que en Afganist¨¢n (Editorial S¨ªntesis) propone un retrato general del conflicto; o Amador Guallar, que relata diez a?os de experiencia afgana en En la tierra de Ca¨ªn (Pen¨ªnsula). Entre los internacionales, La guerra eterna (Cr¨ªtica), de Dexter Filkins, The Lion¡¯s grave. Dispatches from Afghanistan (Grove Press), de Jon Lee Anderson, o On the road to Kandahar (Penguin), de Jason Burke, resultan narraciones trepidantes de un pa¨ªs engullido por la guerra. El relato que hace Filkins de una ejecuci¨®n p¨²blica en Kabul en 1998 explica gran parte del p¨¢nico que viven ahora los afganos que se han quedado a su merced. ¡°Les daba igual lo que pensaran los dem¨¢s. Les tra¨ªan sin cuidado los motivos. Simplemente iban y lo hac¨ªan. Los talibanes: su fuerza radicaba en su ignorancia¡±, escribe en un p¨¢rrafo que empieza con una frase que es toda una declaraci¨®n de principios: ¡°T¨ªo, daban miedo¡±.
El sufrimiento de las mujeres
Dos afganos asentados en el extranjero, Khaled Hosseini en ingl¨¦s y Atiq Rahimi en franc¨¦s, convirtieron en literatura el sufrimiento de su pa¨ªs, primero en la guerra civil y luego bajo el r¨¦gimen de terror talib¨¢n. Cometas en el cielo (Salamandra) y Mil soles espl¨¦ndidos (Salamandra), de Hosseini, y La piedra de la paciencia (Siruela), con la que Rahimi gan¨® en 2008 el premio Gouncourt, el m¨¢s prestigioso de Francia, relatan los padecimientos de los civiles, especialmente de las mujeres, bajo el despotismo fan¨¢tico. El librero de Kabul (Maeva), de la periodista noruega Asne Seierstad, mostraba que los talibanes no eran los ¨²nicos que en Afganist¨¢n somet¨ªan a las mujeres. Una luz inesperada (Pen¨ªnsula), de Jason Elliot, es un bell¨ªsimo y fascinante libro de viajes por el pa¨ªs que arranca en su primera visita, en 1979, al principio de la invasi¨®n sovi¨¦tica. ¡°Quien crea que entiende Afganist¨¢n¡±, se?al¨® Elliot en una entrevista con este diario, ¡°no lo ha conocido del todo. Afganist¨¢n es un pa¨ªs muy grande, complejo y sofisticado, del que tenemos una visi¨®n muy limitada¡±.
Los cl¨¢sicos
Adem¨¢s del libro de Elliot, un pu?ado de obras permiten entender la historia de un pa¨ªs en el que llevan siglos chocando Oriente y Occidente, en el que se han mezclado las culturas y las influencias, que albergaba los budas m¨¢s grandes del mundo, pero tambi¨¦n la ciudad helen¨ªstica m¨¢s oriental, A? Janun, destruida por d¨¦cadas de combates. Into the Land of Bones. Alexander the Great in Afghanistan (University of California Press), del historiador Frank L. Holt, es el gran ensayo sobre la campa?a de Alejandro Magno, al igual que El retorno de un rey. La gran aventura brit¨¢nica en Afganist¨¢n 1839-1842 (Desperta Ferro), de William Dalrymple, explica el fracaso de la colonizaci¨®n inglesa. Se trata de dos relatos hist¨®ricos que permiten entender por qu¨¦ un pa¨ªs situado en un rinc¨®n perdido del mundo, atravesado por el Hindu Kush, lleva tantos a?os en el centro de la pol¨ªtica internacional. ¡°Afganist¨¢n no puede escapar a la encrucijada de la historia¡±, escribe Holt. ¡°En cada uno de los ¨²ltimos tres siglos, diferentes superpotencias ¨Cbrit¨¢nicos, sovi¨¦ticos y estadounidenses¨C han puesto sus ojos en esta tierra tr¨¢gica, dispuestos a imponer un nuevo orden¡±.
El t¨ªtulo del gran cl¨¢sico literario sobre Afganist¨¢n se lo disputan El hombre que quiso ser rey, de Ruyard Kipling, y Los jinetes (Destino), del franc¨¦s Joseph Kessel, aunque la premio Nobel de literatura Svetlana Aleksi¨¦vich se ha colado en esa lista con Los muchachos de zinc: voces sovi¨¦ticas de la guerra de Afganist¨¢n (Debate). Sin embargo, casi todos los expertos citan un solo t¨ªtulo cuando se les pregunta por el ensayo m¨¢s importante sobre este pa¨ªs: Viaje a Oxiana (Pen¨ªnsula), de Robert Byron, publicado en 1937, que describe un Afganist¨¢n para el que todav¨ªa exist¨ªa la esperanza. ¡°Cualquier aficionado a leer los libros de viajes de los a?os treinta tendr¨¢ que reconocer que Viaje a Oxiana es la obra cumbre de todos ellos¡±, sugiere contundente Bruce Chatwin en ¡®Un lamento por Afganist¨¢n¡¯ (?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª?, Pen¨ªnsula), un breve ensayo escrito tras la invasi¨®n sovi¨¦tica. ¡°De vivir hoy, creo que Byron estar¨ªa de acuerdo en que, con el tiempo (todo en Afganist¨¢n lleva su tiempo), los afganos les har¨¢n algo temible a sus invasores, tal vez despertar los fantasmas dormidos de Asia central¡±. Los despertaron y, desde entonces, no han vuelto a encontrar reposo.
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