Abdulrazak Gurnah: ¡°No ganamos premios por ser africanos, sino por lo que escribimos¡±
Una nueva traducci¨®n de ¡®Para¨ªso¡¯, la cuarta novela del premio Nobel de 2021 en la que reconstruy¨® el crisol cultural de Tanzania a principios del siglo XX, inaugura el desembarco en las librer¨ªas del laureado, y apenas conocido, autor
Poco m¨¢s de un mes despu¨¦s de recibir la llamada de la Academia Sueca para informarle de que le hab¨ªa sido concedido el Premio Nobel de Literatura de 2021, el escritor tanzano Abdulrazak Gurnah (Zanz¨ªbar, 1948) se conectaba el pasado lunes por videollamada desde Barbados. Aunque mantiene su residencia habitual en el Reino Unido, en el condado de Kent, en cuya universidad se doctor¨® y dio clase durante cerca de tres d¨¦cadas, viaja con frecuencia a las Antillas desde hace a?os, puesto que su esposa tiene familia all¨ª.
Escueto y cort¨¦s, viste una camisa de hilo blanco y habla desde una habitaci¨®n de madera pintada del mismo color que ofrece pocas pistas. Ya tiene listo el discurso de aceptaci¨®n del Nobel, que no recoger¨¢ en Estocolmo sino en la Embajada de Suecia en Londres. La organizaci¨®n ha optado por mantener la precauci¨®n pand¨¦mica y dispersar las celebraciones seg¨²n el pa¨ªs de residencia de los premiados. Gurnah despacha el asunto afirmando que sus palabras en la ceremonia ¡°no dar¨¢n grandes sorpresas¡± y sin querer adelantar las ideas o temas que abordar¨¢ en esa clase magistral.
Autor de una decena de novelas, Gurnah no figuraba en las quinielas del Nobel. Seg¨²n cont¨®, recibi¨® la llamada del comit¨¦ sueco con genuina sorpresa, pero lo cierto es que su nombre ya hab¨ªa aparecido en la lista de nominados de dos de los galardones m¨¢s reputados en lengua inglesa: el premio Booker y el Whitebread. Fue en 1994, gracias a su cuarto libro de ficci¨®n, Para¨ªso, que se reedita en diciembre en espa?ol con una nueva traducci¨®n en el sello Salamandra. ¡°Fue la novela que me permiti¨® llegar a muchos y nuevos lectores. El proceso de nominaci¨®n del Booker en aquel momento no era tan largo como ahora, era algo m¨¢s fresco y emocionante, o por lo menos lo fue para m¨ª¡±, recuerda. Hac¨ªa tiempo que hab¨ªa dejado Tanzania, en 1968, cuando el sultanato de Zanz¨ªbar fue violentamente derrocado, y se hab¨ªa formado en el Reino Unido. Tras pasar un par de a?os dando clase en Nigeria, regres¨® a la Universidad de Kent, empez¨® a escribir novelas y ya nunca se march¨®.
¡°En el Reino Unido hab¨ªa muchas cosas malas. Una de las mejores es cu¨¢nto hab¨ªa para leer¡±
Hab¨ªa empezado esa novela mucho tiempo atr¨¢s y lo primero que hab¨ªa escrito fue precisamente la escena con la que se cierra la historia. ¡°As¨ª arranc¨® Para¨ªso, pero luego estuve escribiendo otras cosas, trabajando en otros asuntos. Aquello se qued¨® en mi cuaderno seis o siete a?os sin que hiciera nada con ello, aunque claramente lo ten¨ªa en la cabeza. Quer¨ªa escribir sobre la Primera Guerra Mundial en el oeste de ?frica. El tiempo pasaba y empec¨¦ a preguntarme c¨®mo se lleg¨® a ese momento en que los alemanes empezaron a reclutar soldados all¨ª¡±, recuerda.
En un viaje en solitario bastante largo por varios pa¨ªses de la zona se impregn¨® del paisaje y de otros relatos que escuch¨® en aquellos lugares. Y as¨ª fue acerc¨¢ndose a ¡°otra dimensi¨®n¡± sobre el lugar y su historia, sobre esa costa de Tanzania y el archipi¨¦lago de Zanz¨ªbar. Todo aquello desemboc¨® de forma tangencial en uno de los temas centrales del conjunto de la obra de Gurnah: el colonialismo. ¡°El primer encuentro con los colonos europeos es otro de los asuntos sobre los que empec¨¦ a reflexionar. Vi a mi padre muy mayor poco antes de que muriera y pens¨¦ que ¨¦l deb¨ªa de ser un ni?o cuando eso ocurri¨®. Aquello me llev¨® a tratar de imaginar c¨®mo eran las cosas antes de que se produjera ese encuentro, antes de que llegaran estos extra?os y dijeran que ellos se pon¨ªan al frente de todo¡±, explica, y a?ade que con frecuencia su escritura va tomando forma a lo largo de mucho tiempo, y siguiendo distintos vericuetos de manera que el principio puede acabar siendo el final.
Esa extensa geograf¨ªa de ideas acaba por permear en la trama y el terreno que recorre Para¨ªso. En la novela, el ni?o protagonista queda en manos de un rico mercader por las deudas de su padre y, tras pasar unos a?os trabajando en dos colmados, se suma a una gran expedici¨®n comercial, a una m¨ªtica caravana. Hay referencias a una monta?a nevada, a un lago que logran cruzar en un solo d¨ªa y a unas majestuosas cataratas, pero no hay nombres, ni mapas. ¡°Escrib¨ª asumiendo que quien lo leyera conocer¨ªa el terreno y reconocer¨ªa el Kilimanjaro o el lago Tanganica. Y de hecho es posible ver la ruta que siguen, pero al no ponerle nombre se abre de alguna manera la posibilidad de que sea m¨¢s m¨ªtico, y que lo narrado pueda suceder en otro lugar. El lector puede imaginar sin tener que estar sujeto a un sitio espec¨ªfico¡±, argumenta.
Sin duda, uno de los mapas m¨¢s variados de cuantos describe en su novela Gurnah es el humano, con su rica descripci¨®n de la mezcla de personajes de religiones y razas distintas, desde ¨¢rabes a sijs, que habitaban esa parte del mundo a principios del siglo XX y compet¨ªan entre s¨ª antes de la llegada de los poderes europeos. ¡°Hab¨ªa distintas sociedades y culturas que estaban en contacto sin que hubiera una autoridad central o algo similar. Eran grupos que no creo que sea correcto llamar naciones. Entre ellos viv¨ªan en una negociaci¨®n permanente, tanto cultural como ling¨¹¨ªstica. No hab¨ªa una cultura dominante¡±, afirma. ¡°Esta gente eran mercaderes que comerciaban entre s¨ª y se declaraban la guerra o lo que fuera¡±. La descripci¨®n del crisol de culturas que pueblan la novela de Gurnah escapa a cualquier simplificaci¨®n o idealizaci¨®n del pasado precolonial. La violencia y la crueldad asoman sin reparo y sin necesidad de que llegara el colonialismo europeo. ¡°Las simplificaciones del pasado y del presente deben ser contestadas¡±, sostiene.
¡°Lectura y escritura van juntas. Empec¨¦ a escribir en ingl¨¦s porque le¨ªa en ese idioma¡±
Aquellas personas hablaban distintas lenguas, aunque el protagonista, Yusuf, se hace entender en suajili, un idioma cuya g¨¦nesis, explica Gurnah, es muy similar al criollo y que adem¨¢s es su lengua materna, aunque ¨¦l siempre ha escrito sus libros en ingl¨¦s. ¡°En parte porque es un idioma que siempre se me dio bien, incluso en la escuela frente a otros compa?eros. Pero quiz¨¢ lo m¨¢s determinante es que yo no pensaba en escribir hasta que llegu¨¦ a Inglaterra, e incluso entonces tard¨¦ un tiempo en aceptar que eso era lo que quer¨ªa hacer. Y a lo largo de ese periodo ya viv¨ªa en el Reino Unido y estudiaba literatura y le¨ªa en ingl¨¦s. Porque hab¨ªa muchas cosas malas, pero una de las mejores es cu¨¢nto hab¨ªa para leer, cuantos libros ten¨ªa a mi disposici¨®n en las bibliotecas¡±, expone. ¡°La lectura y la escritura van juntas, siempre lo he pensado. Es un ingrediente tan fundamental para los escritores como las experiencias vitales, es lo que te da contexto y ofrece relieve al trabajo, lo que te permite entender el campo en el que te desarrollas. As¨ª que cuando empec¨¦ la cuesti¨®n de en qu¨¦ idioma hacerlo no se me pas¨® por la cabeza, lo hice en el mismo en el que le¨ªa¡±. ?Ha cambiado su perspectiva sobre esto con el paso del tiempo? ¡°Como les ocurre a los atletas, a veces uno no puede elegir la prueba en la que competir. Te puede gustar mucho el salto de altura, pero no ser tan bueno como en los maratones. Algo as¨ª ocurre con mi escritura, no fue del todo una elecci¨®n. ?Lo har¨ªa hoy de otra forma? No, porque me gusta escribir en ingl¨¦s y disfruto haci¨¦ndolo¡±.
La literatura poscolonial ha sido su campo de investigaci¨®n desde los a?os ochenta, y en su obra de ficci¨®n juega un papel central, tal y como destac¨® el jurado del Nobel. En Para¨ªso, un personaje habla de c¨®mo se escribir¨¢ la historia y c¨®mo los colonizadores les har¨¢n leer esa versi¨®n como si fuera ¡°la palabra sagrada¡±. ?Siente Gurnah que literatura poscolonial es un t¨¦rmino adecuado? ¡°Lo primero es que eso ni siquiera exist¨ªa cuando yo estudiaba mi posgrado¡±, apunta. El estudio de las distintas literaturas se planteaba entonces desde un prisma geogr¨¢fico y cada zona contaba con expertos que defend¨ªan su terreno. ¡°?Qui¨¦n eres t¨² para hablar de literatura del Caribe o literatura africana? Esa era la actitud hasta que un grupo de te¨®ricos del poscolonialismo como Edward Said, Gayatri Spivak y Homi K. Bhabha empezaron a aplicar ciertos modelos para identificar algunas experiencias comunes y lanzaron las primeras flechas. Fue eso lo que permiti¨® agrupar a escritores de distintos lugares y alejarse de las autoridades regionales. No fue hasta mediados de la d¨¦cada de 1990 cuando empezamos a dar una asignatura de Literatura Poscolonial y ocurri¨® porque era algo ¨²til, no el fin de todo¡±, relata. ¡°Hoy la discusi¨®n sobre el t¨¦rmino literatura poscolonial no me preocupa. Lo veo como una expresi¨®n provisional que nos permite juntar distintos textos para su estudio. Es ¨²til en el plano acad¨¦mico, pero no creo que lo sea como f¨®rmula para describir la literatura fuera de ese campo¡±, matiza, y prosigue diciendo que si alguien le describe como escritor poscolonial ¨¦l estar¨ªa de acuerdo, aunque eso dice poco sobre la escritura en s¨ª. ¡°La escuela poscolonial no debe ser tirada por la borda porque vale para algunas cosas, especialmente para ense?ar y escribir cr¨ªtica. Pero esa utilidad no creo que le sirva al autor; es para quien estudia su obra, no para el creador. Cuando me preguntan si soy un escritor brit¨¢nico o africano o zanzibar¨ª, pues no lo s¨¦, soy todo eso, ?pero eso sirve de algo? A los lectores les puede dar un poco de contexto, supongo, pero despu¨¦s hay que leer los libros para llegar al escritor¡±.
Sobre el ¨¦xito de la lectura poscolonial en el campo acad¨¦mico, Gurnah tiene una visi¨®n positiva por su enorme diversidad y alcance. ¡°Los especialistas del siglo XVIII, los medievalistas o los estudiosos de la danza moderna est¨¢n interesados en ello. Las mentes se han abierto con esta idea del colonialismo y sus consecuencias, algo que est¨¢ relacionado con cualquier aspecto de la cultura, tanto europea como de los lugares colonizados. Esa conciencia ha surgido y ha aumentado la conexi¨®n con el mundo no europeo. Los estudios poscoloniales han puesto en cuesti¨®n cosas tan obvias como los mismos escritos sobre colonialismo. Y es una disciplina que va en muchas direcciones, que estudia relaciones que se remontan a muchos siglos atr¨¢s y que permite comprenderlas mejor¡±.
¡°El t¨¦rmino literatura poscolonial solo es ¨²til en el plano acad¨¦mico. Fuera de ah¨ª, no sirve¡±
La coincidencia este a?o de varios escritores de origen africano en el palmar¨¦s de importantes galardones literarios (el Nobel, el Booker, el Goncourt, el Cam?es y el Neustadt) ha dado pie a que algunos se refieran a un fen¨®meno. ?Cu¨¢l es su postura? ¡°Han ganado no por ser de origen africano, sino porque su escritura lo merec¨ªa. Que estos premios hayan sido otorgados a esos escritores es bueno, el a?o pasado no fue as¨ª. No es que mundialmente se haya decidido que hay que galardonar a africanos, es la escritura la que ha sido premiada¡±, sostiene. Esa literatura ?siempre ha estado ah¨ª y hasta ahora no se le ha prestado atenci¨®n? ?Es esta una edad oro? ¡°Hay muchos escritores a quienes no se les presta atenci¨®n y hay muchos j¨®venes, y algunos que no lo son tanto, que est¨¢n destacando. Y habr¨¢ muchos m¨¢s. Puede ser que haya un cierto tipo de corriente, pero no estoy seguro de que la concesi¨®n de los premios signifique que hay una conciencia por parte de los lectores¡ Insisto, es la escritura lo que se premia, no la percepci¨®n de los lectores, aunque eso tenga algo que ver. Lo que he le¨ªdo sobre este asunto son titulares que sugieren que este es el a?o de ?frica, y comprendo que los periodistas tienen que tratar de agrupar y resumir, pero esto lo que hace es disminuir el logro de cada uno de los escritores premiados. Y la historia se presenta como un fen¨®meno cultural m¨¢s que literario¡±.
Gurnah cuenta que est¨¢ trabajando en un nuevo libro y se despide amable y apresurado.
Sociedad cosmopolita y frangementada
La primera edición de Paraíso en español data de 1997 y corrió a cargo de la hoy desaparecida El Aleph. Ese fue el primer libro editado en esta lengua de Abdulrazak Gurnah. El último, En la orilla, salió hace 18 años en otra editorial que también ha desaparecido, Poliedro. Pero la concesión del Nobel ha cambiado esta historia y tras la aparición el 2 de diciembre de Paraíso, Salamandra planea la recuperación del fondo de Gurnah, incluida su última obra, Afterlives, que en 2021 tuvo una excelente acogida entre la crítica. Esa novela, cuya traducción llegará a las librerías el próximo otoño, es según su autor una continuación de Paraíso, porque su trama abarca esa colonialización alemana que queda suspendida en las últimas páginas. El crisol descrito en Paraíso sin edulcorantes no está exento de violencia o racismo, tiene algo de picaresca. Todos los grupos hacen referencia a “los salvajes” y lo que cambia es a quién se refieren. El autor expone: “Una de las preguntas que la novela plantea o es ¿cómo fue tan fácil para los europeos venir y colonizar? Y una de las razones, por supuesto, es que ya había opresiones en esos lugares. Ya había divisiones. Lo que se ha descrito como una sociedad cosmopolita era en realidad también una sociedad fragmentada”.
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