¡®El amor enamorado¡¯: Eros no sabe querer

Las comedias mitol¨®gicas son las pel¨ªculas de la Marvel del Siglo de Oro espa?ol. A Felipe IV y a su corte les fascinaba este g¨¦nero, caracterizado por las pugnas y los devaneos entre divinidades, ninfas y pastores, pero tambi¨¦n por la acumulaci¨®n de escenas fant¨¢sticas, resueltas a golpe de efecto: tanto importaba la tramoya que en ocasiones se consideraba verdadero autor de la comedia al escen¨®grafo, a cuyo servicio deb¨ªa ponerse el escritor de turno. Lope de Vega compuso ocho obras mitol¨®gicas, inspiradas en Las metamorfosis de Ovidio. En El Amor enamorado, que se representa ma?ana con direcci¨®n de Borja Rodr¨ªguez en el Festival de C¨¢ceres, todos los personajes sufren una o varias transfiguraciones.

La puesta en escena de Rodr¨ªguez, estrenada el fin de semana pasado en el Festival Cl¨¢sicos en Alcal¨¢, no pretende reproducir el esplendor de la que se levant¨® en los Jardines del Buen Retiro en 1635, dos meses antes de la muerte del F¨¦nix, ni tampoco acierta a hacer una lectura verdaderamente contempor¨¢nea de la obra, pero sirve para llamar la atenci¨®n sobre este g¨¦nero tan valioso como relegado. El Amor enamorado habla sobre la fidelidad en el querer y la imposibilidad de conseguir el afecto verdadero mediante enga?os. En la primera parte de su comedia, Lope cuenta el mito de Dafne, que para salvarse del acoso de Febo, dios del sol, es transfigurada en laurel por su padre. En la segunda mitad, el autor se deshace de la pareja protagonista (como hacen los guionistas de las teleseries con los personajes que dejan de serles ¨²tiles) para relatarnos la historia triangular, inventada por ¨¦l, de los amores de la ninfa Sirena, el labrador Alcino y el dios Amor.

Fernando Sansegundo, autor de la adaptaci¨®n que dirige Rodr¨ªguez, deja el n¨²mero de personajes en la mitad de los que eran originalmente, para economizar, e intenta darle a la f¨¢bula un giro racional de car¨¢cter moralizante: ahora, durante el desenlace, en lugar de la justicia de J¨²piter se impone la voluntad humana. Adem¨¢s, en esta versi¨®n la peripecia original sucede dentro de una obra de teatro ambientada en Galicia, lo cual produce cierta confusi¨®n sin a?adir nada a cambio.

Lope indica expresamente que el dios Amor, personaje protagonista, debe ser encarnado por una mujer: la costumbre de que ciertos papeles de varones j¨®venes fueran representados por chicas hizo fortuna durante el Siglo de Oro y se mantuvo durante la Edad de Plata, en la zarzuela sobre todo. De haberse respetado esta directriz del comedi¨®grafo, en las escenas de seducci¨®n entre Amor y Sirena se producir¨ªa un equ¨ªvoco sugestivo ahora inexistente, pues el dios es interpretado por un actor, Juan de Vera, que adem¨¢s ofrece una imagen caricatural un tanto forzada de su magno personaje. Ni ¨¦l ni Abraham Arenas (un Febo destemplado) dan con la clave musical del verso. Tet¨¦ Delgado y Rafa N¨²?ez encarnan sus papeles con oficio y con gracejo, pero tambi¨¦n Raquel Nogueira, Rub¨¦n Casteiva, Alba Cuartero y Anabel Maur¨ªn desempe?an los suyos con buen o¨ªdo y con garbo.

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