¡®Falla la noche¡¯, los pliegues de una velada en blanco
El ¨²ltimo poemario de Noni Benegas, autora argentina afincada en Espa?a, consigue extraer toda su creatividad de la incapacidad de conciliar el sue?o
El insomnium para los antiguos alejandrinos no consist¨ªa en la imposibilidad de dormir ni era un estado ausente de figuraciones. De modo tedioso y pesadillesco el afectado por ¨¦l repite las im¨¢genes obsesivas de la jornada: el cochero, las etapas y las baches del camino, y el enfermo, los episodios de su malestar. Era, no obstante, un tiempo sin etapas ni revelaciones, una de las maneras del descontrol m¨¢s improductivo.
De una mala noche, de una noche en blanco, nace este libro de poemas de la argentina Noni Benegas, radicada en Madrid tras su paso por Par¨ªs y Ginebra, traductora entre otros de Paul Virilio y su Est¨¦tica de la desaparici¨®n, y ant¨®loga y promotora de la poes¨ªa de mujeres en Ellas tienen la palabra: dos d¨¦cadas de poes¨ªa espa?ola (2008) y Ellas resisten (2019), que ahora se detiene junto al abismo de una larga noche en vela para describirla en cada uno de sus desesperantes pliegues. Falla la noche, este ¨²ltimo poemario publicado por Bartleby, surge de una monumental falta de sue?o.
Como en la exposici¨®n reciente en CentroCentro de Madrid, en que bajo el t¨ªtulo Ciudad adentro realizaba el diagn¨®stico de la realidad inmediata a trav¨¦s de sus dibujos al carboncillo, trazados en la oscuridad, en la ceguera de los ojos, Noni Benegas se entrega a esta otra paradoja: armada de papel y l¨¢piz, la poeta confiesa ir anotando lo que esa situaci¨®n le dicta, las impresiones inconexas que el colosal insomnio le provoca, en otra vuelta de tuerca de un arte de lo imposible, produciendo im¨¢genes donde se da arbitrariedad y obsesiones y construyendo el relato de lo que en principio no parece tenerlo.
?C¨®mo escribir de un estado sobre el que carecemos de control y de lucidez? ?Qu¨¦ hacer con esa forma de ordenaci¨®n que es el lenguaje cuando se trata de transmitir lo ca¨®tico inmotivado, es decir, lo que no forma historia?
Armada con una honestidad destemplada y sin expectativas, confinad en aquella frase del pintor Xi Tao en tanto ¨²nico mantra (¡°El hombre perfecto es aquel que percibe las cosas inacabadas¡±), lo que Noni Benegas ofrece es la sintomatolog¨ªa de ese estado tradicionalmente improductivo frente a la tradici¨®n de creatividad que, desde el Barroco al surrealismo, se asocia al sue?o. Un estado ¡°entre¡±, carente de fijeza y de objeto, estado no epif¨¢nico ni prof¨¦tico, sin organizaci¨®n ni sentido, en el que ¡°nada cruje ni babea, nada forma galaxia¡±, una poderosa sensaci¨®n de esterilidad que, sin embargo, se prodiga en esquirlas, brillos repentinos sin continuidad ni t¨¦rmino, ajenos a todo eje y articulados como anotaciones dispersas pero inacabables, que no se dirigen ni tampoco declinan.
En ese estado, el ¡°yo¡± y el ¡°t¨²¡± aparecen como espectrales reservas de normatividad y conciencia, como puntos cardinales que poco a poco se revelan, no obstante, tambi¨¦n inservibles. La voz que se articula aqu¨ª viene y va a otro sitio. Por carecer, carece de eco. Frente a ella cabe, desde luego, la rebeld¨ªa, que no es sino una lucha de antemano frustrada; o bien, la adaptaci¨®n, en la cual no se alcanza sino la consistencia de lo cotidiano dom¨¦stico, la naturalidad atopadiza de un animal, de ¡°un objeto de felpa¡±. Y, sin embargo, ?no es este un modo escueto, simple, un modo sencillo de revelaci¨®n?, parece preguntarse el poema: ¡°Y si fuera en este / cuando me miro¡±, insiste.
Porque el libro nos regala algunas claves en los epigramas que adelantan sus tres partes, en concreto la ¨²ltima, largo soliloquio o melopea, precedido por las palabras de Marina Tsve?t¨¢yeva: ¡°y en la noche oscura / nada se cierne m¨¢s oscuro sobre nosotros / que nuestros propios ojos¡±.
¡°Falla la noche¡±, nos dice el t¨ªtulo del libro de Noni Benegas, lo hace en su condici¨®n de descanso. Pero, a la vez, lo que se se?ala ah¨ª podr¨ªa ser una ¡°falla en la noche¡±, una fisura del tiempo sin tiempo, a trav¨¦s de la cual observamos otra forma de expresividad plausible. Una expresividad soterrada, sorda, inconexa y, ante todo, sin narrativa, como en cambio lo es el so?ar, que puede carecer de sentido, pero no de trama: expresividad inc¨®moda, ingrata y ¨¢spera a la que Noni se somete como a una depuraci¨®n.
Del insomnio surgen nuevos fantasmas, fantasmas del amor roto, de los amigos que no llaman, de los hijos que no se tuvo, de la supervivencia en soledad, del hambre de vida ajena, de significado y de la culpa
Entonces el insomnio se convierte en una indagaci¨®n, una ascesis por el que se consigue ¡°entender¡± dentro de la peculiar comprensi¨®n cognitiva de las sombras. Y surgen nuevos fantasmas, fantasmas del amor roto, de los amigos que no llaman, de los hijos que no se tuvo, de la supervivencia en soledad, del hambre de vida ajena, de significado y de la culpa ¡°que a su vez permite / la sensaci¨®n de estar vivos¡±. Como en aquellos viajes astrales que emprendieran el Er de Plat¨®n, el Escipi¨®n de Macrobio, el alma de sor Juana In¨¦s de la Cruz, se alcanza el vislumbre de un saber humilde: que todo lenguaje es relativo para el hallazgo invertebrado de este ¡°estar sin estarse¡± en que consiste la duermevela, para el precario equilibrio de lo que somos, para el milagro de volver a ser en la ma?ana y ¡°repetirnos / por el placer de reconocernos¡±, esa epifan¨ªa inesperada que ocurre cuando el insomnio consigue devolvernos a nosotros mismos, tras habernos perdido, y esto en nuestro modo m¨¢s acre pero tambi¨¦n m¨¢s certero.
Falla la noche
Bartleby, 2022
74 p¨¢ginas. 13 euros
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