¡®La civilizaci¨®n feminista¡¯: la lecci¨®n fallida de filosof¨ªa y g¨¦nero de Amelia Valc¨¢rcel
Amelia Valc¨¢rcel firma un texto militante que aprovecha materiales ya publicados para subrayar la superioridad dial¨¦ctica del feminismo respecto al movimiento trans
Ahora mismo hay un tema verdaderamente neur¨¢lgico en el debate intelectual ¡ªcada tiempo tiene los suyos¡ª y es el feminismo y su enfrentamiento con la corriente queer; un debate que ha trascendido a la pol¨ªtica, a la vida social y a las leyes adquiriendo una virulencia y una agresividad dial¨¦ctica yo creo que desconocida hasta ahora en el mundo de las ideas. Amelia Valc¨¢rcel, fil¨®sofa, reconocida feminista, mentora de los cuadros dirigentes del PSOE durante a?os y una mujer que est¨¢ soportando en las redes, un d¨ªa tras otro, un nivel de hostilidad hacia ella descomunal y moralmente intolerable para una persona que, simplemente, defiende su posici¨®n ideol¨®gica, ha publicado un libro, La civilizaci¨®n feminista, uno m¨¢s en su larga trayectoria como autora de una s¨®lida obra de pensamiento. El t¨ªtulo es m¨¢s que sugerente, porque considerar el movimiento feminista no ya una teor¨ªa pol¨ªtica sino una posible civilizaci¨®n en s¨ª misma, un estadio caracter¨ªstico en la evoluci¨®n del mundo occidental, pudiendo justificar su proceso embriog¨¦nico a lo largo de los a?os y de los siglos, me parece un hallazgo, un salto audaz de la mente que permitir¨ªa, en caso de cristalizar, ir un paso m¨¢s all¨¢ en el debate, superando te¨®ricamente los conflictos del presente.
Ahora bien, formular una propuesta tan ambiciosa requiere asimismo de una voluntad y una dedicaci¨®n a la altura de la misma y este es el principal problema del libro, falto de coherencia interna en la medida en que se aprovechan materiales ya publicados en libros anteriores (Sexo y filosof¨ªa. Sobre mujer y poder; ?tica para un mundo global¡) con el prop¨®sito de intervenir activamente en la querella feminismo/transfeminismo. Por ello, tan solo una peque?a parte del libro, la ¨²ltima, es de escritura original y esto explica las reiteraciones de conceptos que se observan (el manifiesto de Seneca Falls, por poner un ejemplo, se explica dos veces) y la escasa secuenciaci¨®n filos¨®fica (se habla primero de la posmodernidad y cap¨ªtulos despu¨¦s del relativismo, otro ejemplo). Todo ello podr¨ªa no ser un problema, con una mejor disposici¨®n estructural y, sobre todo, con una advertencia al lector explic¨¢ndole d¨®nde y en qu¨¦ radican las aportaciones de este libro respecto de los anteriores, porque partes del mismo fueron escritas en los a?os noventa y ni siquiera se ha corregido el anacronismo que supone decir que han pasado treinta a?os desde los a?os sesenta del pasado siglo, cuando es obvio que han transcurrido nada menos que treinta m¨¢s.
Tampoco parece apropiado que Valc¨¢rcel trate a Concepci¨®n Arenal de la forma en que lo hace, acudiendo a una an¨¦cdota falsa: la escena que imagina a una Arenal universitaria entrando oficialmente en un aula con vigilancia no ocurrir¨ªa en 1850 (¨²nica fecha comprobada de su asistencia a las clases de medicina forense) sino en 1874, con las primeras universitarias espa?olas ¡ªDolors Aleu y Helena Maseras¡ª, ellas s¨ª, matriculadas oficialmente en la Universidad de Barcelona que, para aceptarlas, gener¨® un dispositivo de protecci¨®n y al mismo tiempo de aislamiento del nuevo alumnado femenino en relaci¨®n a sus colegas masculinos. Pero es que lo importante de Arenal no es que acudiera con pantalones a las aulas universitarias (ella se ve¨ªa a s¨ª misma como un ser andr¨®gino mucho antes de esa fecha: es decir, el uso de los pantalones fue anterior, no una indumentaria coercitiva a la que se vio obligada). Lo que duele m¨¢s es que en ning¨²n momento se considere a Arenal por lo que merece, ser una pensadora fundamental en esa aportaci¨®n ¨¦tica y civilizatoria del feminismo, pues toda su obra estuvo encaminada en esta pionera direcci¨®n. Ni una referencia a sus libros. Una an¨¦cdota del pasado vale, en primer lugar, si es o puede serlo y si permite organizar mejor el conocimiento hist¨®rico.
Probablemente esa falta de articulaci¨®n de una idea en un razonamiento es debida a que el objetivo del libro no es argumentar intelectualmente el saber/poder civilizatorio del feminismo sino exponer la superioridad dial¨¦ctica del feminismo en relaci¨®n al movimiento trans. Y en ello se centra la autora en las ¨²ltimas 100 p¨¢ginas del libro al referirse a la agenda sobrevenida y a sus ¡°precipitados laterales¡±. Son p¨¢ginas escritas con convicci¨®n, desde una posici¨®n f¨¦rreamente militante, pero cuyo estilo y, de nuevo, argumentaci¨®n resulta demasiado concluyente y a menudo el razonamiento es dif¨ªcil de seguir: en una doble p¨¢gina (172-173) podemos leer sobre Freud, el irracionalismo rom¨¢ntico, Edward O. Wilson, Desmond Morris, la ontolog¨ªa y la sociobiolog¨ªa. O bien, en otra, sobre Hans K¨¹ng, el Foro de Davos, la Segunda Guerra Mundial, Francis Fukuyama y Samuel Huntington (74-75). La estructuraci¨®n de la bibliograf¨ªa es un ejemplo del desconcierto al que me refiero. En resumen, tenemos la impresi¨®n de estar en una clase, bien sentaditos, donde la maestra nos da una lecci¨®n de filosof¨ªa a base de frases concluyentes que no requieren ser argumentadas, basta con aceptarlas por la voz autorizada de quien las dice. Me quedo con el potencial del libro, con la apuesta de estar en los albores de una nueva civilizaci¨®n feminista, capaz de impulsar un sistema de relaciones de poder y de organizaci¨®n social m¨¢s justo. En cuanto al ¡°comportamiento¡± de los sexos, no soy qui¨¦n para decidir c¨®mo deben hacerlo y dir¨ªa que la autora del libro tampoco. A m¨ª me basta con el respeto.
La civilizaci¨®n feminista
La Esfera de los Libros, 2023
269 p¨¢ginas, 19,90 euros
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