Arde la calle al sol de poniente: del calor al infierno
Libros, pel¨ªculas y canciones asociaban el calor a la vida y el deseo, pero las temperaturas disparadas trastocan la cultura, las costumbres del verano y obligan a las ciudades a transformarse
Arde la calle al sol del poniente. Escuela de calor se desarrolla en el momento exacto en que termina el verano y comienza la quinta estaci¨®n, la can¨ªcula, tambi¨¦n conocida como el putocalor. Es el momento en el que los vaqueros se pegan a la pierna como si fueran la piel de un elefante y los muslos se convierten en pedernales por el rozamiento. Se forma una nube en la cabeza. Pensar es imposible. Falta el aire. Sobra la ropa. ?D¨®nde hay una piscina? Todo el cuerpo se encharca por el sudor, salvo lo que deber¨ªa estar h¨²medo, los labios. El refranero los compara con zapatos, piedras o esparto. La sed no se acaba. Ri¨¦game, ped¨ªa Carmen Maura al jardinero municipal en La ley del deseo.
Deja que me acerque a ti, dec¨ªa la canci¨®n de Radio Futura. Ni en broma, que das calor. Las narraciones nos han explicado que el verano es el momento donde las emociones pueden liberarse. T¨®rrido, febril, abrasador, sofocante. Estar caliente, tener un calent¨®n. El campo sem¨¢ntico que acompa?a a los romances estivales es infinito y se esparce alegremente por las canciones juguetonas de la ¨¦poca que explican romances ardientes en playas, piscinas, chiringuitos o verbenas, siempre en el sur, el lugar donde hay que ir para hacer bien el amor. El calor es movimiento. Turismo, baile. Las rutinas y las normas decaen. Cada geograf¨ªa tiene su espacio m¨ªtico, ese lugar donde la subida de la temperatura deshace las convenciones, como bien saben todas las localidades receptoras de turistas protestantes.
En el teatro de Tennessee Williams se suda, se ama y se discute. Durante unos a?os, Mickey Rourke fue un experto en erotismo y sudoraci¨®n: Labios ardientes, Nueve semanas y media o El coraz¨®n del ¨¢ngel. Junto a Kim Basinger, puso de moda pasar un hielo por la piel y el mercado de los ventiladores de techo le debe mucho a esos planos en los que reposaba con Lisa Bonet en una cama con s¨¢banas blanqu¨ªsimas. El m¨¢s reducido sector de los espejos en el techo vivi¨® su momento de gloria tras Instinto b¨¢sico, donde tambi¨¦n hab¨ªa sudor y hielo. ¡°Todas las cosas son un intercambio de fuego¡±, es una frase de Her¨¢clito, aunque habr¨ªa quedado perfecta en un di¨¢logo de la escritora interpretada por Sharon Stone. Tambi¨¦n sirve para ligar en la noche de San Juan, siempre que uno est¨¦ en una pel¨ªcula de Jon¨¢s Trueba.
El calor ha estado hist¨®ricamente vincu?lado a las emociones, la pasi¨®n y la vida, desde las cosechas hasta la comparaci¨®n del ¨²tero con un horno donde los seres humanos se coc¨ªan. Sin embargo, puede ser nuestra perdici¨®n. Como explica el periodista Miguel ?ngel Criado en Calor (Debate), el verano cada vez dura m¨¢s. Desde los a?os ochenta del siglo pasado, le ha robado 40 d¨ªas a sus vecinos, el oto?o y, sobre todo, la primavera. La d¨¦cada de los a?os veinte de este siglo es la m¨¢s calurosa desde que hay registros. Ha tenido los abriles y mayos m¨¢s c¨¢lidos y las temperaturas estivales se quedan hasta bien entrado octubre. El veranillo de San Miguel ya es el de San Mart¨ªn y, en breve, podr¨ªa ser el de Santa Luc¨ªa.
La abundancia de d¨ªas t¨®rridos no quiere decir que la sensualidad haya inundado nuestras vidas porque la extensi¨®n del est¨ªo ha provocado una nueva divisi¨®n del calendario y tenemos una quinta estaci¨®n: la can¨ªcula o el putocalor, donde no apetece nada. Las olas de calor son cada vez m¨¢s numerosas, m¨¢s largas y m¨¢s intensas. Y cada vez m¨¢s ubicadas fuera de su estaci¨®n natural. La de abril de 2023, el a?o de la gran tormenta de Sant Jordi, fue la m¨¢s temprana desde que hay registros. En julio de 2022, se produjo el evento m¨¢s intenso en los 60 a?os desde que hay estad¨ªsticas fiables. El calor es vida, pero el putocalor acaba con el deseo.
La muerte del rodr¨ªguez
Las l¨²bricas aventuras de los veranos en la ciudad que contaban las pel¨ªculas de los a?os setenta con Landa o L¨®pez V¨¢zquez encarnando al m¨ªtico rodr¨ªguez no resisten al cambio clim¨¢tico. Los espacios urbanos se han convertido en f¨¢bricas de calor donde los zombis buscamos las islas de aire acondicionado. Criado desgrana los elementos que se han sumado para que las ciudades sean hornos perfectos. Una ciudad de un mill¨®n de habitantes tiene entre tres y cinco grados m¨¢s que las zonas rurales cercanas por los materiales de los que est¨¢ hecha. El hormig¨®n y el asfalto atrapan el calor. La densidad urbana frena las corrientes de aire e impide que escape el aire recalentado a nivel de calle. Las grandes cantidades de energ¨ªa o combustible que se usan tambi¨¦n liberan energ¨ªa t¨¦rmica y, en las zonas donde hay rascacielos, sus cristales oscuros y sus armazones met¨¢licos se convierten en acumuladores de calor. Es la sensaci¨®n de isla de calor que aumenta con la ausencia de vegetaci¨®n, parques o ¨¢rboles, o la expulsi¨®n del aire de los sistemas de refrigeraci¨®n.
No toda la ciudad es igual. En los barrios populares, los edificios antiguos suelen estar peor refrigerados, sus materiales son de peor calidad y tambi¨¦n son pisos m¨¢s peque?os, con lo que es probable que no haya corriente. Es la casa de Manolito Gafotas, personaje creado por Elvira Lindo, donde el abuelo desfallec¨ªa en camiseta de tirantes con los pies metidos en un balde con hielo. Las personas mayores son las que m¨¢s sufren con el putocalor. Criado recuerda la ola de 2003, que provoc¨® entre 70.000 y 80.000 fallecidos en toda Europa. Se produjo un anticicl¨®n de bloqueo que impidi¨® la entrada de humedad desde el Atl¨¢ntico y dej¨® paso libre a los vientos c¨¢lidos africanos. Se desataron olas de incendios por toda Europa que aumentaron la sensaci¨®n t¨¦rmica. Literalmente, el asfalto se derret¨ªa y las v¨ªas del tren se deformaban. En los tejados de zinc de Par¨ªs, una de las ciudades con m¨¢s mortalidad, se pod¨ªan fre¨ªr huevos.
En septiembre de 2023, las autoridades de la capital francesa anunciaron un ambicioso proyecto para prepararse para las futuras olas de calor. El plan pasa por levantar el 40% de las calles para reemplazar el alquitr¨¢n por otros materiales que capten menos el calor. Tambi¨¦n habr¨¢ una docena de plantas que bombear¨¢n el agua del Sena para enfriar el subsuelo de edificios destacados y evitar el efecto del aire acondicionado, que expulsa aire caliente. Por ¨²ltimo, el proyecto parisiense incluye menos veh¨ªculos y m¨¢s vegetaci¨®n. Trescientas nuevas hect¨¢reas de zonas verdes con 170.000 ¨¢rboles. En general, aunque somos un pa¨ªs m¨¢s amenazado, no estamos siguiendo el ejemplo y las plazas parrilla, como la Puerta del Sol de Madrid o la plaza del Ayuntamiento de Valencia, son el ejemplo m¨¢s claro del urbanismo ajeno al cambio clim¨¢tico.
Como todos los pa¨ªses mediterr¨¢neos, tenemos escuelas de calor. Es algo a lo que estamos atentos porque convivimos con ¨¦l desde hace milenios y se ve en las albercas de las casas tradicionales o en las piscinas de los nuevos desarrollos. Sabemos que nos puede ir la vida en ello. La distribuci¨®n del agua urbana tambi¨¦n es una cuesti¨®n de clase y los mapas con refugios clim¨¢ticos comenzar¨¢n a ser demandados. C¨®mo no sentirse un escogido por la diosa de la meritocracia mientras te ba?as en una piscina justo al llegar a casa. El clima tambi¨¦n condicionar¨¢ los horarios e incluso la productividad o la creatividad, porque hacer cosas provoca m¨¢s calor y todo invita a sentarse en el sof¨¢ y ver a gente subir cuestas en bici. A medio plazo, es probable que eso tambi¨¦n cambie. No ser¨¢ lo ¨²nico.
Las nuevas Marbellas
Este cambio clim¨¢tico no es el primero que se produce. Lo que lo diferencia es la velocidad con la que se produce por la acci¨®n humana. Somos demasiados buscando la felicidad para tan poco planeta. Como dice Criado, todo el mundo quiere llevar la vida de un noble de hace tres siglos. La evoluci¨®n del clima tendr¨¢ impactos regionales con din¨¢micas y consecuencias diferentes. Habr¨¢ lugares donde ser¨¢ terrible. Habr¨¢ archipi¨¦lagos que desaparecer¨¢n, lugares que se har¨¢n inhabitables, pero otros tendr¨¢n nuevas oportunidades. Groningen o Rostock pueden ser la nueva Marbella. Espa?a est¨¢ en una situaci¨®n muy expuesta por la dependencia de fen¨®menos como el anticicl¨®n de las Azores. Si no se retira, como en 2003, nos abrasamos.
Sin caer en dramatismos ni en escenas apocal¨ªpticas, Criado explica que entramos en terreno desconocido. Temperaturas cada vez m¨¢s altas, aumento de la intensidad y frecuencia de las olas de calor. Tambi¨¦n, de los incendios y las sequ¨ªas. La combinaci¨®n de elementos provocar¨¢ terrenos cada vez m¨¢s ¨¢ridos por la merma de la capacidad de recuperaci¨®n. El cambio de las condiciones ambientales alterar¨¢ el ecosistema. Las aves ya han cambiado sus rutinas de migraci¨®n y animales y vegetales migrar¨¢n a lugares donde puedan desarrollarse. Por ejemplo, el marisco de las r¨ªas gallegas. Quiz¨¢, haya que instalar bateas en Brighton. Tambi¨¦n afectar¨¢ a la agricultura. Hay frutales, como los cerezos, los perales o los manzanos que necesitan horas de fr¨ªo y, si no las tienen de forma natural, no se desarrollar¨¢n o tendr¨¢n que ser sustituidos por otras variedades. El cambio permite que se puedan dar productos tropicales en Espa?a, pero requieren mucha agua y ser¨¢ un bien cada vez m¨¢s preciado. En el caso del olivo, m¨¢s calor quiere decir menos rendimiento y, en el de la vid, se pone en peligro el color y el aroma del vino porque las uvas se cuecen con el putocalor.
Otro sector que se ver¨¢ afectado ser¨¢ el turismo. Criado recoge un informe de la Comisi¨®n Europea donde predice que los turistas ir¨¢n al norte o, como ya sucede en Egipto, vendr¨¢n fuera de la temporada de verano o, en el caso de que lo hagan, desaparecer¨¢n en las horas centrales. Seg¨²n un estudio de CaixaBank, gastamos menos con el calor y lo compensamos por la noche. Alemania, Dinamarca y Holanda pueden dejar de ser emisores de turistas o estos podr¨ªan preferir Polonia o los pa¨ªses b¨¢lticos. En el ¨¢mbito estatal, San Sebasti¨¢n, Santander o A Coru?a pueden volver a ser polos tur¨ªsticos, como hace un siglo. Y se incorporar¨¢n con claridad otros, como la Costa Verde asturiana.
Todos los impactos del cambio clim¨¢tico tendr¨¢n consecuencias y algunas ser¨¢n problem¨¢ticas. El calor tambi¨¦n eleva la tensi¨®n y despierta las emociones conflictivas, como explicaba Haz lo que debas, de Spike Lee, Un d¨ªa de furia, de Joel Schumacher o La caza, de Carlos Saura. Todo est¨¢ a flor de piel. La primavera era el momento de los motines del pan porque se juntaba el agotamiento de la cosecha precedente con la ausencia de lluvias. Si la situaci¨®n no mejoraba, el calor agravaba el conflicto, como en el 1789 franc¨¦s. Aunque ya no tenemos una sociedad agraria, el calor enerva los ¨¢nimos. Celebramos el mes del Orgullo porque el 28 de junio de 1969 se produjo un enfrentamiento con la polic¨ªa en el bar neoyorquino de Stonewall. Los disturbios de Watts se produjeron en agosto de 1965. Dos a?os despu¨¦s, en el verano de 1967, hubo 159 disturbios raciales en Estados Unidos. Los m¨¢s famosos en Newark, Detroit y M¨ªchigan. Los primeros son el escenario de 4 3 2 1, de Paul Auster, o Pastoral americana, de Philip Roth. Los segundos aparecen en Ellos, de Joyce Carol Oates, y en Middlesex, de Jeffrey Eugenides. Los disturbios del Black Lives Matter o los del apag¨®n de 1977 en Nueva York tambi¨¦n fueron en verano. El periodista Enric Juliana sostiene ir¨®nicamente que la Guerra Civil podr¨ªa haberse evitado con aire acondicionado en los cuarteles.
Quiero vivir del aire; quiero salir de aqu¨ª. As¨ª terminaba la canci¨®n de Radio Futura. Es un futuro posible. Si no nos lo tomamos en serio es probable que terminemos con nuestro petr¨®leo, el turismo, y ni siquiera sirva el combo de aire acondicionado y piscina para sobrevivir al putocalor. Por si acaso, alg¨²n audaz emprendedor deber¨ªa pensar en hacer los destiltrajes de Dune y buscar ya contactos para colocarlos.
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