S¨ª, quiero, pero no puedo: cuando la incompatibilidad financiera hace del amor un imposible
?Se puede hacer algo para evitar la ruptura?
¡°Prometo serte fiel y respetarte en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe¡±. La rotundidad sigue resonando en las b¨®vedas de las iglesias y repiqueteando en los o¨ªdos cada vez que escuchamos esta ic¨®nica frase. Pero ?realmente somos capaces de amarnos bajo cualquier situaci¨®n econ¨®mica o, por el contrario, las diferencias en la forma de gestionar el dinero pueden acabar para siempre con una relaci¨®n? Los expertos parecen tenerlo claro: la incompatibilidad financiera existe, y no detectarla a tiempo puede jugar una mala pasada a la pareja mejor avenida.
Cuidado con los billetes con cuernos
El secretismo en torno al dinero y al gasto es uno de los problemas m¨¢s habituales en lo que a econom¨ªa de pareja se refiere. Es lo que ampliamente se conoce como infidelidad financiera, y que en la pr¨¢ctica adopta numerosas formas: que una persona haga gastos sin comunic¨¢rselos a la otra, que tenga cuentas secretas, que gane m¨¢s de lo que dice... ¡°Como en toda infidelidad, un miembro de la pareja deja de tener en cuenta a la otra persona¡±, explica el psic¨®logo de pareja Ra¨²l Padilla, quien a?ade que estos enga?os ¡°normalmente ocurren para satisfacer las necesidades individuales, no para humillar a la otra persona (salvo que sea por despecho)¡±.
Es un problema que suele surgir de una diferencia en la filosof¨ªa de ahorro y gasto, seg¨²n un estudio de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Sobre todo sucede cuando una de las partes es m¨¢s ahorradora que la otra, que no quiere limitarse al gasto acordado. Al final saltan chispas, y no de las que se agradecen en la intimidad, sino de las que resultan de una fricci¨®n peligrosa.
Esta actitud constituye una violaci¨®n de la confianza que, si es descubierta, lleva inevitablemente a tomar una decisi¨®n: ?es una situaci¨®n que tiene una soluci¨®n o, por el contrario, significa un punto y final? Salvarla solo es posible ¡°si ambos miembros se sientan a plantear un nuevo marco econ¨®mico con el cual los dos se sientan a gusto¡±, asevera el psic¨®logo. Es una posibilidad que no hay que descartar, pero tampoco siempre es f¨¢cil alcanzar el consenso. Hay que pensar en una posible incompatibilidad.
Pensamos muy distinto, ?qu¨¦ puede salir mal?
Los problemas entre personas ahorradoras y derrochadoras no solo se dan cuando los ¡°cuernos financieros¡± salen a la luz. Tambi¨¦n ocurren en parejas que son completamente transparentes en lo que a gastos se refiere. Y puede que en un primer momento una pareja con estas diferencias funcione. Pero, tarde o temprano, el conflicto aparece en escena en forma de disputas por las vacaciones de verano, el modelo de ocio, la elecci¨®n de casa o los planes de ahorro. De nuevo hace falta un modelo en com¨²n, dice el experto: ¡°No se puede ahorrar y gastar a la vez, es como nadar y guardar la ropa¡±.
En este caso toca configurar la pareja como si fuera un tr¨ªo. ¡°Por un lado, est¨¢n cada uno de los integrantes con su idiosincrasia particular y sus gastos e ingresos propios. Por el otro, el tercer integrante, que es aquello que quieren construir juntos y para lo que tiene que haber un plan de futuro con su propia econom¨ªa¡±, aclara el psic¨®logo. En otras palabras, se trata de hacer una partida presupuestaria para lo com¨²n, sin dejar de mantener las econom¨ªas y apetencias individuales.
?Y t¨², eres incompatible?
?Cu¨¢nto deber¨ªa poner cada uno?
El aporte de dinero al nidito econ¨®mico puede convertirse en un problema si uno de los miembros de la pareja gana considerablemente m¨¢s que el otro. ?C¨®mo se llega a un acuerdo en este caso? ?Deber¨ªan los dos aportar la misma cantidad de dinero o, por el contrario, existe otro m¨¦todo? La respuesta del psic¨®logo es rotunda: ¡°En may¨²sculas te contesto que esto ha de ser seg¨²n el porcentaje de ingresos. Es b¨¢sico que ambas personas paguen lo mismo, pero lo mismo no es la misma cantidad de dinero, sino el mismo porcentaje seg¨²n la capacidad de gasto y capacidad de ahorro de cada uno¡±, afirma Padilla. As¨ª, por ejemplo, si uno de los dos miembros tiene un sueldo m¨¢s elevado, aportar¨¢ m¨¢s cantidad de dinero al presupuesto conjunto. ¡°As¨ª los dos est¨¢n trabajando por el bien de la pareja del mismo modo. En el caso de que fuera al 50 por ciento estar¨ªamos a merced del que atesora mayor capital¡±, reflexiona el experto.
Es b¨¢sico que ambas personas paguen lo mismo, pero lo mismo no es la misma cantidad de dinero, sino el mismo porcentajeRa¨²l Padilla, psic¨®logo de pareja
Otro de los principales caballos de batalla de las finanzas en la pareja es qui¨¦n debe controlar el gasto com¨²n. Que sea uno de los dos miembros el que lleve el control de las cuentas no es algo que el experto vea con malos ojos; lo ideal es que se encargue quien gestione mejor el dinero para as¨ª alcanzar mejor los objetivos que se propongan en pareja. Si no se alcanza un acuerdo siempre se pueden producir situaciones irreconciliables que acaben en ruptura. ¡°Esto sucede cuando los modelos econ¨®micos familiares y personales son del todo incompatibles: ambos creen que tienen raz¨®n, pero parten de premisas econ¨®micas antag¨®nicas y, a partir de ah¨ª, se generan miedos, desconfianzas y no se halla la forma de organizar los consumos, algo completamente vital¡±, remata Padilla.
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