Mapa de las primeras tablas
Una exposici¨®n en la casa museo de Lope de Vega describe un Madrid inundado de escenarios durante el Siglo de Oro
En el Siglo de Oro, Madrid se convirti¨® en la capital de un vasto imperio en el que no se pon¨ªa el sol, pero tambi¨¦n en el lugar donde se constru¨ªan los sue?os de la sociedad m¨¢s ilustrada. Las representaciones teatrales se intensificaron durante la ¨¦poca y surgieron nuevos espacios para su pr¨¢ctica. De aqu¨ª se exportaron al mundo. Una exposici¨®n gratuita trata de descubrir esos lugares. Todo Madrid es teatro (Casa Museo de Lope de Vega, Calle de Cervantes, 11) se puede visitar todos los d¨ªas, excepto los lunes, de 10.00 a 18.00 hasta el 30 de septiembre.
De norte a sur, de este a oeste, la ciudad se inunda de escenarios en el siglo XVI. Es lo primero que observa el visitante en la estrecha pero alargada sala que aloja la muestra. Al fondo, en la pared de la que pudo ser la cocina de Lope, se erige un gigantesco plano de Madrid en 1656, obra de Pedro Texeira. Est¨¢ dividido en cuadr¨ªculas y, al pulsar los botones de un atril informativo que le precede, se iluminan los 26 espacios que albergaron en alg¨²n momento representaciones teatrales. Desde la Plaza Mayor al Alc¨¢zar Real pasando por palacios, hospitales y conventos.
La mayor parte del mural est¨¢ ocupado por los corrales de comedias, edificios de exclusivo uso art¨ªstico que comienzan a levantarse para satisfacer el gusto del pueblo por este espect¨¢culo. El g¨¦nero comienza a salir de los palacios y se democratiza. El primer corral de Madrid, el de la calle de la Cruz, se inaugura en 1579. Le siguen otros como el del Pr¨ªncipe y el de la Pacheca. En 1640 baja el tel¨®n el Real Coliseo del Buen Retiro, dise?ado por Cosme Lotti. En la sala se muestra una maqueta construida por Juanjo Reinoso para la ocasi¨®n.
¡°El teatro se convierte en el siglo XVI en un pasatiempo nacional y hay quien se da cuenta de que puede ser un negocio¡±, explica Francisco S¨¢ez, comisario de la exposici¨®n. El acceso a los corrales estaba garantizado siempre que se pudiera pagar la entrada. La m¨¢s barata costaba 20 maraved¨ªes. El jornal de un obrero no cualificado era entonces de 32 al d¨ªa. En la muestra est¨¢n algunas de esas monedas, pero tambi¨¦n planos, m¨¢scaras, grabados y hasta obras originales, como un ejemplar de Las ¨®rdenes militares, de Calder¨®n de la Barca, cedido por la Biblioteca Nacional.
M¨²sica fundamental
La exposici¨®n se distribuye en cinco espacios, los tres f¨ªsicos ya descritos, y otros dos simb¨®licos. Uno est¨¢ dedicado a la m¨²sica. ¡°Era fundamental porque envolv¨ªa el ambiente y daba sentido a la representaci¨®n¡±, indica Eusebio Bonilla, responsable de museos hist¨®ricos de la Comunidad. En la muestra se exhiben tres partituras que se escuchan de fondo y de forma alternativa en la peque?a pero acogedora estancia.
A pocos metros, una recreaci¨®n virtual del escenario La Selva sin amor, de Lope, que consigui¨® ser un icono en la ¨¦poca, muy a pesar de Miguel de Cervantes. Viv¨ªan en el mismo barrio, frecuentaban las mismas tertulias, pero acabaron siendo enemigos ¨ªntimos. ¡°Lope se supo adaptar al p¨²blico. En ese momento est¨¢ naciendo el teatro como espect¨¢culo de masas. Cervantes es m¨¢s un autor de novelas, escribe para un p¨²blico m¨¢s reducido. No todo el mundo puede comprar libros entonces¡±, explica el comisario de la muestra.
El otro espacio simb¨®lico, al final de la sala, est¨¢ dedicado a quienes se mov¨ªan entre bambalinas. Llama la atenci¨®n un cuadro an¨®nimo sobre Cosme P¨¦rez, conocido como Juan Rana, que lleg¨® a ser el actor m¨¢s popular de la ¨¦poca. ¡°Se ha restaurado para la exposici¨®n y hemos descubierto que ten¨ªa bigote¡±, bromea Bonilla. S¨¢ez, que dedic¨® a este personaje su tesis doctoral, concluye: ¡°Con solo salir a las tablas, sin abrir la boca, la gente se mor¨ªa de risa¡±.
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