¡°Cuando lanzamos la librer¨ªa ¡®online¡¯ en 1995 ¨¦ramos objeto de cachondeo¡±
Jes¨²s Marug¨¢n es el due?o de la madrile?a Akira c¨®mics, librer¨ªa especializada en c¨®mic que acaba de crecer hasta los 700 metros cuadrados
Jes¨²s Marug¨¢n ten¨ªa 20 a?os cuando, tras abandonar Telecomunicaciones, decidi¨® convertir su pasi¨®n en rutina. Junto a su hermano Iv¨¢n y sus padres levant¨® un negocio familiar at¨ªpico, una librer¨ªa que solo vend¨ªa c¨®mics. No esperaban que esos superh¨¦roes con quienes crecieron acabar¨ªan inundando la cultura. Este madrile?o peina hoy 45 a?os y Akira c¨®mics (Av. de Betanzos, 74) se hace mayor. Los 25 metros cuadrados de aquel local son 700, e incluyen un museo, una capilla sixtina dedicada a Stan Lee e incluso la entrada al hogar de un hobbit. En sus estanter¨ªas ya trabajan 10 personas, aunque 25 a?os despu¨¦s casi la mitad se dedica a la venta online. Madrid se queda peque?o.
?C¨®mo crece una librer¨ªa en tiempos de Amazon?
Hay dos maneras de luchar. Una es quejarnos. En el gremio se ha discutido: convocar manifestaciones, tumulto y tratar de dar pena. Pero nosotros lo enfocamos de otro modo. Buscamos alternativas al mercado. Empezamos en internet con Amazon, en 1995. Hemos visto su crecimiento global y nuestro mercado online, y sabemos que los peque?os no podemos competir en ciertas cuestiones. Contra Aliexpress no puedes en precio y con Amazon en inmediatez, cat¨¢logo y tarifa plana. Te abocar¨ªa al fracaso. La estrategia es ser competitivos en calidad.
?C¨®mo se logra?
Un librero estadounidense me aconsej¨® no apostar a la vez en producto, servicio y precio. Debes elegir dos, y en dinero ya vamos ajustados. Apostamos por env¨ªos competitivos: que lleguen r¨¢pidos y protegidos. El lector de c¨®mics valora la experiencia de compra; que la web sea agradable, con dise?o moderno, que la caja sea bonita, decoraci¨®n espec¨ªfica, regalos, cada c¨®mic en bolsa... costes interminables que merman el margen de ganancia, pero sumas fidelidad.
Lanzar la venta por internet en 1995 suena a locura...
Era objeto de cachondeo. Nos tomaban por locos, como al lanzar la aplicaci¨®n hace tres a?os. Pero la referencia es Estados Unidos. Saben que si trabajas mucho y das servicio eres retribuido con fidelidad. No tienen la mentalidad picaresca nuestra de trabajar lo justo.
?C¨®mo describir¨ªa una librer¨ªa de c¨®mics a alguien que nunca haya entrado?
Como una boutique del pan, ese lugar donde se vende lo relacionado con la harina: baguettes, barra de estilo suizo, masa madre... y nadie los llama frikis. Lo mismo, pero con c¨®mics, u otros con inform¨¢tica. Donde buscamos expertos vocacionales y prescripci¨®n. El algoritmo de Amazon no es especialmente bueno, no sabe conocerte. El punto especializado est¨¢ creciendo en general. A m¨ª me gusta la acuariofilia y no compro en Amazon.
?El concepto de c¨®mic ha cambiado en Espa?a?
Es un problema hist¨®rico. El franquismo lo utiliz¨® como herramienta de entretenimiento del ni?o, y eso lastra. No era ocio como el estadounidense ni cultural como en Francia. Todav¨ªa mantenemos ese estigma, lo que se uni¨® al boom de la tecnolog¨ªa y muchos ocios accesibles para el ni?o. Lo dif¨ªcil es que quieran leer. Iniciativas como el premio nacional han concienciado y hoy tenemos un gran mercado, aunque solo se da prestigio a un tipo de c¨®mic.
?Solo est¨¢ bien vista la novela gr¨¢fica?
Es el movimiento pendular. La novela gr¨¢fica de un perfil, que es un concepto de mercado para captar otro lector, es lo adecuado, y se deja de lado el superh¨¦roe o el manga, lo que m¨¢s vende y llega a m¨¢s capas sociales. Debe haber un equilibrio. Me da tanta rabia que se considere todo de ni?os como que sea nicho cultural. Porque en Francia lo que m¨¢s leen es lo popular: Spirou, Burberry... Aqu¨ª, el 50% del cliente busca ciencia ficci¨®n y fantas¨ªa.
Alguna librer¨ªa se ha volcado con los mu?ecos, ?es buen futuro?
Tenemos un 10% de merchandising y lo vigilamos. Abrimos una librer¨ªa, no una tienda de regalos con c¨®mics. Es esa tradici¨®n de trabajar poco con mayor rendimiento. Tener miles de funkos no requiere conocimiento, ni cat¨¢logo de atrasados. Pero son modas. Cuando llega una crisis, lo primero que dejan de comprar son mu?ecos, porque es lujo. En un negocio peque?o, lo m¨¢s importante es saber econom¨ªa. Suena feo, pero lo puede mandar todo a pique. Chicote nos dice lo mismo para restaurantes. Antes en vacas flacas, la competencia era la vuelta de la esquina. Hoy es el mundo.
?Pensaron trasladarse al centro?
No. Quer¨ªamos dar un servicio que nuestro barrio no ten¨ªa, y, adem¨¢s, es absurdo concentrar en una calle tanto negocio similar. Ves un desfile de gente en la tienda sin gastarse dinero. En el centro hoy es muy dif¨ªcil tener una pyme y crecer, pero Madrid tiene muchos distritos. El problema es que hay que pensar y trabajar m¨¢s. Las pel¨ªculas han empujado las ventas, pero tienes que estar siempre pensando en c¨®mo mejorar. Al menos es lo que m¨¢s me gusta.
?C¨®mo vivieron la muerte de Stan Lee, icono de la tienda?
Fue tan triste que hicimos un acto irrepetible con la clientela. Si me gustan los c¨®mics hasta el punto de estar aqu¨ª, es por su obra. El superh¨¦roe con problemas, humano... Mi padre nos dio la educaci¨®n, la vida y el negocio, y ¨¦l el amor por un g¨¦nero que puede entusiasmar a cualquiera, una cultura total. Stan Lee era mi padre intelectual.
Una pasi¨®n que traslada a su hogar
"El lector es fetichista y la experiencia de poseerlo no tiene rival. Adem¨¢s es m¨¢s dif¨ªcil de digitalizar". Pese a trabajar rodeado de c¨®mics, Marug¨¢n tambi¨¦n sigue teniendo bastantes en casa, aunque cada vez menos: "Si no me dan placer inmediato, van al desv¨¢n de mis padres. Ya practicaba el m¨¦todo Marie Kondo. Aunque es imposible quedarme con 30. Tenemos s¨ªndrome de di¨®genes".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.