D¨ªaz Ayuso tambi¨¦n pasa de salvar la huella de Vicente Aleixandre
La casa donde vivi¨® el poeta permanece en estado de abandono y sus herederos piden 4,5 millones
Vicente Aleixandre vivi¨® en la calle de Madrid que ahora lleva su nombre durante m¨¢s de cincuenta a?os. El poeta y premio Nobel falleci¨® en 1984, pero ah¨ª queda la que fue su casa, vac¨ªa y abandonada, como apresando el aire que respir¨® el poeta y sujetando su recuerdo. Por eso la Asociaci¨®n de Amigos de Vicente Aleixandre lleva m¨¢s de dos decenios peleando (la cosa viene desde 1995, cuando Esperanza Aguirre era concejal de Cultura con ?lvarez del Manzano) por recuperar la casa, afianzar el homenaje al poeta y desarrollar una Casa de la Poes¨ªa cuya actividad se dedique al estudio y difusi¨®n de la poes¨ªa en espa?ol del s. XX.
¡°La casa en s¨ª no es lo valioso¡±, explica Alejandro Sanz, presidente de la Asociaci¨®n, ¡°sino todo lo que all¨ª ocurri¨®, es un valor inmaterial¡±. Aquel chalet, ahora l¨¢nguido, fue en su tiempo un centro neur¨¢lgico de la poes¨ªa. El maestro recib¨ªa all¨ª a sus amigos, pero tambi¨¦n a todos los j¨®venes poetas que llegaban a Madrid para triunfar y solicitaban audiencia. All¨ª recal¨® Pablo Neruda, la generaci¨®n del 27, la del 50 y hasta los Nov¨ªsimos. Lorca le ley¨® en exclusiva a Aleixandre los Sonetos del amor oscuro, que al escucharlos les puso ese t¨ªtulo.
¡°Aleixandre ten¨ªa una salud muy delicada as¨ª que sal¨ªa poco de casa, pr¨¢cticamente solo para acudir a la Real Academia. Pero era muy disciplinado en sus horas para recibir a amigos, para recibir a otras personas, para cenar o para escribir cartas, de las que escribi¨® miles¡±, recuerda Sanz. Casi toda su obra la escribi¨® en el dormitorio, tumbado en la cama. Como la calle se llamaba antes Wellingtonia (nombre de una secuoya californiana), a su hogar le puso Velintonia, que suena a reino m¨ªtico.
Recientemente la Asociaci¨®n ha pedido audiencia a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel D¨ªaz Ayuso, pero esta no ha sido tan hospitalaria como era el poeta: sus problemas de agenda no le permiten preocuparse por este asunto, cosa que irrita a los defensores de Velintonia. Han recuperado un documento de la Asamblea de la Comunidad, de 2017, en el que se aprueba la declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) del espacio y la puesta en marcha de una comisi¨®n para la creaci¨®n de la Casa de la Poes¨ªa. ¡°Pero como era una proposici¨®n no de ley, al final no se hizo nada¡±, dice Sanz, ¡°adem¨¢s, la entonces directora general de Patrimonio, Paloma Sobrini, dijo que esto solo era un mont¨®n de ladrillos. Mal ¨ªbamos¡±. En 2018 el gobierno de Manuela Carmena anunci¨® la expropiaci¨®n de la casa y la puesta en marcha del proyecto, pero tambi¨¦n se qued¨® en agua de borrajas. Los herederos piden por el solar 4,5 millones de euros.
¡°Lo que queremos es que se pongan de acuerdo las tres administraciones, Ministerio, Comunidad y Ayuntamiento, para que esto no se ideologice ni se convierta en un chiringuito¡±, explica el presidente, editor, adem¨¢s, de la Poes¨ªa completa de Aleixandre, publicado por Lumen. En la hipot¨¦tica Casa de la Poes¨ªa habr¨ªa espacio para el estudio y la documentaci¨®n, pero tambi¨¦n para actividades como conferencias, lecturas y conciertos, incluyendo tambi¨¦n las expresiones de la poes¨ªa contempor¨¢nea. ¡°No queremos un museo para nost¨¢lgicos, queremos que tenga vida¡±, apunta Sanz. Por el momento han apoyado el proyecto gentes de la cultura como Mario Vargas Llosa, Seamus Heaney, Luis Eduardo Aute, Kiko Veneno, Manuel Poveda, entre muchos otros. El grupo indie Maga le dedic¨® una canci¨®n: La casa del n¨²mero 3.
¡°Primero es necesario lograr la protecci¨®n de la casa, luego negociar con los herederos y luego desarrollar el proyecto: no es tan dif¨ªcil, no es el Guggenheim, es un chalet¡±, enumera Sanz, que menciona la casa natal de Luis Cernuda, recientemente declarada BIC o la de Vel¨¢zquez, ambas en Sevilla, que fue propiedad de los modistos Victorio y Lucchino y, en contraste, no est¨¢ protegida. ¡°Es como si pudieran hacer un Zara en la casa de Mozart en Salzburgo¡±, ejemplifica el presidente.
Desde la Comunidad han sacado pecho, en la carta enviada a la asociaci¨®n, por el cambio de nombre de la cercana estaci¨®n de metro de Metropolitano, que ahora se llama Vicente Aleixandre. En realidad, replican desde la asociaci¨®n, le cambiaron el nombre no por homenajear al Nobel sino para evitar confusiones con la Estaci¨®n Metropolitano, donde el estadio Wanda, sede del Atl¨¦tico de Madrid. No fueran a acabar los hinchas futboleros en Velintonia. ¡°Madrid quiere ser una marca cultural¡±, concluye el presidente, ¡°pero la cultura interesa bien poco¡±.
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