El fin de un periodo
Los cuatro a?os que se iniciaron con el estallido social de octubre de 2019, dieron paso a cuatro momentos que quedar¨¢n inevitablemente atr¨¢s el 17 de diciembre de 2023 en el segundo y ¨²ltimo plebiscito de salida
El pr¨®ximo 17 de diciembre Chile dejar¨¢ atr¨¢s un convulsionado periodo de cuatro a?os en el que se busc¨® dotar al pa¨ªs de una nueva Constituci¨®n. Para entender bien el cierre de esta etapa de la historia de Chile, es importante descifrar los cuatro a?os que se iniciaron con el estallido social de octubre de 2019.
La connotaci¨®n volc¨¢nica del t¨¦rmino que nombra las protestas que se iniciaron en octubre de 2019 no solo se refiere a los repertorios de acci¨®n colectiva que tuvieron lugar en aquel entonces, sino que describe un importante periodo de la historia que hemos buscado entender mediante el t¨¦rmino momento.
M¨¢s all¨¢ de las expresiones de violencia que configuraron la representaci¨®n dominante del estallido social, las protestas iniciales dieron lugar a un primer momento, el que fue calificado y teorizado como destituyente por distintos autores, prevaleciendo el trabajo de Rodrigo Karmy. Apoy¨¢ndose en los estudios de Giorgio Agamben y Toni Negri, la dimensi¨®n destituyente del orden pol¨ªtico y social que se encontr¨® presente en el estallido fue le¨ªda por muchos participantes como una promesa imaginaria de un mundo mejor, en cuyo per¨ªmetro irrump¨ªa como protagonista la multitud, y se formaba lo que Carlos Ruiz llamaba un nuevo pueblo. En este primer momento de pura creatividad colectiva seg¨²n estos intelectuales, s¨ª se encontraba presente -casi por defecto- la idea de Constituci¨®n, pero de modo fundamentalmente negativo, a trav¨¦s de su repudio.
Este primer momento mut¨®, no sabemos muy bien cu¨¢ndo, en un segundo momento, en este caso constituyente, lo que se observa en la multiplicaci¨®n de graffitis, esl¨®ganes y pancartas exigiendo una nueva Constituci¨®n. Es en este momento constituyente en el que asoman formas rudimentarias de deliberaci¨®n, pero tambi¨¦n un sentimiento de fraternidad que se pudo apreciar con claridad en la noche del 31 de diciembre de 2019, en la que miles de chilenos celebraron el nuevo a?o y, tal vez, un nuevo mundo, en lo que se llamaba Plaza Dignidad. Es este segundo momento que captura la imaginaci¨®n de todas las izquierdas, al irrumpir en muchas mentes la utop¨ªa comunitaria de un pueblo en movimiento que comenzaba a deliberar por s¨ª mismo sobre la Constituci¨®n.
El Acuerdo por la paz y la nueva Constituci¨®n del 15 de noviembre de 2019 fue un acto de instituci¨®n esencial, ya que buscaba canalizar el estallido hacia un tercer momento que, apelando a la obra de Bruce Ackerman, ha sido calificado como momento constitucional. Este tercer momento estuvo enmarcado por reglas, las que garantizaban continuidad institucional, buscando impedir la ruptura de la legalidad que podr¨ªa haber sido asumida por la Convenci¨®n Constitucional. Es importante no perder de vista que el momento constitucional coexisti¨® con el momento constituyente durante varios meses, en una tensa relaci¨®n, alcanzando su cl¨ªmax el d¨ªa de la instalaci¨®n del ¨®rgano redactor del nuevo texto. ?C¨®mo no recordar que ese d¨ªa, en un ambiente plagado de s¨ªmbolos identitarios pero tambi¨¦n de gritos y enfrentamientos en las afueras del recinto, varios convencionales frenteamplistas y de la Lista del Pueblo abandonaron la ceremonia de instalaci¨®n para sumarse al pueblo que segu¨ªa manifestando m¨¢s all¨¢ de las reglas, y eventualmente contra las reglas que fueron establecidas por el acuerdo del 15 de noviembre?
La derrota estrepitosa del Apruebo en el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022 (62% vs 38%) pone fin al momento constitucional y liquida definitivamente a cualquier tipo de expresi¨®n de pueblo constituyente. Ese es el origen del ¨²ltimo momento que estamos viviendo, que llamaremos un momento procedimental para nombrar una fase en la que el proceso de cambio constitucional se encuentra totalmente ordenado por reglas y comit¨¦s (de ¨¢rbitros y expertos), en el que desaparece completamente el pueblo. Reglas y solo reglas, sin pueblo ni menos multitud de por medio.
Son estos cuatro momentos los que quedar¨¢n inevitablemente atr¨¢s el 17 de diciembre de 2023 en el segundo y ¨²ltimo plebiscito de salida. En caso de triunfar el A favor, el cierre del proceso es completo, y constituir¨ªa una severa derrota para ese sentimiento que emergi¨® en el estallido (el octubrismo), y un fracaso de grandes magnitudes para todas las izquierdas. De producirse este escenario, no solo quedar¨¢ atr¨¢s la Constituci¨®n de los cuatro generales, sino que se impondr¨¢ una Carta Fundamental cuyos contenidos se originaron en el ejercicio de la mayor¨ªa num¨¦rica de consejeros constitucionales de derecha, derrotando y sometiendo a ese pu?ado de consejeros de izquierdas.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si el voto En contra se impone en las urnas? Pues bien, se cierra igualmente el proceso, y por mucho tiempo, en la exacta medida en la que el pueblo se desintegr¨® en part¨ªculas individuales hastiadas por un periodo tan largo de f¨¢brica constitucional, y probablemente enrabiadas ante una clase pol¨ªtica que hizo gala de una enorme incompetencia para converger en un documento en el que se establec¨ªan las reglas del juego. Se podr¨¢ argumentar que seguir¨¢ vigente el resultado del plebiscito de entrada de octubre de 2020, en la que se aprob¨® de modo abrumador el inicio del cambio constitucional: ?significa esto que la voluntad del pueblo que se expres¨® en esa primera oportunidad seguir¨¢ siendo igualmente eficiente y leg¨ªtima hasta el final de los tiempos? Es una pregunta normativa y pol¨ªtica, a la que no es f¨¢cil darle una respuesta, pero que s¨ª es posible abordarla desde la sociolog¨ªa: en la medida en que el pueblo se esfuma, socialmente hablando, y deja de expresarse directamente, no tengo dudas de que, sin necesidad de consultarlo, el pueblo de octubre de 2020 dej¨® de existir, as¨ª como su voluntad de aquel entonces.
Cuatro momentos en los que quedaron cada vez m¨¢s atr¨¢s los cuatro generales, en donde la paradoja es la de permanecer en la misma Constituci¨®n de 1980 que, si bien reformada en innumerables ocasiones y finalmente firmada de pu?o y letra por el presidente Ricardo Lagos, aun contiene algo del esp¨ªritu originario. Es ese espectro el que tender¨¢ a desaparecer con el paso del tiempo.
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