Resistiendo el chaparr¨®n. A prop¨®sito de la tercera cuenta presidencial
El Gobierno inicia su fase de repliegue con miras a resistir los ¨²ltimos embates, dejando de lado de manera definitiva su agenda transformadora ya desechada con anterioridad
Con la tercera Cuenta P¨²blica del presidente Boric, y teniendo en el horizonte varios desaf¨ªos electorales, el Gobierno inicia su fase de repliegue con miras a resistir los ¨²ltimos embates, dejando de lado de manera definitiva su agenda transformadora ya desechada con anterioridad, tras la derrota del 4 de septiembre de 2022 del plebiscito constitucional. Ni siquiera se puede hablar de un gobierno dedicado ¨²nicamente a la labor de administrar, dado que en materia de gesti¨®n el balance es desfavorable en educaci¨®n, salud, cultura, orden p¨²blico, reconstrucci¨®n, entre otras ¨¢reas. Aun as¨ª, el discurso fue optimista. Desde las primeras palabras, el presidente se mostr¨® como un continuador de los gobiernos anteriores. No hizo alusiones a cambios, sino que se refiri¨® a ¡°estabilizaci¨®n¡±.
Tras homenajear al fallecido expresidente Sebasti¨¢n Pi?era, resalt¨® los logros y legados de los gobiernos de la exConcertaci¨®n: al de Patricio Aylwin por la transici¨®n y la recuperaci¨®n democr¨¢tica; a Eduardo Frei Ruiz-Tagle por la apertura al mundo; a Ricardo Lagos lo defini¨® como el constructor de nuestra democracia y a Michelle Bachelet por la protecci¨®n social. Dijo que hab¨ªa que apostar por la justicia y el bienestar social ¡°sobre la base de quienes nos antecedieron¡±. Su discurso estuvo centrado en metas en seguridad para las familias, el combate a la corrupci¨®n (como principal amenaza de la democracia), el crecimiento econ¨®mico (e infraestructura p¨²blica) y el tema de los cuidados. Tras las palabras del presidente cabe preguntar: ?ser¨¢ posible el cumplimiento de las metas, considerando que las tendencias en las mismas ¨¢reas muestran una realidad menos auspiciosa?
En el discurso hizo menci¨®n al cambio en la matriz energ¨¦tica (con referencia al hidr¨®geno verde). Sin embargo, la estructura productiva se ha mantenido inalterada hasta lo que va del actual gobierno. Las proyecciones muestran una clara acentuaci¨®n del modelo extractivista, por sobre la superaci¨®n. Junto a ello, el presidente se mostr¨® optimista frente al crecimiento. Pero la recuperaci¨®n econ¨®mica ha sido lenta, permitiendo con ello un incremento de la informalidad. En t¨¦rminos de inserci¨®n laboral, las ¨¢reas con mayor aumento del empleo fueron el comercio (incluyendo el comercio informal) y la administraci¨®n p¨²blica. Entre junio de 2023 y mayo de 2024, el desempleo fluctu¨® entre un 8,8 y un 8,5, al mismo tiempo que creci¨® en m¨¢s de un 3% el empleo informal.
Por otro lado, persisten una serie de problemas derivados de las cat¨¢strofes de los dos ¨²ltimos a?os, como los incendios de enero y febrero de 2023, las inundaciones en la zona centro-sur, en especial en el Maule, ocurridas en el invierno del mismo a?o y los incendios que afectaron a localidades de Valpara¨ªso y Vi?a del Mar en febrero. Los damnificados de estos ¨²ltimos desastres han hecho ver la lentitud en el traspaso de recursos y en la reconstrucci¨®n de sus viviendas. Adicionalmente, existe un d¨¦ficit importante en viviendas en todo el pa¨ªs. En los ¨²ltimos cinco a?os los campamentos crecieron en un 56%. Mediciones realizadas en 2022 estimaron que se requer¨ªan alrededor de 550 mil viviendas para lograr responder al d¨¦ficit habitacional. El presidente reconoci¨® que se han construido y entregado 120 mil viviendas, incluyendo las iniciadas en el gobierno anterior. D¨ªas antes de la cuenta, el ministro Carlos Montes reconoci¨® que la meta propuesta por el gobierno de lograr construir 260 mil viviendas estaba lejos de ser alcanzada.
Para poder mantener en discusi¨®n el tema de la reforma previsional, el Gobierno ha debido recurrir a una f¨®rmula conocida y repetida: la nominaci¨®n de una comisi¨®n de expertos (la Comisi¨®n Bravo 2.0), integrada por economistas de universidades y centros de estudios de todo el espectro. Una vez m¨¢s, el gobierno pone en evidencia su improvisaci¨®n y falta de claridad frente a un tema con en el que viene pregonando desde hace bastante tiempo. Sabido es que con estas comisiones transversales se busca dejar conforme a todos, independiente de lo propuesto y aprobado.
No se observa el mismo avance, en t¨¦rminos de discusi¨®n y de propuesta sobre la reforma al sistema pol¨ªtico. El Gobierno ha tenido la oportunidad de liderar dicha reforma, aunque no le importa a buena parte del oficialismo. Se trata, por cierto, de algo necesario y urgente, pues est¨¢ en juego el destino de la institucionalidad democr¨¢tica en los pr¨®ximos a?os. De lo contrario, se corre el riesgo de que dicha institucionalidad acreciente su condici¨®n de vulnerable frente a la tentaci¨®n autoritaria. Como principal amenaza a la democracia, el presidente mencion¨® a la corrupci¨®n. Sostuvo, de manera categ¨®rica: ¡°Hoy tenemos un Chile en paz donde nadie pone en duda a la democracia¡±. Afirmaci¨®n que ser¨ªa refutada por tendencias que se ven reflejadas en estudios de opini¨®n p¨²blica, as¨ª como por el comportamiento de determinadas fuerzas pol¨ªticas.
El presidente insisti¨® en resaltar la idea de estabilizaci¨®n y en una parte de su discurso hizo una breve referencia a la ¡°legitimidad del orden social¡±. Cabe destacar que si se asume que existe estabilidad, ella ha sido el resultado de la aplicaci¨®n y de la renovaci¨®n de los estados de excepci¨®n. En esto, el gobierno de Boric ha sido continuador del de Pi?era. Por el solo hecho de tener que gobernar utilizando los estados de excepci¨®n, no se puede hablar de un pa¨ªs con capacidad para garantizar estabilidad y paz social. A ello se agrega el hecho de que la agudizaci¨®n de los problemas de seguridad, hacen que las personas en determinadas comunas y barrios vivan una suerte de toque de queda de facto, para evitar ser v¨ªctimas de la delincuencia, del sicariato y de los portonazos, que en la Regi¨®n Metropolitana alcanzan un promedio de entre 20 a 25 diarios.
Los partidos de gobierno se han esmerado por tener controlado al movimiento social, al punto de provocar la desarticulaci¨®n en algunos sectores, para asegurar la gobernabilidad. No se recuerda un per¨ªodo m¨¢s inactivo para el movimiento sindical, no por haber sido superados los conflictos laborales sino por el control que los partidos del oficialismo ejercen sobre ¨¦l. Lo mismo se podr¨ªa decir del movimiento estudiantil (o de lo que va quedando de ¨¦l), que ha tenido una actitud sumisa frente a decisiones adoptadas por el Ministerio de Educaci¨®n. De lado (por no decir como un recuerdo) quedaron demandas relacionadas con el endeudamiento, el problema de la calidad y el financiamiento de la Educaci¨®n en general. Se podr¨ªa decir que la izquierda ha actuado del mismo modo a c¨®mo lo hizo la exConcertaci¨®n en la primera mitad de los a?os noventa, en relaci¨®n al movimiento social. Distinta es la realidad de aquellos sectores que no son controlados directamente por el gobierno, como ocurre con varias de las tomas de pobladores en la regi¨®n Metropolitana y en la de Valpara¨ªso.
La relaci¨®n entre el gobierno y la oposici¨®n, en t¨¦rminos comparativos, ha sido bastante menos tensa que las experimentadas por los gobiernos de Pi?era y Bachelet. El presidente Pi?era enfrent¨® una oposici¨®n social sin precedentes en sus dos administraciones, y a una oposici¨®n pol¨ªtica siempre dividida y en ocasiones err¨¢ticas. Por su parte, la presidenta Bachelet debi¨® enfrentar a una derecha cohesionada, en fase de crecimiento en su primera administraci¨®n, o m¨¢s robusta y con claras proyecciones durante el gobierno de la Nueva Mayor¨ªa. Nada de eso ha enfrentado el presidente Boric, no obstante carecer de mayor¨ªa y, a ratos, depender del apoyo de sectores al margen del oficialismo. Dos de los proyectos emblem¨¢ticos para el gobierno ¨Creducci¨®n a 40 horas y aumento del salario m¨ªnimo¨C, contaron con el apoyo de buena parte de la derecha. Todos los proyectos en seguridad ciudadana, como reconoci¨® el propio presidente, contaron con el apoyo de la oposici¨®n de derecha. En forma paralela, hace rato que la actitud del empresariado frente al gobierno viene siendo de complacencia, al punto de lograr consensuar la reactivaci¨®n de la alianza p¨²blico-privada. Como lo dijo en abril al diario La Segunda el expresidente de empresas concesionadas y exdirector de ENEL, Herman Chadwickm ¡°a nadie le puede caer mal Boric (¡) ?l quiere sacar el pa¨ªs adelante y hay que ayudarlo¡±.
Han sido notorias las indefiniciones en el oficialismo, demostrando falta de liderazgo y de propuestas program¨¢ticas que permitan determinar las prioridades. Las indefiniciones se han hecho evidentes cuando se trata de abordar los temas de seguridad. Se ha pasado del discurso de la refundaci¨®n de carabineros a exigir mayor presencia policial en las calles y, en determinados momentos, a demandar presencia de militares. Se comenz¨® hablando de reforma tributaria y hoy se habla de pacto fiscal. Se habl¨® de derogaci¨®n del Cr¨¦dito con Aval del Estado (CAE) y enfrentar la deuda hist¨®rica de los profesores, pero ya se habla s¨®lo de buscar soluciones y de abordar los temas de manera gradual. Por ¨²ltimo, se ha pasado de proponer superar el neoliberalismo, a priorizar un ¡°crecimiento con equidad y cohesi¨®n social¡±, algo similar, en lo discursivo, a lo propuesto por la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL) a inicios de los 90¡ä y por la ex Concertaci¨®n.
En suma, la actitud del gobierno, desde la Cuenta P¨²blica de 2023 hasta hoy, pareciera ser la de intentar resistir el chaparr¨®n, como quien en ocasiones debe enfrentar una fuerte tempestad, con poco abrigo y con un paraguas desarmado. As¨ª, el gobierno busca cumplir con la misi¨®n m¨¢s b¨¢sica de todas, cual es la de lograr terminar su mandato sin importar el legado. Pese al optimismo trasmitido en la cuenta, en sus metas y en el futuro.
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