Reforma de pensiones: un modelo para armar
La capacidad o incapacidad de quienes est¨¢n protagonizando este momento de la pol¨ªtica, dir¨¢ si por fin se dar¨¢ una respuesta que perdure a?os o se volver¨¢ a dejar este tema en ¡®continuar¨¢'
El largo debate en torno a la reforma de pensiones, que se ha prolongado por m¨¢s de diez a?os, discurre en tantas capas y con visiones tan dispares, que se podr¨ªa decir que es perfectamente entendible la demora y la incapacidad evidenciada hasta ahora para salir de la encrucijada. Ac¨¢ hay en juego cuestiones tan entrelazadas con las sensibilidades pol¨ªticas y las visiones de sociedad, que hasta los componentes de car¨¢cter t¨¦cnico-financiero, y de din¨¢mica competitiva de mercados, terminan enredados en ese verdadero nudo gordiano.
Al igual como ocurri¨® con el debate constitucional, en el caso de las pensiones se ve, por un lado, a un sector del espectro pol¨ªtico que le imputa al sistema privado de pensiones, las AFP [Administradoras de Fondos de Pensiones], el haber sido concebido en pecado. O, lo que es lo mismo, haber sido creado en el apogeo del r¨¦gimen militar y con las mismas materias primas con las que entonces se estaba remodelando el sistema econ¨®mico hacia una matriz neoliberal. En el terreno de lo pr¨¢ctico, para este sector el sistema de AFP es una industria regulada que profita de un marco legal que hace que la adscripci¨®n a ella sea legalmente obligatoria. Esa paradoja explica, por ejemplo, por qu¨¦ recurrentemente se cuestionan los precios que cobran estas empresas, el margen de ganancias que obtienen los accionistas (en su mayor¨ªa extranjeros) y su capacidad de contribuir o no a resolver el problema de las bajas pensiones del pa¨ªs.
De otro lado, quienes defienden a las AFP, por lo general evitan entrar en una discusi¨®n que se desarrolle en la arena pol¨ªtica, salvo cuando recuerdan que los sistemas estatales de reparto adolecen de una falla estructural que los hace insostenibles. A ello suman la evidencia hist¨®rica de las aberrantes desigualdades que exist¨ªan entre tipos de trabajadores en el antiguo sistema de Cajas en Chile y los problemas que se anticipan dada la evoluci¨®n de la pir¨¢mide demogr¨¢fica y las din¨¢micas del mercado del trabajo, en donde las nuevas tecnolog¨ªas han instalado una enorme inc¨®gnita en materia de empleo, lo que perfilar¨ªa un escenario donde muy pocos le deber¨¢n mucho a tantos.
Hoy la reforma al sistema es una noticia en desarrollo, en donde se dice (as¨ª lo remarc¨® la ministra Jeanette Jara) que ahora es tiempo de la pol¨ªtica. La verdad es que esta discusi¨®n nunca ha dejado de ser pol¨ªtica. Incluso, cuando se est¨¢n analizando los ajustes t¨¦cnicos realizados al funcionamiento de las AFP, como cuando se regul¨® el tema del encaje, que se esgrime cuando se discute sobre las utilidades de las administradoras. O cuando se promovi¨® la creaci¨®n de m¨¢s administradoras a mediados de los 90 para elevar la competencia y as¨ª reducir las comisiones, y se termin¨® con m¨¢s de 20 AFP, protagonizando una brutal lucha, lo que dio p¨¢bulo a un nuevo flanco de reproches. Esto, porque la soluci¨®n deriv¨® en m¨¢s gasto por comisiones, las que en parte iban a financiar malas pr¨¢cticas de unas fuerzas de ventas que rotaban carteras de afiliados incentiv¨¢ndolos con la entrega de bicicletas y otros bienes a cambio de la firma de los traspasos.
Que a nivel t¨¦cnico no haya habido acuerdo en varias materias clave pondr¨¢ las cosas a¨²n m¨¢s cuesta arriba, porque para que la pol¨ªtica sea capaz de dar con una soluci¨®n sostenible en el tiempo, era importante que se despejaran temas donde se han instalado sospechas fundamentales. Entre ellas, como si las AFP son caras (como ha dicho el superintendente de Pensiones y Salvador Vald¨¦s y han retrucado personas como Gerardo Jofr¨¦, el expresidente de Codelco y ejecutivo de larga trayectoria en el sistema financiero); si ese presunto elevado costo es lo que alimenta sus utilidades y si el nivel de competencia y la inelasticidad precio son determinantes para explicar algunas de las din¨¢micas de este mercado.
El dilema en que est¨¢ inserto el sistema pol¨ªtico es de enorme calado y requerir¨¢ gran capacidad de sostener un di¨¢logo que transparente las agendas para ver cu¨¢n s¨®lida puede ser la soluci¨®n que se acuerde. Es decir, si se podr¨¢ armar un modelo a partir del cual seguir construyendo y que no solo una soluci¨®n parche. Una soluci¨®n que, como ha dicho el economista y exsuperintendente Guillermo Larra¨ªn, no se instale en posiciones de esquina (sub¨®ptimas) y que permita hacer realidad lo que tanto se ha repetido, en cuanto a que lo m¨¢s eficiente y viable es un sistema mixto 2.0. En simple, la capacidad o incapacidad de quienes est¨¢n protagonizando este momento de la pol¨ªtica en materia de pensiones dir¨¢ si por fin se dar¨¢ una respuesta que perdure a?os o se volver¨¢ a dejar este tema en ¡®continuar¨¢'.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Chile y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.