Martina Yopo, soci¨®loga: ¡°En Chile no est¨¢n las condiciones sociales ni estructurales para tener y criar hijos¡±
La acad¨¦mica de la U. Cat¨®lica ha investigado las transformaciones en maternidad, fertilidad y natalidad en un pa¨ªs cuya tasa global de fecundidad est¨¢ ubic¨¢ndose entre las m¨¢s bajas del planeta
No es dem¨®grafa, m¨¦dica, matrona ni historiadora, pero Martina Yopo (Santiago de Chile, 38 a?os) se ha nutrido de distintos saberes disciplinares, partiendo por el suyo propio, para abordar cuestiones acuciantes en su pa¨ªs y en el mundo: natalidad, maternidad, fertilidad.
Articulada, erudita y afable, esta acad¨¦mica del Instituto de Sociolog¨ªa de la Universidad Cat¨®lica y doctora por la U. de Cambridge ¨Ccon una tesis sobre la transici¨®n a la maternidad que la llev¨® a entrevistar a cuatro generaciones de chilenas¨C se ha dedicado a escrutar fen¨®menos cuya hist¨®rica naturalidad parece hoy reemplazada por un sentido de urgencia.
Pregunta. En 2024, hubo en Corea del Sur menos habitantes de 1 a?o que de 84, mientras China, si bien tuvo m¨¢s nacimientos que en 2023, lleva tres a?os consecutivos de ca¨ªda poblacional. ?C¨®mo insertar¨ªa ah¨ª el caso chileno?
Respuesta. Las estad¨ªsticas muestran que la tasa global de fecundidad [TGF, el n¨²mero promedio de hijos que tiene una mujer durante su vida f¨¦rtil], viene descendiendo aceleradamente en los pa¨ªses desarrollados desde las d¨¦cadas de los 50 y los 60. Hoy, Am¨¦rica Latina es la regi¨®n donde esta tasa ha descendido de manera m¨¢s acelerada, y dentro de Am¨¦rica Latina, Chile ha sido el pa¨ªs que ha tenido el descenso m¨¢s acelerado, con una TGF de 1,17 hijos por mujer. Ahora, estas son estimaciones para 2021 seg¨²n el censo de 2017, pero las predicciones internacionales sugieren que para 2024 la tasa ser¨ªa de 0,88 hijos por mujer, una de las m¨¢s bajas del mundo.
P. ?Qu¨¦ factores que est¨¢n empujando esta transformaci¨®n?
R. Las interpretaciones m¨¢s comunes apuntan a cambios en los roles y las responsabilidades de g¨¦nero: el hecho de que hoy las mujeres se desempe?en de manera mucho m¨¢s activa en la educaci¨®n superior, el mercado laboral y el espacio p¨²blico, as¨ª como la prevalencia mucho m¨¢s alta de m¨¦todos anticonceptivos, tambi¨¦n en hombres (en Chile, por ejemplo, las vasectom¨ªas han aumentado un 887% en la ¨²ltima d¨¦cada). Sin embargo, las transformaciones que tienen que ver con cambios culturales en torno a la autonom¨ªa son importantes, pero no suficientes para explicar la baja natalidad.
La tesis que vengo desarrollando es la de una ¡°infertilidad estructural¡±: en Chile no est¨¢n las condiciones sociales ni estructurales para que las personas puedan tener y criar hijos. Hoy, las mujeres son mucho m¨¢s conscientes de las desigualdades g¨¦nero y tienen menos tolerancia a formar familia en contextos de profundas asimetr¨ªas. Tambi¨¦n, tienen mayor conciencia de c¨®mo el mercado laboral y la educaci¨®n superior las penaliza por tener hijos, por lo cual muchas est¨¢n retrasando la maternidad para evitar, precisamente, esas penalizaciones. Pero hay muchos otros factores, como el aumento en el costo de la vida.
P. ¡°Est¨¢ caro del kilo de guagua [beb¨¦]¡±, como dice esa expresi¨®n que usted misma ocupa.
R. Claro. Y hay otros aspectos, como la pobreza de tiempo: hoy, las personas sienten que les faltan horas del d¨ªa. Y en un contexto en que se requiere pasar cada vez m¨¢s tiempo ¨Cy tiempo de calidad¨C con los hijos, el no tenerlo, el vivir acelerados, es otra de las razones por las cuales las personas no est¨¢n teniendo hijos. Otro factor tiene que ver con la intensificaci¨®n de la parentalidad cuando las normas y expectativas en torno a la crianza y el cuidado de los hijos son cada vez m¨¢s exigentes. Hoy, ser una buena madre, un buen padre, son pr¨¢cticas que requieren cada vez m¨¢s tiempo, recursos y energ¨ªa.
Otro tema, muy incipiente, es que hay un contexto social crecientemente hostil hacia los ni?os. La tendencia global de los dinks [parejas sin hijos y con dos ingresos] los est¨¢ volviendo un target muy importante para el mercado, y eso va emparejado con la aparici¨®n de lugares donde no se permiten ni?os, lo que tambi¨¦n incide en las intenciones y en las pr¨¢cticas reproductivas.
P. ?Hay en Chile circunstancias espec¨ªficas que agudicen el declive de la natalidad?
R. Se da una convergencia ¨²nica en la que todos los factores se han agudizado. Por ejemplo, Chile es uno de los pa¨ªses que tiene jornadas laborales m¨¢s largas, sin olvidar las desigualdades de g¨¦nero. Asimismo, se ha producido una transformaci¨®n muy radical de una generaci¨®n a otra, no solamente en las aspiraciones de vida de las mujeres, sino tambi¨¦n en la importancia de la autonom¨ªa econ¨®mica como garant¨ªa de un desarrollo personal satisfactorio y como prevenci¨®n contra la violencia y la vulneraci¨®n de derechos.
P. Si no se cumple con tasa de reemplazo, el futuro se ve complicado. ?Qu¨¦ rol le cabe al Estado?
R. En un marco de justicia reproductiva, es importante pensar la autonom¨ªa reproductiva no s¨®lo como el derecho a no tener hijos o a interrumpir un embarazo, sino tambi¨¦n a tenerlos y criarlos en ambientes seguros y sostenibles. Ah¨ª, el rol del Estado no es obligar o incentivar, sino generar las condiciones sociales que hagan posibles esas decisiones. Y ah¨ª aparece otro tema muy importante: la infertilidad.
Una de las consecuencias de la postergaci¨®n de la maternidad es que, cuando las mujeres quieren ser madres a edades m¨¢s avanzadas, no pueden hacerlo fisiol¨®gicamente sin asistencia, y por algo en Chile est¨¢ creciendo la prevalencia de la infertilidad como enfermedad, as¨ª como el uso de tecnolog¨ªas de reproducci¨®n asistida. Esto ¨²ltimo es algo que hoy en Chile existe, pero de modo muy limitado: por ejemplo, Fonasa [el Fondo Nacional de Salud] garantiza un ciclo de fertilizaci¨®n in vitro, pero s¨®lo uno, y muchas veces se necesitan al menos dos o tres para lograr un embarazo.
P. Si hemos sido por cientos de miles de a?os una especie exitosa es, entre otras cosas, por un mandato reproductivo que damos por sentado, ?no?
R. Por mucho tiempo, la reproducci¨®n fue algo absolutamente naturalizado. Hoy, dadas las transformaciones posibilitadas por la tecnolog¨ªa, pero tambi¨¦n por un conjunto de cambios culturales, esa naturalizaci¨®n ya no corre. Ah¨ª hay distintos intereses que a veces cuesta conciliar, porque si bien a nivel de la sociedad en su conjunto, del Estado, puede ser muy beneficioso que nazcan m¨¢s ni?os, a veces las personas a nivel individual no quieren hacerlo, y eso genera una tensi¨®n entre el bien p¨²blico y el inter¨¦s individual. Es muy importante enfrentarse a esos debates y dilemas con una perspectiva de derechos humanos y de autonom¨ªa reproductiva.
P. La propia subsistencia de la especie, ?no tendr¨ªa preeminencia frente a bienes como la autonom¨ªa reproductiva, que es bastante nueva en la escala hist¨®rica?
R. Insisto en la idea de la desnaturalizaci¨®n y la politizaci¨®n de la reproducci¨®n. Para mi tesis doctoral entrevist¨¦ a cuatro generaciones de mujeres, y cuando les preguntaba a las de 80 a?os c¨®mo decidieron ser madres, me respond¨ªan, ¡°?decidir qu¨¦?¡±. Para ellas, esto era una funci¨®n fisiol¨®gica que no hab¨ªan cuestionado, pero ahora empezaban a hacerlo. Ese tipo de cuestionamientos tiene consecuencias individuales y sociales que son muy ambivalentes.
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