Una erupci¨®n volc¨¢nica remat¨® a la Rep¨²blica romana
La temperatura en la regi¨®n mediterr¨¢nea baj¨® hasta 7 grados tras el estallido de un volc¨¢n en Alaska
En los a?os 43 y 42 antes de esta era se produjo un repentino y severo enfriamiento en todo el hemisferio norte. Anillos de ¨¢rboles de Escandinavia, estalactitas de cuevas del noreste de China o hielo atrapado en las Monta?as Blancas de California grabaron la anomal¨ªa clim¨¢tica. Las temperaturas en el hemisferio norte llegaron a bajar 7? en algunas zonas. Un estudio se?ala ahora a una erupci¨®n de un volc¨¢n en Alaska. Fue tan intensa y duradera que los autores del trabajo la relacionan con el fin de la Rep¨²blica romana o el Egipto de Cleopatra.
Los volcanes est¨¢n entre los grandes animadores del planeta. En el pasado le han dado forma y han provocado cataclismos en la vida que lo habitaba. Los dinosaurios aparecieron sobre la Tierra ayudados por el vulcanismo y muchos cient¨ªficos apuestan a que lo mismo se los llev¨® por delante, y no un meteorito. Tambi¨¦n han intervenido en las cosas de los humanos, cristianizando a los vikingos o marcando el curso del antiguo Egipto. En tiempos m¨¢s recientes, diversas erupciones han alterado el clima durante a?os. La del Pinatubo en 1991, por ejemplo, rebaj¨® la temperatura en todo el planeta durante tres a?os.
Ahora, un equipo formado por climat¨®logos e historiadores cree haber encontrado una conexi¨®n entre una de estas erupciones, el clima que le sigui¨® y las convulsas d¨¦cadas del siglo I antes de Cristo (a. C.). Civilizaciones como la griega y la egipcia estaban en decadencia y eran los tiempos de Roma. Pero su rep¨²blica se desangraba por continuos enfrentamientos internos.
La erupci¨®n se produjo en plena guerra civil tras el asesinato de Julio C¨¦sar
¡°Cuando C¨¦sar y su decimotercera legi¨®n cruzaron el r¨ªo Rubic¨®n en 49 a. C., fue una afrenta directa al Senado romano, provocando la guerra civil¡±, recuerda el investigador del Desert Research Institute (EE UU) y principal autor del estudio Joe McConnell. ¡°C¨¦sar fue nombrado dictador, pero acabo siendo asesinado en los idus de marzo en 44 a. C. por sus rivales en el Senado. En lugar de estabilizar la Rep¨²blica, el asesinato desat¨® una lucha de poder para ver qui¨¦n suceder¨ªa a C¨¦sar. Justo cuando esta lucha de poder estaba en su apogeo en 43 y 42 a. C., el Mediterr¨¢neo experiment¨® uno de los peores climas de los ¨²ltimos 2.500 a?os provocado por la erupci¨®n volc¨¢nica del Okmok en el 43¡å, a?ade un McConnell, que reconoce que ¨¦l es un cient¨ªfico clim¨¢tico. Pero sus colegas historiadores coautores del estudio, como el profesor de Historia y Estudios Cl¨¢sicos de la Universidad de Yale (EE UU) Joseph Manning, coinciden.
El Okmok es un volc¨¢n de las islas aleutianas, en Alaska (EE UU). Entr¨® en una doble erupci¨®n en los tiempos de Julio C¨¦sar. Una en enero y febrero del 45 a.C., intensa pero breve, y otra a comienzos de 43 a.C. La segunda, que dej¨® una caldera de 10 kil¨®metros de di¨¢metro, provoc¨® casi un invierno de dos a?os en el hemisferio norte. Las temperaturas bajaron de media entre 2? y 3?, aunque hubo regiones, como el sur de Hispania, el interior de lo que hoy es Marruecos o Anatolia (Turqu¨ªa) donde lo hicieron hasta los 7?. Las lluvias en el verano mediterr¨¢neo se doblaron, multiplic¨¢ndose por cuatro en el oto?o siguiente. Aquellos dos a?os est¨¢n entre los m¨¢s fr¨ªos de los ¨²ltimos dos milenios y medio y su d¨¦cada fue la cuarta m¨¢s g¨¦lida en ese lapso.
Toda esa informaci¨®n, publicada en la revista cient¨ªfica PNAS, la han obtenido de una decena de n¨²cleos de hielo extra¨ªdos del subsuelo helado de Groenlandia y el norte de Siberia. Como los anillos de los ¨¢rboles, la nieve que cae cada a?o atrapa el tiempo que hac¨ªa entonces. ¡°Resumiendo, empezamos en un evento en el registro de los n¨²cleos de hielo del que tenemos la fecha exacta y luego contamos las capas anuales hacia atr¨¢s en el tiempo¡±, explica McConnell. En este caso analizaron hasta 30 tipos de part¨ªculas diferentes, pero la de mayor impacto clim¨¢tico es la del azufre expulsado por el Okmok. Los hielos de Groenlandia registraron una deposici¨®n de m¨¢s de 100 kilogramos de ¨¢cido sulf¨²rico por cada kil¨®metro cuadrado en dos a?os. Todo ese sulfuro estuvo durante meses circulando por la atm¨®sfera. Y las part¨ªculas de sulfuros funcionan como un espejo reflejando la radiaci¨®n solar y, por tanto, enfriando la superficie terrestre.
¡°En la regi¨®n mediterr¨¢nea, estas condiciones extremadamente h¨²medas y fr¨ªas en primavera, crucial para la agricultura, y su prolongaci¨®n hasta el oto?o debi¨® de reducir las cosechas y provocar problemas de abastecimiento en mitad de la agitaci¨®n pol¨ªtica del momento¡±, comenta en una nota el arque¨®logo del periodo cl¨¢sico Andrew Wilson, de la Universidad de Oxford (Reino Unido). ¡°Esto refuerza la credibilidad de las historias de fr¨ªo, hambrunas y enfermedades descritas por las fuentes antiguas¡±. En efecto, autores como Plutarco o S¨¦neca, relataron las penurias que vivieron los romanos en los a?os posteriores a la erupci¨®n del Okmok.
El propio S¨¦neca dej¨® escrito que, durante el d¨¦cimo y el ¨²nd¨¦cimo a?o del reinado de Cleopatra, no se produjo la crecida anual del Nilo. Y sin esa inundaci¨®n que regaba las planicies de un Egipto convertido ya en granero de Roma no habr¨ªa cosecha. Esos dos a?os se corresponden con el 43 y el 42 a.C, los peores a?os tras la erupci¨®n. La historia cuenta que Cleopatra, y con ella la dinast¨ªa de los Ptolomeos, cay¨® tras la derrota de Marco Antonio en la batalla de Accio, suicid¨¢ndose los dos en el 30 a.C ¡°Aunque en realidad no podemos probar que este clima extremo y las malas cosechas, falta de comida y enfermedades que le siguieron provocaran la ca¨ªda de la Rep¨²blica hace 2.000 a?os, es l¨®gico pensar que jugara alg¨²n papel¡±, mantiene McConnell.
¡°Siempre existe el riesgo del determinismo clim¨¢tico¡±, comenta en un correo el historiador del Trinity College de Dubl¨ªn (Irlanda), Francis Ludlow, en referencia al papel jugado por el clima en los asuntos humanos. Para Ludlow, que ya investig¨® el impacto de las erupciones volc¨¢nicas en la historia del antiguo Egipto, ¡°la mejor manera de tratar de entender c¨®mo el clima (o el medio ambiente en general) afecta a la sociedad humana es comprender que nunca es un ¨²nico factor el que determina el resultado¡±. Pero, concluye: ¡°Algunas veces los factores naturales pueden tener un papel muy peque?o y otras mucho mayor, cuando las presiones creadas por un evento natural, como la erupci¨®n de Okmok, son muy severas. Pero incluso en un caso tan extremo, lo que suced¨ªa en la sociedad era clave para determinar el resultado. Si la erupci¨®n hubiera ocurrido en un per¨ªodo diferente, sin esa inestabilidad pol¨ªtica, los efectos podr¨ªan haber sido mucho menos importantes. En cambio, la erupci¨®n ocurri¨® cuando las sociedades romanas y egipcias ya estaban bajo presi¨®n y en pleno cambio, lo que permiti¨® que el impacto de la erupci¨®n se magnificara¡±.
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