Cuantos menos animales hay, peor les va a las plantas
La dispersi¨®n de las semillas a larga distancia se est¨¢ reduciendo desde hace d¨¦cadas

La naranja de los osages es un fruto de grandes dimensiones del que se alimentaban mamuts y otros grandes mam¨ªferos hace doce milenios. Sus ¨¢rboles (Maclura pomifera) abundaban en todo el norte de Am¨¦rica. Tras la extinci¨®n de la megafauna, su h¨¢bitat fue menguando hasta quedar limitado a una reducida ¨¢rea del actual estado de Texas (Estados Unidos) en tiempos de Col¨®n. Para los bi¨®logos es un caso t¨ªpico de especie hu¨¦rfana que vive de prestado: su fruto es tan grande que los animales que sustituyeron a aquellos gigantes no pod¨ªan ingerirlo entero y llevarlo a colonizar nuevos territorios. Como este falso naranjo, por todo el planeta muchas especies vegetales se extinguieron o menguaron su h¨¢bitat siguiendo la desaparici¨®n de los grandes herb¨ªvoros, marcando el fin del pleistoceno. Hoy, y tambi¨¦n por toda la Tierra, la mitad de los ¨¢rboles y los arbustos est¨¢n limitando su dispersi¨®n al no tener quien se lleve sus semillas. Y eso los deja sin su ¨²ltimo recurso contra el cambio clim¨¢tico, emigrar.
Hay muchos vegetales que conf¨ªan a los elementos (aire, agua, incluso fuego) el destino de su descendencia, pero m¨¢s de la mitad de los ¨¢rboles y los arbustos necesitan que un animal se coma su fruto, dejando caer sus semillas (dispersi¨®n local), o se las trague para despu¨¦s regurgitarlas o defecarlas (dispersi¨®n a distancia). La segunda es la mejor herramienta de colonizaci¨®n que tienen las especies que est¨¢n atadas al suelo, y uno de los mejores ejemplos del mutualismo descrito por Darwin: yo te doy de comer y t¨² me plantas m¨¢s all¨¢. Pero la sexta gran extinci¨®n en curso plantea la siguiente pregunta: ?C¨®mo est¨¢ afectando a las plantas la reducci¨®n de efectivos, cuando no la desaparici¨®n directa de muchos vertebrados? Podr¨ªa pensarse que la ausencia de muchos herb¨ªvoros es una buena noticia para el reino vegetal, pero sucede todo lo contrario.
El ec¨®logo de la Universidad Rice (Estados Unidos) Evan Fricke pilota un grupo de investigadores que acaba de publicar un estudio sobre la dispersi¨®n de las semillas en el contexto del cambio clim¨¢tico. Analizaron los datos de unas 18.000 relaciones mutualistas de 302 especies de animales con especies vegetales de todo el planeta. Los resultados, publicados en Science, no son buenos: ¡°Las zonas con mayor declive de aves y mam¨ªferos est¨¢n sufriendo mayores descensos de dispersores de semillas¡±, dice en un correo. La crisis empieza con los m¨¢s grandes. ¡°Los dispersores de gran tama?o que desplazan semillas a grandes distancias est¨¢n siendo muy a menudo las especies que primero desaparecen de los ecosistemas¡±, a?ade Fricke. Y eso expone a la extinci¨®n a las plantas de las que se alimentaban.
¡°Los dispersores de gran tama?o que desplazan semillas a grandes distancias est¨¢n siendo las especies que primero desaparecen de los ecosistemas¡±Evan Fricke, ec¨®logo de la Universidad Rice (Estados Unidos)
El boko (Balanites wilsoniana) es un ¨¢rbol que domina las alturas de las selvas del centro de ?frica. Su semilla llega a medir nueve cent¨ªmetros y otros cinco de di¨¢metro, una de las m¨¢s grandes conocidas. La acelerada extinci¨®n de los elefantes, su gran dispersor, est¨¢ provocando que la tasa de reemplazo de los viejos ¨¢rboles por nuevos sea negativa.
Pero el problema esta vez no se limita a la megafauna como sucedi¨® en el pasado. Ahora tambi¨¦n se extinguen peque?os mam¨ªferos y, en particular aves, que se repart¨ªan el trabajo de llevar las semillas a nuevos territorios. Alejandro Ord¨®?ez, coautor del estudio cuando ense?aba en la Universidad de Aarhus (Dinamarca) pone cifras a los cambios que est¨¢ sufriendo la conexi¨®n flora-fauna. ¡°Nuestros an¨¢lisis indican que la p¨¦rdida de vertebrados experimentada hasta hoy ha reducido severamente la dispersi¨®n de semillas a larga distancia, disminuyendo en m¨¢s de la mitad el n¨²mero de semillas dispersadas lo suficientemente lejos como para seguir el ritmo del cambio clim¨¢tico¡±.
La conexi¨®n entre la p¨¦rdida de biodiversidad animal y el impacto del cambio clim¨¢tico en la flora constituye una de las principales aportaciones de este trabajo. Desde hace a?os la ciencia ha observado c¨®mo las plantas est¨¢n lidiando con el calentamiento global. La estrategia principal es simple: se est¨¢n trasladando a latitudes cada vez m¨¢s altas, cada vez m¨¢s al norte (en el hemisferio norte) o a mayores altitudes, cada vez m¨¢s arriba, para recuperar las condiciones clim¨¢ticas que ten¨ªan. Pero todo indica que el calentamiento corre m¨¢s que las plantas.

Seg¨²n proyectan hacia el futuro los autores del estudio, los ¨¢rboles y arbustos de frutos carnosos (el ¨¢mbito de la investigaci¨®n) experimentar¨¢n en las pr¨®ximas d¨¦cadas una reducci¨®n extra de la capacidad de dispersi¨®n a larga distancia de un 15%. ¡°El problema no es solo la p¨¦rdida de especies, tambi¨¦n [est¨¢] el cambio clim¨¢tico. Cuando juntamos los dos problemas, ¨²nicamente un cuarto de las especies de plantas evaluadas podr¨¢ dispersar sus semillas lo suficiente para mantener el paso del cambio clim¨¢tico¡±, detalla Ord¨®?ez.
Este verano, la revista cient¨ªfica Nature publicaba una investigaci¨®n sobre el mismo problema y su conclusi¨®n era muy sombr¨ªa. En aquella ocasi¨®n, el trabajo analiz¨® unos mil casos de mutualismo entre aves migratorias y ¨¢rboles de los bosques europeos. Observaron que el 86% de las especies vegetales son dispersadas por aves en su migraci¨®n hacia el sur (desde el norte del continente hasta el Mediterr¨¢neo y norte africano y desde aqu¨ª al ?frica subsahariana). ?nicamente el 35% de los ¨¢rboles ven sus simientes llevadas al norte. Los porcentajes suman m¨¢s de 100 porque hay especies que aprovechan el doble sentido.
El bi¨®logo de la Universidad de C¨¢diz Juan P. Gonz¨¢lez Varo es el principal autor de aquel estudio de las aves. ¡°Los frutos del bosque no son como los que vemos en la fruter¨ªa, en su mayor¨ªa son peque?os, para que las aves puedan tragarlos¡±, recuerda. Para ¨¦l, investigaciones como la suya prueban el drama al que se enfrenta la vida: ¡°Hay un solapamiento temporal entre la fructificaci¨®n de las plantas y la migraci¨®n. Las plantas fructifican a finales del verano y en oto?o, cuando se produce la migraci¨®n postnupcial hacia el sur. Pero con el cambio clim¨¢tico, en el sur habr¨¢ temperaturas cada vez m¨¢s altas¡±, advierte. Gonz¨¢lez Varo cree que estamos ante un escenario sin precedentes, ¡°ha habido cambios clim¨¢ticos en el pasado, pero ninguno tan r¨¢pido como este¡±, concluye.
El m¨¢s reciente, el fin de la edad de hielo, se produjo hace unos 12.000 a?os, coincidiendo con la extinci¨®n de la megafauna. De hecho, muchos especialistas vinculan ambos hechos. Pedro Jordano es un investigador del CSIC en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana y lleva a?os investigando interacciones ecol¨®gicas como el mutualismo. En ese ¨¢mbito, ha estudiado el impacto de la extinci¨®n de los grandes mam¨ªferos en la flora del pasado. ¡°Al perderse la megafauna, algunas especies vegetales colapsaron. Pero no siempre se produjo la extinci¨®n. Algunas encontraron dispersores alternativos, como mam¨ªferos m¨¢s peque?os o reptiles, y les qued¨® la dispersi¨®n local¡±, comenta Jordano. Pero, a largo plazo se produjo una reducci¨®n del ¨¢rea poblada y otros procesos, como disminuci¨®n del acervo gen¨¦tico que han comprometido su futuro. En algunos casos, como el del aguacate o el cacao, los humanos reemplazaron a los gonfoterios, emparentados con los elefantes, o los perezosos gigantes. ¡°En la naturaleza se producen respuestas muy aplazadas que llamamos deuda de extinci¨®n: con la desaparici¨®n de la megafauna se suceder¨¢n extinciones que a¨²n no hemos visto¡±, asegura.
¡°En la naturaleza se producen respuestas muy aplazadas que llamamos deuda de extinci¨®n: con la desaparici¨®n de la megafauna se suceder¨¢n extinciones que a¨²n no hemos visto¡±Pedro Jordano, bi¨®logo del CSIC en la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana
El pasado ilustra c¨®mo puede ser el futuro de la flora del planeta. La disminuci¨®n de los dispersores que, junto a los polinizadores (tambi¨¦n en declive), son los jardineros del bosque, provocar¨¢ una remodelaci¨®n a escala global. Para Jordano, ¡°se est¨¢n perdiendo piezas claves de la red de la vida¡±. Como dice Ord¨®?ez, ¡°el impacto de la p¨¦rdida de una especie es un evento que trasciende a otros componentes de un ecosistema, e inicia una cadena de eventos que puede acelerar la crisis de diversidad actual¡±. En cuanto a los bosques del futuro, Gonz¨¢lez-Varo habla de una mediterraneizaci¨®n del continente europeo, pero ¡°lo m¨¢s probable es que surgir¨¢n comunidades totalmente nuevas, con especies del presente y con nuevas incorporaciones de especies que llegan desde zonas m¨¢s c¨¢lidas¡±.
En todo este proceso, los humanos pueden tener un ¨²ltimo impacto que permite volver a la historia de las naranjas de los osages. La Naci¨®n Osage es un pueblo amerindio de las grandes llanuras de Estados Unidos. Ellos salvaron al ¨¢rbol de su extinci¨®n, valoraban la elasticidad y dureza de su madera para sus arcos. Los colonos la valoraron por su resistencia a la podredumbre y era el principal material para los cercados y linderos. Hoy, gracias a una iniciativa de los a?os 30 para combatir la erosi¨®n, los naranjos de los osages van en paralelo de muchas carreteras del centro y el medio oeste de Estados Unidos.
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