Las abejas bailan y las matriarcas elefantes deciden: as¨ª votan los animales
Las especies que viven en grupo tienen distintos m¨¦todos para comunicar sus preferencias
La vida social trae ventajas. Los animales que viven en grupo cuentan con una mayor protecci¨®n frente a los depredadores que les permite disponer de m¨¢s tiempo para alimentarse y cuidar de la descendencia. Sin embargo, cada individuo dentro del grupo tiene unas necesidades diferentes. Por ejemplo, mientras unos necesitan m¨¢s tiempo para hacer la digesti¨®n, otros puede que ya quieran desplazarse a una zona con alimento o ir al r¨ªo a beber.
Para mantener la cohesi¨®n grupal, los animales tienen que tomar decisiones de forma conjunta, por eso cada especie social tiene su sistema de votaci¨®n. En algunos casos la opini¨®n de todos los individuos vale por igual, en otros una sola parte del grupo puede votar y tambi¨¦n existen casos en los que el l¨ªder acapara todo el poder. A continuaci¨®n, expongo cinco ejemplos:
B¨²falos: ellas son las que deciden d¨®nde se pasta
Tanzania alberga el parque nacional del Lago Manyara, un lugar que ofrece distintas zonas de alimentaci¨®n a los b¨²falos. Por la tarde, la manada se encuentra con frecuencia descansando a la orilla del lago. La mayor¨ªa de los individuos est¨¢n tumbados, pero de vez en cuando, un b¨²falo se levanta, se sacude un poco y se vuelve a tumbar, como si estuviera estirando las patas. Cuando el sol toca el horizonte, llega la hora de buscar una zona con buenos pastos para comer. La manada se pone de pie y juntos empiezan a caminar en la misma direcci¨®n. De alguna manera, todos saben hacia donde tienen que ir.
Los animales que viven en grupo se protegen m¨¢s frente a depredadores, pero para mantener la cohesi¨®n deben tomar decisiones de forma conjunta¡±
En los a?os noventa, un profesor de Ecolog¨ªa de la Universidad de Wageningen (Holanda) llamado Herbert Prins se dio cuenta de que solo las hembras se levantaban para supuestamente estirar las patas, y que, al hacerlo, estaban en realidad votando. Despu¨¦s de sacudirse y antes de acostarse de nuevo, ¡°miraban¡± durante un minuto hacia una direcci¨®n determinada, manteniendo la cabeza m¨¢s alta que en la posici¨®n de descanso, pero m¨¢s baja que cuando est¨¢n alerta. Una vez que las hembras hab¨ªan expresado sus preferencias, la manada se mov¨ªa en la direcci¨®n m¨¢s votada.
Abejas: las exploradoras eligen el nuevo nido
Cuando una colmena de abejas crece, la reina y la mitad del grupo abandonan el hogar para establecerse en un sitio nuevo, mientras una joven reina perpet¨²a la vieja colonia. El proceso de selecci¨®n del nuevo nido comienza con la salida de cientos de abejas exploradoras que se encargan de inspeccionar cada cavidad de los ¨¢rboles para dar con la id¨®nea. Tienen en cuenta factores como el tama?o, la exposici¨®n a la luz, la humedad o la temperatura.
Al finalizar la b¨²squeda, las exploradoras regresan a la colmena y comienza la campa?a electoral. Mediante un tipo de danza, cada una comunica el sitio que m¨¢s le ha gustado, aportando informaci¨®n sobre su localizaci¨®n y calidad. Cuando hay un gran n¨²mero de abejas que coinciden en su danza, la decisi¨®n est¨¢ tomada. En apenas un minuto todas las abejas echan a volar rumbo a su nuevo hogar.
Cisnes: empezar a volar tras el ritual
Las aves migratorias tienen que enfrentarse en sus traves¨ªas a un sinf¨ªn de decisiones importantes, como el momento de iniciar el vuelo tras una parada a comer y descansar. Si se demoran demasiado, puede ser que el viaje se alargue m¨¢s de la cuenta y no lleguen a su destino a tiempo, pero si no comen suficiente y parten demasiado pronto, corren el riesgo de quedarse sin fuerzas. Para colmo, las aves gregarias deben tomar estas decisiones de forma consensuada entre cientos de individuos.
En algunas especies, el voto se realiza democr¨¢ticamente a trav¨¦s de comportamientos ritualizados, es decir, mediante la sucesiva repetici¨®n de una conducta estereotipada. Un ejemplo es el de los cisnes. Cuando un individuo quiere despegar, comienza a sacudir la cabeza y a batir las alas sin descanso. Poco a poco, m¨¢s individuos se van uniendo al ritual hasta que, justo 30 segundos antes del despegue, intensifican los movimientos. Ha llegado el momento de partir.
Suricatos: vocalizaciones para votar
Los suricatos viven en ?frica formando grupos muy cohesionados de hasta 50 individuos. Principalmente, son animales carn¨ªvoros que buscan a sus peque?as presas en la arena, por lo que durante el tiempo de forrajeo no pueden comunicarse entre ellos visualmente. De ah¨ª que hayan desarrollado una amplia gama de vocalizaciones que utilizan en distintos contextos. Por ejemplo, la vocalizaci¨®n de ¡°cercan¨ªa¡± la emplean para no alejarse demasiado los unos de los otros.
Cuando un suricato detecta que ya no hay presas cerca y quiere desplazarse a otra zona de alimentaci¨®n, hace la vocalizaci¨®n de ¡°movimiento¡±. Un estudio publicado en 2010 demostr¨® que solo con que dos suricatos m¨¢s del grupo se uniesen a la vocalizaci¨®n, ya era suficiente para que todos se movieran. Esto se cumpl¨ªa sin importar la dominancia, el sexo o la edad de los individuos que hac¨ªan la llamada, ya que cualquiera puede evaluar la disponibilidad de alimento.
Elefantes: la matriarca decide
Para los elefantes no hay votaciones democr¨¢ticas, pues la decisi¨®n final sobre cu¨¢ndo y d¨®nde comer corre a cuenta de un solo individuo: la matriarca. Esta es la hembra m¨¢s vieja del grupo, y todos aceptan su liderazgo, pues con frecuencia la experiencia y la sabidur¨ªa van de la mano. De hecho, varios estudios han demostrado que los elefantes m¨¢s viejos toman mejores decisiones.
Por ejemplo, en la sabana los elefantes se encuentran con leones frecuentemente, pero estos no siempre suponen una amenaza. Un grupo peque?o de leonas no tiene nada que hacer frente a una manada de elefantes ansiosos por proteger a sus peque?os. Sin embargo, los leones macho son bastante m¨¢s peligrosos y el riesgo tambi¨¦n aumenta si el grupo de leonas es muy numeroso. Un estudio demostr¨® que, cuanto m¨¢s vieja era la matriarca, mejor sab¨ªa evaluar el riesgo que supon¨ªa la presencia de los depredadores. En los elefantes, la sabidur¨ªa es la que manda.
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