Coaliciones entre primates: ?c¨®mo y por qu¨¦ las hacen?
Para mejorar su posici¨®n en la jerarqu¨ªa, muchas especies de simios tienen que hacer pactos entre individuos para hacerse con el poder
En estos tiempos de negociaciones pol¨ªticas, es pertinente apuntar que el lema de ¡°la uni¨®n hace la fuerza¡± no solo es aplicable a los seres humanos. En la naturaleza, hay un mundo m¨¢s all¨¢ de la competici¨®n. Las primeras investigaciones en primatolog¨ªa de campo, a mediados del siglo XX, pusieron enseguida de relieve que los monos hac¨ªan coaliciones, es decir, que dos o m¨¢s individuos un¨ªan fuerzas contra rivales de la misma especie.
Un libro sobre los babuinos de sabana (Papio cynocephalus), publicado en 1965, relata lo siguiente: ¡°Qued¨® claro que algunos de los machos adultos se asociaban constantemente entre s¨ª y se apoyaban los unos a los otros en interacciones agresivas con otros machos. Algunos de estos machos se asociaban tan estrechamente que casi nunca actuaban de forma independiente en tales episodios¡±.
El prop¨®sito de la mayor¨ªa de las coaliciones de primates es mejorar su estatus en la jerarqu¨ªa dentro del grupo, porque esto les permite tener un mejor acceso a recursos como comida y hembras. Con frecuencia, dos individuos de alto rango se asocian contra un subordinado para reforzar su posici¨®n, aunque a veces se dan casos de coaliciones revolucionarias, en las que los socios buscan derrocar a un rango superior.
Lo curioso, es que tambi¨¦n hay bastantes especies de primates que no hacen coaliciones. Por ejemplo, los babuinos chacma macho (P. ursinus), a diferencia de otras especies de babuinos, solo tienen interacciones agon¨ªsticas y no suelen cooperar ?A qu¨¦ se podr¨ªa deber esto?
Algunos autores han propuesto que la formaci¨®n de coaliciones es un comportamiento complejo que requiere de unas capacidades cognitivas avanzadas. Es decir, que solo las especies m¨¢s inteligentes son capaces de formar coaliciones. Sin embargo, un art¨ªculo publicado en 2014 refut¨® esta hip¨®tesis al analizar 38 especies de primates. Llegaron a la conclusi¨®n de que lo m¨¢s importante eran factores socioecol¨®gicos, como el tama?o del grupo.
Los babuinos chacma viven en grupos m¨¢s peque?os que otros babuinos y, adem¨¢s, las hembras suelen ser mayor¨ªa. Por tanto, los machos no forman coaliciones por el simple hecho de que son pocos. Esto recuerda a la historia de la pol¨ªtica espa?ola, donde los partidos se vieron forzados a hacer m¨¢s coaliciones cuando se debilit¨® el bipartidismo.
Despiojarse en los despachos
Pero si hay una diferencia clara entre las coaliciones humanas y la del resto de primates, es algunas de las maneras en la que estas se fraguan. Para llegar a acuerdos, los pol¨ªticos se re¨²nen en sus despachos y conversan expresando sus intereses. Luego, si las reuniones han resultado fructuosas, se estrechan la mano y hacen un garabato en un papel con un boli. El resto de los primates no tienen un lenguaje tan sofisticado, por lo que necesitan otros sistemas para saber qui¨¦nes son sus aliados. El m¨¢s extendido es el grooming, actividad que consiste en quitarse los piojos entre s¨ª. Cuando un mono acicala a otro en una zona del cuerpo inaccesible como la espalda, le est¨¢ mandando un mensaje.
Fue en la d¨¦cada de 1970 cuando se propuso la hip¨®tesis de que los primates utilizaban el grooming como moneda de cambio. Es decir, que acicalaban a los dem¨¢s para que estos les devolvieran el favor en un futuro, ya fuese en forma de m¨¢s grooming o de apoyo en una agresi¨®n. Sin embargo, no fue hasta el a?o 2006, que un metaan¨¢lisis corrobor¨® la relaci¨®n entre este generoso acicalamiento y la formaci¨®n de coaliciones en los primates. Aunque este no tiene por qu¨¦ ser el caso en todas las especies.
Un reciente estudio ha demostrado que los macacos que practican sexo homosexual tienen m¨¢s probabilidades de apoyarse en un conflicto
Tambi¨¦n existen otros m¨¦todos menos comunes para afianzar v¨ªnculos. Los babuinos de Guinea (P. papio), cada dos por tres, se tocan los genitales entre s¨ª. Esto tiene sentido: los genitales son una parte del cuerpo muy importante para cualquier animal, son imprescindibles para trasmitir la descendencia. Cuando un babuino deja que otro se los toque, est¨¢ haciendo un acto de confianza. En la isla de Cabo Delgado (Puerto Rico), los macacos macho forjan sus alianzas mediante el sexo homosexual. Un reciente estudio ha demostrado que los individuos que se montan entre s¨ª tienen m¨¢s probabilidades de apoyarse en un conflicto. Esta pr¨¢ctica les ayuda a ascender en el ranking social y, por tanto, a reproducirse m¨¢s con las hembras.
Otras especies de macacos, lo que hacen es utilizar a los infantes como herramienta social para mejorar sus relaciones. Esto lo suelen practicar machos de bajo rango cuando se quieren acercar a otro de mayor rango sin que este le agreda. Con un beb¨¦ en brazos, invitan al otro macho a pasar un buen rato en proximidad, haci¨¦ndole caranto?as al beb¨¦, y qui¨¦n sabe si este puede ser el origen de una bonita coalici¨®n.
Hasta ahora, solo hemos hablado de machos, pero ?qu¨¦ hay de las hembras? A diferencia de las coaliciones de machos, que se forman a menudo entre individuos no emparentados, las de estas suelen ser de madres con sus hijas. Por ejemplo, en los babuinos de sabana, las hembras se quedan en su grupo natal y heredan el rango de su madre, que las defender¨¢ ante posibles agresoras que intenten usurparle su puesto.
Hay, sin embargo, una excepci¨®n muy llamativa: las bonobas (Pan paniscus). Se trata de unos simios, parecidos f¨ªsicamente a los chimpanc¨¦s, pero cuyo comportamiento es muy diferente. En los chimpanc¨¦s, las hembras son el sexo dispersante (marchan a otro grupo a emparejarse) y sus v¨ªnculos sociales son d¨¦biles. A diferencia de los machos, cuyas coaliciones son el d¨ªa a d¨ªa de sus estrategias pol¨ªticas, ellas no suelen hacerlas y con frecuencia son atacadas por machos que buscan coaccionarlas.
Por el contrario, las bonobas, aunque tampoco est¨¢n emparentadas, forman fuertes coaliciones cuya principal funci¨®n es luchar contra el acoso de los machos. Ellas son f¨ªsicamente menos fuertes, pero, gracias a su uni¨®n, consiguen ser el sexo dominante, librarse de las agresiones y acceder antes a la comida.
En este matriarcado, la agresividad es mucho m¨¢s reducida que en los chimpanc¨¦s, ya que liberan las tensiones practicando sexo. En especial, cuando se est¨¢n alimentando y pueden surgir conflictos, las hembras se colocan una enfrente de la otra y frotan sus vaginas, volvi¨¦ndose m¨¢s tolerantes entre s¨ª. Este buen ambiente es el que les permite formar coaliciones y enfrentarse a los machos que intentan agredirlas. La conclusi¨®n es la misma para todos los primates: ninguna coalici¨®n se fragua de la nada. O los individuos est¨¢n emparentados, o les va a tocar trabajar duro para crear el ambiente previo necesario de tolerancia y confianza. Cada cual que elija su m¨¦todo.
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