Disparos con mira telesc¨®pica y silenciador en pleno parque nacional
La Guardia Civil asegura que cada vez resulta m¨¢s frecuente en Espa?a que cazadores furtivos utilicen t¨¦cnicas y material propios de unidades militares
Dos hombres bajan por la senda Maeso de La Pedriza, una de las m¨¢s conocidas del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (Madrid), donde est¨¢ prohibido cazar. Portan, apenas escondidas, cuatro cabezas de macho de cabra mont¨¦s, dos en las mochilas y otras dos en la mano, en bolsas de pl¨¢stico y agarradas por los cuernos. En una de las mochilas esconden, adem¨¢s, un rifle monotiro y un silenciador. Es lunes, 20 de septiembre, los dos presuntos furtivos de 36 y 29 a?os han viajado desde Andaluc¨ªa (viven en Sevilla y Baena) para ir de safari por Madrid y, aunque vuelven de la monta?a al anochecer con cuatro valiosas cornamentas, todav¨ªa no saben que la jornada se les va a torcer: un senderista ha dado la voz de alarma y dos polic¨ªas locales de Manzanares el Real les esperan apostados tras unas rocas. Los dos cazadores aparecen por el camino a las 22.30 y los agentes les retienen hasta que llega la Guardia Civil, que les acusa de un delito contra la fauna (furtivismo) y otro de da?os.
Aunque pueda resultar sorprendente, este tipo de furtivismo no es nada inusual en Espa?a. Como reconoce un portavoz del Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, ¡°cada vez resulta m¨¢s frecuente encontrarse con casos en los que los cazadores furtivos utilizan t¨¦cnicas de ocultaci¨®n y material tecnol¨®gico m¨¢s propio de unidades militares como armas modificadas, miras telesc¨®picas o silenciadores¡±. Lo que s¨ª ocurre menos es que los infractores se muestren tan confiados como las dos personas cazadas en pleno parque nacional con las armas y los trofeos (como se denomina a las cabezas de animales en el argot de la caza).
Como advierte el Seprona, existe un furtivismo para la caza de determinados trofeos que incluso atrae a ¡°organizaciones y grupos criminales¡± por los grandes beneficios econ¨®micos que reporta el comercio de especies o sus partes en el mercado negro. Pero es un fen¨®meno que ¡°no responde a un ¨²nico patr¨®n de comportamiento¡±. Para analizar el delito hay que tener en cuenta ¡°la finalidad que se persigue, el nivel de preparaci¨®n o profesionalidad y la existencia de planificaci¨®n o no de las acciones, entre otros par¨¢metros¡±, puntualiza este servicio de protecci¨®n de la naturaleza de la Guardia Civil.
No es lo mismo un furtivo solo por el campo que desarticular un grupo de 10 personas de entre 22 y 71 a?os, que preparaban cacer¨ªas ilegales en el coraz¨®n del Parque Nacional de Sierra Nevada. En la operaci¨®n, que se desarroll¨® en noviembre del a?o pasado, el Seprona descubri¨® una escopeta de ca?ones recortados y dos carabinas de calibre 22 mil¨ªmetros sin documentaci¨®n, junto a numerosos trofeos de especies cineg¨¦ticas de gran valor: cabras montesas, ciervos, jabal¨ªes, muflones, gamos y un ejemplar de ganga ib¨¦rica, especie calificada como vulnerable. Tambi¨¦n maltrataban a la rehala de perros que utilizaban; su estado era tan lamentable que hubo que sacrificar a 5 de los 21 canes, v¨ªctimas de ¡°crueldad animal¡±. Para completar el c¨ªrculo, las pesquisas condujeron a los agentes hasta una plantaci¨®n de cannabis con una conexi¨®n ilegal a la red el¨¦ctrica.
El furtivismo se ha convertido en un problema de primer orden que afecta a toda clase de fauna y puede provocar desequilibrios en las especies y los ecosistemas si es masivo, genera inseguridad ciudadana y es uno de los delitos m¨¢s complicados de detectar y erradicar. Lo normal es no localizar a los delincuentes y como mucho encontrar, y no siempre, los cuerpos de los animales decapitados, en caso de tratarse de trofeos de caza mayor. Es especialmente penoso cuando afecta a especies tan emblem¨¢ticas y en peligro como el oso o el lince. El a?o pasado, el Seprona detuvo a varias personas como presuntos autores por la muerte de dos linces ib¨¦ricos, uno ahogado con restos de veneno y otro muerto por disparos de escopeta de caza. Para el felino es la segunda causa de muerte por detr¨¢s de los atropellos.
En la detenci¨®n de Sierra de Guadarrama se cont¨® con la ayuda inestimable de un monta?ero que vio a los presuntos furtivos con las piezas y avis¨® a la Guardia Civil a las 20.30. En ese momento, los dos hombres se encontraban a medio camino entre el pico de El Yelmo y el pueblo de Manzanares el Real, donde hab¨ªan dejado aparcado el todoterreno en una calle de chal¨¦s pegada al entorno protegido desde donde parte la senda Maeso. ¡°Pens¨¢bamos que iba a ser como encontrar una aguja en un pajar, porque La Pedriza es un laberinto lleno de caminos, riscos y recovecos, pero decidieron bajar por esa senda que es muy concurrida¡±, se sorprende todav¨ªa uno de los agentes de la Polic¨ªa Local que los captur¨®. ¡°Es incre¨ªble, porque habr¨ªan tenido que ir con las cabezas entre los chal¨¦s, hasta llegar al coche y ah¨ª vive gente que a esa hora saca al perro¡±, a?ade.
V¨ªctor Nava, oficial jefe de la Polic¨ªa Local del pueblo, asegura que ¡°hay veces que se escuchan tiros, porque el terreno forma como un cuenco y retumba, pero no es algo habitual¡±. En todo caso, ellos no cuentan con los medios suficientes para atajar el problema. Al alcalde, Jos¨¦ Luis Labrador, le preocupa el peligro que conlleva el furtivismo y tambi¨¦n la falta de personal para la vigilancia del entorno. ¡°Aqu¨ª siempre hay gente, sobre todo los fines de semana¡±, explica.
El director del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, Pablo Sanjuanbenito, no cree que la caza furtiva en este espacio protegido est¨¦ generalizada, algo que corrobora el Seprona. Pero s¨ª ¡°es una gran preocupaci¨®n¡±. El parque tiene un problema de sobrepoblaci¨®n de cabra mont¨¦s con 6.000 ejemplares que se encuentran en la zona de Cuerda Larga y La Pedriza, lo que podr¨ªa llevar a los furtivos a pensar que est¨¢n haciendo un favor al medio. Nada m¨¢s lejos de la realidad. ¡°No ayuda en absoluto a la gesti¨®n de los recursos naturales y perjudica a la poblaci¨®n de cabras porque persiguen a los mejores machos, con una gen¨¦tica mejor y eso empobrece a la especie, porque no elimina al enfermo o al que tiene una malformaci¨®n¡±, se?ala Sanjuanbenito. En la actualidad se est¨¢ tramitando un nuevo plan de gesti¨®n de la especie despu¨¦s de que se paralizara el anterior por una denuncia del partido animalista PACMA.
La prueba del delito
En el parque nacional llevan tiempo detectando indicios de la actividad delictiva. En 2019 se localizaron cuatro cuerpos sin cabeza, sin el trofeo, lo que les llev¨® a establecer un protocolo de actuaci¨®n con el Seprona. Pero para determinar si ha habido furtivismo o no necesitan encontrar los restos y que est¨¦n en buenas condiciones y eso no ocurre a menudo. En 48 horas animales como las aves necr¨®fagas, zorros, cuervos y otros pueden comerse la carro?a y ¡°te encuentras un pellejo y unos huesos de los que es casi imposible deducir nada¡±. Un pastor, que cuida su reba?o en la zona donde se detuvo a los dos furtivos y que prefiere mantener el anonimato, asegura que en sus idas y venidas por La Pedriza ha encontrado alg¨²n cuerpo de cabra decapitado.
La Real Federaci¨®n Espa?ola de Caza (RFEC) se manifiesta ¡°radicalmente en contra de esta pr¨¢ctica delictiva que nada tiene que ver con la caza¡±. ¡°El furtivismo ya ven¨ªa subiendo desde antes de la pandemia, y con el confinamiento y el campo vac¨ªo creci¨® m¨¢s, por ejemplo en la zona de Gredos¡±, comenta Juan Herrera, director t¨¦cnico de la RFEC. Abatir un trofeo representativo de cabra mont¨¦s en Gredos puede costar 1.500 euros y uno de los m¨¢s importantes, de oro, puede llegar a los 6.000 euros, calcula. ¡°Los ejemplares que matan los furtivos son recursos que pierden los propietarios de las fincas, que en muchos casos son Ayuntamientos¡±, concreta.
Este tipo de delitos se sancionan con una pena de prisi¨®n de seis a?os a dos a?os o multa de ocho a 24 meses (por d¨ªa en funci¨®n de sus recursos) e inhabilitaci¨®n para el ejercicio del derecho a cazar o pescar por tiempo de dos a cuatro a?os. Penas que se incrementan si la especie est¨¢ protegida. ¡°Lo que suele producirse es un acuerdo con la Fiscal¨ªa en el que se concreta la pena que acaba en una multa y una inhabilitaci¨®n por el periodo que corresponda¡±, indica Juan Manuel Rubio, abogado de Ecologistas en Acci¨®n. ¡°Lo importante para nosotros es que dejen de cazar¡±, concreta.
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