Pulmones verdes en riesgo
Las extensiones arboladas soportan variaciones clim¨¢ticas, pero cuando estas son muy frecuentes e intensas corren el peligro de desaparecer, por ello es crucial adaptarlas para que mantengan las m¨ªnimas condiciones de vitalidad y sigan absorbiendo emisiones de carbono y siendo reguladoras del ciclo del agua
Es frecuente escuchar que los bosques son los pulmones del planeta. Pero menos corriente es o¨ªr que ¡°son nuestra placenta¡±, la definici¨®n de Fernando Morales de Rueda, investigador de la Universidad de Granada. Estos ¡°complejos sistemas¡±, que ocupan 40 millones de metros cuadrados, representan una tercera parte de la Tierra. Y, entre otras muchas cosas, son responsables de absorber un tercio de las emisiones de CO2. Solo su suelo se encarga de quedarse con la mitad.
El cambio global, no obstante, est¨¢ afectando de forma irremediable a ese equilibrio. Calor, sequ¨ªa, plagas, pat¨®genos, p¨¦rdida de vapor del agua o subida del nivel del mar son algunos de los riesgos que enfrentan los bosques y, por tanto, la disponibilidad de su stock y de esa capacidad de absorber carbono. Todos estos detonantes provocan que lo que ahora son sumideros de CO2 se conviertan en fuentes, es decir, que emitan ese carbono a la atm¨®sfera. El calentamiento global, adem¨¢s, tiene impacto en la funci¨®n de los bosques como reguladores h¨ªdricos, porque no podemos olvidar que est¨¢n vinculados a masas de agua azul como r¨ªos, cascadas, lagos¡
¡°Somos como somos porque nos pasamos m¨¢s de seis millones de a?os metidos en el bosque. Nuestro v¨ªnculo con ellos es ¨ªntimo. Nuestra capacidad de tacto, de ver gamas de verdes, de hacer manada¡ Esas cualidades se nos transfirieron de los bosques¡±, reivindica Morales, que es, adem¨¢s, parte del movimiento Generation Restoration del Foro Econ¨®mico Mundial. La Comisi¨®n Europea recoge que, para la UE, el cat¨¢logo de los servicios que nos ofrecen los bosques estar¨ªa valorado en cerca de 81.414 millones de euros. ¡°Si no le pones un n¨²mero al trabajo que hacen los bosques, desde el coste de mantener el ciclo del carbono, de los nutrientes y del agua hasta los materiales que nos proveen, la regulaci¨®n de la erosi¨®n¡ parece que no importa¡±, lamenta este experto.
Estos servicios, a los que se suman la extracci¨®n de madera o la energ¨ªa verde que sale de su biomasa, est¨¢n en peligro hace tiempo y se degradan cada vez m¨¢s r¨¢pido. Los ¨¢rboles pueden soportar variaciones clim¨¢ticas, pero cuando estas son muy frecuentes y m¨¢s intensas, bosques enteros corren el riesgo de desaparecer. Como apuntan los expertos, esa labor de recaptura ¡ªo secuestro¡ª de carbono sigue dando un valor elevado, o m¨¢s o menos se mantiene. Pero ?qu¨¦ ocurrir¨¢ a final de siglo? ¡°Nada halag¨¹e?o. Esa capacidad de sumidero se ir¨¢ agotando¡±, explica Jordi Vayreda, investigador del Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales (CREAF), sobre el efecto del cambio clim¨¢tico en los bosques. ¡°Ante esta situaci¨®n, lo importante es adaptar nuestros bosques, que se mantengan con las m¨ªnimas condiciones de vitalidad y salud, que se salven los principales servicios ecosist¨¦micos¡±.
Si las temperaturas globales suben 4 ?C respecto a los valores preindustriales (el Acuerdo de Par¨ªs hablaba de limitarlo a 1,5 ?C, pero estamos muy lejos de eso), los estudios apuntan a que la cubierta forestal se reducir¨¢ a la mitad en 2100. Es una informaci¨®n que recog¨ªa un monogr¨¢fico sobre bosques publicado recientemente por National Geographic. ¡°Estamos viendo las se?ales: los bosques son muy vulnerables al cambio clim¨¢tico y cada vez soportan m¨¢s presi¨®n¡±, resume Jorge Curiel, doctor y especialista de Ecolog¨ªa Terrestre en el BC3. ¡°Si rebasamos ese umbral de calentamiento, el sistema de carbono se desestructura y pasa a ser una bomba¡±, insiste Morales. Vayreda explica que ¡°la capacidad de sumidero se agota y los bosques se convierten en fuentes de carbono¡±; es decir, que, lejos de ?absorberlo, la destrucci¨®n del bosque provoca que se libere el CO2 a la atm¨®sfera.
Doble filo
¡°Los bosques pueden ser un arma de doble filo porque pasan de ser fuentes a sumideros cuando hay sequ¨ªas, deforestaci¨®n acelerada, pat¨®genos¡Son un gran aliado en la absorci¨®n de un tercio de las emisiones, pero al mismo tiempo, si no son protegidos, pueden contribuir a lo contrario¡±, resalta Morales, de la Universidad de Granada. ¡°Pensemos en ellos como un sistema inmune: si se deprimen, es m¨¢s f¨¢cil que entren estos pat¨®genos¡±.
La mayor¨ªa de los sumideros de carbono en la vegetaci¨®n est¨¢n localizados en bosques tropicales de baja latitud, mientras que la mayor¨ªa del carbono del suelo est¨¢ localizado en los bosques de alta latitud o boreal, seg¨²n un art¨ªculo cient¨ªfico publicado por Markku Kanninen, de la Universidad de Helsinki, recogido por la FAO en 2003. En las conclusiones se?alaba que ¡°el manejo forestal y de los ecosistemas no puede resolver por s¨ª solo el problema del calentamiento global¡±, y que ¡°las emisiones, junto con la deforestaci¨®n de los tr¨®picos y otros cambios en el uso del suelo, compensan solo una peque?a porci¨®n de las emisiones provenientes de la quema de combustible f¨®sil¡±.
Uno de los riesgos m¨¢s graves es que existe un peligro evidente de que se libere carbono cuando hay incendios, pues, como incide el doctor en Ecolog¨ªa Pablo Manzano, ¡°no es estable el a¨¦reo; en ramas y hojas¡±. Por ello, insiste en cuidar los suelos. Tambi¨¦n pide Curiel tener en cuenta la ¡°ecolog¨ªa del suelo a la hora de predecir la respuesta de las reservas de carbono y el reciclaje de nutrientes ante perturbaciones medioambientales¡±, pues ¡°peque?os cambios en el clima o la salud del bosque pueden suponer un aumento absoluto en emisiones¡±.
Coinciden todos en la necesidad de proteger los bosques nativos. Un estudio del Plan Nacional de Adaptaci¨®n al Cambio Clim¨¢tico (PNACC) publicado por el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico (Miteco) concluye que all¨¢ donde hay bosques ¡°gestionados¡± se ha reducido el efecto negativo del calentamiento. En ese discurso encaja el error de plantar ¨¢rboles para compensar carbono. Pues se suelen ubicar en esas dehesas o praderas cuyo suelo contribuye a la salvaguarda del carbono. Y porque reducen la disposici¨®n de agua, destruyen suelos diversos y abren la puerta a vegetaci¨®n invasora. En tercer lugar, y no menos importante, porque cada vez se producen m¨¢s incendios forestales a consecuencia de este tipo de plantaciones.
Existencias m¨¢s seguras
No hace tanto que ardi¨® un bosque en el Estado de Oreg¨®n (EE UU), liber¨¢ndose el carbono que Microsoft hab¨ªa adquirido para compensar sus propias emisiones. Una situaci¨®n parecida se vivi¨®, hace no tanto, en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, cuando una plantaci¨®n de ¨¢rboles con esta filosof¨ªa de la compensaci¨®n provoc¨® otro gran incendio en Arag¨®n. Asegurar la supervivencia de los bosques que ya existen parece una prioridad l¨®gica. ¡°Vivimos en un momento global en el que numerosas organizaciones quieren restaurar, pero se hace de forma inadecuada¡±, remarca el investigador granadino en relaci¨®n con todas las compa?¨ªas que presumen de compensar emisiones con la plantaci¨®n de ¨¢rboles.
Critica que ¡°se prime el beneficio r¨¢pido, que crezcan pronto¡±. ¡°Un ¨¢rbol est¨¢ adaptado al paisaje y al introducir nuevas especies corres el riesgo de que al principio pueda ir bien, pero siempre es m¨¢s exitoso poner la especie de ese sitio¡±, a?ade Curiel. Esto es lo mismo que ocurre con plantaciones como las del eucalipto, especies altamente inflamables que, como explica, ¡°acumulan mucha biomasa y son realmente malos en conservaci¨®n de la biodiversidad; son agresivos con la flora, pero acumulan mucho carbono y su quema ocasiona incendios brutales¡±. Apunta tambi¨¦n lo ¡°lejos que est¨¢n de solucionar el problema, pues rara vez tienen en cuenta el tipo de bosque o cu¨¢nto durar¨¢¡±.
Ahondando en el muestrario forestal espa?ol, hay preocupaci¨®n por especies como la encina, por ejemplo. Vayreda subraya el peligro de perder ¡°bosques de car¨¢cter centroeuropeo, los del centro meridional; los hayedos, el pino silvestre o los robles de tipo atl¨¢ntico est¨¢n en peligro¡±. Se?ala con especial preocupaci¨®n ¡°los abetales en Navarra¡±. Los ¨¢rboles sufren las olas de calor y las sequ¨ªas; estas condiciones los matan o debilitan su existencia. Las plagas y el aumento del nivel del mar son otros estresores que desequilibran el stock y su capacidad de absorber carbono. ¡°El calentamiento ha reducido la capacidad de sumidero de carbono, especialmente en las zonas m¨¢s h¨²medas¡±, concluye el referido informe del Miteco.
¡°Haces much¨ªsimo m¨¢s con el trabajo de restauraci¨®n de bosques; la regeneraci¨®n es natural¡±, remarca Vayreda, que recomienda no cortar ¨¢rboles y permitir que el bosque se recupere hasta alcanzar la madurez. Para garantizar la reserva forestal y que funcione como sumidero de carbono, el informe del Miteco recomienda ¡°mantener all¨¢ donde sea posible masas mixtas de con¨ªferas con frondosas m¨¢s tolerantes a la sombra y m¨¢s longevas, y favorecer periodos de rotaci¨®n m¨¢s largos para alcanzar mayores tiempos de residencia del stock de carbono en pie¡±. Algo que refuerza Curiel, que exige para estos trabajos ¡°tener conocimiento de las especies que viven ah¨ª¡± y combinarlas, que haya variedad.
Ante la pregunta de si se est¨¢ haciendo lo suficiente, todos son cr¨ªticos. ¡°Se est¨¢ haciendo poco. Hacer gesti¨®n forestal es invertir y no sacar nada¡±, recuerda Vayreda. En todo caso, insiste en ¡°poner el dinero de subvenciones en hect¨¢reas de mejora del bosque y de restauraci¨®n¡±. La velocidad a la que se calienta el planeta no deja margen para adelantarnos a los cambios en los bosques. Resulta parad¨®jico que sean estos los que nos ayudan a paliar las emisiones, pero que esas mismas emisiones, imposibles ya de capturar por el ritmo al que se lanzan a la atm¨®sfera, sean las que est¨¢n provocando su desaparici¨®n y puedan perjudicarnos cuando, al verse da?ados, liberan el carbono de vuelta.
Pasos para movilizar la acci¨®n
Para activar la acción y la protección de los stocks y los sumideros de carbono, Fernando Morales de la Rueda, investigador y parte del movimiento Generation Restoration del Foro Económico Mundial, marca cuatro niveles de acción: la individual, es decir, “que seamos conscientes del impacto de nuestra actividad diaria, de la compra de productos que contribuyen a la deforestación, aumentar el consumo de biomateriales”. En segundo lugar, hacer de correa de transmisión con nuestros círculos más cercanos. Tercero, “vivir de forma más colaborativa en la recuperación y protección del bosque”, y, por último, aunque más intangible, proteger lo que nos protege con la movilización ciudadana. “No podemos seguir jugando a eso de saco de aquí, meto aquí con las emisiones de carbono”, finaliza.
?Y si la soluci¨®n no fuera el arbolado?
Para el investigador Pablo Manzano, el mejor sumidero de carbono no es el bosque, sino la combinación de árboles, de arbustos y de pasto. “Todos tenemos en mente el bosque como sinónimo de naturaleza, pero el mejor sumidero de carbono está en los suelos”. Y recuerda que “los incendios son más débiles en esos terrenos y no tienen la continuidad de un bosque. Además, los herbívoros trashumantes se comen la biomasa de esos otros suelos y los limpian”. Eso último es cada vez menos frecuente, por el abandono del campo y del pastoreo. Se ve en el Pirineo aragonés, por ejemplo, que se cubre de matorral y tiene sobrepoblación de jabalíes. “Hace 15 millones de años, cuando los bosques dominaban la tierra, la temperatura era mayor. Desde entonces los paisajes que han acompañado al enfriamiento son ecosistemas abiertos; rodales de bosque, de matorral y pasto, lugares que han mantenido a los herbívoros, entre ellos, por cierto, el elefante, que habitó en España hace miles de años”.
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