Colocar negacionistas del clima en puestos de responsabilidad es suicida
Asisto con profunda preocupaci¨®n a la ocupaci¨®n de instituciones de gobierno por partidos y personas que cuestionan el cambio clim¨¢tico y se vanaglorian de su ignorancia
La constataci¨®n, desde el mes de abril de 2023, de una avalancha de extremos clim¨¢ticos en todas las latitudes est¨¢ alarmando a los cient¨ªficos y exige reconsiderar la acci¨®n clim¨¢tica, no para relajar la ambici¨®n de los objetivos, como piden algunos l¨ªderes europeos, sino, precisamente, para diversificar las palancas de actuaci¨®n de forma a obtener mejores resultados con menor coste, o incluso, beneficios.
Estamos siendo testigos de temperaturas an¨®malamente elevadas, de hasta 12 grados cent¨ªgrados de aumento por encima de m¨¢ximos anteriores, en distintas geograf¨ªas y estaciones clim¨¢ticas; la mitad de la superficie del oc¨¦ano est¨¢ afectada por olas de calor marina; un m¨ªnimo de extensi¨®n de hielo marino sin precedente en la Ant¨¢rtida nunca constatado desde que hay registros, y fen¨®menos de transporte atmosf¨¦rico inusitados, como eventos de calima que transportan polvo sahariano hasta latitudes tan altas como Londres y Par¨ªs, y que siguen propag¨¢ndose por el Sur de Europa, provocando un verano asfixiante. Los cambios en la circulaci¨®n atmosf¨¦rica con el calentamiento clim¨¢tico han provocado que el anticicl¨®n de las Azores se debilite este verano hasta casi desaparecer, acentuando la sensaci¨®n de bochorno que acompa?a a las calimas, pues act¨²a como gas de efecto invernadero que retiene calor durante la noche y aumentando la temperatura del mar r¨¢pidamente.
Estas condiciones t¨¦rmicas desaf¨ªan la habitabilidad de ciudades en Estados Unidos, China, Ir¨¢n o, en ciudades como Sevilla y C¨®rdoba en nuestro propio pa¨ªs. Los impactos de estos extremos empiezan a evidenciarse, en forma de muertes por golpes de calor, quemaduras por contacto con el asfalto; blanqueamiento de corales en Florida, y mortalidad masiva de peces y moluscos marinos asfixiados por falta de ox¨ªgeno; fuegos descontrolados en Canad¨¢, Grecia, Turqu¨ªa y Norte de ?frica; ca¨ªda de las cosechas en Europa, e inundaciones destructivas en un monz¨®n desatado en India, Banglad¨¦s y Pakist¨¢n.
Algunos de estos episodios extremos se podr¨ªan explicar de forma independiente en relaci¨®n con los modelos de cambio clim¨¢tico existentes. Sin embargo, lo que alarma a los cient¨ªficos es la coincidencia de tantos fen¨®menos extremos en el tiempo, junto con la aparici¨®n de fen¨®menos imprevistos. La preocupaci¨®n que se destila de los foros de discusi¨®n de cient¨ªficos del clima es que los modelos clim¨¢ticos pueden haber subestimado la respuesta del sistema clim¨¢tico a la presi¨®n derivada de los gases de efecto invernadero acumulados en la atmosfera, potenciados por oscilaciones clim¨¢ticas que alimentan la tendencia al calentamiento. M¨¢s concretamente, estos modelos podr¨ªan haber subestimado mecanismos de cambio abrupto, procesos no lineales en jerga t¨¦cnica, capaces de desviar la senda clim¨¢tica de la respuesta gradual a las emisiones de gases de efecto invernadero que asumen los modelos clim¨¢ticos.
Entramos en un terreno clim¨¢tico nunca antes experimentado por nuestra especie, que tenemos que afrontar con medidas ambiciosas e inteligentes, apoyadas en la ciencia y criterios de justicia social, pues las sociedades y segmentos de poblaci¨®n m¨¢s desfavorecidos son tambi¨¦n los m¨¢s vulnerables a estos episodios extremos.
Precisamente en este momento cr¨ªtico, cuando nuestros l¨ªderes han de actuar con determinaci¨®n e inteligencia, asisto con perplejidad y profunda preocupaci¨®n a la ocupaci¨®n de instituciones de gobierno por partidos y personas que cuestionan el cambio clim¨¢tico y se vanaglorian de su ignorancia o su arrogancia en ignorar no solo el consenso cient¨ªfico, sino las evidencias que se acumulan a su alrededor. En su af¨¢n por regresar al r¨¦gimen de nuestra postguerra, estos individuos adoptan el mismo desprecio por la ciencia de Mill¨¢n Astray cuando dijo ¡°?Muera la inteligencia! ?Viva la muerte!¡±.
Cuando afrontamos un enorme riesgo de fracasar en nuestro af¨¢n de contener el cambio clim¨¢tico en el estrecho margen que queda para alcanzar la franja de seguridad fijada en el Acuerdo de Par¨ªs, colocar esc¨¦pticos del clima en las instituciones es una actitud suicida. A quienes tendremos que dar cuenta de estas decisiones no son otros que nuestros hijos y nietos, que son aquellos a quienes estos irresponsables que piensan que sus creencias anulan las leyes de la f¨ªsica, condenan a vivir en un infierno clim¨¢tico.
Pues toca a Espa?a, como presidente de turno de la Uni¨®n Europea, liderar la respuesta al c¨²mulo de eventos clim¨¢ticos extremos que estamos experimentando, con sus previsibles consecuencias este oto?o. Hemos de hacerlo con determinaci¨®n, ambici¨®n, inteligencia y guiados por la ciencia, sin dejarnos ensimismar por las incertidumbres de nuestra coyuntura pol¨ªtica.
La Uni¨®n Europea debe activar un esfuerzo de respuesta r¨¢pida para producir modelos clim¨¢ticos con mayor capacidad predictiva, capaces de reproducir los acontecimientos presentes y que permitan anticipar fen¨®menos extremos en el futuro con la resoluci¨®n necesaria en el espacio y el tiempo. Tambi¨¦n debe revisar a fondo sus pol¨ªticas clim¨¢ticas para hacerlas m¨¢s efectivas y resilientes. Esto requiere activar un espectro de soluciones m¨¢s amplio que el ¨¦nfasis actual en la eficiencia y transici¨®n energ¨¦tica, apostando tambi¨¦n por nuevas tecnol¨®gicas de captura y utilizaci¨®n de CO?, que sin duda vamos a necesitar. La reciente resoluci¨®n de restaurar un 20% de ecosistemas degradados en la UE se debe desplegar priorizando aquellos cuya restauraci¨®n reportan tambi¨¦n beneficios clim¨¢ticos, ya sea para mitigaci¨®n o adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Las pol¨ªticas de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico se deben desplegar horizontalmente abarcando todos los sectores, desde planificaci¨®n urban¨ªstica, infraestructuras, gesti¨®n de costas y aguas, y pol¨ªticas agrarias y pesqueras, rebajando de esta forma los impactos del cambio clim¨¢tico y las p¨¦rdidas econ¨®micas que ocasionan.
Ahora que las salas de cines recrean el proyecto dirigido por Robert Oppenheimer hace 80 a?os, necesitamos precisamente de un nuevo Proyecto Manhattan. No se trata esta vez de frenar al fascismo, cosa que los espa?oles acabamos de hacer en las urnas, sino de dar una soluci¨®n definitiva al cambio clim¨¢tico. Lograr esto requiere de un esfuerzo intenso y colaborativo y focalizaci¨®n de recursos para que las mentes m¨¢s brillantes de nuestro tiempo aporten soluciones que no pueden esperar m¨¢s frente a una amenaza existencial para la humanidad.
Como dijo, en otro contexto, Martin Luther King, ¡°hemos de afrontar el hecho de que el ma?ana ya es hoy, confrontar la fiereza urgente del ahora, y dedicarnos a la larga y amarga, pero hermosa, lucha por un nuevo mundo¡±.
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