Teresa Franquesa, bi¨®loga: ¡°La solastalgia es volver al pueblo en vacaciones y ver que has perdido el entorno al que pertenec¨ªas¡±
La autora de ¡®Cambio clim¨¢tico y ecoansiedad¡¯, especialista en psicolog¨ªa social, recomienda pasar de la preocupaci¨®n individual a la acci¨®n colectiva ante el calentamiento del planeta
Teresa Franquesa Codinach no ha hablado con personas que sufren ecoansiedad para lanzarse a escribir su libro, ha sido al rev¨¦s. Se ha animado a publicarlo en abril tras conocer a muchos adultos y j¨®venes a su alrededor con este malestar. Tiene 68 a?os, vive en Barcelona, es bi¨®loga y cuenta con un m¨¢ster en Psicolog¨ªa social. Tras una larga trayectoria profesional dedicada a la ense?anza, a la comunicaci¨®n cient¨ª...
Teresa Franquesa Codinach no ha hablado con personas que sufren ecoansiedad para lanzarse a escribir su libro, ha sido al rev¨¦s. Se ha animado a publicarlo en abril tras conocer a muchos adultos y j¨®venes a su alrededor con este malestar. Tiene 68 a?os, vive en Barcelona, es bi¨®loga y cuenta con un m¨¢ster en Psicolog¨ªa social. Tras una larga trayectoria profesional dedicada a la ense?anza, a la comunicaci¨®n cient¨ªfica, a la ordenaci¨®n del territorio y a la gesti¨®n del medio ambiente, profundiza en la crisis ambiental y en las inquietudes humanas asociadas a ella, convencida de que a¨²n queda tiempo para revertir la situaci¨®n. El manual Cambio clim¨¢tico y ecoansiedad se presenta como una gu¨ªa de respuestas pr¨¢cticas para encontrar formas eficaces de enfrentar este desaf¨ªo sin esquilmar la salud mental.
Pregunta. ?Qu¨¦ es la ecoansiedad?
Respuesta. La ecoansiedad re¨²ne diferentes emociones dif¨ªciles que muchas personas sienten al ser conscientes de la gravedad del cambio clim¨¢tico. Puede que su nombre no sea el m¨¢s acertado porque no es ni un trastorno ni una patolog¨ªa. Es una respuesta sensata y una desaz¨®n l¨®gica ante la angustia provocada por la crisis ambiental. Debe entenderse como una alarma de advertencia para pasar a la acci¨®n. Si estos sentimientos trastornan la vida personal, quiz¨¢ es aconsejable una terapia, aunque no suele ser un malestar insostenible. El desconocimiento sobre la causa y las soluciones del cambio clim¨¢tico tambi¨¦n influyen en esta inquietud. Muchas personas necesitan que alguien les diga que no va a pasar nada grave y, como dec¨ªa Voltaire, la incertidumbre es inc¨®moda, pero la certeza, en muchos casos, es absurda. No se sabe lo que suceder¨¢ y hay que saber convivir con ello.
P. ?Cu¨¢les son los s¨ªntomas que alertan de la ansiedad clim¨¢tica?
R. Son distintas emociones. La preocupaci¨®n cr¨®nica y el temor a lo que le pueda suceder a uno mismo, a los seres queridos y a las generaciones futuras, la impotencia y el des¨¢nimo ante la dificultad individual para frenar la situaci¨®n, la tristeza al ver cambiado el paisaje natal, la rabia y la ira al considerar que los dem¨¢s no hacen lo que tienen que hacer o la propia culpa al sentir que no se act¨²a bien. Todo ello puede derivar en la incapacidad para dormir, la falta de apetito, la apat¨ªa o los problemas relacionales, si el entorno no se implica contra el cambio clim¨¢tico.
P. ?A qu¨¦ sector poblacional golpea con mayor fuerza?
R. A los j¨®venes que tienen mayor sensibilidad respecto a este asunto y saben que les tocar¨¢ vivir unos a?os inquietantes. A¨²n est¨¢n aprendiendo a gestionar su inteligencia emocional y lo viven todo con mayor intensidad. Adem¨¢s, el estudio Impacto del clima en la salud mental, realizado por la profesora de psicolog¨ªa clim¨¢tica Caroline Hickman, tras encuestar a m¨¢s de 10.000 personas de entre 16 y 25 a?os en 10 pa¨ªses distintos, revel¨® que el 80% de los chicos se mostraban preocupados por el calentamiento del planeta, m¨¢s de la mitad sent¨ªan tristeza, impotencia y culpa.
P. ?Ha cambiado en los ¨²ltimos a?os la idea general de que el verano se asocia a la felicidad por la crisis ambiental?
R. No lo s¨¦. En el a?o 2003 el fil¨®sofo Glenn Albrecht estudi¨® unos valles australianos repletos de minas y destac¨® la profunda angustia que sufr¨ªa la poblaci¨®n local ante la erosi¨®n del relieve y el paisaje. Estos vecinos, desde la realizaci¨®n de las excavaciones, ya no ten¨ªan el mismo sentido de pertenencia, sent¨ªan que no eran de ning¨²n sitio. Albrecht llam¨® a esta sensaci¨®n con la palabra solastalgia, que ahora en verano tambi¨¦n puede ser la tristeza de volver al pueblo en vacaciones y ver que has perdido el entorno al que sientes que pertenec¨ªas despu¨¦s de una brutal sequ¨ªa o tras la desaparici¨®n del glaciar de la monta?a que siempre visitabas. El cambio clim¨¢tico puede erosionar la propia identidad de las personas. Todos hemos pensado alguna vez que un sitio ya no es lo que era al volver a ¨¦l.
P. ?La ecoansiedad es mayor en el periodo estival?
R. No hay evidencias. Lo cierto es que en los meses de julio y agosto se intensifican las consecuencias del cambio clim¨¢tico y no es descabellado pensar que puede aumentar la preocupaci¨®n. Las olas de calor y los incendios ponen al ser humano contra las cuerdas, m¨¢s a¨²n si ya ha experimentado sus efectos con anterioridad. Pero, sin duda, uno de los grandes problemas del verano es que muchas personas se quedan solas en sus barrios y no pueden compartir su preocupaci¨®n ni tomar acciones colectivas para frenarla. La soledad influye mucho en la ecoansiedad porque una de las sensaciones m¨¢s frecuentes es pensar que ya no se puede hacer nada.
P. ?C¨®mo se combate esta angustia?
R. Hay que aceptar las emociones para que puedan ser aliviadas. Dan informaci¨®n que es importante escuchar. Es necesario pasar de la preocupaci¨®n individual a la acci¨®n colectiva y no sentir culpa sino responsabilidad. Una persona hace todo lo que puede, pero no solo depende de ella. Tiene que tener objetivos realistas y ser consciente de que los gobiernos y las grandes empresas asumen mayor responsabilidad. Por ello, hay que exigirles respuestas. Entre la labor particular, las actividades colectivas y la movilizaci¨®n frente a las administraciones y entidades privadas, se abre un abanico de posibilidades para emprender acciones transformadoras al unirse con otras personas: las cooperativas agroecol¨®gicas, el intercambio de libros escolares o la instalaci¨®n de placas fotovoltaicas en la comunidad de vecinos. Tambi¨¦n hay muchas otras alternativas posibles.
P. ?Por qu¨¦ aborda en su libro la importancia de educar el paladar clim¨¢tico?
R. Hay que cambiar las costumbres alimenticias para ahorrar muchas emisiones. La producci¨®n de carne roja puede acarrear entre 10 y 50 veces m¨¢s gases de infecto invernadero que la de los vegetales. No hay que dejar de comerla, pero se puede reducir su consumo, comprar productos de proximidad para evitar las emisiones del transporte, rechazar alimentos procesados y no desperdiciar comida.
P. ?Se puede prevenir la ansiedad clim¨¢tica en las etapas m¨¢s tempranas del desarrollo?
R. S¨ª. En la infancia no es aconsejable preocupar a los ni?os con responsabilidades que no deben asumir porque no tienen capacidad para entender y actuar. Es mejor ponerles en contacto con la naturaleza para que la disfruten, la amen y tengan ganas de protegerla. Poco a poco, se pueden ense?ar h¨¢bitos responsables como apagar siempre las luces o ahorrar agua. En la adolescencia es importante acompa?ar y atender las inquietudes clim¨¢ticas de los j¨®venes.
P. ?Cu¨¢ndo se empieza a hablar de ecoansiedad en Espa?a?
R. Este t¨¦rmino se comienza a escuchar a nivel internacional en la d¨¦cada del a?o 2010 y en este pa¨ªs se le da importancia entre 2018 y 2019, cuando los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos se intensifican y hay m¨¢s personas preocupadas y movilizadas porque se realizan las primeras grandes manifestaciones contra el cambio clim¨¢tico. Cada a?o se supera el r¨¦cord de aumento de temperaturas, consecuencias clim¨¢ticas no faltan y avisos de que esto va en serio tampoco: muertes causadas por olas de calor, inundaciones, impactos en los ecosistemas y grandes incendios. Pese a todo, el cambio a¨²n es posible. Nosotros tambi¨¦n escribimos el futuro.
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