El kafkiano proceso en torno al manuscrito de 'El proceso'
Un litigio entre Alemania e Israel impide que dos ancianas con problemas econ¨®micos puedan heredar los originales de Kafka
El manuscrito de El proceso -probablemente la novela m¨¢s emblem¨¢tica de Franz Kafka- sigue generando historias dignas de su autor y algunas personas reales parecen personajes kafkianos por la disputa legal que hay en torno al documento. "Alguien tuvo que haber calumniado a Josef K. porque, sin que hubiera hecho nada malo, fue arrestado una ma?ana", dice el comienzo de El proceso para luego seguir con las peripecias del protagonista que ni siquiera llega a saber qu¨¦ cargo se le imputa. Ahora es posible que dos se?oras residentes en Israel, ambas de avanzada edad y supervivientes del Holocausto, se sientan un poco como Josef K. porque, debido al conflicto entre Israel y Alemania por el manuscrito o pueden reclamar su herencia que podr¨ªa sacarlas de la pobreza. Ruth y Hava Hoffe llevan dos a?os esperando a que se les entregue la herencia de su madre, fallecida a la edad de 101 a?os, pero el proceso ha sido bloqueado por la justicia israel¨ª por temor a que otros manuscritos de Kafka sean sacados del pa¨ªs, como ocurri¨® con El proceso.
Kafka, como han se?alado muchos ensayistas, nunca termin¨® de saber a d¨®nde pertenec¨ªa y su doble condici¨®n de miembro de las minor¨ªa alemana y de la minor¨ªa jud¨ªa en Praga hacia m¨¢s dif¨ªcil esa b¨²squeda de la identidad. Ahora, se discute tambi¨¦n d¨®nde deben estar sus manuscritos -aunque los checos, que tardaron en descubrir a Kafka no han entrado en la discusi¨®n- lo que tambi¨¦n vuelve a abrir la cuesti¨®n de a d¨®nde pertenece el autor de El proceso. El original de la obra est¨¢, desde 1988, en el Archivo de Literatura Alemana de Marbach pero ahora el director de la Biblioteca Nacional Israel¨ª, Schmuel Har Noy, exige que el documento sea devuelto a Israel para poner fin a "una injusticia hist¨®rica". El manuscrito de El proceso, al igual que los otros manuscritos de Kafka, ha tenido una historia que en parte refleja tambi¨¦n la historia del siglo XX.
La odisea de los documentos empieza ya con ese momento en que Kafka, ya moribundo, le pide a su amigo y albacea testamentario Max Brod que queme sus manuscritos despu¨¦s de su muerte, en 1924. Brod no s¨®lo no cumpli¨® la ¨²ltima voluntad de Kafka -que hab¨ªa editado pocos textos- sino que public¨® sus obras, que le dar¨ªan una fama mundial p¨®stuma y lo rodear¨ªan adem¨¢s de un aura de leyenda. Adem¨¢s, Brod conserv¨® los manuscritos originales y en 1939, cuando logr¨® huir de Praga con destino a Palestina, se los llev¨® con ¨¦l en una maleta.
Brod muri¨® en 1968, en Jerusal¨¦n, y su secretaria Esther Hoffe hered¨® sus bienes, incluidos los manuscritos de Kafka que ya para ese momento era visto como un indiscutible cl¨¢sico de la modernidad. En 1988, Hoffe decide separarse de parte de los documentos kafkianos y vende, entre otras cosas, el manuscrito de El proceso que fue adquirido por el Archivo de Literatura Alemana -por cerca de 2 millones de d¨®lares- en una subasta realizada en Londres. Cuando muere, le deja a sus hijas Ruth y Hava lo que quedaba del archivo de Max Brod, en donde se sospecha que hay otros manuscritos de Kafka, adem¨¢s de otros bienes de alto valor pero el proceso de sucesi¨®n se encuentra bloqueado por culpa de El proceso.
El director del Archivo, Ulrich Rauff, sostiene que no hay duda alguna sobre la legalidad de la adquisici¨®n del manuscrito, que se hizo "ante los ojos del mundo" sin que se hubiese presentado reclamaciones en los 21 a?os que han transcurrido desde entonces y se ha declarado irritado por las exigencias israel¨ªes. Rauff no ve raz¨®n para devolver el manuscrito que forma parte de la tradici¨®n de la literatura en lengua alemana. En Israel se sostiene que con la venta de el manuscrito de El proceso en una subasta en Londres se viol¨® una ley nacional que proh¨ªbe sacar bienes culturales del pa¨ªs. Otro argumento es que con la venta del manuscrito no se respet¨® la ¨²ltima voluntad de Max Brod, a lo que hay quien responde que, si del respeto de las ¨²ltimas voluntades se tratara, el documento deber¨ªa quemarse como lo hab¨ªa pedido Kafka. Mientras tanto Ruth y Hava Hoffe esperan su herencia.
Babelia
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