La maravillosa bisagra que une pasado y presente
¡®Tab¨²¡¯, de Miguel Gomes, describe la muerte y el inicio de un amor imposible
Cuando acaba la proyecci¨®n de Tab¨², y el espectador se levanta anonadado ante lo visto, ante la belleza y la poes¨ªa de Tab¨² ¡ªy por qu¨¦ no, ante su burla del romanticismo cursi¡ª llega la respuesta de Miguel Gomes (Lisboa, 1972): "Para m¨ª, lo m¨¢s interesante era el cambio de una historia a otra". Es decir, la bisagra, las mil¨¦simas de segundo que transcurren entre las dos partes de la pel¨ªcula, tituladas Para¨ªso perdido y Para¨ªso, ese espacio en que el espectador no sabe qu¨¦ va a pasar y Gomes le hace saltar al pasado, al final del imperio colonial africano. "Pues ese resquicio fue el inicio del proyecto".
En su tercera pel¨ªcula, Gomes cuenta la amistad entre dos vecinas, una de ellas, Aurora, bastante mayor: "Quer¨ªa mostrar una vieja Lisboa en la que habitan personajes mayores". Cuando el p¨²blico ya ha entrado en su ritmo, Gomes le da un quiebro a la historia: aparece un hombre, Ventura, el antiguo amor de juventud de Aurora, y comienza la narraci¨®n de esa pasi¨®n. "No eres el primero que me pregunta si toda esa segunda parte, Para¨ªso, puede ser una invenci¨®n de Ventura. Porque en realidad la he envuelto con todo el imaginario que naci¨® del colonialismo, con la visi¨®n idealizada de Occidente, que ve¨ªan en ese continente como un nuevo mundo... cuando es m¨¢s antiguo que Europa".
Esas t¨®rridas pasiones y esa vejez de pensamientos deslavazados est¨¢n rodados en diferentes formatos, pero en blanco y negro. "No es tanto una referencia a los maestros, que tambi¨¦n, como una apuesta por el pasado, en recordar c¨®mo era el cine del principio. Pero para ello no recurro a trucos digitales, a esos trabajos de ordenador que dan una terrible y falsa sensaci¨®n, como The artist, sino a un blanco y negro de verdad. Para hablar de esas ¨¦pocas es necesario trabajar con sus materiales", cuenta Gomes, v¨ªa telef¨®nica desde su casa lisboeta, en un espa?ol cristalino. Tab¨² entra en un momento, el colonial, de una belleza desbordante, de "pasiones", que chocan con la sobriedad de la primera parte, que para Gomes se centra m¨¢s en la "resaca de pasiones". Y volvemos al colonialismo: "Es una ¨¦poca perfecta para la ambig¨¹edad. Porque en ese tiempo, como en el cine, no funcionan las matem¨¢ticas ni la exactitud. Ellos hablan de actos casi incre¨ªbles, de califas, de acciones cercanas a la fabulaci¨®n. Y las relaciones amorosas, como el cine, viven en esta ambig¨¹edad". Claro, que Gomes aporta lo suyo con paisajes id¨ªlicos y personajes de rostros bell¨ªsimos... Y como testigo, un cocodrilo: "Pues fue otro de los elementos iniciales, porque parece casi un perrito... pero en ?frica, el hijo de Aurora y Ventura. Y que adem¨¢s de ser ejemplo de una historia de amor malograda, es testigo de las tonter¨ªas humanas".
Tab¨² no es solo un t¨ªtulo que se refiere a la historia prohibida, al amor que Aurora obliga a no contar ("Muerta ella, el pasado revive"), sino que entronca de nuevo todo el filme al inicio del cine: Tab¨² (1931), de F. W, Murnau. "Por supuesto, no entro a competir con ¨¦l, sino que me gustaba todo lo que daba a entender".
?Gomes cree que cualquier pasado fue mejor? "No, eso ser¨ªa escapista. La realidad es ahora fundamental. Debemos reaccionar y rebelarnos en nuestro tiempo, que est¨¢ lleno de urgencias. Solo se debe hacer un cine que conecte con las realidades actuales, que tenga capacidad para acercarnos a otros tiempos y otras ficciones que nos hagan reflexionar sobre la actualidad".
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