Verhoeven: ¡°Nada distingue a los humanos de un caballo¡±
El director holand¨¦s presenta ¡®Elle¡¯, su regreso por la puerta grande tras una larga traves¨ªa del desierto.
Paul Verhoeven (?msterdam, 1939) lleva tres d¨¦cadas viviendo en Los ?ngeles. La costa californiana le ha conferido cierto aire de apacible jubilado, de esos que calzan deportivas y lucen un bronceado perfecto, que no tardar¨¢ en esfumarse cuando arranque a hablar, con una mezcla de negra lucidez y s¨¢tira indignada. Tras marcar el cine comercial de los noventa con t¨ªtulos como Instinto b¨¢sico o Showgirls, Verhoeven fue desterrado del reino de Hollywood, que se hart¨® de soportar sus salidas de tono cuando dejaron de generar millones. ¡°Volver¨ªa encantado, pero solo si me dan un control total. Y, entre usted y yo, no creo que eso suceda¡±, admite en un atropellado esperanto de ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n.
Su regreso por la puerta grande lleg¨® ayer con Elle, su primera pel¨ªcula rodada en Francia, recibida con entusiasmo en la recta final del Festival de Cannes. La protagoniza Mich¨¨le, una parisina divorciada que dirige una empresa de videojuegos con mano de hierro: la misma que exhibe en su papel de madre, amiga y amante. En la primera secuencia, esa mujer ser¨¢ violada por un an¨®nimo enmascarado que no dudar¨¢ en reincidir. Pero lo que deb¨ªa ser un thriller de venganza al uso se transformar¨¢ en algo muy distinto: una exploraci¨®n del deseo y sus perversidades, en la que esa hero¨ªna dejar¨¢ de ser v¨ªctima para convertirse en sujeto activo. La subversi¨®n sigue siendo el lema de Verhoeven, que debut¨® con un documental donde hizo hablar a un nazi holand¨¦s en la televisi¨®n por primera vez. As¨ª quer¨ªa contestar la versi¨®n oficial, que pr¨¢cticamente negaba el colaboracionismo. ¡°Siempre me ha interesado hacer lo que nadie ha hecho antes, probablemente por un buen motivo¡±, ironiza. ¡°El modelo dominante siempre me ha parecido aburrido. Si algo es dominante, ?para qu¨¦ tomarse la molestia? Solo cuando las cosas son distintas se vuelven m¨¢s interesantes¡±.
Elle insiste en algunas de sus obsesiones, como la violaci¨®n, presente en otras de sus pel¨ªculas. ¡°Estaba en el guion. No lo escrib¨ª yo¡±, se excusa el director. ?Que el sexo de sus pel¨ªculas sea animal y violento es simple casualidad? ¡°Todo el sexo es animal. En el fondo, no dejamos de ser primates. Los humanos no deber¨ªamos tomarnos por algo distinto a un caballo, porque no hay nada que nos distinga de ¨¦l¡±, responde. Para Verhoeven, sexo y violencia son un binomio indisociable. ¡°El universo es violento por definici¨®n, y el sexo forma parte de ¨¦l. El animal que seguimos siendo se comporta de manera violenta: agrediendo, matando y practicando la dominaci¨®n sexual¡±, afirma.
Cuando abre el peri¨®dico cada ma?ana, este licenciado en Bellas Artes y Matem¨¢ticas ¨Ciba para profesor antes de descubrir el cine durante su servicio militar¨C no logra ver nada m¨¢s que ¡°negatividad y destrucci¨®n¡±. ¡°Estamos muy lejos del bien generalizado. Me pregunto qu¨¦ mundo voy a dejar a mis hijos y nietos. Despu¨¦s de medio siglo de calma relativa en Europa, volvemos a estar amenazados¡±, opina. ¡°Incluso cuando se descubre un agujero negro y todo el mundo lo celebra, nadie est¨¢ pensando en su potencial de destrucci¨®n¡±, a?ade. Cuando era peque?o, Verhoeven observ¨® la hecatombe de cerca, durante los bombardeos que tuvieron lugar en su ciudad natal durante la Segunda Guerra Mundial. ¡°Crec¨ª creyendo que la vida era eso, con los vasos derramados sobre la mesa del comedor por el estallido de una bomba. La paz no la descubr¨ª hasta los 6 ¨® 7 a?os, y es la primera impresi¨®n la que nunca se olvida¡±, afirma. Esa lucidez se ha traducido, en su caso, en un inevitable cinismo. ¡°S¨ª, creo que soy c¨ªnico¡±, admite. En sus pel¨ªculas, la iron¨ªa es ¡°una elecci¨®n art¨ªstica¡± que le permite ¡°sonre¨ªr un poco¡±. ?Para sobrevivir? ¡°Veo que usted tambi¨¦n lo ha entendido. Si nos tomamos demasiado en serio las cosas, la ¨²nica soluci¨®n es el suicidio¡±, espeta.
La protagonista de Elle se distingue por su ausencia de sentimentalismo, por no depender de ning¨²n hombre y no disponer de ninguna cualidad tradicional como mujer y madre. ¡°Varias mujeres que han visto la pel¨ªcula me han dicho que soy feminista¡±, se admira quien, en los noventa, fue diana habitual de quienes lo tildaban de mis¨®gino y hom¨®fobo. ¡°Eso nos dio mucha publicidad gratuita. Y encima no estaba orquestado como sucede ahora: fue espont¨¢neo¡±, sonr¨ªe. ¡°En realidad, soy un gran admirador de las mujeres. Me gustan mucho m¨¢s que los hombres, y no lo digo en sentido sexual. Puedo conversar con ellas durante horas, cuando con los hombres me cuesta m¨¢s. Estoy casado desde hace d¨¦cadas con una mujer fuerte e independiente, mis dos hijas tambi¨¦n lo son y tengo dos perros hembra¡±, enumera Verhoven, ense?ando sus credenciales.
El director intent¨® rodar Elle en Estados Unidos, pero nadie demostr¨® un m¨ªnimo inter¨¦s. ¡°Contact¨¦ con algunas actrices estadounidenses de primera fila y, sin que me dijeran que les parec¨ªa una mierda, entend¨ª que no les gustaba y que nadie quer¨ªa rodarla¡±, explica Verhoeven. Mientras tanto, en Francia, una int¨¦rprete reputada por su adicci¨®n al riesgo y la incorrecci¨®n pol¨ªtica se hab¨ªa presentado voluntaria: Isabelle Huppert. ¡°Al final, no estoy seguro de que hubiera podido hacer la misma pel¨ªcula en Estados Unidos. Puede que Isabelle sea la ¨²nica actriz capaz de interpretar esas cosas y que te lo creas¡±, a?ade el director. ?Le pregunt¨® por qu¨¦ le interesaba tanto este truculento guion? ¡°No, pero dir¨ªa que le gusta interpretar a este tipo de personaje. Isabelle no es as¨ª en la vida real. En realidad, es una mujer muy centrada en su vida familiar. Pero existe un demonio en ella, por utilizar el lenguaje propio de un exorcista, que a veces la posee. Y a ella no le importa que eso suceda¡±, responde Verhoeven. Salt¨¢ndose su costumbre, la actriz incluso acept¨® aparecer desnuda en distintas secuencias: ¡°Lo discutimos de manera muy precisa. Creo que al principio no le hac¨ªa gracia. Pero un d¨ªa, mientras cen¨¢bamos, me dijo: ¡®Vamos a rodar lo que est¨¢ escrito. Soy una persona muy audaz, ?sabe usted?¡±.
Babelia
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