Rosal¨ªa de Castro refuerza su legado literario frente a los estigmas de Cela
La casa museo de la escritora crece mientras que la fundaci¨®n del Nobel, tambi¨¦n en el pueblo de Padr¨®n, permanece cerrada tras varios esc¨¢ndalos
A pesar de su nombre, Terra es una perra de mar, pero hoy remonta los r¨ªos Ulla y Sar, en Galicia, encaramada a la proa de un barco velero, dispuesta a seguir siempre a su amo, que navega rumbo a Padr¨®n para rendirle homenaje a Rosal¨ªa de Castro (1837-1885). Terra viaja a bordo de Maraxe, una dorna o embarcaci¨®n tradicional que viene junto a otras 15 hermanas de O Grove, Cambados y la Illa de Arousa, y tambi¨¦n con un bote de Mar¨ªn, una buceta de Muros, una gamela de Cangas y un carocho t¨ªpico del Mi?o. Con sus nombres bien podr¨ªa escribirse poes¨ªa: Mimela, Roxi?a, Daimela, Maristela, Ortelinda, Javiota, Zenaida, Bazarra, Anguleiro, Monta?esa, N¨¦cora, Onza, Nerea, Rosal¨ªa. Y quiz¨¢s por eso son estas embarcaciones las que devuelven cada verano a la poeta gallega, desde hace cinco, los versos que ella les dedic¨® a las dornas que vio subiendo el Ulla en sus tiempos. "?Que inchadi?a branca vela / antre os millos corre soa, / misteriosa pura estrela! / Dille o vento en torno dela: / "Palomi?a, ?voa!, ?voa!".
Aunque ya no hay tanto ma¨ªz, o millo, como antes, hoy las velas blancas tambi¨¦n se hinchan orgullosas. Y vuelan como "estrellas" fugaces o como "palomas", tratando de buscar la ayuda de un viento burl¨®n en esta escalada contracorriente y en zigzag en la que al final muchos se rinden y acaban dej¨¢ndose arrastrar por un barco a motor. Cuando llegan al Espol¨®n de Padr¨®n (A Coru?a) con el trasero mojado de tanto contrapesar el barco, la villa en fiestas recibe a los marineros para cantar bajo la estatua de Rosal¨ªa. La poeta en pie, labrada en piedra, preside una punta del paseo, y Camilo Jos¨¦ Cela (1916-2002), sentado y en bronce, ocupa un pedestal al otro extremo. La distancia es grande, pero no tanto como la que separa el devenir de las casas museo que velan por la memoria de estos autores.
Adem¨¢s de mucha historia, Padr¨®n tiene 8.600 vecinos, r¨ªos, secuoyas, churreras, pimientos que pican, o no, y dos de las fundaciones de escritor m¨¢s importantes de Galicia. Dos instituciones que coexisten sin mezclarse ni parecerse y que en los ¨²ltimos a?os han seguido derivas opuestas, a la par que la popularidad de los autores a los que representan.
Rosal¨ªa de Castro sigue creciendo, 132 a?os despu¨¦s de su muerte, como icono cultural gallego, presente incluso, de forma constante, en actos reivindicativos y en el merchandising m¨¢s pop que se despacha en tiendas de recuerdos de toda la comunidad. A su fundaci¨®n, constituida en 1947, se la compara desde hace a?os con la de Camilo Jos¨¦ Cela (creada en 1986) por ser la vecina pobre que recibe ayudas, pero mucho m¨¢s peque?as, del Gobierno gallego. La anterior presidenta del patronato hab¨ªa llegado con muchas ideas, pero acab¨® renunciando en un momento de ca¨ªda en picado en el que salieron a la luz noticias sobre la escasez de fondos, la falta de patrocinios, la ausencia de visitantes y el desproporcionado sueldo de la gerente. A los pocos meses, en junio de 2012, la relev¨® como presidente el escritor y profesor universitario Anxo Angueira, y el cambio supuso un revulsivo.
Seg¨²n la fundaci¨®n, ahora no hay gerente, pero s¨ª un presidente que "no cobra". Los ¨²nicos sueldos son los de "las dos trabajadoras que atienden la casa y el de la limpiadora". Y sin embargo la instituci¨®n, como las dornas, vive su propia remontada. En estos a?os ha incorporado a sus fondos valiosos objetos que pertenec¨ªan a la familia de la autora: desde un piano, escritos, cartas y ¨®leos de su hijo pintor, Ovidio Murgu¨ªa, hasta un mech¨®n del pelo ondulado de la poeta que guardaba la Diputaci¨®n de A Coru?a. Esta administraci¨®n ha subvencionado el nuevo proyecto de musealizaci¨®n, que se estren¨® este mes como ¨²ltima fase de un replanteamiento integral de la Casa da Matanza, en la que vivi¨® Rosal¨ªa sus ¨²ltimos a?os, que se emprendi¨® en octubre de 2012 con fondos FEDER gestionados por la Xunta. Mientras tanto, la escritora ha sido traducida a lenguas como el b¨²lgaro o el japon¨¦s.
En otro enclave m¨ªtico de Padr¨®n, Iria Flavia, la Fundaci¨®n Cela, una de las mayores de Espa?a por el legado que atesora, se lame las heridas de su turbia historia reciente. Permanece cerrada, en principio hasta diciembre, para reorganizarse, cambiar salas, atajar humedades y recuperar objetos que ya no estaban a la vista del p¨²blico. Con ello se propone recobrar el rumbo despu¨¦s de desprenderse de uno de sus inmuebles y de 20 obras de arte con las que se vio obligada, por sentencia del Supremo, a pagarle la leg¨ªtima al hijo del Nobel. El edificio entregado, parte de un conjunto declarado BIC, era el Museo Ferrocarrilero John Trulock, la gran ilusi¨®n de Cela por homenajear a su abuelo, que permanec¨ªa cerrado despu¨¦s de entrar en coma tras la quiebra de la fundaci¨®n.
La dram¨¢tica agon¨ªa financiera a la que fue llevada la instituci¨®n privada cuando era presidenta Marina Casta?o como viuda del escritor acab¨® con el rescate por parte de la Xunta y la conversi¨®n en p¨²blica de la entidad. Pero inmediatamente estall¨® el esc¨¢ndalo judicial que hoy todav¨ªa estigmatiza a la fundaci¨®n. En junio de 2012, la fiscal¨ªa de Santiago se hac¨ªa eco de las pruebas que aportaba una vecina de Iria, Lola Ramos, y denunciaba a Casta?o, y al exgerente, Tom¨¢s Cavanna, por presuntos delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, estafa, apropiaci¨®n indebida y fraude fiscal.
Hoy de todo eso queda la malversaci¨®n. La segunda esposa del Nobel, Tom¨¢s Cavanna, un miembro del patronato (Dositeo Rodr¨ªguez, consejero de la Xunta con Fraga) y la hija de este (elegida por Cavanna para sucederle y mantenida en la jefatura por el Gobierno de Feij¨®o) se sentar¨¢n en el banquillo frente a un jurado popular el pr¨®ximo curso. Lo que se juzgar¨¢ ser¨¢ la supuesta maniobra por la que se pact¨® una indemnizaci¨®n por despido para Cavanna cuando este decidi¨® irse, al ver que la Xunta, reci¨¦n desembarcada al frente de la instituci¨®n, iba a prescindir de sus servicios.
Los trenes de la verg¨¹enza
Durante muchos a?os, los vagones y locomotoras atesoradas en el jard¨ªn por la Fundaci¨®n Camilo Jos¨¦ Cela simbolizaron la decadencia en la que hab¨ªa ca¨ªdo la instituci¨®n antes de su rescate. Ocultas a la vista ¡ªalguna de las m¨¢quinas m¨¢s expuestas a los ojos de los viandantes disimulada con una lona¡ª acabaron comidas por el abandono y la herrumbre mientras se anunciaban negociaciones con la Fundaci¨®n de los Ferrocarriles Espa?oles. Ahora, la Xunta afirma que este "convenio" ya est¨¢ negociado y que se van a aprovechar las obras para "integrar la mayor parte de los fondos ferroviarios que se encontraban en el museo John Trulock" dentro de la sede de la Fundaci¨®n Cela. Aunque el futuro de los viejos trenes todav¨ªa es una inc¨®gnita.
El edificio n¨²mero 8 del conjunto de las Casas de los Can¨®nigos, compradas por el escritor para su fundaci¨®n, era el que albergaba el Museo Ferrocarrilero cerrado en 2012 y ha sido el que se ha entregado en pago al hijo, Camilo Jos¨¦ Cela Conde, en la ejecuci¨®n de la sentencia. Seg¨²n la Xunta, ese material sobre los or¨ªgenes del tren en Galicia se reubicar¨¢ en las dos salas que hasta ahora estaban dedicadas de lleno a Viaje a la Alcarria, con la idea de atraer m¨¢s visitantes.
Como instituci¨®n p¨²blica (presidida por el consejero de Cultura) que ahora es, la Xunta publica todos los a?os su presupuesto para la Fundaci¨®n Cela y las previsiones para los ejercicios sucesivos. La entidad funciona desde su rescate con unos 257.000 euros anuales de la administraci¨®n auton¨®mica m¨¢s 30.000 de otras subvenciones e ingresos. A principios de a?o ¡ªantes de anunciarse las obras que mantendr¨¢n seis meses cerrado el museo¡ª esperaba recibir 5.500 visitantes en 2017. El objetivo de la Xunta, que hace tiempo que decidi¨® rebajar dr¨¢sticamente el precio de las entradas, es que sean 6.000 personas en 2018 y 6.500 en 2019.
Obras de remusealizaci¨®n aparte, la Fundaci¨®n Rosal¨ªa tiene un presupuesto para funcionar (sueldos, actos, edici¨®n de materiales) de 85.000 euros este a?o. De estos, 38.000 proceden de ingresos propios como son la venta de entradas y de libros y productos de la casa. El resto son patrocinios y subvenciones. En 2016, seg¨²n los datos de la fundaci¨®n, visitaron el museo 17.500 personas.
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